Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional (CC BY 4.0)
Revista Cátedra, 8(1), pp. 122-139, enero-junio 2025. e-ISSN: 2631-2875
https://doi.org/10.29166/catedra.v8i1.6281
El concepto de la persona en la cultura Bantú-
Fang
The Concept of the Person in the Bantu-Fang Culture
Florentino Ncogo-Ndong
Universidad Abat-Oliva, Barcelona, España
Facultad de Humanidades, Programa de Doctorado en Humanidades para el Mundo
Contemporáneo-CEINDO-CEU
fncogon@uao.es
https://orcid.org/0009-0002-9398-1014
(Recibido: 27/07/2023; Aceptado: 18/10/2023; Versión final recibida: 15/12/2024)
Cita del artículo: Ncogo-Ndong, F. (2025). El concepto de persona en la cultura Bantú-Fang.
Revista Cátedra, 8(1), 122-139.
Resumen
Entrar en la globalización sin identidad, o dejando de lado la propia, está pasando factura a
Guinea Ecuatorial. La mayoría de sus jóvenes desconocen su identidad cultural. Por ello,
reflexionar sobre el concepto de persona resulta crucial para ayudarles a redescubrir su
identidad. Este trabajo tiene como objetivo definir el concepto de persona en la cultura
bantú-fang y analizar la influencia que este concepto pudo haber sufrido durante la
colonización. El método empleado en esta investigación ha sido analítico-descriptivo. A
través de un análisis de la lengua fang, se exploró el concepto de persona. Los resultados
indican que el concepto de persona fang no ha sufrido aculturación. Esto se debe a que la
acción colonizadora se focalizó en la destrucción del patrimonio cultural tangible, dejando
relativamente intactos los aspectos intelectuales y conceptuales. Además, el análisis del
término mot (hombre) reveló una doble acepción: ontológica y moral. En el aspecto
ontológico, la persona se denomina muan mot (aquel que pertenece a la raza humana). En
la dimensión moral, el término mot refleja la aceptación sociocultural de la persona dentro
de la comunidad. En conclusión, ser persona, según la perspectiva fang, implica tanto
pertenecer a la raza humana como actuar conforme a los valores y normas que se esperan
del ser humano. Esta visión integral resalta la importancia de mantener viva la identidad
cultural en un mundo globalizado.
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Palabras clave
Bantú-fang, Comunidades africanas, Cultura, Dignidad, Persona.
Abstract
Entering globalization without an identity, or leaving its own identity aside, is taking its toll
on Equatorial Guinea. Most of its young people are unaware of their cultural identity.
Therefore, reflecting on the concept of personhood is crucial to help them rediscover their
identity. This paper aims to define the concept of personhood in the Bantu-Fang culture and
to analyze the influence that this concept may have suffered during colonization. The
method used in this research has been analytical-descriptive. Through an analysis of the
Fang language, the concept of person was explored. The results indicate that the concept of
Fang persona has not undergone acculturation. This is because the colonizing action focused
on the destruction of the tangible cultural heritage, leaving the intellectual and conceptual
aspects relatively intact. In addition, the analysis of the term mot (man) revealed a double
meaning: ontological and moral. In the ontological aspect, the person is called muan mot
(one who belongs to the human race). In the moral dimension, the term mot reflects the
socio-cultural acceptance of the person within the community. In conclusion, being a
person, according to the Fang perspective, implies both belonging to the human race and
acting in accordance with the values and norms expected of human beings. This holistic
view highlights the importance of keeping cultural identity alive in a globalized world.
Keywords
Bantu-fang, African Communities, Culture, Dignity, Personhood.
1. Introducción
Una atenta observación del joven bantú actual permite constatar que éste vive el complejo
de la identidad. Las manifestaciones de ese fenomeno son multiples: maquillar la piel, gastar
enormes cantidades de dinero en la compra de cabellos lisos occidentales, puesta de
pendientes de los chicos, etc. todo esto desemboca en el rechazo de sí mismo. Pero no se da
cuenta, el joven guineoecuatoriano, que nunca se podrá ser el otro. Eboussi Boulaga, ha
denunciado este fenomeno en su obra le bantou problématique (el bantú problemático). El
filósofo camerunés cree que África ha emprendido, con el rechazo de sí misma, una marcha
asíntota que le hará permanecer en el subdesarrollo (Eboussi, 1968).
En efecto, el fenómeno que se verifica ahora en la juventud africana y bantú sería el
resultado del aprendizaje y enseñanza colonial. El colono ha inculcado en la cabeza de los
autóctonos que todo lo del hombre negro era sinónimo de feo, diablo y pecado. Se puede
entonces deducir que lo que se constata es fruto de un aprendizaje colectivo. Se piensa que
investigar sobre la persona desde la tradición bantú-fang puede frenar el rechazo de su
identidad que vive el joven de aquí.
En el presente trabajo se estudió el concepto mot (persona) desde esta doble dimensión:
cultural fang y colonial. Se quiere ofrecer, con este estudio, una visión de la palabra
“persona” que le permita al joven bantú-fang identificarse culturalmente en medio de los
demás. Las preguntas que impulsan la investigación pueden formularse en los siguientes
términos: ¿qué es mot (persona) en la cultura bantú-fang? ¿Qué influencia ha sufrido el
término mot durante el periodo colonial? Dicho de otra manera: ¿la palabra mot ha sufrido
efectos de aculturación por la colonización?
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Desde esta perspectiva, se entiende que los objetivos que se quiere alcanzar en la
investigación son: definir el concepto persona desde la perspectiva bantú-fang; encontrar
elementos culturales que fundamenten la misma definición; estudiar la influencia que la
palabra “mot” haya sufrido en la colonización; y compararla con las definiciones clasicas de
la persona. Esta batería de objetivos permitirá que se tenga una noción clara de mot que le
ayudará al joven bantú a definirse como tal.
En el cuadro teórico, se puede evocar dos tipos de teorías sobre la persona, la individualista
de Tylor y la colectiva de Mbiti o Tempels. La teoría de Tylor puede percibirse de occidental
porque define la persona como un ser centrado en mismo, en su tiempo y dignidad. La
concepción colectiva africana de la persona, sin embargo, dice que el “ser es fuerza
(Tempels, 1949). La palabra “fuerza” en la filosofía africana denota no solo la unidad del
ente, sino también su lazo esencial con los demás entes. Todos los seres se dan la fuerza
para existir. Se es persona porque se recibe fuerza de otras personas y viceversa.
