Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional (CC BY 4.0)
Revista Cátedra, 8(1), pp. 104-121, enero-junio 2025. e-ISSN: 2631-2875
https://doi.org/10.29166/catedra.v8i1.6183
Contribuciones de la filosofía de la educación
para el desarrollo del pensamiento crítico
Contributions of the philosophy of education to the
development of critical thinking
Diana Cherres-Vargas
Unidad Educativa Santo Domingo de Guzmán, Quito, Ecuador
dcherres@uesdgq.edu.ec
https://orcid.org/0009-0009-0689-3472
Floralba Aguilar-Gordón
Universidad Politécnica Salesiana, Quito, Ecuador
Carrera de Educación y Filosofía
faguilar@ups.edu.ec
https://orcid.org/0000-0002-9886-6878
(Recibido: 05/02/2024; Aceptado: 14/04/2024; Versión final recibida: 16/12/2024)
Cita del artículo: Cherres-Vargas, D. y Aguilar-Gordón, F. (2025). Contribuciones de la
filosofía de la educación para el desarrollo del pensamiento crítico. Revista Cátedra, 8(1),
104-121.
Resumen
El pensamiento crítico de los educandos está en crisis, principalmente porque están
expuestos de manera continua a información inmediata y no verificada, lo que debilita los
procesos de análisis y reflexión. En este contexto, la filosofía de la educación, desde su base
humanista-crítica, analiza el estado del hecho educativo y construye un marco normativo
conceptual. Este marco evalúa y propone metodologías y estrategias filosóficas para el
desarrollo del pensamiento crítico. En este trabajo se identificaron las siguientes
metodologías filosóficas: el método socrático, el enfoque pragmático, la crítica a las
condiciones existentes, la pedagogía de la liberación, la filosofía para niños, el enfoque de
competencias desde las humanidades y el enfoque basado en las capacidades naturales del
educando. El artículo se divide en seis partes: la primera establece la relación entre la
filosofía de la educación y la transformación educativa; la segunda reflexiona sobre el aporte
de la filosofía de la educación al aprendizaje significativo; la tercera describe la metodología
de esta investigación; la cuarta presenta el análisis de los datos recolectados; la quinta
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desarrolla la discusión de los resultados obtenidos a través de entrevistas dirigidas a
profesionales de la educación y la filosofía; y, finalmente, en la sexta parte se presentan las
conclusiones de esta investigación.
Palabras clave
Educación, filosofía, pensamiento, pensamiento crítico, principios filosóficos, reflexión.
Abstract
The critical thinking of learners is in crisis, mainly because they are continuously exposed
to immediate and unverified information, which weakens the processes of analysis and
reflection. In this context, philosophy of education, from its humanistic-critical basis,
analyzes the state of the educational fact and builds a conceptual normative framework.
This framework evaluates and proposes philosophical methodologies and strategies for the
development of critical thinking. The following philosophical methodologies were identified
in this work: the Socratic method, the pragmatic approach, the critique of existing
conditions, the pedagogy of liberation, philosophy for children, the competency approach
from the humanities, and the approach based on the natural capacities of the learner. The
article is divided into six parts: the first establishes the relationship between philosophy of
education and educational transformation; the second reflects on the contribution of
philosophy of education to meaningful learning; the third describes the methodology of this
research; the fourth presents the analysis of the data collected; the fifth develops the
discussion of the results obtained through interviews with professionals in education and
philosophy; and finally, the sixth part presents the conclusions of this research.
Keywords
Education, philosophy, critical thinking, philosophical principles, reflection.
1. Introducción
El presente artículo trata acerca de los aportes de la filosofía de la educación de corte
humanista para el desarrollo del pensamiento crítico. La filosofía de la educación desde una
arista humanista concentra su atención en el desarrollo integral de los estudiantes lo que
lleva a reflexionar en la calidad de los procesos de enseñanza-aprendizaje y en la necesidad
de potenciar el pensamiento crítico para que el ser humano logre desempeñarse
adecuadamente personal y socialmente. Analizando el contexto contemporáneo de la
educación, autores como Paulo Freire, Martha Nussbaum y José Carlos Ruíz identifican una
crisis en el sistema educativo, mismo que responde a objetivos de rentabilidad del mercado,
teniendo como resultados educandos que no piensan sino se limitan a reproducir
conocimientos, lo cual repercute en la formación de sujetos manipulables y carentes de
herramientas que permitan analizar la información, convirtiéndolos a largo plazo en
productos descartables.
Para solventar esta crisis, se considera que la filosofía de la educación proporciona un marco
reflexivo sobre el estado actual del hecho educativo, repensando y problematizando la
educación. Este marco reflexivo permite evaluar las prácticas educativas que obstaculizan
el desarrollo del pensamiento crítico y proponer metodologías que formen sujetos
reflexivos. Según Eyzaguirre el pensamiento crítico es necesario para la toma de decisiones
en todos los escenarios:
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debido a que el ser humano con capacidad para analizar y evaluar de
manera objetiva argumentos, fenómenos o situaciones diversas es quien
puede alcanzar fines, metas y objetivos, puede optimizar recursos y
buscar mecanismos para alcanzar la justicia social mediante el
cuestionamiento a los sistemas de opresión (Eyzaguirre, 2018).
En este sentido, la reflexión filosófica se consolida como una necesidad para lograr un
aprendizaje integral, pues analiza los presupuestos teóricos y prácticos del hecho educativo.
Actualmente, los educandos están inmersos en una era digital, caracterizada por la rápida
circulación de información que no se somete a procesos de comprobación y es legitimada
por hegemonías mercantilistas. Ante esta realidad, la filosofía en el campo educativo debe
proponer metodologías y herramientas actualizadas que promuevan la formación de
educandos críticos. El presente artículo se sustenta en una investigación cualitativa con una
metodología descriptiva. Las técnicas utilizadas fueron la entrevista y el análisis
documental. Los instrumentos para recopilar la información fueron el guion de entrevista,
las fichas de lectura y la matriz de análisis.
La estructura del artículo es la siguiente: en la sección uno se analiza el aporte de la filosofía
de la educación para la transformación educativa. La sección dos se encarga de la reflexión
sobre la filosofía de la educación en relación con el aprendizaje significativo. En la sección
tres se expone la metodología utilizada en este artículo. En la sección cuatro se analizan los
datos recolectados. La sección cinco desarrolla una discusión de los resultados obtenidos a
través de entrevistas aplicadas a expertos en filosofía y educación. Finalmente, la sección
seis presenta los resultados de la investigación.
2. La filosofía de la educación como un mecanismo de
transformación educativa
Acudiendo a la historia de la filosofía, en la antigua Grecia encontramos algunas
connotaciones sobre la educación. Por ejemplo, Platón (370 a.C.) menciona tres tipos de
educación: la de la naturaleza, que se refiere al desarrollo de las facultades propias del
sujeto; la humana, que abarca el manejo de las habilidades innatas a través de la experiencia;
y la de las cosas, que se refiere a la reestructuración de las ideas en función de la experiencia.
