Revista Cátedra, 8(1), pp. 39-59, enero-junio 2025. e-ISSN:2631-2875
https://doi.org/10.29166/catedra.v8i1.7430
las emociones propias del ser humano en un contexto educativo. Considerando que la
automotivación es importante, en la medida que nos ayuda al cumplimiento de las metas y
objetivos personales, para que las personas se sientan satisfechas con sus propios logros y
plan de vida.
El reconocer las propias emociones, apreciación de los defectos y debilidades, implica una
conciencia que lleva expresarlas o no, dependiendo que quienes están presentes en el
momento que ocurren. Observando las respuestas al ítem: soy capaz de expresar mis
emociones a otros, podemos encontrar resultados altos correspondientes a casi nunca, es
decir, a las personas les preocupa mostrar las emociones ante otros, actitud que puede
considerarse frecuente entre los estudiantes. La automotivación es una tendencia
emocional que facilita el logro de objetivos, como la motivación por el logro, la confianza en
las capacidades personales, el compromiso, la prontitud, la iniciativa y el optimismo. En la
población encuestada, el ítem "estoy satisfecho con mi vida" proyecta un resultado positivo,
ya que casi la mitad de los participantes asegura estar siempre satisfechos. Esto sugiere que
la mayoría de las personas presentan un estado de ánimo positivo.
También, se observan resultados interesantes, como que la mayoría de la población es capaz
de percibir las emociones de los demás, considerando más fácil comprender a otras
personas que a sí mismos. Además, se evidenció que la mayoría de los encuestados afirma
que casi nunca se sienten deprimidos. Esto es relevante, ya que la depresión es un estado de
profunda tristeza, baja autoestima y decaimiento que puede provocar aislamiento y
diversos problemas, razón por la cual, en muchos casos, se requiere apoyo profesional. En
general, la mayoría de los participantes mantiene una visión positiva, a pesar de las
circunstancias adversas que puedan enfrentar.
En cuanto a la impulsividad, un alto porcentaje de los encuestados señala que su
impulsividad ha generado situaciones problemáticas que, en ocasiones, no son capaces de
afrontar. Sin embargo, un bajo porcentaje afirma poder controlar su impulsividad y así
evitar problemas. Esto sugiere que existe un porcentaje significativo de estudiantes que son
capaces de controlar sus impulsos. Por último, se observa que un alto porcentaje de los
participantes manifiesta que domina las situaciones difíciles que se les presentan y las
enfrenta con madurez, mientras que un porcentaje menor asegura que no puede manejar
dichas situaciones.
6. Conclusión
Es fundamental que los estudiantes desarrollen habilidades relacionadas con la inteligencia
emocional, estas les permitirán gestionar y transformar sus emociones y sentimientos de
manera efectiva. Estos cambios pueden alcanzarse mediante la implementación de
contenidos y disciplinas especializadas en el estudio de las emociones dentro de las mallas
curriculares de las carreras de la facultad. En este sentido, Beteta et al. (2020) destacan que
“existen 25 publicaciones que detallan la importancia y los beneficios de la inteligencia
emocional tanto para el profesorado como para los estudiantes en diferentes niveles
educativos” (p. 106), lo que respalda la propuesta de incluirla en la formación inicial de los
docentes.
Asimismo, es necesario que los estudiantes y futuros profesionales de la educación
fomenten relaciones sociales saludables, lo que les ayudará a identificar su estado
emocional en relación con los demás y a generar vínculos afectivos positivos. Estos vínculos
pueden prevenir malentendidos, la divulgación de información privada y conflictos dentro
de la comunidad educativa. Paz y Rosales (2023) coinciden en los hallazgos cuando