Mbiti, después de Tempels, reúne en la definición de la persona, la singularidad occidental
y la pluralidad africana (Mbiti 1991). Y es que concebir a la persona como un ser individual
sin lazo con la colectividad o al revés, solo puede ser ideológico. La persona por su
corporeidad es un ser individual que se define a través de las relaciones que va tejiendo en
el escenario social. La postura es que, a pesar de toda vejación sufrida a lo largo de la
historia, el africano bantú ha mantenido su concepción de persona que engloba la visión
colectivista e individual del ser humano.
Desde el punto de vista metodológico, la investigación siguió el proceso analítico-
descriptivo porque se estudió el concepto persona en la lengua bantú-fang a partir de textos
que lo usan. Se utilizó de esta manera la técnica del análisis de contenido. Esto quiere decir
que se u como fuente de datos los libros y manuales de los autores enunciados en los
párrafos anteriores. Además, se servirá también de entrevistas realizadas sobre la
concepción de la persona en adultos mayores. Además de la introducción y la conclusión,
el artículo consta de cinco (5) partes: 1) Consideraciones generale sobre la persona, se
abordan las diferentes reflexiones sobre el concepto de persona desde tradiciones
filoóficas, sociológicas y culturales. 2) Sobre las comunidades africanas, se hace hincapié en
las diferentes manifestaciones culturales de las comunidades africanas, en este sentido, se
las pueden considerar como culturalmente auténticas. 3) La persona según la concepción
occidental. Se trata de analizar la concepción de la persona de Boecio y Tylor entre las
múltiples que ha producido Occidente. 4) El concepto de la persona de la cultura bantú-fang.
Se analiza aquí los términos y expresiones que contienen mot para deducir el sentido que
tiene con la persona. Y en el útlimo punto, 5) Un acercamiento al concepto de persona en las
comunidades africanas: caso de los bantues-fang, se quiere con este apartado se quiere
encontrar una proximidad del concepto persona para saber, cuál es la concepción que
tienen los bantúes.
2. Consideraciones generales sobre la persona
Antes de evocar la definición filosófica clásica de la persona y la tradicional que se extraerá
de la cultura tradicional bantú-fang, es oportuno desbrozar el terreno exponiendo el
concepto de persona como un ser con múltiples factores. Geertz (1973) no hace distinción
entre los términos hombre y persona cuando afirma que:
Los intentos para situar al hombre atendiendo a sus costumbres
asumieron varias direcciones y adoptaron diversas tácticas; pero todos
ellos, o virtualmente todos, se ajustaron a una sola estrategia intelectual
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general, lo que llamaré la concepción "estratigráfica" de las relaciones
entre los factores biológicos, psicológicos, sociales y culturales de la vida
humana (p. 45).
Para hablar de hombre, se tiene en cuenta todas sus dimensiones, es decir, biológica,
psicológica, social y cultural. En vista de que el hombre no se desenvuelve al margen de una
sociedad, no es comparable a otra especie. En el contexto africano, el hombre se le mide a
través de todas sus dimensiones. Para que se le considere persona, se entiende que tienen
que reunir de las condiciones a las que el autor Geertz ha hecho alusión en su fragmento de
texto. Se entiende que la consideración de la persona no se reduce en un solo aspecto. Para
Geertz (1973), la persona está hecha de varias capas, y cada capa tiene su función
determinada. De ahí que:
Cuando analiza uno al hombre quita capa tras capa y cada capa como tal
es completa e irreductible en misma; al quitarla revela otra capa de
diferente clase que está por debajo. Si se quitan las abigarradas formas
de la cultura encuentra uno las regularidades funcionales y estructurales
de la organización social. Si se quitan éstas, halla uno los factores
psicológicos subyacentes "las necesidades básicas" o lo que fuere
que les prestan su apoyo y las hacen posibles. Si se quitan los factores
psicológicos encuentra uno los fundamentos biológicos anatómicos,
fisiológicos, neurológicos de todo el edificio de la vida humana (p. 45).
La persona es un ser muy complejo; es tan dinámico como cambiante. Pero el juicio que se
emite es objetivo. Lo que se expresa con esa idea es que el hombre no es estático en sus
conductas. Aunque la educación sobre todo en valores humanos, que ha recibido durante su
crecimiento cuenta, no se puede descartar situaciones que le induce a actuar
contrariamente como la ignorancia. Las consideraciones filosóficas sobre la persona
presentan a la persona subrayan con insistencia que es un ser que se recrea
constantemente, es decir, no está hecho una vez por todas, porque es pura movilidad lo que
Ortega y Gasset llama “pura existencia desnuda, puro proyecto, mero afán de ser” (Ortega y
Gasset, 1964, pp. 34-35).
Ante lo dicho en esa cita, se presentan tres esencias que caracterizan al hombre o a la
persona en todas sus dimensiones.
1. La esencia o la naturaleza es algo común a muchos; pero el hombre,
cada hombre, es una personalidad irrepetible.
2. La esencia o la naturaleza es algo fijo; pero el hombre es
esencialmente mudable.
3. La esencia o la naturaleza es algo determinado, delimitado; pero el
hombre es libre, está constitutivamente abierto, suelto (García-
López, 1976, p. 169).
En la tradición filosófica hay pensamientos que estiman que no se puede descartar la parte
corpórea de la persona porque es una condición sine qua non de su esencia. La persona es
un sujeto racional libre, capaz de darse cuenta de la identidad de su ser. Pues,
la sustancia humana es además esencialmente corpórea, es decir, consta
de elementos materiales debidamente organizados, y por consiguiente
posee las propiedades generales de todos los cuerpos, es decir, es
extensa, ocupa un lugar en el espacio, es cambiante con todo tipo de
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cambio (de lugar, cualitativo, cuantitativo e incluso sustancial) y posee
cualidades sensibles. Es falsa cualquier concepción del hombre que
excluya a la corporeidad de la esencia del mismo, como la concepción
platónica o la cartesiana, o la de aquellos otros que entienden al hombre
como pura historia o mera libertad. El cuerpo no es algo que el hombre
solamente tenga o a lo que esté accidentalmente unido; el cuerpo es algo
que el hombre es: una parte constitutiva de su esencia (García-López,
1976, p. 17).