Por tanto, según el pensamiento platónico, la educación es inherente al sujeto, siendo un
proceso integral que implica el desarrollo de habilidades naturales, la adquisición de
conocimiento externo y la reflexión sobre las experiencias.
A lo largo del tiempo, se ha reconocido que la educación es un proceso de formación del
individuo para la vida en sus dimensiones social, intelectual y emocional, además de ser una
guía para adquirir conocimiento y preparar a los sujetos para enfrentarse a la vida. En la
modernidad, encontramos a Rousseau (1762), quien describe la educación como un proceso
al afirmar que “se consiguen las plantas con el cultivo, y los hombres con la educación” (p.
9). Según Rousseau el sujeto nace en un estado de autonomía e indefensión, por lo que
necesita adquirir habilidades para enfrentarse a la vida, las cuales se obtienen a través del
proceso educativo. En este sentido, cualquier ser humano que no haya estado inmerso en
un proceso educativo adecuado podría encontrarse en una situación de indefensión frente
a los retos que presenta el mundo material.
En la época contemporánea, de acuerdo con Dewey (1920) la educación es “un proceso de
renovación de los significados de la experiencia mediante un proceso de transmisión… y en
parte instituido deliberadamente para efectuar la continuidad social (p. 270). El individuo
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por medio del proceso educativo asimila nuevo conocimiento para enfrentarse a los ámbitos
de la realidad que le corresponde enfrentar. La filosofía en materia educativa, según Dewey,
es una tentativa para comprender los detalles de los diversos fenómenos a estudiarse en un
conjunto de directrices que establecen principios últimos en el campo educativo y
lineamientos para alcanzar criterios válidos y verificables, de tal manera que permita el
análisis de la situación del fenómeno (Dewey, 1920). Para Aguirre et. al. el examinar desde
la filosofía dinamiza y direcciona prácticas educativas que desarrollan el pensamiento
crítico, creativo e innovador, lo que permite analizar la práctica educativa con el fin de
mejorar y transformar los procesos, desde una condición racional, crítica e integral (Aguirre
et al., 2021). Según Morales et al. la filosofía de la educación parte de un profundo análisis
del hecho educativo, centrándose en evaluar la finalidad de la educación. Es así como ésta
aporta a un aprendizaje integral y reflexivo en la medida que repiensa el hecho educativo y
perfecciona los procesos y métodos de enseñanza-aprendizaje (Morales et al., 2019).
En el Informe de la Comisión Internacional sobre los Futuros de la Educación publicado por
la UNESCO en el 2021, se identifica una crisis en el ámbito educativo, destacando brechas
significativas que impiden alcanzar estados de bienestar, sostenibilidad, justicia y paz para
la humanidad, objetivos que en conjunto constituyen el fin último de la educación. En
consonancia con dicha crisis, Essomba (2019) señala que, para superarla es necesaria una
transformación profunda del sistema educativo, con el fin de lograr una emancipación tanto
individual como colectiva de los sujetos de la educación. En este contexto, la filosofía de la
educación se erige como un mecanismo clave para desarrollar la reflexión y el análisis del
fenómeno educativo, aportando significativamente a su transformación al ofrecer un marco
conceptual que sustenta mejoras en el proceso educativo y combate las falencias
identificadas. Además del rol de la reflexión filosófica en la educación, Lipman (1992)
resalta la necesidad de responder a las necesidades de todos los educandos, sin importar
sus condiciones culturales o socioeconómicas.
3. Aportes de la filosofía de la educación para alcanzar el
aprendizaje significativo
Según Baque y Portilla (2021) el aprendizaje significativo constituye un proceso en el cual
la nueva información se integra a la estructura cognitiva del educando desde una operación
de asimilación mediada por criterios de verificación. Por su parte, Ausubel et. al (1998), se
refieren al aprendizaje significativo como el proceso en el cual las ideas preexistentes se
relacionan con la nueva información, otorgándole significado al nuevo aprendizaje. Además,
para comprenderlo existen, según Ausubel et. al (1998) “dos características principales: su
sustancialidad y su falta de arbitrariedad” (p. 17). Asimismo, sostienen que el aprendizaje
significativo se refiere a una consolidación armoniosa de conocimiento sólido, en el cual los
conceptos y nueva información se estructura de manera coherente formando así un
aprendizaje duradero.
Ausubel et. al (1998) proponen los siguientes tipos de aprendizaje: de representaciones, de
conceptos y de proposiciones. El primero se refiere a obtener significados desde símbolos
que representan un concepto o imagen. El aprendizaje por medio de conceptos se refiere a
un aprendizaje de una idea estructurada y compuesta, la cual consolida un nuevo concepto
con sentido y significado para el individuo. Finalmente, el aprendizaje de proposiciones se
produce por la asociación del nuevo significado desde la relación entre conceptos e ideas
relevantes para la estructura cognitiva. En adición los aprendizajes parten desde dos
dimensiones: una dimensión connotativa, la cual hace referencia al significado emocional y
subjetivo, y una denotativa, la cual se refiere a una representación literal y objetiva. La
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filosofía de la educación incide directamente en el aprendizaje significativo. En
concordancia con esto, Barcena (2013) sostiene que, la reflexión filosófica, al partir desde
sus presupuestos críticos, analiza sus dimensiones teórica y práctica. Así, uno de los aportes
de la reflexión filosófica a la educación es dotarle de un marco normativo y ejercer una
crítica contextualizada del hecho educativo. Por consiguiente, la filosofía de la educación a
través de la reflexión, la curiosidad y el establecer inferencias; consolida una relación
directa entre el aprendizaje y su sistema cognitivo.
Otro aporte de la filosofía de la educación está relacionado con el aprendizaje por
descubrimiento. Para detallar dicho aporte es necesario comprender que este tipo de
aprendizaje se consolida desde la construcción propia del educando. Según Ramos (2015)
el análisis filosófico al ser reflexivo aporta al aprendizaje por descubrimiento debido a su
base crítica, propia del análisis filosófico en tanto que interpreta, analiza y comprende la
educación como fin práctico de la realidad y el desarrollo de la sociedad.
Acorde con Garcés et al. (2018) para alcanzar un aprendizaje significativo se debe tomar en
cuenta los tipos de aprendizaje de los educandos, desarrollando estrategias para que sean
capaces de estructurar su propio conocimiento. El marco conceptual que se consolida a
partir de la reflexión filosófica permite desarrollar estrategias para el aprendizaje
significativo, puesto que examina y evalúa los procesos se están desarrollando en el hecho
educativo, proponiendo metodologías para alcanzar un aprendizaje sólido que prepare para
la vida a los educandos. Este marco no puede ser desarrollado satisfactoriamente sin los
fundamentos de la filosofía; y, en particular, de la educativa.
