Revista Cátedra, 7(2), pp. 81-102, julio-diciembre 2024. e-ISSN: 2631-2875
https://doi.org/10.29166/catedra.v7i2.6648
De esta manera, la tutoría como elemento sustancial del proceso educativo presenta como
característica una planificación curricular continua, sistemática y coherente al aprendizaje
de los alumnos, considerando sus circunstancias específicas. En este proceso también es
importante que el orientador-tutor desarrolle habilidades de empatía, de estabilidad
emocional, de confianza y de liderazgo; pero, sobre todo, posea estrategias de aprendizaje
y metodologías participativas como la ayuda entre los estudiantes, la actuación conjunta de
dos docentes en el aula, la conformación de grupos interactivos, los aprendizajes
cooperativos, los diálogos, las tutorías personalizadas, la enseñanza diversificada, el
aprendizaje significativo, y el uso de tecnologías de la información entre otros.
Por esta razón, se debe flexibilizar el currículo, se debe proponer programas curriculares
que posibiliten diferentes contextos de aprendizaje, comprometiéndose a la superación de
las barreras de acceso, participación y compromiso para atender a la diversidad. En este
sentido, las prácticas pedagógicas en ambientes hospitalarios han sido concebidas como un
servicio que aporta beneficios educativos a un proceso de inclusión educativa en la cual se
conjuga la realidad social, y la situación contextual de cada niño y joven con las necesidades
psicosociales y educativas. Uno de los primeros principios de estas unidades de apoyo
educativo es el de educación integral globalizada, integra el contexto y la materia, aquí juega
un rol importante el recurso didáctico y la motivación.
Los recursos didácticos bien empleados, a criterio personal, permiten concretizar el proceso
de enseñanza, la clase se vuelve atractiva, divertida, y los conocimientos se vuelven
significativos. La tarea de la educación según Simbaña-Gallardo et al. (2017) “debe permitir
vivir un constante proceso de interacción, que la persona descubra y cultive
individualidades y al mismo tiempo fortalezca la convivencia en colectividad, que logre
alcanzar objetivos corporativos mediante el cultivo del espíritu, la moral, los valores” (p.93).
De ahí que la tutoría académica en ambientes hospitalarios se debe basar en valores como
el respeto, la empatía y el buen trato al alumno-paciente; el tutor debe desarrollar buenas
relaciones humanas con la familia del paciente, los compañeros, el personal hospitalario,
etc.
Así, el tutor se anticipa a lo que el alumno necesita; el amor es primordial en este contexto,
el profesor debe atender de una manera amorosa y humana al alumno, pero sin verse
arrastrado por el dolor. La tarea en el ámbito hospitalario consiste en garantizar los
aprendizajes escolares, pero también ayudar a entender la enfermedad y el entorno
hospitalario, ofrece apoyo afectivo y emocional al alumnado y sus familias. Por esta razón,
las actividades de enseñanza-aprendizaje solo resultan efectivas si se realizan de una forma
interpersonal, pero, además, los factores que intervienen en la actividad están relacionadas
directamente con la noción de cuidado en la medida en que los alumnos hospitalizados
requieren una atención integral que promuevan el humanismo, la salud y la calidad de vida
con las debidas consideraciones de las diferencias individuales.
El principio de responsabilidad docente, así como los principios de justicia y de igualdad de
la atención educativa, no están marcadas por las prescripciones del deber, sino que
consisten en el reconocimiento de los alumnos en su ser individual. Simbaña-Gallardo et al.
(2017) indican también que en esta tarea no se debe olvidar que “en la sociedad existen
formas de organización social, y será la educación a quien le corresponda articular varios
escenarios sociales, económicos, políticos, ideológicos y culturales que confluyen en el
sistema educativo” (p. 96). El currículo educativo responde a planes o programas de estudio,
pero en la práctica no manifiesta criterios unificados, no responde a necesidades sociales de
interdisciplinariedad y multidisciplinaridad de conocimientos; el currículo educativo