Ampliando con nuestra argumentación desde perspectivas sociológicas y culturales del
concepto de persona se vincula mucho a la cuestión de dignidad y de valores. Por dignidad
entiende que “ la persona se presenta como característica innata y esencial del ser humano
que lo hace merecedor de un tratamiento cónsono con su substrato” (Domínguez Guillén,
2019, p. 81). La persona humana es el gran protagonista de todas las expresiones de vida
social, por ende, tiene una dignidad. Y, esa dignidad le hace superior a todos los demás seres
vivos existentes. A través de los valores, se hace alusión obviamente a las acciones como
correctas que llevan a la persona a crecer en su dignidad. Estos valores están relacionados
con las virtudes.
Grosso modo, los conceptos persona y hombre en el contexto bantú-fang aluden más bien a
rangos de valor. La realización del mundo de los valores significa que el individuo se eleva
a la categoría de persona, pero sin renunciar a su esencia intrínseca.
3. Sobre las comunidades africanas
Para comprender la complejidad de la estructura social de los africanos, hay que tener en
cuenta la importancia que ellos dan a la sociedad, en relación con la vida del individuo y de
éste con la comunidad, y diferentes grupos o unidades sociales que la componen. Ellas, se
nos presenta una amplia visión de formas de relación interpersonal, que, si bien no son
suficientes para configurar el ser de lo comunitario, le suministran la base vivencial
necesaria (von Hildebrand, 1998).
Hablar sobre África resulta muy complejo, por su diversidad. Se trata de un continente
“geográficamente enorme, con una gran diversidad en culturas, situaciones políticas,
herencias históricas (post)coloniales, poblaciones, o ecosistemas” (Comisión Española de
Ayuda al Refugiado, 2018, p. 5). Durante mucho tiempo, se ha ocultado la historia de África.
Las sociedades africanas se consideraban como aquellas que no tienen historia, a pesar de
las diferentes investigaciones, muchos antropólogos sostenían que las comunidades
africanas no podían ser objeto de estudio científico, fundamentalmente por la carencia de
fuentes y documentos escritos.
En África, las comunidades tradicionales africanas constan de varias etnias y pueblos, “cada
uno con su religión, su culto y su estilo artístico, cuyas prácticas animistas tienen en común
que todas muestran una profunda espiritualidad” (Galán Moreno, 2015, p. 9). Entonces, las
comunidades africanas constituyen un “pluralidad de pueblos, y […] grupos, con
configuraciones sociales, culturales y políticas concretas que presentan rasgos culturales,
instituciones sociales, concepciones del mundo, formas lingüísticas y organizaciones
políticas específicas” (Vargas-Hernández, 2008, p. 9).
Las comunidades africanas se marcan identidades, y, “las identidades de estos pueblos se
organizan y se centran con mucha mayor fuerza en una identidad colectiva, más que en una
identidad individual; es por lo que, se les reconocen derechos colectivos junto a derechos
individuales” (Vargas-Hernández, 2008, p. 9). Hay que señalar además que África presenta
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un doble perfil cultural; por una parte, la cultura magrebí, tiene que ver las culturas árabes,
localizadas en África Septentrional.
Los africanos son notoriamente animistas, es decir, creen en la fuerza de la naturaleza, y sus
creencias religiosas, “un estudio de los pueblos que mantienen esas creencias, con todas las
complejidades de la vida tradicional y moderna… hay aproximadamente tres mil pueblos
(tribus) africanos, y cada uno tiene su propio sistema” (Mbiti, 1991, p. 1). La diversidad
cultural conlleva a diferentes problemas. De acuerdo con Mbiti (1991), estima que “ignorar
estas creencias, actitudes y prácticas tradicionales sólo puede conducir a una falta de
entendimiento de los problemas y conductas de los africanos” (p. 1). Sobre la base de lo
dicho previamente, decir que las personas están culturalmente enraizadas en sus lenguas,
costumbres y tradiciones, públicamente asentadas, es la consecuencia de la diversidad
cultural de los pueblos o comunidades africanas. Los símbolos culturales, incorporados a la
vida personal desde el inicio se ejercen en la vida comunitaria.
Hay que añadir que la comunidad primera y más importante para los africanos es la familia.
En palabras de Ferrer (2000) afirma que:
La familia es comunidad de pertenencia objetiva, que trasciende las
vivencias interpersonales que están en su núcleo. Aun la propia sociedad
conyugal se consolida desde unos bienes y valores unificantes que
sobrepasan la reciprocidad en las vivencias: mientras el amor entre los
cónyuges es una respuesta de valor que perdura como acto en medio de
sus diversas expresiones, el sentimiento de unión comunitaria se
extiende a los bienes que son poseídos en común (el hogar, las
adquisiciones, el patrimonio...). En ser comunidad de pertenencia se
asemeja a otras comunidades, como la nación, la estirpe o la Humanidad,
en las que las personas están afincadas más allá de sus actos voluntarios
(p. 124).
En las mismas líneas, se resalta que:
La comunidad familiar actúa como la condición personal de ingreso en
las demás comunidades, en la medida en que se pertenece a ellas a través
de la familia, que es la que suministra su identidad privada y pública a
cada uno de sus miembros (Alvarez Munárriz y Guerrero, 1999, pp. 169-
181).
La familia es una comunidad donde se valora a las personas en su carácter singular e
irrepetible. El pertenecer a una familia es un hecho inherente, es decir, no se entra en ella
por medio de un contrato convencional. La identidad del hombre provee en primer lugar de
su familia, a la identificación se hace pública a través del nombre y los apellidos
procedentes de ella (familia). Los lazos familiares resultan ser inherentes a la persona,
llevándolos ésta consigo dondequiera que vaya.
En palabras de Mba-Nnegue (1985), estima que:
En términos generales, este es el sentido de la familia africana. El
significado de la familia en las tradiciones de los pueblos africanos ha
sido, y es, reconocido universalmente como uno de los grandes valores
de la cultura y religiosidad africana. Sobre la familia descansa toda la
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organización social. Ella es el fundamento de la sociedad, el núcleo de ésta
y lo que la configura como una comunidad de hermanos (p. 43).