4. Metodología
El enfoque cualitativo es el que metodológicamente orientó la estructuración del presente
documento, mismo que se auxilió de la recolección de datos bibliográficos de diferentes
autores especializados en el tema. La investigación siguió un proceso inductivo que requirió
de la recolección de datos mediante la investigación de campo que contribuyó a la
recopilación de la información a través de expertos en el ámbito de educación y filosofía.
Según Hernández-Sampieri et al. (2015) en su tipología de investigaciones para las Ciencias
Sociales agrupa 4 tipos de investigaciones: exploratoria, descriptiva, correlacional y
explicativa. En el presente trabajo se desarrolló una investigación descriptiva porque centra
su análisis en la comprensión y justificación de conceptos y categorías fundamentales.
La investigación se auxilia en el método hermenéutico, puesto que de acuerdo con
Hernández-Sampieri et al. esta metodología permite interpretar la experiencia del
fenómeno a través de textos y contrastar la información con la experiencia (Hernández-
Sampieri et al., 2015). Para recolectar la información se utilizaron las técnicas de la
entrevista y del análisis documental, con la utilización de instrumentos como el guion de
entrevista, las fichas de lectura y la matriz de análisis. La entrevista fue dirigida a
profesionales de filosofía y educación, el guion de entrevista estuvo constituido por 6
preguntas y fue aplicado a 5 personas cuyos perfiles son docentes universitarios y de
educación básica superior. El perfil de los entrevistados se detalla en el Cuadro 1.
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Entrevistado
Lugar de Trabajo
Cargo que
desempeña
E1
Universidad Politécnica
Salesiana
Docente investigador
E2
Universidad Politécnica
Salesiana
Docente investigador
E3
Universidad Politécnica
Salesiana
Docente investigador
E4
Borja 3 Cavanis
Docente
E5
Unidad Educativa Santo
Domingo de Guzmán
Docente
Cuadro 1. Datos de los informantes
5. Análisis de datos
En esta sección se analiza la información obtenida a través de una entrevista compuesta por
seis preguntas. Posteriormente, se realiza un contraste bibliográfico entre las respuestas de
los expertos y los criterios de los autores especializados.
Respecto a la pregunta uno: ¿qué es la Filosofía de la Educación y cuál es su importancia en
el contexto del desarrollo del pensamiento crítico? E1 (20%) sostiene que, es un proceso
de contenidos, de principios, de acciones que ayudan o nos dan herramientas para pensar
con criticidad”, añade que se debe analizarla desde tres conceptos: historia, cómo ha sido
desarrollada en las diversas culturas; el desarrollo a través de la crítica; vigencia, es decir la
actualidad y la presencia en el ámbito educativo; E2 (20%) la comprende como: filosofía
reflexiva, crítica del pensamiento en torno al hecho educativo, principalmente se centra en
el objetivo y la teleología de la misma. E3 (20%) menciona que es la reflexión filosófica en
torno al acto educativo; E4 (20%) argumenta que “es la rama de la filosofía que se ocupa
por reflexionar los principios, los valores, las teorías que fundamentan y que al mismo
tiempo dan sentido al hecho educativo”; para E5 (20%) es: “una rama de la filosofía que se
dedica a la investigación, la reflexión y la crítica sobre lo que es la educación” además se
refiere a un “un estudio sobre los problemas de orden ético” y de una dimensión ontológica.
En cuanto, a la importancia de la filosofía de la educación en el contexto actual para el
desarrollo de pensamiento crítico: E1(20%) sostiene que la importancia radica en un
ejercicio crítico acerca de los contenidos que se imparten en el currículo; E2(20%)
argumenta que la filosofía al poseer un carácter reflexivo acerca de los componentes de la
educación es un ejercicio crítico por excelencia y además direcciona el currículo para formar
ciudadanos críticos; según E3(20%) considera que es un ejercicio crítico y agrega que su
función es contrarrestar la dimensión alienante de la educación; E4(20%) menciona que la
reflexión filosófica favorece al desarrollo integral de los sujetos por ende abarca la
dimensión de pensamiento crítico; en concordancia con E5(20%) señala que la filosofía es
un ejercicio crítico fundamentado en argumentos válidos, y para promover el desarrollo del
pensamiento crítico se debe realizar un examen “exhaustivo de nuestras afirmaciones que
hacemos sobre el mundo”.
En lo que concierne a la pregunta 2: ¿Cuáles son algunos de los principios filosóficos
fundamentales que pueden aplicarse en la Educación para fomentar el pensamiento crítico
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en los estudiantes? E1 (20%) sostiene que la visión antropológica es fundamental, porque
“articula al ser humano en la realidad”, si no existe dicho principio los sujetos se tornan
manipulables y sin sentido; E2 (20%) sostiene que se parte desde una “base neurológica,
fisiológica de filosofías pragmatistas, positivistas, que ven al conocimiento como producto
de las estructuras anatómicas del cerebro, del sistema nervioso central, del sistema
nervioso periférico”, y ello configurado para que el docente comprenda “funcionan estas
estructuras” y direccionar los procesos de conocimiento; E3 (20%) sostiene que los
principios fundamentales son: principio de la sospecha, interpretativo y el hermenéutico,
debido a que permiten mejorar los enfoques educativos; E4 (20%) identificó “la capacidad
para identificar, argumentar, para efectuar deducción, para efectuar diferencias, para
decidir, para evaluar, para tomar posturas críticas en cuanto a una idea” como los principios
filosóficos, debido a que forman pensadores para el mundo, que poseen la capacidad de
responder ante desafíos. Por último, E5 (20%) afirma que responde a un principio liberal,
antiautoritario y normativo. Estos principios permiten cuestionar por medio de preguntas
“argumentos plausibles que reciban aceptación racional sobre un estado de cosas que puede
ser mejor”.
Referente a la pregunta tres: ¿qué estrategias de la filosofía de la educación ha utilizado en
clases para potenciar las habilidades inherentes al pensamiento crítico? E1 (20%) sostiene
que la crítica a mismos y revisión histórica y teórica de la filosofía; E2 (20%) señala al
método socrático, estrategias constructivistas, fenomenológicas y hermenéuticas; E3 (20%)
la mayéutica, propia del método socrático y a la interpretación; E4 (20%) identifica al
aprendizaje colaborativo y la sensibilidad con el mundo como estrategias; según E5 (20%)
la principal estrategia que utiliza es el método socrático, con énfasis en formular preguntas.
