Evaluación sobre las relaciones de

poder, estado y educación

 

Evaluation about the relations of power, state and education

 

Juan Durán-Molina

Universidad Central  del  Ecuador, Quito, Ecuador

jduran@uce.edu.ec

https://orcid.org/0000-0001-6586-1707

 

Fernando Rodríguez-Arboleda

ipiamat2008@yahoo.es

https://orcid.org/0000-002-0041-4284

(Recibido: 20/05/2018; Aceptado: 1/06/2018; Versión final recibida: 15/06/2018)

 

Cita del artículo: Durán-Molina, J. y Rodríguez-Arboleda, F. (2019). Evaluación sobre las relaciones de poder, estado y educación. Revista Cátedra, 2(1), 162-174.

 

Resumen

Las relaciones entre Poder, Estado y Educación desentrañan los opuestos materialmente existentes y las consideraciones teóricas del contenido esencial de poder. Desde la vertiente dialéctica se explica las implicaciones de la existencia del poder en el aparato del estado que es un órgano de dominación. Se describe el control que tiene el poder sobre el estado y sobre la educación, que es poderosa herramienta para trasmitir la cultura dominante  en  cada  etapa de la historia. Esto explica que la educación es parte de una  realidad  compleja que  está unida a procesos económicos, políticos, jurídicos sobre los cuales el estado es un moderno administrador de empresas y, pretende que la educación esté sometida a las leyes del mercado. Por otra parte, pone en evidencia a la enajenación que sin ser exclusiva del capitalismo es el enemigo central de los humanos ante lo cual se  debe  tomar  conciencia hacia una resistencia crítica que permita consolidar  una  formación  independiente, autónoma y solidaria. Se trata de evaluar la relación entre poder, estado, educación y cuáles son las condiciones de la producción del saber en cuanto a qué se lo produce, la finalidad social de éste, en qué se lo utiliza y sobre todo quién lo controla. El objetivo es evaluar por qué hay una relación directa entre saber/poder como extensión de todo y la relación con las inequidades sociales de las cuales el estado es el garante incondicional. Para demostrar lo expuesto, el artículo de forma cronológica relaciona el estudio al estado liberal conservador que hace su aparición a principios del s. XX, posteriormente al estado desarrollista que surge desde los años sesenta del mismo siglo y durante la aplicación del modelo neoliberal.


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Palabras Clave

Educación, estado desarrollista, estado liberal conservador, neoliberalismo, relación saber/poder.

 

Abstract:

Relations among Power, State and Education uncover the opposite existing materially and  the theoretical considerations of the essential  content of power. From  the  dialectical point of view, the implications of the power existence in the State  apparatus  are explained,   being a domination and control organ, which exerts the power and its capacity to handle the State and the education as a transmission tool of the dominant culture in  history. Education is  part of a complex reality linked to economic, political, legal  processes in which the  State   is a modern business administrator and the education is subjected to the market laws. On the other hand, education reveals the alienation that without being exclusive of capitalism is the main enemy of the human being, so awareness should be taken towards a critical resistance, which allows to consolidate an independent, autonomous and solidarity formation. The aim of the article is to explain the relation among power, State and education, as well as the conditions of the production of knowledge and the social purpose, and above all who controls it, since there is a direct relation in knowledge/power as an extension, and the relation with the social inequities in which the State is the unconditional guarantor. The article is written in a chronological way to study the liberal, conservative State which appears at the beginning of the XX century; later to the developmental State which arises in the sixties of this century and during the application of the neoliberal model.

 

Keywords

Education, relation of knowledge/power, alienation, critical thinking, liberal conservative State, development, neo-liberalism.

1. Introducción

Un viejo proverbio dice que enseñar a pescar es mejor que dar  pescado.  El obispo Pedro Calsaldáliga, que vive en la región amazónica dice que sí, que eso está muy bien, muy buena idea, pero ¿qué pasa si alguien compra el río, que era de todos; y nos prohíbe pescar? ¿O si el río se envenena, y envenena a sus peces, por los desperdicios tóxicos que le echan? o sea:

¿qué pasa si pasa lo que está pasando?”