Para los africanos, no se puede hablar de una comunidad excluyendo la familia. Pues ésta
viene a ser el ambiente natural en el que todo hombre nace y obra, encuentra la necesaria
protección y seguridad tiene, en fin, su continuidad más allá de la vida terrena por medio de
la unión con los antepasados.
Elemento propio de la tradición africana es también el sentido de la
familia. En este aspecto nos urge poner de relieve el valor moral y aun
religioso del cariño a la familia, demostrado también con el vínculo con
los antepasados, que encuentra expresión en tantas y tan difusas
manifestaciones de culto (Mba-Nnegue, 1985, p. 42).
Las prácticas y la vida en comunidad tienen por objeto reforzar la vida individual o personal,
la vida social; también asegura su personalidad, que se precisa en la vida, en la sociedad, y
que es la mayor fuerza vital. La fuerza vital de la comunidad se concentra en puntos
esenciales de la persona, obviamente. Considerada así la comunidad, en la concepción
africana como esencial para la realización plena toda persona humana, es lógico y preciso
apreciar, en todo su contexto. Para el africano, la comunidad es el medio de participación de
la vida, donde el antepasado fundador, asociado a su descendencia, pervive y se prolonga.
Dice Mallart (1971):
El hombre vive en la sociedad con todas las fuerzas de la creación. Según
el sistema bantú, el hombre es el centro del universo, pero no solo, sino
en relación con todas las otras criaturas. Su universo es como una
inmensa tela de la araña en la cual todos los seres son interdependientes.
Por el principio de interacción de las fuerzas, según la cual las fuerzas del
universo actúan las unas sobre las otras, el hombre entra en comunión
con toda la creación (p. 79).
Primordialmente, los grupos consanguíneos determinan la exigencia de una vida social.
Éstos están ajustados sobre una amplia y verdadera cooperación en todo. Esta
particularidad es la que le da el carácter de cohesión al grupo. Pues el grupo o comunidad
es el centro de la vida comunitaria o colectiva y la individual, donde se aglutinan todos sus
individuos.
Pues toda la actividad que se produce al margen del contexto social y
comentario deja de tener significado, sentido, eficacia, energía y vitalidad
propias. Es la sociedad la que conserva toda la riqueza de la tradición
recibida de los mayores SI uno se aparta de ella no puede disfrutar de la
misma; sólo en la vida social se actualiza la tradición y el legado de los
antepasados, aportando nuevos elementos personales y los que
proporciona el ambiente en que vive De esta manera la sociedad lo
envuelve todo (Mba-Nnegue, 1985, p. 40).
En resumidas cuentas, hay que resaltar que las sociedades africanas formadas por hombres
y mujeres tienen su fundamento en la familia por ser el primer elemento; después vienen
varios conjuntos de familia conocidos como clan, se trata de una ampliación de familias; en
un sentido más amplio la unificación de varios clanes dan lugar a las tribus; el conjunto de
varias tribus que tienen la misma raíz lingüística forma una etnia; por último, las etnias
reunidas en un gran territorio hacen que nazca un grupo o una comunidad. Cada comunidad
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está ligada entre sí, es la gran pirámide que constituye la sociedad africana. Se considera
como el verdadero pilar de la existencia individual, social y comunitaria. Para una mejor
comprensión de los aspectos culturales de los pueblos africanos es importante dar una
mirada hacia su estructura cultural, económica, política, religiosa y social, es decir, tener un
conocimiento profundo de su organización. De hecho, las comunidades africanas tienen sus
propias unidades socio-antropológicas que son distintas.
4. La persona según la concepción occidental
Se ha escrito mucho sobre la persona en el mundo occidental. No se puede ser exhaustivos
en el análisis de todo cuanto se ha dicho sobre la persona en ese contexto, se va a evocar dos
puntos de vista que podrían reflejar la concepción general del Occidente sobre la persona,
se trata del punto de vista de Boecio y de Charles Tylor principalmente.
La definición de Boecio con respecto a la persona ha sido como la base fundamental de otras
tantas definiciones y se tomó en consideración pese a otras formulaciones, pero siendo ésta
como punto de partida, en este sentido, el libro Liber de persona et duabus naturis, define a
la persona como rationalis naturae individua substantia, sustancia individual de naturaleza
racional, que existe por derecho propio (sui iuris) y es perfectamente Incomunicable” (Diaz,
2008). Santo Tomás, por su parte, perfeccionó la definición de Boecio recalcando, según lo
transcribe Martínez (2013) que la persona es “el subsistente distinto en una naturaleza
intelectual” (p. 319). Esta definición, se caracteriza en dar a cada ser humano su
individualidad y considerar que; independientemente de que los seres humanos somos
iguales en la naturaleza humana, pero existe una individualidad de cada uno de estos que es
la persona, una clasificación como distinguir un cierto número dentro de la numeración, es
del conjunto, pero representa a mismo su valor, independencia, esencia o su identificación
como algo igual en el grupo y separado de estos en sí mismo.
Por otra parte, teniendo en cuenta otras ideas de otros filósofos y grandes pensadores,
también podrían servirnos en cuanto a una mejor reflexión sobre la concepción de estos
conceptos de persona y dignidad, con lo cual, incorporar también el punto de vista del
filósofo Kant que entiende, pues, a la persona como, “libertad de un ser racional bajo leyes
morales”, estableciendo a la persona humana como “fin en mismo” (Diaz, 2008). En los
años 80 del siglo pasado, antes de las apreciaciones de Carlos Díaz, ya concebía Tylor,
filósofo y pedagogo canadiense, a la persona humana como un “ser que tiene sentido de sí”
(Taylor, 1985).
García Cuadrado (2010) haciendo alusión a la concepción de la persona de Max Scheler dice
que:
A diferencia de lo que sucede con el resto de los seres naturales, el
hombre no es un objeto” sino un “sujeto”. Considerado como un “objeto
lleva consigo la pérdida de su especificidad. El hombre no es una “cosa”
en el mundo un (qué) sino una “persona” (un quién) (p. 27).
La persona humana no es simple sujeto, sino una criatura especial dentro de la naturaleza
por elección voluntaria del creador, Dios, para que la persona sea el único ser de la
naturaleza racional, esta elección no conduce a su desconsideración para que este ser
especial sea considerado como algo, cosa, sino que sea de pura concepción y orden del
Señor, alguien, persona.