Acerca de la pregunta cuatro: ¿qué estrategias metodológicas contribuyen para el desarrollo
del pensamiento crítico? E1 (20%) sostiene que la lectura en base a autores fáciles de
comprender contextualizado a cada grupo de educandos; E2 (20%) ubica al análisis de caso,
toma de apuntes, y la exposición como estrategias metodológicas claves; E3 (20%) como
metodologías imprescindibles a: construcción colaborativa del conocimiento, pedagogía
crítica y la interpretación de fenómenos; E4 (20%) ubica a la filosofía práctica, filosofía para
niños y formación educando-docente como estrategias metodológica; E5 (20%) señala el
cine, apelación a las artes y reconocimiento de emociones como estrategias para el
desarrollo del pensamiento crítico.
En relación con la pregunta cinco: ¿qué desafíos se presentan al implementar estrategias de
desarrollo del pensamiento crítico en el aula? E1, E2 y E4 (60%) entrevistados coinciden
con desafíos que parten de la tecnología actual la cual involucra uso de inteligencia artificial,
manipulación por medio de redes sociales, filtros burbuja, interpretación del ser humano
por medio plataformas, ello repercute en sujetos que no buscan reflexionar, por el contrario,
buscan saturar sus sentidos. E3 (20%) señala la tecnología como un desafío y además añade
la globalización; E5 (20%) categoriza desafíos de orden burocrático como: tiempo de
planificación, tiempo de dedicación docente a seguimiento de educandos, número de
estudiantes, reducción de asignaturas que incentiven el pensamiento crítico como la
filosofía, y además señala como desafíos la economía social del mundo, mediada por
procesos de internacionalización de las relaciones y preponderancia de la eficiencia.
Respecto a la pregunta seis: ¿qué alternativas de solución pueden plantearse desde la
filosofía de la educación para el desarrollo del pensamiento crítico? E1 (20%) argumenta
que es importante el diálogo con los estudiantes; según E2 (20%) la contemplación
filosófica y estética, junto con lectura crítica de contextos sociales, económicos y políticos se
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consolidan como una propuesta; E3 (20%) comenta que el trabajo de los docentes en
conjunto con enriquecer las asignaturas como la filosofía que son críticas supone una
solución; en concordancia con E4 (20%) todos los sujetos de la educación deben capacitarse
y pensar críticamente ante los fenómenos que se presenten; para finalizar E5 (20%)
sostiene que se debe repensar la esencia de la educación y su teleología.
6. Discusión
De la información recabada a través de la pregunta uno se infiere que la filosofía de la
educación se comprende como la aplicación de la filosofía que, según Ramos (2015) gira en
torno a la reflexión del hecho educativo, tanto en su marco teórico como práctico, con el fin
de formar sujetos críticos quienes consoliden la sociedad y transformen a la misma. En
virtud de que parte de la filosofía y centra su reflexión en el desarrollo del educando, según
Eyzaguirre (2018) sostiene que,
se analizan tres dimensiones fundamentales: la verdad y conocimiento
en la educación, la ética al analizar principios de justicia y el bien, y por
último comprenden la existencia del sujeto en el hecho educativo, lo cual
consolida una dimensión ontológica (p. 32).
Adicional a ello, la educación en efecto es normativa al direccionar el proceso en función de
alcanzar intencionalmente un objetivo. Maris (2012) sostiene que, “una de las
características centrales es la connotación normativa, pues dicho concepto implica el
criterio de que ha de lograrse algo valioso” (p. 25). De ello se desprende el análisis de los
elementos de la educación los cuales según Morales (2019) son “principios, fines, criterios,
premisas, valores, concepto y contextos” (p. 118) para formar determinado sujeto para la
sociedad.
La reflexión filosófica al desprenderse del análisis de la educación, desde la relación con un
entorno y la transmisión de conocimiento a través del tiempo, es propiamente un ejercicio
crítico porque analiza y cuestiona los componentes preestablecidos. En virtud de ello, su
importancia en la actualidad radica en repensar el hecho educativo en función de evaluarlo
y mejorarlo. Barcena (2013) señala que “se trata de querer saber, no para confirmar lo que
ya sabemos, sino para pensar de otro modo” (p. 711). Es decir, al repensar el propio
pensamiento se consolida como un ejercicio crítico, y se traduce en el ámbito educativo al
problematizar la misma, de ello se corrobora las afirmaciones expuestas por los
entrevistados. En efecto, es necesario un análisis de contenido, currículo, fines, contextos,
desafíos y en general de todos los componentes de la educación, porque se parte de la
premisa de repensar todo el espectro educativo.
En concordancia con la pregunta dos, se destaca la importancia de los mismos entendidos
como la base teórica filosófica en la comprensión del hecho educativo. Según Morales et al
(2019) se refieren a la base conceptual por la cual se fundamentan los elementos de la
educación previamente mencionados. En las entrevistas realizadas destacan los siguientes
principios filosóficos identificados según Aparicio (2020): principio antropológico debido
que el hecho educativo parte de una reflexión acerca del sujeto que se educa, en un
determinado contexto y realidad; pragmatismo, entendida como la reflexión de la
comprensión, interpretación y significación en torno a la práctica educativa; un principio
positivista, en el contexto de la educación hace referencia.
Según Maris (2012) a “enunciar causas y leyes de la acción educativa, tal como de hecho se
desarrolla, y que debe ser revisada y corregida a partir de lo que muestre la investigación
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empírica” (p. 49), por ende la afirmación de categorizarla como principio es correcto en
relación de no perder del enfoque la consistencia biológica de los educandos dentro de la
adquisición de conocimiento; un fundamento hermenéutico en función de comprender el
hecho educativo desde su contexto para comprender e interpretar el fenómeno. Morales et
al. (2019) sugieren, añadir a lo analizado tres principios: principio de autonomía en el cual
cada educando debe razonar, pensar y actuar por mismo y se incluye la dimensión
antiautoritaria por la capacidad de repensar los argumentos preconcebidos desde la
autonomía, principio de democracia en virtud de que la educación consolida los ciudadanos
y principio de libertad, por el cual se erige el poder de toma de decisiones.
Respecto a la pregunta tres, el método socrático es trascendental al momento del desarrollo
del pensamiento crítico, puesto que parte de un autoexamen crítico entendido como un
proceso de reflexión hacia lo interno y externo. Para Nussbaum (2010) este autoexamen
permite la construcción de argumentos sólidos que no son aceptados solamente por
autoridad. El método socrático responde al siguiente proceso: el docente interroga sobre un
tema hacia el interlocutor; el mismo emite su respuesta, para después el docente emitir un
contraargumento. Según Ruíz (2018), este proceso necesariamente supone un ejercicio
reflexivo a profundidad del interlocutor. El método socrático es necesario para el desarrollo
del pensamiento crítico en tanto estimula la reflexión por medio de la pregunta. Dos
estrategias identificadas adicionalmente son la hermenéutica y la fenomenología. Según
Maris (2012), respecto a la primera su relevancia radica en la consolidación de una base de
comprensión e interpretación histórica, contextualizando el hecho educativo acorde a las
características de cada grupo. En cuanto a la fenomenología, a partir de la realidad
educacional, ésta comprende cómo se desarrolla el fenómeno educativo, se debe precisar
que ésta posee dos enfoques: una descripción empírica inductiva que parte desde la
experiencia externa, y una fenomenología apriorística basada en la experiencia interna y un
sentido intencional.