 

—Galeano, 2011, p. 334

Efectivamente, la educación es una realidad compleja indiscutiblemente unida a procesos económicos, sociales y políticos nacionales e internacionales en donde se  evidencia,  más que todo en los tiempos modernos, la presencia hegemónica de los grandes negocios trasnacionales dispuestos a ser más capital y menos mundo. Esta realidad existe  al extremo  de que los recursos naturales se agotan, la soberanía alimentaria y cultural de cada país se resquebraja, se crean instrumentos jurídicos supranacionales; los gobiernos se convierten consciente e inconscientemente en modernos  administradores  de  “empresas”  y  la educación pretende ser controlada por la ley del mercado.

Pues bien; la educación es un fenómeno social cuyo devenir depende, en  última  instancia,  del conjunto de los fenómenos sociales. El interés de algunos filósofos y educadores modernistas y posmodernistas es velar por la base material del capitalismo, por dejarla


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intocada, por divorciar sus análisis sociales y culturales del estudio del modo de producción. Así, formularían soluciones ante el caos del mundo actual solo en el plano superestructural,  lo que por cierto explica que las relaciones de poder en cualquiera de los niveles y procesos del sistema educativo tampoco se desligan de las relaciones sociales de producción.

En tal virtud, desde el lado de los “excluidos”, “los desechables”, “los sobrantes” y los “indignados”, es decir, la mayoría; es posible realizar una resistencia crítica y  organizada. Esto, en términos educativos significa construir amistades  fervientes,  maximizar  la compañía inteligente, fomentar la crítica con la acción colectiva de tal forma que estemos dispuestos a usar la estética de las derrotas para decir no a la inmovilidad, no a la domesticación intelectual, moral y política por parte de mandamases que frecuentemente intentan sacralizar su prepotencia como actos de buena fe y para nuestro propio bien.

La formación de seres humanos y de profesionales de nivel superior, que esté ligada al pensamiento crítico tiene como base la educación para la libertad, a fin de que  sea  un  desafío democrático en este mundo hegemonizado por el mercado,  que  hace  de  los humanos seres que se alienan con el consumismo. Un  principio  fundamental  de  la educación es no solamente  formar  meros  profesionales  calificados,  sino  seres humanos que sean protagonistas de cambios históricos y sociales.

Concretamente, se reflexionará de manera objetiva, pero a la  vez crítica  entre  saber, poder y educación puesto que se considera que hay implicaciones en la  práctica  escolar,  ya  que el poder dado por el lugar que se ocupe en un proceso de creación de la riqueza determina que el punto de partida no es el mismo para todos los niños. La primera forma de discriminación social es la dada por el origen pobre de un ser humano en términos económicos, lo que se explica en el párrafo anterior, hay una segunda en relación con el capital cultural que irán acumulando durante la vida y que, garantizará a unos más que a  otros una vida digna, trabajo estable y capacidades mejor desarrolladas. Así mismo se hace referencia a las prácticas escolares que no son aisladas de los procesos sociales del contexto, también son un reflejo de las relaciones de poder y de serlo así, se justifica el  presente trabajo y uno de los objetivos que se relaciona con el planteamiento que dice que las formas de cultura y los aprendizajes evaluados como válidos son los aceptados por  quienes  detentan el poder que a su vez determinan qué es verdad y cuáles serán los conocimientos discriminados al silencio.

Por lo tanto, investigar para encontrar el verdadero camino sin cadenas por el que debe transitar la educación debe tener un valor transformador que justifica este esfuerzo, de forma que no solamente existe interés académico o epistemológico en el sentido de desarrollar la teoría o verificarla en la praxis. Además, existe la posibilidad de apuntar al objetivo de enfrentar posiciones que convierta a la educación en un acto humano para humanizar en los mejores términos de la convivencia social solidaria, libre igualitaria y equitativa en todas las formas.

Podría entenderse, desde otra perspectiva  que  la  importancia  de  ejecutar  esta investigación tiene que ver con la calidad de la educación en general y universitaria en particular, lo cual es acertado en la medida de que ésta se determina  según  sea su respuesta a la demanda social que tiene relación con la vida digna de la que se ha hecho referencia . Se justifica también porque va dirigida a los amantes de la libertad,  seguimos  la contraseña  de quienes murieron por la reconquista de todo aquello  que es irreductible  a los  sistemas  y a las burocracias paralizantes.