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5. El concepto de persona en la cultura bantú-fang
En este apartado, se hace un acercamiento al término comunidad. La comunidad es una
forma de sociedad caracterizada por el predominio de los lazos afectivos o la convivencia
continua y estable de determinados seres humanos unidos por sentimientos comunes”
(Armenta López y Gamboa, 2017, p. 22). La comunidad propicia recursos culturales para
que el individuo se desenvuelva socialmente en su vida adulta, y así dar una identidad
cultural a ése. Antes de situarnos en la persona daremos como primer laso conocer la
persona desde la humanidad en la cultura bantú-fang.
La persona, mot, mutu, muntu o ntu, nti, etc. Estas son algunas de las denominaciones de la
persona que más consideran entre las lenguas bantúes africanas. El concepto de persona o
del hombre, en contexto de las culturas africanas, sobre todo las bantúes, no solo puede
deducirse de los estudios filosófico-antropológicos de autores como Placide Templs,
Eboussi Boulaga, Alexis Kagame, etc., sino también de la riqueza lingüística de las lenguas
autóctonas: el swahili, el lingala, el fang, por citar algunas.
El objetivo de este artículo de investigación no es destacar o encontrar las diferencias
lingüísticas que hay entre las distintas zonas, lengua y etnias africanas en cuanto al término.
Se quiere definir al hombre, es decir, exhumar de la riqueza lingüística y antropológica de
los pueblos fang una definición que nos diera idea concreta de la persona u hombre fang.
Puede darse cuenta de que, sin embargo, no hay una definición neta antropológica o
filosófica en Tempels, Kagame, Eboussi o Ela, a pesar de no dar una definición única y neta
de la persona africana, dejan en sus estudios un concepto bastante claro de lo que es el
hombre africano “bantú” (plural de ntu formado de ba desinencia que indica el plural, y ntu
que significa hombre o persona). Nos servimos de estas concepciones para construir el
concepto del hombre “bantú”.
En la obra Philosophie bantoue que el belga Placide Tempels escribe en 1945 se puede
encontrar un primer acercamiento del ser. Él afirma que “el ser es fuerza”. Las culturas
africanas bantúes no contemplarían un ser al margen de la existencia, es decir, desligado de
materialidad y concreción. El ser está situado en el tiempo y en el espacio y, es más, puede
haber más o menos ser según que éste tenga más o menos fuerza “vital”. Es de señalar que
el hombre africano bantú está atascado y no parece que tenga medios que le ayuden a
desatascarse. Los pilares de una cultura como religión, lenguaje y tecnología han sufrido
desde siempre fuertes sacudidas que en su esencia carece de real sustancia. Uno de los
elementos culturales que suelen ayudar al hombre a conocerse y posicionarse en el mundo
es la religión. En las comunidades africanas como los bantúes, la persona corresponde a “la
identidad y la plena humanización que es resultado del autoconocimiento” (Zavala Olalde,
2010, p. 305). De hecho, los elementos que constituyen a una persona en las comunidades
africanas son:
Además del cuerpo, características que se manifiestan en el mismo
cuerpo y por medio de él en la unidad de la persona. Me refiero a: pixan
(el alma), ik` (el espíritu), ki`nam (la energía de lo vivo), ool (la voluntad),
tucul (el pensamiento) (Zavala Olalde, 2010, p. 212).
Dicho así, la persona no solo es un individuo de carne y hueso. “Esta variedad de elementos
significan que hay una amplia reflexión acerca de la idea de persona (Zavala Olalde, 2010,
p. 212). Es difícil captar lo que es la persona sin referirnos a su cultura, y es complicado
encontrarse con una cultura que no esté compuesta por hombres, por personas.
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En la vida tradicional, el individuo no puede existir por solo, sino de
forma corporativa. Él debe su existencia a otras personas, incluyendo las
de generaciones pasadas. Es parte de un todo. La comunidad hace, crea,
o produce al individuo, el cual depende de todo el grupo. El nacimiento
físico no es suficiente: el niño debe pasar por ciertos ritos de
incorporación para integrarse del todo en su sociedad. Estos ritos se
extienden a lo largo de toda la vida física de la persona, que pasa de un
estado de existencia corporativa a otro. El estadio final se alcanza con la
muerte, cuando la persona es incorporada- ritualmente- a la gran familia
de los vivos y muertos (Mbiti, 1991, p. 144).
La concepción del hombre de los bantúes está mucho más cerca de la concepción platónica
y aristotélica porque:
Tiene cuerpo y alma. El alma vive en un cuerpo del que es prisionera.
Puede escapar del cuerpo momentáneamente, por ejemplo, durante el
sueño, y viajar: sueño, trance, brujería y reposición, sin que el cuerpo
muera; no abandona el cuerpo de forma permanente hasta la muerte. La
muerte, de hecho, es la disociación de elementos vitales. Después de la
muerte, el alma comienza a rondar los lugares de su existencia terrenal y
luego puede reencarnarse en un niño, unirse a Dios o incluso irse al
bosque (Biyogue, 2018, p. 113).
Al momento que el bantú-fang considera ser especial por tener inteligencia y razón. Se
encuentra dos acercamientos a la concepción del hombre: el dinamismo en el ser (el fang
cambia con el tiempo y las cosas y personas que tiene o le rodean); y la influencia recíproca
en las relaciones del ser que hace que todos dependan de todos y de todo. Estar solo, es
pobreza, miseria y falta de identidad. El hombre es lo que es y lo que colabora en su ser, es
decir, las personas y las cosas.
5.1 Muan mot (ser humano)
En la cultura fang se considera el ser humano como muan mot que forma el bloque del
hombre en colectivo como aprecio y calificación de manera no individual o distinta de
naturaleza racional es conocido y reconocido en la cultura bantú-fang, muan mot (ser
humano) lo que se desglosa o se le califica en tres dimensiones: individual, social y moral.
5.2 Mot (persona)
La persona se dice mot que encierra dos acepciones bien concretas: ser humano dotado
inteligencia, sentimientos y tener dignidad. Por tanto, no se puede hablar coherentemente
del hombre (persona) sin tener en consideración los dos aspectos evocados que encierran
la comprensión del hombre como individuo (mot).