Una última estrategia filosófica identificada es la derivada a partir del constructivismo, la
cual consiste en que el educando sea el protagonista del proceso de aprendizaje, y el docente
se convierta en facilitador del conocimiento. Para Sáez, esta estrategia permite que cada
nuevo conocimiento se adapte y relacione con estructuras mentales preexistentes (Sáez,
2019). Sin embargo, para la operativización de este propósito, en términos de Aguilar-
Gordón (2024) se requiere del predominio de,
un aprendizaje activo donde los estudiantes participan activamente en la
búsqueda y construcción de conocimiento; promueva la capacidad de
adaptarse a diferentes entornos y situaciones de aprendizaje; fomenta la
motivación intrínseca de los estudiantes al permitirles elegir y dirigir su
propio aprendizaje (p. 38).
Respecto a la cuarta pregunta, los entrevistados identifican al educando como el agente
central de las estrategias pedagógicas. En este sentido, se propone una lectura
contextualizada que sugiere adaptar las estrategias en función de las necesidades de cada
estudiante. Las estrategias mencionadas, como el análisis de casos, la toma de apuntes y la
exposición, promueven el aprendizaje y la comprensión, ya que representan un aprendizaje
activo en la construcción del conocimiento. Además, se enfatiza la construcción colaborativa
del conocimiento, acompañada de la interpretación propia de cada educando, como
estrategia principal para el desarrollo del pensamiento crítico. Esta metodología permite
que los estudiantes se apropien del conocimiento en lugar de limitarse a repetir
información. Otra estrategia relevante es la filosofía para niños, mediante la cual los
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estudiantes, desde una edad temprana, se familiarizan con prácticas filosóficas como el
diálogo socrático y las historias con contenido filosófico.
Las estrategias previamente mencionadas presentan un elemento en común: la reflexión y
el análisis de fenómenos, elementos clave para el desarrollo del pensamiento crítico en
tanto ejercitan el intelecto del educando, permitiéndole ser parte activa del proceso de
enseñanza.
En relación con la pregunta cinco, se dilucida que el uso de la tecnología es actualmente el
desafío más preocupante para el desarrollo del pensamiento crítico. Como manifiesta Ruíz
(2019), surge preocupación por el apoderamiento del plano virtual frente al mundo real. En
este sentido, la tecnología configura una “drogodependencia emocional” en la cual los
sujetos acostumbrados a estímulos satisfactorios inmediatos producidos por los medios
digitales, están concentrados en seguir alimentando aquella dependencia, transportando su
presencia en una construcción virtual de ser, lo que repercute en todos los desafíos
identificados: la manipulación del sujeto debido a la sustitución del conocimiento por la
sobresaturación de información, la validación de una sociedad del rendimiento legitimada
por la inmediatez del formato propio de las redes sociales, los filtros burbuja los cuales,
hacen referencia a que los patrones de medios digitales muestran a los usuarios temas de
interés, interpretando las necesidad e intereses de los sujeto a expensas del consumismo, y
finalmente, el desarrollo de inteligencias artificiales las cuales mal administradas eliminan
la necesidad de reflexión porque proporcionan respuestas obedeciendo nuevamente a la
inmediatez. Según Paul y Elder (2003 ) señalan que, el pensamiento crítico permite al sujeto
formular presupuestos teóricos con claridad y precisión, analizar información importante
mediante ideas abstractas que comprende, desarrollar conclusiones, poseer apertura
mental, establecer soluciones desde estándares de excelencia, éste constituye un peligro
para un sistema de inmediatez, puesto que dicho sistema busca eliminar la reflexión y
análisis, lo cual se ve plasmado en las cambiantes tendencias del plano digital.
Para el análisis de la pregunta seis, es importante precisar los tres componentes de la
didáctica de la filosofía, que según Aguilar (2019) son el docente, estudiante y el currículo.
El primero de ellos es el encargado de guiar el proceso de enseñanza
aprendizaje; mientras que el segundo es el sujeto de la educación y se
espera lograr modificaciones en él tanto a nivel cognitivo como
actitudinal; el tercer componente se refiere a los lineamientos teóricos y
metodológicos, los cuales son impartidos en las clases (p. 136).
Las estrategias de solución para los desafíos educativos identificados deben involucrar los
tres componentes, siendo el docente y el currículo los principales agentes de solución. Para
las estrategias que puede proponer el docente, su formación es clave a la hora de generar
propuestas de solución duraderas. Desde esta perspectiva desarrollar sistemas de diálogo,
contemplación filosófica, lectura crítica del mundo, correcto uso de la tecnología, pasan a
ser parte de las estrategias para que el docente potencie el pensamiento crítico en los
educandos. Estas habilidades no podrían ser impartidas sin que el docente tenga una
formación adecuada en estrategias metodológicas.
Respecto al currículo, se debe poner en discusión la pertinencia actual de la filosofía. Según
Ruíz (2019), la filosofía parte por antonomasia de la curiosidad e incentiva la perplejidad y
el asombro, la necesidad de saber, cuestionar y preguntar, permitiendo así el ejercicio del
pensamiento crítico. Además, se puede examinarla finalidad de la educación y qué
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ciudadanos se pretenden formar a través de ésta, para evaluar los contenidos de las
asignaturas.
7. Presentación de resultados
El análisis bibliográfico de diversos autores citados hasta el momento, permiten afirmar que
existe un aporte desde la filosofía de la educación para el desarrollo del pensamiento crítico,
ya que existen metodologías que nacen desde la filosofía y tienden a dinamizarlo. Esto,
sumado al criterio de expertos entrevistados permite establecer dos resultados clave: la
filosofía de la educación incide directamente en el desarrollo del pensamiento crítico, y se
evidencia que este tiene un rol fundamental en la educación actual.
Los autores referenciados son Sócrates, Rabindranath Tagore, Paulo Freire, John Dewey,
Matthew Lipman, Martha Nussbaum y José Carlos Ruiz. Cada uno de ellos propone
metodologías basadas en distintos enfoques: la mayéutica, la educación contextualizada y
fundamentada en el arte, la pedagogía de la liberación, el pragmatismo, la filosofía para
niños, el enfoque de las capacidades desde las humanidades y el desarrollo del pensamiento
crítico.