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A continuación, el estudio tiene como fuente de origen bibliografía calificada de las Ciencias Sociales y una práctica profesional ligada a la academia universitaria que, además ha trascendido los límites físicos de la escuela puesto que se entiende que el  campus universitario no es suficiente para educar. Además, deben los docentes hacer las necesarias reflexiones teóricas que fundamentan las prácticas que junto a la teoría evidencian el espiral teoría-práctica.

 

El estudio se constituye en un encuentro indisoluble entre la praxis educativa de la cual los maestros son protagonistas de la teoría en Ciencias Sociales. Esto explica las relaciones de producción que no es ningún anacronismo teórico, sino que abre  la posibilidad  a un  acceso  a contenidos críticos, ideológicamente comprometidos donde, la neutralidad no es posible.

 

2.     El saber, el poder y la educación en los siglos coloniales

Una de las cuestiones  fundamentales en materia  educativa relacionada con la  temática,  es la cuestión del poder, y esto significa a criterio personal saber:

·       ¿Quién lo controla?

·       ¿Cómo llegó a él?

·       ¿Para qué lo utiliza?

·       ¿De qué medios se sirve?

·       ¿Cuál es su finalidad?

Desde este punto de vista y considerando históricamente el problema de la educación, se ve que ha sido utilizada por el poder para reproducir las inequidades sociales a través del Estado. Como dice Merani (1980) “Lo que no se considera políticamente exhibible se oculta simplemente. Así el poder edificado a la manera de las grandes mafias  se interrelaciona con  lo antisocial” (sección Presentación, párr. X) pues bien el poder discrimina del conjunto de conocimientos, aquellos válidos para su permanencia y los socializa y difunde. Como prueba de lo dicho anteriormente, en la colonia, y hasta muchos años después de los procesos de independencia de América Latina, la Universidad en particular y la educación en general estuvo instrumentalizada por la Iglesia. Permanentemente se ha  utilizado  el  nombre  del Dios cristiano como coartada para los saqueos de los recursos naturales, la expropiación de tierras y saberes incompatibles con sus procesos de conquista.

Con la finalidad de consolidar los fundamentos de la propuesta del artículo presente y sus objetivos, el historiador ecuatoriano Ayala (1994) señala:

todo el aparato político de la Real Audiencia de Quito que incluía los cabildos y la propia Iglesia sometida al  control estatal.   En efecto, gracias a una concesión del Papa, los soberanos españoles recibieron el derecho llamado de Patronato sobre la Iglesia americana” (p. 43).

El autor relaciona el poder, el control del saber y la educación. Como se sabe, y la  lectura deja muy en claro, la Iglesia Católica tenía el poder sobre la educación y a su vez, sobre la iglesia tenía control el estado  colonial. Continúa  Ayala (1994) “De este  modo   encontramos a la Iglesia firmemente enquistada en el aparato estatal colonial, ejerciendo un virtual monopolio de la dimensión ideológica de la sociedad” (p 43). Esto permite afirmar que los sacerdotes tenían la función no solamente de evangelizar a las masas indígenas proceso que  lo cumplían en las parroquias y conventos y la función educativa de  los colonizadores con lo que Ayala (1994) continúa reflexionando “imponen su cosmovisión de la  cristiandad como horizonte ideológico” (p. 43) al decir esto se refiere a la iglesia como institución


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humana -no como derecho individual a la religiosidad- que al serlo tiene y  desarrolla intereses políticos.

En el Altoperú, en cuanto a la autoridad del estado monárquico en la universidad de Charcas durante la época colonial se enseñaba que los jesuitas como son seguidores de Santo Tomás de Aquino, enseñaban su doctrina, que según dice Vázquez, (1983) “llegaban mediante silogismos según el cual la autoridad del estado reside en Dios de quien pasa al  pueblo  el  cual a su vez cede esa autoridad a una persona que es el jefe del estado, en este caso el monarca” (p. 165) Esta es la escolástica española que en un juego artificioso de palabras refleja la realidad de la relación entre el poder, los que poseen el saber y la educación.