5.3 El ane mot (es digno)
No es lo mismo persona que ser persona en la mentalidad y lengua fang (El mot y el “ane
mot”). Las dos frases no se oponen, se complementan o, mejor dicho, el segundo enriquece
más al primero. Como lo dijéramos en los párrafos precedentes, el mot encuentra su
comprensión dentro de la definición boeciana de sustancia individual de naturaleza
racional. Esta base es común a todos los hombres de todas las especies. La otra acepción, es
decir, ane mot, no puede atribuirse a cualquiera, sino a pocas personas. Así, cuando el fang
dice del otro que ane mot, no solo ve en él un ser poseedor de inteligencia y razón (ken ya
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fak), propiedades naturales e individuales, sino algo más que le coloca como merecedor de
un puesto en la sociedad. ane mot es alcanzar el estatus de ser realmente hombre. Pues,
cuando el fang dice ane mot afirma que su interlocutor es digno, es decir, hay coherencia
entre lo que es y lo que debe ser, busca el bien y no el mal y hace lo que se espera de él. Y de
esta consideración, es decir, del ane mot, encuentra su dignidad; esta frase, habitualmente
se enuncia en la tercera persona, es un reconocimiento que se profiere para el otro hombre
o la otra persona, es un testimonio de posesión de legalidad y de bondad, es encontrar
mejoría y grandeza humana en el interlocutor.
Conviene establecer una verdadera relación entre mot y ane mot, en la mentalidad bantú y
fang, mot difiere de los demás seres de la naturaleza: tshid, eleh, osuygn, etc, es decir,
nacemos diferentes de los animales, árboles o ríos, pero no es suficiente para los hombres
que yo sea diferente de los demás seres, me tengo que comparar a los demás hombres, aquí
es donde interviene la expresión ane-mot, es decir, no es solo hombre mot, es un verdadero
hombre, porque se le ha comparado con los demás hombres. Se le ha medido en la
comunidad de los bot. Lo propio de la persona no es ser malo ni buscar el mal. Esto rema
contra la evolución y desarrollo de la humanidad y se contrapone con la convivencia social
que define al hombre como lo reconoce Aristóteles cuando concibe al hombre como un
“animal político”, entendiendo la palabra “político” en su acepción original de polis,
sociedad, ciudad.
Aristóteles reconoce que el hombre no puede vivir sin el otro hombre, siempre tiene que
convivir, es decir, vivir con los demás. La naturaleza le obliga a hacerlo: ha nacido de los
demás y no puede desarrollarse sin los demás. Incluso su racionalidad encuentra sentido y
fundamento en los demás.
5.4 El ase mot (es digno)
El ase mot o es indigno, indica que la dignidad en la comprensión fang celebra este
reconocimiento de la alteridad (ane mot). Mientras que, obrar mal es sinónimo de
indignidad (ase mot). Es un insulto, porque no solo expresa la actuación no aceptada por los
demás, sino que también reconoce en él las semillas del mal que le harán posiblemente
perpetuar su comportamiento nefasto en el futuro. Tanto el ane mot como el ase mot son
características que tienden a definirse con la persona en lo digno por ane mot, y en lo indigno
que ase mot.
El fang parece desarrollar un concepto del hombre que no puede entenderse fácilmente
fuera de la comunidad, del otro hombre. El otro es el que reconoce en mí el ser hombre (ane
mot). No es correcto que me identifique como hombre (mene mot), esto sería vanagloriarse,
enorgullecerse. Lo normal es que sea el hermano que diga ane mot (es hombre verdadero y
bueno). La persona misma no afirma su personalidad, sino que son los demás los que han
de saber y constatar que el otro es digno (ane mot).
En ese sentido, no es propio del hombre el insultar, robar o despreciar por cualquier motivo;
el que actuara así es persona, pero no ha llegado todavía a ser hombre, por lo tanto, no puede
todavía situarse en el escalón superior, el de la humanidad. Lo propio de la persona no es
ser malo ni buscar el mal. Esto rema contra la evolución y desarrollo de la humanidad y se
contrapone con la convivencia social que define al hombre como lo reconoce Aristóteles
cuando concibe al hombre como un “animal político”, entendiendo la palabra “político” en
su acepción original de polis, sociedad, ciudad.
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Con base en lo anterior, en las comunidades africanas, el hombre es hombre antes de que le
refuercen o le disminuyan en el ser. El aspecto físico, la racionalidad, moralidad y
religiosidad son aspectos que se registran solo en el ser del hombre. En este sentido, si “las
culturas humanas son tan antiguas como lo son los diferentes grupos humanos, etnias, y
pueblos que forman la humanidad” (Krotz, 2004, p.13). Los valores humanos se asientan en
las diferentes formas de relación interpersonal que constituyen el puntal sustentador para
las comunidades.
6. Metodología
La investigación se coloca dentro del paradigma sociocrítico o interpretativo porque se trata
de comprender profundamente un concepto, el de la persona. No se quiere generar leyes
por lo que no se utilizan hipótesis ni variables de investigación. La muestra de la
investigación es doble, porque se hace análisis de dos textos para tener las distintas
acepciones del término persona desde la visión bantú. También se utiliza el método
etnográfico con la técnica de la entrevista realizada sobre 5 ancianos que nos detallan lo que
entienden de persona o “mot” en la tradición fang” (Cotán Fernández, 2020).
El análisis de contenido se hace con el programa informático MAXQDA sobre textos de
Placide Tempels (la philosophie bantoue) y de John Mbiti (The Encounter of Christian Faith
and African Religion). El cuestionario que se ha utilizado para la entrevista individual ha
sido no estructurado con la intención de que los participantes saquen todo lo que saben de
la persona. Los encuentros con los participantes han durado menos de 15 minutos por cada
entrevista. Todos han hablado en fang y se ha transcrito al español con aplicación de
transcripciones que viene con los teléfonos Android. El cuestionario para la recogida de los
datos de los textos y de las entrevistas, tiene una pregunta principal: ¿Qué es la persona
(mot)? Pero, en la codificación se tendrá varias subcategorías que estarán relacionadas con
las subpreguntas que derivan de la principal, veáse el siguiente cuadro:
Categorías
Persona en la cultura bantú-fang
Influencia de la colonización
Dimensión ontológica
Cuadro 1: Guion de preguntas para los textos y entrevistas
7. Exposición análisis de los datos
Como se ha anunciado más arriba, este trabajo sigue el proceso analítico-descriptivo con el
método etnográfico. Se analizan los datos recogidos de la categorización de los dos tipos de
documentos (textos y entrevistas).