Sócrates, filósofo griego quien vivió en Atenas en el siglo V a.C. consolidó la discusión
socrática como catalizador del pensamiento crítico. Por medio de dicho método, la
argumentación se consolida como agente de desarrollo del pensamiento crítico, puesto que
los educandos cumplen un rol principal en el proceso. La argumentación socrática, según
Nussbaum (2010), permite cuestionar y analizar discursos, desarrollar un autoexamen,
además favorece procesos de innovación y convivencia pacífica, pero sobre todo aporta
para el desarrollo del pensamiento crítico. Dicho método responde a tres momentos: el
primero se refiere al conflicto, en el cual existe una situación problematizadora que invita a
los interlocutores a establecer una posición teórica y reflexiva ante la situación. Posterior a
ello surge una reconstrucción desde el colectivo, cuando todos los sujetos emiten sus
opiniones se logra ejercicios de repensar las teorías comentadas previamente. Y el paso más
importante, según Eyzaguirre (2018) es examinar los argumentos propios de cada
individuo, de esta manera se ejercita el pensamiento crítico por medio de análisis y
reflexión. Así mismo, Betancourth et al. (2012) señalan que,
el método socrático permitió potenciar la interpretación, entendiéndose
ésta como un entendimiento profundo acerca del conocimiento, además
de clarificar de significados. Adicionalmente logró mejorar los procesos
de argumentación de los educandos, lo que permitió que ellos mejoren
significativamente sus procesos de inferencia (p. 38).
En esta misma línea de investigación, Dewey (1920) destaca la importancia del
pensamiento crítico para que los estudiantes reflexionen sobre sus experiencias y busquen
soluciones a los problemas sociales. Según este autor, el pensamiento crítico o pensamiento
reflexivo es una ordenación de términos, los cuales responden entre y tienen como
objetivo una conclusión. De esta forma, se refuerza la estrecha relación entre la filosofía de
la educación y el pensamiento crítico, al analizar y reflexionar sobre los procesos educativos
y establecer fundamentos tanto teóricos como prácticos para su desarrollo pragmático.
En la metodología de Dewey, según Wayne y Gautreaux (2018) se parte desde la concepción
del educando como futuro ciudadano, quien va a participar en la vida democrática desde la
comunidad. Dewey fundamenta que el pensamiento crítico se basa en entender la realidad
desde interconexiones, procesos de análisis de hechos que no son evidentes a simple vista,
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lo cual es un pensamiento dialéctico en tanto es una consolidación completa de los
fenómenos de estudio. En síntesis, el método de Dewey se basa desde el todo,
descomponiéndolo en partes.
Rabindranath Tagore propuso una reforma educativa para la India que surgió de su crítica
al colonialismo británico de la época, el cual limitaba la educación a una formación basada
en el imperialismo inglés, ofreciendo a los individuos una enseñanza empobrecedora. El
paradigma educativo de Tagore se fundamenta en un enfoque humanista que busca
promover el bienestar y la autosuficiencia, especialmente en aquellos provenientes de
grupos más vulnerables, destacando además un enfoque orientado a las capacidades.
Para Tagore, el objetivo de la educación era desarrollar el intelecto mediante prácticas que
fomentaran la conexión y la armonía, contribuyendo así al desarrollo del pensamiento
crítico. Este ideal se materializó en su escuela, Shantiniketan, fundada en 1901. Según
Meléndez (2019), las prácticas educativas de Tagore se centraban en priorizar la libertad
de elección y acción de los estudiantes. Además, promovía un aprendizaje activo a través de
actividades al aire libre y con recursos como el arte, la naturaleza y los deportes. En estas
actividades, los estudiantes participan como protagonistas, estructurando su propio
aprendizaje mediante la experiencia, la autonomía y el intercambio de ideas con sus
compañeros. Los educandos son alentados a imaginar una escuela y una sociedad ideal,
partiendo del análisis de su realidad y la de sus compañeros; esta reflexión los invita a
cuestionar ideas preestablecidas y a demostrar la validez de sus propias ideas.
Paulo Freire (1970) por medio de la filosofía de la liberación cimentó un sistema beneficioso
para el desarrollo del pensamiento crítico, a través de críticas hacia el sistema de educación
tradicional, mismo que para su visión, despoja de la humanidad a los educandos puesto que
perpetúa un orden social a favor de clases dominantes. Señala que existe una estrecha
relación entre la educación y la liberación de los oprimidos históricamente. De esta manera
la educación debe ser un proceso de diálogo histórico y reflexión crítica que permita a los
educandos cuestionar su entorno desde una perspectiva contextualizada. Freire (1970)
aboga por una educación emancipadora que capacite a los estudiantes para comprender y
transformar los procesos culturales, históricos, políticos y económicos; defiende la
participación activa de los estudiantes como elemento esencial en la educación, ya que no
basta con analizar el sistema educativo, sino que es necesario transformarlo. Esto establece
una clara relación entre la filosofía de la educación y la capacidad de analizar y cambiar la
sociedad a través del empoderamiento basado en el conocimiento. Dicha transformación
nace desde un pensamiento crítico y reflexivo; los educandos para vencer su estado de
opresión deben ser conscientes del mismo.
Para Lipman (1997) el sistema educativo tradicional responde a una grave problemática:
no forma para pensar, sino para repetir. En este sentido, los educandos inmersos en el
sistema escolar en lugar de desarrollar habilidades del pensamiento crítico, tienden a
perder la reflexividad, invención y creatividad. Lipman (1992) considera que para
desarrollar el pensamiento crítico es necesario implementar la enseñanza de la filosofía
desde una edad temprana, para la construcción de sociedades democráticas y formación de
individuos autónomos e informados. Es así que según De Puig (2018) se propone un
programa de filosofía para niños, en el cual los educandos deben aprender a pensar por
mismos, potenciando 4 habilidades: leer, escribir, escuchar y hablar. Según este autor, el rol
del pensamiento crítico es el análisis de la información preconcebida como cierta, para
lograr un análisis reflexivo, lógico y racional.
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Nussbaum (2010) resalta la humanización de la educación, por ello propone un enfoque de
las capacidades desde el humanismo. La autora critica a la educación basada en estándares
internacionales, que busca homogeneizar a los educandos, centrando sus esfuerzos en
convertirla en proceso mercantil. Esto según la autora produciría sujetos valorados como
meramente masa productiva. Dicho fin se conseguiría con un sistema que prepondera y
limita el currículo al estudio de asignaturas relacionadas con ciencias exactas, desplazando
del escenario a las humanidades. Para vencer este estado, la filósofa propone revalorizar a
las humanidades como catalizadoras del pensamiento crítico y pilares de la construcción de
la democracia. Nussbaum (2010) en cuanto al pensamiento crítico sostiene: “permite
indagar, evaluar pruebas, escribir sus propios trabajos con argumentos bien estructurados
y analizar argumentos que se exponen en otros textos” (p. 84). Nussbaum parte desde un
método socrático en el cual el docente debe propiciar una participación activa de los
educandos, y cultivar la curiosidad.