Por cierto, que el silogismo por otra parte evidencia que en esas relaciones de poder se preconiza la intervención del pueblo lo que es reflejo de una democracia que es más ficción que realidad. Esto demuestra la diferencia de la postura de los reyes franceses de los siglos XVII y XVIII que consolidaban el autoritarismo absolutista cuando plantean que  el  poder viene directamente de Dios al rey y la educación reflejará esa realidad.

¿Qué se enseñaba? Es una pregunta clave para encontrar las relaciones saber poder y entonces es muy claro determinar que inicialmente se conquistó a los pueblos de las tierras que ellos no conocían, mediante la violencia armada, pero como era imposible mantener un ejército de ocupación en un continente tan enorme, era necesario apoderarse de las conciencias de sus habitantes. El medio utilizado y muy eficaz es la  cultura  y específicamente el mecanismo de difusión de ella que es la educación. Se enseñaba a los indios nativos el catecismo, música sacra junto con agricultura y artesanías para que produjeran lo que los chapetones y criollos requerían  para  su  manutención.  No consideraban necesario la lectura yescritura.

En el caso del Ecuador, para 1767 la iglesia no solo era dueña de alrededor de 109 haciendas en la Real Audiencia de Quito- La iglesia católica tenía además la mejor arma de control que son las diversas expresiones culturales que por otra parte tienen una fuerte raíz social como las fiestas y formas del ser social de la época las que  acomodan formas culturales  extrañas  al mundo americano de esos siglos, construyendo un sincretismo religioso y  cultural  pero que, de esa conjunción pierde su naturaleza la cultura autóctona.

3.         La relación saber, poder y educación en los años republicanos

El estudio de la historia del Ecuador republicano nos muestra un devenir social y económico que se inicia en 1830 calificado por la sabiduría popular como último día de despotismo y primero de lo mismo que hace relación con el mantenimiento de las formas de explotación colonial y formas de educación elitista bajo el poder de la iglesia. La República para la América independiente de España no significó de ninguna emancipación económica o lucha anti feudal, solo fue un proceso político en el que los terratenientes y criollos salieron aventajados.

Dentro de las obras artísticas, en Lima, Potosí y otras ciudades se desarrolló el  teatro  que  fue de carácter religiosos e histórico, escrito en lenguas quechua y aymara con el  objetivo   de evangelizar. Vázquez (1983) manifiesta:

Las piezas teatrales se representaban especialmente en Corpus  Christi  y  en las noches de fiesta denominadas paganas o mascaradas y en las novenas de fin de año o de algún santo al que rendían culto se hacían comedias de carácter sagrado (p.179).


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Las Universidades coloniales enseñaban filosofía que era concebida como sirvienta de la teología, pues, el objetivo es justificar la existencia de Dios por medios racionales. En la Real Audiencia de Quito tenemos el Filosofado de San Fulgencio, también se enseñaba escolástica y moral. Las facultades de Derecho enseñaban las leyes de Indias: leyes reales, civiles y canónicas, se enseñaba gramática y latín. Los centros educativos gratuitos de  nivel medio  que estaban destinados a instruir a sectores medios del pueblo, enseñaban a leer y escribir, catecismo y música sagrada, lo que demuestra que la educación está al servicio del poder temporal de la iglesia y de la monarquía. Russell (2004) al respecto,indica:

La religión como suelen decir sus defensores es la fuente de nuestro sentido de la obligación social. Cuando un hombre hacía algo que desagradaba a los dioses el castigo divino cae sobre todos de ahí que su conducta fuera un asunto de interés general… esto implica que los vicios privados provocaban calamidades públicas (p 128).

Con estas reflexiones relacionadas con la religión, lo social y la educación, se demuestra que el saber aceptado por la Iglesia y obligatorio para el pueblo es instrumento de control social. Cuando se revisa la literatura relacionada con el proceso de desarrollo histórico del Ecuador que, por cierto tiene coincidencias con otros países ya que se trata de un continente que  vivió y vive realidades semejantes, determinadas éstas no solo por los  procesos  internos  sino además por la cadena que nos ata al norte del Planeta en una suerte de relación desigual justificada a nombre de la división internacional del trabajo se evidencia un caminar social que, condujo a nuestros países a incorporarse más temprano que tarde al sistema capitalista mundial. En este proceso de igual manera la educación, va a ser instrumentalizada por el Estado que asumió en el devenir social, formas de: Estado liberal conservador, Estado desarrollista y Estado neoliberal.