7.1 De los textos de Mbiti y Tempels
Se trae en el cuadro 2 el resultado del análisis de los textos leídos de los dos autores. Cabe
indicar que no es el resultado de las obras enteras, sino de las páginas de estas.
Categorías
Códigos
Segmentos
Ser colectivo e individual
2
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Definición de la
persona
Ser fuerza
5
Influencia colonial
Poca o nada
1
Dimensión
Moral
5
Ontológica
2
Cuadro 2: datos de los textos de Mbiti y Tempels
7.2 De las entrevistas
Se ha realizado 5 entrevistas como expresado en la sección de metodología, se expone los
resultados de todas siguiendo el mismo esquema de los dos textos anteriores: categorías,
códigos y segmentos.
Categorías
Códigos
Segmentos
Definición de la
persona
Mot
5
Muan mot
7
Influencia colonial
Poca o nada
1
Dimensión
Moral
10
Ontológica
1
Cuadro 3: datos de las 5 entrevistas
7.3 Concepto de persona entre occidentales y africano-bantúes
Concepción
Boecio
Santo Tomás
de Aquino
Tylor
Tempels
Mbiti
Individual de
persona
Sustancia
individual
Subsistente
distinto
Sentido
de sí
El ser es
fuerza
Existencia
corporativa
Comunitaria
de persona
naturaleza
racional
de la
naturaleza
racional
Planes
de vida
De otros
seres
Más allá de la
vida.
Cuadro 4: Concepción de la persona entre occidentales y bantúes
El cuadro 1 recoge dos dimensiones de la concepción de la persona según 5 pensadores (4
occidentales y 1 africano bantú. Placide Tempels, a pesar de colocarse como filósofo
africano, era misionero belga que invita a sus hermanos a concebir a los africanos como
personas que tienen cultura y concepción del mundo propias.
En cuanto a los datos, se ve claramente que cada una de las definiciones de la persona que
hemos evocado tiene una dimensión individual y comunitaria. Los occidentales se destacan,
sin embargo, por la tendencia individual de la persona (sustancia individual, subsistente,
distinto, sentido de sí), mientras que los pensadores africanos, entre los que incluimos a
Tempels, resaltan la dimensión comunitaria (existencia corporativa, el ser fuerza). Ninguna
definición excluye absolutamente una de las dimensiones, todas las integran, pero no en las
mismas proporciones.
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7.4 Concepto de persona en la lengua fang
Los fang de Guinea Ecuatorial pertenecen al tronco de las lenguas que conforman la cultura
o culturas bantúes. Ellos denominan al hombre, como muchas lenguas del mismo tronco nti.
Su acepción del hombre tiene connotaciones comunes, pero se quiere resaltar
especificidades de esta lengua en el contexto particular de Guinea Ecuatorial.
Se ha de reconocer de entrada que el fang define a la persona no tanto en el contexto
antropológico-filosófico, cuanto en el aspecto axiológico-moral.
Definición
Dimensión moral
Dimensión ontológica
Hombre
Mot
Muan mot
Ser hombre
Ane mot
Ane muan Mot
No ser hombre
Ase mot
Ase muan mot
Cuadro 5: concepción de la persona en la cultura fang
El cuadro 2, además de exponer las dos dimensiones, moral y antropológica, expone dos
definiciones: hombre y ser hombre (ser humano). A esta última definición hemos
introducido la acepción negativa (no ser hombre o humano). Se puede observar que cuando
el fang introduce las partículas ase o ane uniéndolas al sustantivo mot, se coloca en la
dimensión moral, valorando a la persona en su aspecto de la dignidad, mientras que, en la
dimensión ontológica, las mismas partículas se unen al sustantivo mot interponiendo el
nombre común muan (del género de).
El fang, sabe perfectamente distinguir las dos dimensiones de la persona como ser racional
(muan mot) y como ser moral (ane mot). Por consiguiente, su definición de persona no es
consecuencia de la occidental, sino conservada de su cultura y tradición africano bantú.
8. Resultados
Este trabajo de investigación se ha diseñado sobre cuatro (4) objetivos:
1. Definir el concepto persona desde la perspectiva bantú-fang;
2. Encontrar elementos culturales que fundamenten la misma definición;
3. Estudiar la influencia que la palabra mot haya sufrido en la colonización; y
4. Compararla con las definiciones clásicas de la persona.
Se va a presentar los resultados de la investigación que se ha llevado sobre todo con relación
a los tres primeros objetivos. El análisis de contenido hecho sobre los textos y las entrevistas
tiene las mismas categorías y códigos. Se buscaba la misma información en las dos tipologías
de documentos. Las categorías son: el concepto fang de la persona y la influencia colonial
sobre el concepto fang de la persona. Cada una de las categorías engloba unos códigos que
permiten agrupar y clasificar la información. Para la primera categoría (concepto fang de la
persona) tenemos: dimensión moral y dimensión ontológica. En cuanto a la categoría
segunda (influencia colonial sobre el concepto fang de la persona) tenemos influencia
positiva y negativa, como códigos.
8.1 Definición de la persona
En atención a los resultados expuestos en los cuadros, se puede deducir que la persona en
la lengua fang se expresa con el término muan mot que traducido literalmente sería el que
ha nacido como persona o el que tiene la forma de la persona. Esto expresa el aspecto físico
y biológico de la persona. El término mot, tiene una connotación moral, significa la persona
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cuyo comportamiento es aceptable o es modelo para los demás. Así, el término mot, además
de significar el valor que los demás dan al comportamiento de su conciudadano, sitúa al
hombre entre el pasado y el futuro. Decir a una persona que ane mot, es también afirmar
que él es aceptado por los ancianos y ancestros y puede servir de paradigma para las
siguientes generaciones.