Ruiz (2019) detalla cómo desarrollar el pensamiento crítico en los educandos desde la
filosofía. Su metodología para el desarrollo del pensamiento crítico nace desde actitudes
naturales en los individuos. Él sostiene que los niños son filósofos por excelencia debido a
su capacidad de asombro. Propone ejercitar el pensamiento crítico desde las circunstancias
propias de los niños, analizando y generando debates en problemas de la vida cotidiana,
propiciando que los educandos organicen sus ideas, dicho ejercicio debe ser incorporado
desde casa. Además, propone cultivar el asombro, la curiosidad y el cuestionamiento,
elementos que potencian el desarrollo del pensamiento crítico.
En los casos previamente citados existen esfuerzos para implementar metodologías que
desarrollen el pensamiento crítico, poniendo en escena principal a los educandos. A través
de los autores estudiados se evidencia que la filosofía de la educación aporta al desarrollo
del pensamiento crítico, en tanto cuestiona en un primer momento los sistemas educativos
existentes, los evalúa, y propone desde una dimensión contextualizada metodologías que
desarrollen pensamiento crítico. Adicionalmente, uno de los principales retos y desafíos
para la filosofía de la educación y sus contribuciones para el desarrollo del pensamiento
crítico es que como sostiene Aguilar (2020) “… repiense la dinámica de la sociedad actual
en su complejidad y al sujeto que interviene en ella, que propicie el uso racional de las
herramientas tecnológicas para beneficio del individuo y del mundo” (p. 109). Por otra
parte, debido a que las operaciones mentales son parte del pensamiento crítico es necesario
hacer un análisis de éstas ya que se enlazan con los procesos de asimilación y gestión de
información de los sujetos.
En la educación de la actualidad se vuelve indispensable el fortalecimiento del pensamiento
crítico para superar las diversas problemáticas originadas por diversos factores propios de
la sociedad de la inmediate, en la que la educación debe proveer las herramientas necesarias
para la adaptación a los procesos sociales, vitales e intelectuales de la realidad, los cuales se
consiguen a través de un proceso reflexivo que demanda profundidad.
La crítica nietzscheana, según Arteaga (2020) denuncia a un sistema occidental educativo,
en el cual únicamente se busca formar sujetos dóciles y aptos para un sistema mercantilista.
Dicho sistema está centrado principalmente en el desarrollo económico y tiende a descuidar
el crecimiento humano de los individuos. En el mismo sentido Nussbaum (1998) sostiene
que existe una crisis a nivel mundial en materia educativa, puesto que ésta obedece a
intereses de capital, en los cuales se prepondera la rentabilidad. El resultado de esta óptica
es una grave crisis en el pensamiento crítico, que supone una gran problemática para el fin
último de la educación, que es preparar sujetos para la vida. Como una posible solución a la
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problemática identificada por Nussbaum se podría retomar el pensamiento propuesto por
Freire (1970), el cual se basa en una educación emancipadora que asegura la prolongación
del sujeto y por tanto se cuestionen las estructuras dominantes.
De acuerdo con Ruíz (2018) actualmente la sociedad es digital e hipertemporal, en la cual la
información es inmediata y escasa de rigurosidad y análisis. Estas características hacen que
los educandos acepten ideas preconcebidas sin analizarlas, lo que representa un grave
obstáculo en su proceso educativo. Esto se ve evidenciado en los formatos de redes sociales,
comprimidos en cápsulas de 3 segundos, los cuales propician que el cerebro de los
estudiantes no logre retener la información de manera prolongada. Como consecuencia de
este paradigma actual de la información se consolidan dos problemáticas: el conocimiento
está en crisis y es impuesto por hegemonías, lo cual desencadena en una forma de educación
que continúa legitimando procesos de reproducción de conocimiento y no analizando la
información.
El pensamiento crítico se relaciona con capacidades intelectuales que permiten fortalecer
el proceso educativo para lograr un aprendizaje significativo, y propicia el análisis integral
de la realidad, ya que nace desde la curiosidad, permitiendo generar preguntas de reflexión
acerca de los temas que se planteen. La curiosidad esestrictamente relacionada con la
generación de preguntas, aspecto que enriquece el proceso educativo, ya que por medio de
las interrogantes que se planteen, se generan diálogos y debates, que permiten crecer en
conocimiento y en entendimiento de un todo.
Adicionalmente, Bauman (2007) analiza varios problemas en la actualidad, teniendo todas
ellas algo en común: la hipertemporalidad. Los individuos no desean algo duradero, sino
algo inmediato y descartable. Esto no es exclusivo de la educación, sino en la totalidad de la
realidad. Como consecuencia de esto surge un síndrome de la impaciencia, el cual no
permite que se desarrollen los procesos de pensamiento crítico y la memoria. Otro de los
retos para la educación actual es el ligado al del conocimiento, mismo que lo comprende
como una mera mercancía, y tiene como resultado educandos manipulables. En este
escenario cambiante y cada vez más complejo, el pensamiento crítico es necesario para
dilucidar la información y desarrollar habilidades cognitivas las cuales permitan enfrentar
los cambios acelerados actuales.
Paul y Elder (2003) señalan la importancia del pensamiento crítico en la actualidad bajo 4
factores principales: un mundo que presenta cambios vertiginosos, acelerados y complejos,
una realidad mediada por el miedo y dividido en facciones que acrecientan la violencia,
información manipulada hacia grupos de poder, y por último un exceso de información sin
una previa evaluación. En este sentido, el pensamiento crítico permite discriminar la
información y someterla a un análisis, lo cual necesariamente conlleva a vencer estados de
desinformación, y tomar control sobre nuestros pensamientos que a la vez configuran
nuestra toma de decisiones.
Ruiz (2018) defiende la idea de que el pensamiento crítico permite analizar el conocimiento
desde una perspectiva integral, relacionando las ideas con estructuras propias de
pensamiento, que a la vez se configuran en su contexto, entendiendo no sólo las condiciones
individuales, sino también las sociales. Para validar el conocimiento se puede verificar si
éste cumple con las siguientes características, propuestas por Bunge (1960): ser fáctico, no
limitarse a los hechos, sino plantear nuevas discusiones, ser analítico y responder a
planteamientos complejos, ser comunicable, verificable, explicativo, abierto y útil, y
responder a problemáticas para beneficio de la sociedad.
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El pensamiento crítico es un medio proporcionado por la filosofía de la educación para
obtener conocimiento que cumple con los lineamientos propios del método científico. Es
por tanto fundamental para el proceso educativo, que “…
los estudiantes sean capaces de identificar problemas, plantear soluciones creativas y
aplicar estrategias para resolverlos” (Aguilar-Gordón, 2024, p. 33), en este sentido, resulta
imprescindible que el docente proponga alternativas para que el estudiante desarrolle su
capacidad crítica-reflexiva.