Cuando las sociedades subyugadas por el colonialismo, cito para consolidar, lo que afirman Acosta y Cajas (2015)

devinieron en capitalistas y no pudieron  basar su acumulación  originaria a costa de otras sociedades más débiles, optaron por enfocarse en la explotación local de su fuerza de trabajo. Así, estas últimas sociedades devinieron en un “capitalismo tardío” donde el proceso de acumulación quedó condicionado por su dependencia histórica del capitalismo temprano” (p. 134).

Estas realidades son de suma importancia para entender los procesos de aculturación y enajenación no solo del producto del trabajo que en el capitalismo se da a través de la plusvalía sino que, también implica enajenación de la conciencia de la propia realidad por medio de saberes. Estos saberes se trasmiten desde la escuela y los docentes son el instrumento muchas veces inconsciente de esos procesos, además de otras prácticas y costumbres que restan identidad a los pueblos y son promovidos desde el norte.

4.        EL saber, poder y educación en el Estado liberal conservador

Cuya prevalencia ocurre entre1880 y 1930 que se consolida con la Revolución Liberal de 1895 pero que, a pesar del triunfo burgués, los terratenientes y la iglesia conservan a pesar del triunfo liberal, un alto poder económico, político e ideológico, lo que permite la denominación utilizada. Si bien se produce la extensión gradual de la educación pública y gratuita a todas las capas sociales bajo los criterios del pensamiento positivista ilustrado en contra del clerical, no logra emanciparse de su carácter de clase. Tanto es así que, para el liberalismo latinoamericano, la supresión de la esclavitud fue un logro más fácil de resolver


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que la eliminación de la servidumbre indígena, problema estructural que acomodado a los intereses del gran capital genera marginación, inequidad y pobreza para muchos sectores y capas sociales indígenas y mestizas. Es más, durante muchos años el  Estado  Docente no  tiene establecimientos educativos propios, los que son sostenidos por los hacendados en muchos casos. Los sueldos y salarios para el profesorado son bajos, falta personal administrativo especializado, así como también en lo relacionado a mobiliario escolar y material didáctico. La situación es más complicada en las zonas rurales, en donde el abuso mezquino de una parte de la oligarquía  regional,  deja mucho que desear  para  el  avance de la cultura y la educación.

Los países llamados erróneamente como países  en  vías  de  desarrollo,  tienen  un proletariado tan explotado como a inicios de la revolución industrial, pero  en  condiciones  de sociedades agrarias atrasadas, con una fuerte clase terrateniente caudillista que requiere poco conocimiento frente a una tecnología hasta pasados los cincuentas del s. XX. Según afirma Merani (1980) a la educación el poder pedía solo dos cosas “capacidad para el  trabajo, que lograba con esa rudimentaria educación primaria, y sumisión a sus fines, que obtenía por el imperio de la ley aplicadora de la fuerza y, sobre todo, con la presión del hambre de los desocupados” (p. 25).

Con el Estado desarrollista (1945 -1981) en donde se pone de manifiesto un modelo de industrialización para la sustitución de  importaciones,  la  educación  crece cuantitativamente. Sin embargo, conforme se analiza en el trabajo de tesis de Maestría en Historia del Ecuador de Rodríguez (2005) bajo los fundamentos resultantes de la aplicación de las dos reformas agrarias, los sectores más favorecidos van a ser precisamente las clases medias; los sectores populares en cambio no, por cuanto una vez separados de  sus  medios  de producción, gran parte de la misma, migran hacia las ciudades en calidad de un subproletariado lleno de necesidades y problemas insatisfechos. A  partir  de  entonces, muchos países de América Latina y particularmente el Ecuador, dejará de ser un país eminentemente rural para convertirse aceleradamente en un país urbano (Rodríguez,2005, p.45).