8.2 Influencia colonial sobre el concepto de la persona
La cantidad de segmentos codificados en los dos grupos de análisis muestra que ha habido
poca influencia colonial sobre el concepto de persona, y esto puede deberse al hecho de que
los colonos no hablaban el fang por lo que no podían cambiar o modificar terminologías
cuyo significado no sabían. Pero, aunque la colonización no haya influido mucho en la
concepción de la persona directamente, se ha de saber que el hecho de eliminar muchos
signos culturales, de prohibir a los alumnos expresar en sus lenguas nativas, podía ejercer
una connotación indirecta y negativa sobre el concepto de persona.
8.3 Dimensión prevalente en el concepto de persona bantú-fang
Los dos términos: muan mot y mot expresan el término persona según la dimensión
ontológica y moral respectivamente. Con muan mot el fang entiende la colocación espacio-
temporal de la persona. Es el ser localizado en un pueblo y en un período preciso. Con mot,
se tiene la expresión actitudinal del actuar del individuo. Es el aspecto que le confiere al
individuo la dignidad y también la parte que hace que el sujeto sea un ser colectivo porque
nace de la comunidad, vive de la comunidad y ha de comportarse según los esquemas de
esta.
9. Discusión
Esta investigación ha tenido como principales objetivos dos: definir el concepto de persona
y determinar si éste ha sufrido influencia de aculturación occidental dada la invasión y
cambios que tuvieron las tradiciones y culturas africanas durante el proceso de la
colonización. Teniendo en cuenta esta doble preocupación y, a tenor de los datos obtenidos,
podemos afirmar que:
Los africanos bantúes fang de Guinea Ecuatorial y de los países vecinos de la misma lengua,
definen a la persona como ser humano (muan mot) desde el aspecto ontológico y como un
ser humano digno (ane mot), desde la dimensión moral. En definitiva, aunque el aspecto
moral sobresale en la concepción de la persona entre los fang, su dimensión ontológica no
se excluye de la definición tradicional fang. También, puede reconocerse, después de la
afirmación del párrafo precedente, que el fang ha conservado su definición del hombre. Los
misioneros que trajeron la cultura occidental y la enseñaban a los autóctonos, no eran
filósofos ni lingüistas, muchos no aprendieron las lenguas locales, lo que hace que no
pudieron incidir mucho en el cambio de los conceptos que los nativos tenían sobre la
realidad. La destrucción de la cultura fue más bien a nivel de objetos y ritos, pero no así a
nivel de conceptos y expresiones.
10. Conclusión
Esta investigación se ha construido, sobre dos preocupaciones: definir el concepto de
persona desde la cultura bantú-fang y determinar la originalidad de esta definición. En
función de estos objetivos y revisando el conjunto de las ideas que han emergido del manejo
de los datos, ha quedado evidenciado que Los bantú-fang tienen una concepción y definición
especifica de la persona desde la dimensión ontológica como ser humano (muan mot) y
desde la dimensión moral (ane mot). La primera acepción celebra el hecho de que todo
hombre proviene de otros hombres, mientras que la segunda evoca el sentido de dignidad
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que contiene la expresión (ane mot). No basta con ser hombre, sino hay que merecer serlo.
El que obra mal, no es digno de ser llamado hombre en la concepción fang. Se tiene la
sensación de que el hombre no esllamado al mal, sino al bien. El que obra mal suele recibir
pues en definición la expresión ase mot (no es digno de llamarse hombre).
No se puede desvincular los valores y la dignidad de la persona. El hombre, en cualquier
cultura o pueblo donde quiera que esté o cualesquiera fueran sus condiciones sociales, es
digno, en otros términos, la dignidad es inherente a la naturaleza de la persona. Así lo recoge
también este estudio que se ha hecho sobre la noción de la persona del hombre fang. En el
pensamiento y vivencias de la persona y de las comunidades africanas como los bantúes, “el
ser es fuerza”. Pues, las culturas africanas bantúes no contemplarían un ser al margen de la
existencia, es decir, desligado de materialidad y concreción. El ser está situado en el tiempo
y en el espacio y, es más, puede haber más o menos ser según que éste tenga más o menos
fuerza “vital”.
La fuerza no es solo el conjunto de bienes materiales, sino también espirituales de este
mundo y del más allá. La comunidad dentro de la que se define la persona no se limita a los
vivos, sino que se extiende también a los antepasados que conviven con los vivientes en una
dimensión invisible.
La cultura bantú-fang, como tantas otras del continente africano, ha sufrido el fenómeno de
la aculturación por la colonización que ha acabado con sus símbolos religiosos y culturales,
ritos y manifestaciones. Los misioneros que llegaron a estas tierras trataban a todas esas
manifestaciones culturales de diabólicas, pero parece que se ha atacado, no tanto a la parte
invisible de las tradiciones: conceptos, expresiones, sino a la parte visible y material. Por
eso, los fang habrían conservado el concepto de persona que todavía hoy tienen.
La comunidad es consecuencia de la unión de varios individuos, no existiría la comunidad
si no existieran los individuos. Para construir o reconstruir el concepto de dignidad en las
comunidades africanas hace falta incidir mucho sobre la dimensión ontológica del término.
No se concebiría en su justa comprensión una dignidad colectiva que aplastara las
individuales.
Abordar esta temática no ha sido una tarea fácil, ha constituido un análisis más hondo para
conocer el pensamiento del concepto de persona en unas comunidades complejas como lo
son las africanas. Sin embargo, se ha podido recabar algunas informaciones en fuentes
bibliográficas que han permitido dar a conocer cómo se desenvuelven los africanos sobre
todo de las comunidades negroafricanas. Se espera que esta investigación abra puertas a
otras posibles investigaciones, ya que el presente artículo de investigación no agota la
temática abordada, sino más bien abre un marco teórico en esta temática.
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Autor
FLORENTINO NCOGO-NDONG obtuvo en 2015 su tulo de Graduado en Humanidades con
mención en Antropología por la Universidad Nacional de Guinea Ecuatorial. En 2019 obtuvo
su título de Máster título en Filosofía y Cristianismo por la Universidad Católica de Murcia,
y en 2020 obtuvo su título de Máster Universitario en Estudios Humanísticos y Sociales por
la Universidad Abad Oliba CEU-Barcelona.
Actualmente es Doctorando en Filosofía en la Escuela Internacional de Doctorado CEU. Es
investigador en temas de antropología y tiene una gran cantidad de obras inéditas.