Autores como Bertrand Russell (1950) enfatizan en la importancia del pensamiento crítico
para evitar la influencia de emociones o propaganda y razonar sobre fenómenos de manera
objetiva. Esta habilidad implica adoptar una posición de duda y escepticismo antes de
aceptar verdades sin cuestionarlas y comprenderlas mediante un pensamiento reflexivo.
Los estándares internacionales cada vez ponen menos interés en las humanidades,
reflejando un sistema que busca formar individuos principalmente productivos en términos
económicos. Esto se evidencia a través del desequilibrio de cargas horarias entre
asignaturas meramente técnicas y asignaturas de humanidades. Sin embargo, es
fundamental reflexionar el rol que cumplen las humanidades en la formación de sujetos
emancipados y la promoción de la democracia, lo cual se realizaría de manera satisfactoria
siempre y cuando las asignaturas de humanidades posean una relevancia más significativa
en la educación, gracias a su capacidad de transformar la realidad a través del conocimiento,
el cuestionamiento y el debate filosófico.
Las humanidades desempeñan un papel esencial en el desarrollo del pensamiento crítico y
reflexivo, como señala Nussbaum (1998) que "el estudio de la filosofía nos enseña a
cuestionar nuestras propias creencias y a analizar los argumentos de los demás de manera
crítica y rigurosa" (p. 38). Además, que el cuestionamiento, análisis, crítica, evaluación,
inferencias, son características del pensamiento crítico presentes también en las
asignaturas de humanidades, son pertinentes para formar sujetos críticos y reflexivos,
quienes no son propensos a la manipulación por medio de la información de masas.
El pensamiento crítico, según Fisher (2011) es una habilidad que puede enseñarse y
aprenderse, y es esencial en la educación, el trabajo y la vida cotidiana. Por lo tanto, es
fundamental que los sistemas educativos incluyan la enseñanza del pensamiento crítico
como parte integral de la educación. Para alcanzar este propósito, Aguilar (2020) establece
como aspectos necesarios los siguientes: “…fomentar en el educando la libertad, la
creatividad, la autodisciplina, la práctica de valores, un orden moral;(pp. 104-105). En
síntesis, el pensamiento crítico se consolida como una respuesta a la deshumanización de
los sujetos, debido a que permite contextualizar el aprendizaje, y reconocer al otro como un
fin en sí mismo. Se consolida como una ruptura entre lo mediático, a lo presencial.
7. Conclusiones
La filosofía de la educación es pertinente en el proceso de enseñanza-aprendizaje puesto
que se consolida como una base reflexiva del hecho educativo, desempeñando un papel
fundamental en la comprensión de éste y fomentando el pensamiento crítico, para así lograr
la educación integral de los educandos.
En la actualidad se evidencia una crisis en el desarrollo del pensamiento crítico y la
formación de ciudadanos participativos y reflexivos debido a la imposición de modelos
tradicionales de educación, el predominio de un enfoque marcadamente mercantilista y la
inmediatez de la formación. En este escenario, es el pensamiento crítico el que permite el
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análisis, la evaluación y la inferencia de la información, así como la reflexión sobre las
circunstancias y el contexto.
La filosofía de la educación contribuye para el pensamiento crítico con una serie de
categorías que permiten: fundamentar un marco conceptual riguroso para implementar
estrategias metodológicas, reflexionar críticamente acerca del hecho educativo, proponer
metodologías que incentiven el pensamiento reflexivo y promuevan la emancipación de los
educandos por medio del acceso a la información, construcción y consolidación del
conocimiento. Ante una educación de la producción económica, el pensamiento crítico
permite reflexionar acerca de todo el conocimiento que se erige en torno a una economía de
mercado, volviendo analítica y críticamente a las raíces de las humanidades. Para
profundizar y contextualizar las estrategias que aportan al pensamiento crítico, es necesario
aplicar instrumentos que permitan medir el grado de incidencia de la ejecución de las
estrategias identificadas a mediano y largo plazo en los educandos.
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Autores
DIANA HERRES-VARGAS obtuvo su título de Magíster en Educación mención desarrollo
del pensamiento en la Universidad Politécnica Salesiana (Ecuador) en 2023. Obtuvo el título
de Magister en Gestión de Proyectos por la Universidad de los Hemisferios (Ecuador) 2023.
Estancia Erasmus en la Technical University of Liberec (República Checa) en 2018. Obtuvo
el título de Licenciada en Ciencias de la Educación con itinerario en Filosofía por la
Universidad Politécnica Salesiana en 2021.
Actualmente participa como colaboradora en el grupo de investigación CINAJ de la
Universidad Politécnica Salesiana. Sus principales temas de investigación incluyen filosofía
de la educación y militancias políticas juveniles, a través de métodos descriptivos como la
hermenéutica y fenomenología.
FLORALBA AGUILAR-GORDÓN Posdoctora en Investigación Cualitativa. Posdoctora en
Ciencias en la Universidad UNICEPES de México. Doctoranda en Educación e Innovación de
la Universidad de Investigación e Innovación de México. Doctora en Filosofía. Doctora en
Investigación y Docencia. Maestrías en Educación, mención Educación Superior; en
Tecnología aplicada la educación; en Educación a Distancia; en Enseñanza de la Filosofía.
Experto en Analítica del conocimiento. Especialista en Planificación Curricular y
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Organización de Sistemas de Educación a Distancia. Diplomados Superiores: Currículo y
Didáctica; Transformación Educativa; e-learning; Investigación Educativa; Fundamentos de
la Educación a Distancia e Investigación; Aprendizaje cooperativo; Gerencia, Tecnología y
Liderazgo. Diversas certificaciones internacionales como tutora internacional acreditada.
Licenciaturas: una en Filosofía y otra en Ciencias Sociales, Políticas y Económicas.
Adicionalmente, obtuvo el título de Abogada.
Actualmente es profesora titular de la Universidad Politécnica Salesiana; Editora jefa de la
Revista Sophia: Colección de Filosofía de la Educación editada por la Universidad Politécnica
Salesiana del Ecuador y coordinadora del Grupo de Investigación en Filosofía de la
Educación (GIFE). Miembro del Consejo Científico y revisora internacional de importantes
revistas de Ecuador, España, Colombia, Uruguay, Chile, México y Costa Rica. Google Scholar:
https://scholar.google.com/citations?hl=es&user=V7BtaNMAAAAJ
Declaración de Autoría-CRediT
DIANA CHERRES-VARGAS: Recopilación de información, conceptualización, análisis de
información, metodología, redacción del borrador original.
FLORALBA AGUILAR-GORDÓN: Definición del tema central y la estructura de la
investigación, supervisión del proceso de la investigación, revisión formal y conceptual de
la redacción del borrador original, reescritura, profundización en la investigación, edicn y
ajustes finales.