Según los sectores de poder el modelo desarrollista permitiría en poco tiempo, alcanzar un nivel económico, social y educativo equivalente al de los países ricos, en donde quedarían resueltas algunas contradicciones significativas  relacionadas con la  pobreza,  el  desempleo o la inflación. Sin embargó, la realidad fue distinta y el desencanto más. Como lo dice Juan Cepeda en la obra de Jorge Núñez:

En un país en donde la miseria y el atraso conviven con el desarrollo del capitalismo, los síntomas del progreso aparentan manifestarse en las ciudades y prácticamente se reducen a la faz que presentan Quito y Guayaquil… el 1,5% de la población ecuatoriana está compuesta por

grandes propietarios agrícolas, industriales, comerciantes, banqueros y financistas; el 20% por las clases medias y el 78.5% por la clase popular compuesta de artesanos, choferes, pequeños abaceros e intermediarios rurales, proletariado ,subproletariado urbano y campesinado (Cepeda, 1992, p. 265).

Ahora bien, como el desarrollismo en calidad de modelo económico y político  impuesto desde afuera enfatiza en los procesos  de exportación e inversión, sin topar el  problema  de  la propiedad y la distribución injusta de la riqueza. Los efectos de este modelo se  han visto  en la calidad de la educación se hacen sentir con respecto a infraestructura escolar,


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burocracia administrativa, rezago escolar, analfabetismo, nutrición escolar, investigación educativa, pensamiento pedagógico y equidad educativa.

Tensiones que se recrudecen o atenúan según las vicisitudes  del  mercado  internacional, toda vez que se decide por parte de muchos países del continente confiar su destino en la venta de un solo producto de exportación. En nuestro caso, si nos va bien con la venta del cacao, luego el banano y finalmente el petróleo se pueden mejorar en algo la educación (feminización de la matrícula escolar, creación de centros educativos de educación inicial, acceso a niños y niñas con necesidades educativas especiales),  pero cuando existe  crisis en  la venta internacional la situación se complica. Más aún cuando el imperialismo norteamericano con sus agencias  internacionales de  desarrollo, con la diplomacia  del dólar   y mediante el uso de la fuerza logra deformar el aparato productivo nacional y nos ubica en una situación de postración económica y social que a nivel ideológico y político tratará por todas las mañas y artimañas de fortalecer la dependencia a la que fuimos sometidos.

Durante la aplicación del modelo desarrollista Keynessiano, bajó significativamente el analfabetismo con una ampliación de la cobertura educativa, pero, este proceso no logró conciliarse con la calidad de la educación. Retornada la democracia, el Estado neoliberal (1981 hasta la actualidad) desnudará la naturaleza egocéntrica del capitalismo como civilización egoísta que privatiza las ganancias y socializa las pérdidas a tal extremo, que nuevamente los problemas estructurales de corrupción, desempleo y pobreza crecen significativamente “De 136 millones de pobres que había en América Latina en el año  de 1970, para el 2002 se incrementará a 300 millones” (Saltos, 1999, p. 34). Es más, cerca de “600 mil millones de dólares es el costo de la corrupción en América  Latina  en los últimos 25 años, equivalente a su deuda externa” (Robles José, 2008, p.141). En el caso del Ecuador,  el país ha pagado por concepto de deuda externa cerca de 100 mil millones de  dólares,  lo  que significa haber pagado cinco veces más la deuda que para ese año era de  16  000 millones de dólares.

Esto significa descapitalizar las economías nacionales razón por lo cual los problemas educativos anteriormente señalados se intensifican. A ello se suma: intentos de la privatización de las escuelas públicas; formación del capital humano según las necesidades del mercado y no las necesidades de los sectores  populares;  cambios curriculares enfatizando los aspectos técnicos en lugar de los humanísticos; control de los servicios educativos bajo el criterio empresarial que mide costo-beneficio; se evidencia que la educación funciona para el mercado y con la lógica interna también del  mercado, impulsando entre otras cosas la formación de competencias.

Sepúlveda (2002) “de esta lectura economicista, competencia remite al  progreso’ instrumento fundamental para lograr mayor productividad  y  competitividad”  (p.  3). advierte que desde el poder se estimula esto porque la educación se vuelve dependiente de las decisiones de un tipo de economía, la que conduce el  modelo neoliberal,  esto evidencia  lo que el trabajo requiere de las escuelas, que es lo mismo lo que el poder necesita de la escuela.

Todo lo descrito provoca procesos de injusticia social que entre otros aspectos se promueve la guerra silenciosa entre maestros por estímulos salariales, entre estudiantes por  la obtención de becas, y entre los diferentes niveles educativos por la absorción de los fondos públicos; ofertas académicas de autoempleo y microempresas. Lo que se pretende es liberar que es equivalente a flexibilizar los sistemas de regulación del Estado para contrato de docentes, reconocimiento de títulos profesionales, validación de estudios internacionales y pago de salarios y destrucción de los sindicatos del magisterio.


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La ética de la formación por competencias pretende hacer pensar que es un concepto que ofrece igualdad de oportunidades lo que para el liberalismo en términos económicos y jurídicos es parte de su esencia y un axioma en cuanto no necesita ser probado. Por supuesto que, dadas las desigualdades económicas de los individuos lo que se demuestra fácilmente por estadísticas presentadas por la OXFAM: (2018). “el 1% más rico de Chile posee al menos el 36% del PIB de ese país, en Suecia las cifras son de que el mismo 1% posee el 9% de la riqueza. Estos datos hacen comprender que citado por Sepúlveda (2002) “La pretensión de una igualdad de oportunidades formales para todos los ciudadanos, es una piadosa ficción; pero si la analizamos en su dimensión material, se vuelve un concepto apriorísticamente irreal” (p. 17).

Con todos estos hechos, la tarea educativa se desnaturaliza y en consonancia con los procesos de globalización, se agudizan aspectos fundamentales relacionados con el financiamiento educativo; la relación escuela trabajo y los estándares de excelencia académica. No se pretende de ninguna manera  desconocer el  marco contextual  ni  regional ni mundial así, la educación no puede pensarse fuera de las demandas de la sociedad y la historia la cual,  en esta etapa última, ha sido  fuertemente  estructurada  por  el  predominio de una posición economicista, en función de los intereses del poder del mercado.

Con respecto al financiamiento educativo, el neoliberalismo plantea como solución única la privatización de la educación, de tal suerte que la educación en lugar de ser un derecho pasa a constituirse en un privilegio de quien puede pagarla. En lo que respecta a la relación entre educación y trabajo el neoliberalismo, apunta a formar al “hombre económico” como mano de obra o como cerebro al servicio del capital. Finalmente, con respecto a la excelencia académica, la cantidad se confunde con calidad, el conocimiento se vuelve una mercancía,  los docentes y padres de familia pasan a ser clientes, y la escuela pública, una empresa, en donde el factor humano no interesa.

Desde esta lectura economicista el progreso se confunde con competencia que da supuestamente mayor productividad y competitividad factores de  atraso  y  marginalidad para quienes no logran adaptarse a las condiciones del escenario que marcan las nuevas relaciones sociales y económicas. Las exigencias del trabajo obligan a que se convierta en objetivo desde tempranas edades el desarrollo de destrezas  todo lo  que está  apoyado por  un desarrollo inusitado de las aplicaciones tecnológicas que se han convertido como en la panacea de quienes creen que en educación lo técnico importa más que  lo teórico. Este es  un equívoco difícil de combatir ya que no entienden que la educación es un fenómeno en esencia social.

·       ¿Qué hacer?

“En una sociedad de la mentira, la verdad sabe a terrorismo” “Fluye el petróleo y sangra la selva”

“Y la justicia donde está: Crucificada en los altares del capital” “Putas al poder, sus hijos ya fallaron”

“El gobierno de Sixto pertenece al sexo débil”

(Grafitis tomadas de las calles de Quito, en el 2005).

A pesar de que la historia es una señora con digestiones lentas, los elementos  de la solución  se encuentran en ella misma, de tal manera que es posible construir una pedagogía de la resistencia, sin necesidad de esperar a que todo alrededor este bien para empezar hacer lo que se debe hacer. Esto quiere decir:


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·       Conocer los diferentes modos de resistencia a lo largo de la historia nacional y latinoamericana para ver cómo han sido difundidas en el pasado y como puede ser desarrolladas en el futuro, fundamentalmente en su carácter emancipador.

·       Relacionar la escuela con las fuerzas activas de la sociedad y las organizaciones populares, gracias a las cuales, recupera la relación del pasado con el presente; la acción con la conciencia, la crítica con la propuesta hecha con la gente, desde la gente y para la gente.

·       Defensa organizada a la educación pública y gratuita en todos sus niveles,  donde debe crecer alternativas democráticas a la educación tradicional. No es posible que los hijos de los principales contribuyentes al erario nacional como son obreros, campesinos y empleados tengan una mínima representación en las aulas universitarias.

·       Tener presente que la escuela no puede cambiar por sí misma a la sociedad, ni es todopoderosa, en consecuencia, es fundamental su relación con las fuerzas activas  de la sociedad que no solo consumen sino producen, que no solo receptan pasivamente, sino que en forma crítica cuestionan un conjunto de informaciones, símbolos, normas e imposiciones.

·       Llevar a efecto políticas compensatorias de educación como parte de políticas generales de reinserción laboral, cultural, y social de los ciudadanos que  han  obtenido menos oportunidades, de tal forma que desmonte mecanismos de discriminación que existen a lo largo de todo el sistema educativo. Es importante establecer conexiones orgánicas con aquellas mayorías excluidas que habitan los barrios, pueblos, comunidades y ciudades en los que se localizan las escuelas, para mediante su involucramiento volverlos sujetos políticos de su transformación y no simplemente objetos de las políticas oficiales. Con mayor razón, si a pretexto de la objetividad de los test de inteligencia, no se permitió a negros, indígenas,  migrantes  es decir pobres, ingresar al mejor establecimiento educativo de muchos países latinoamericanos.

·       Comprender que los principales problemas de la educación no son metodológicos sino fundamentalmente políticos. Y es como a partir de políticas educativas y desde una posición con respecto al mundo, los maestros asumen posiciones de lucha  a favor y en contra de algo.

·       La educación como proceso de concientización de los oprimidos en función de lo cual se amplían las condiciones subjetivas para la transformación social. Para tales efectos, no es suficiente con saber leer y escribir, es fundamental saber leer la  realidad para regresar a ella luego de haber planteado educativamente su transformación.

·       Repensar el papel del Estado en la educación, el problema del conocimiento, la noción del poder, la democracia y la ciudadanía. Por cuanto no es oportuno delegar los asuntos públicos a ciertos representantes que cambian de camiseta sin la respectiva higiene mental, sobre todo cuando el poder esconde más de lo que revela   y es capaz de direccionar la atención pública a las relaciones del hombre con la naturaleza o a aspectos psicológicos relacionados con conceptos de “realización personal”; “estar bien”, y “autorrealización”. Es fundamental conocer por  todos sobre las fuerzas estructurales e ideológicas que restringen nuestras vidas.

·       Relación de la escuela con la cultura popular, por cuanto las paredes del aula ya no pueden proteger a niños, niñas y adolescentes de las influencias de la cultura transnacionalizada, es decir de la cultura dominante, que mecaniza la razón y obliga al ser humano a aceptar su dominio como destino. No tener voz, parafraseando a Freire (1990) significa ser impotente de tal forma que es fundamental dar a la gente


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y a las generaciones venideras la posibilidad de producir, reinventar y crear herramientas ideológicas y culturales para irrumpir en los  mitos  y estructuras  que les infunde la idea errada de que lo “débiles” nacieron para obedecer a los “fuertes”.

 

5.   Conclusiones

Para concluir, cuando las personas logramos nacer hemos hecho un pacto irrenunciable con la vida, pero cuando decidimos ser docentes nuestro pacto es con la patria, de tal forma que  la contradicción que no da tregua si queremos alcanzar desarrollo que no es lo mismo que crecimiento implica una disputa por la educación y la ciudadanía. Educar es una tarea que compromete a los movimientos sociales, de artistas, maestros, intelectuales, a los partidos políticos que se oponen al modelo neoliberal y a los sindicatos de trabajadores que han llevado en muchas partes del mundo el peso de la confrontación contra el neoliberalismo y sus servidores.

No cabe muchas pruebas más para convencernos que el traspaso de la formación de adolescentes, jóvenes y profesionales universitarios al modelo de competencias induce a la idea de consolidar un currículum que tiende a sustituir ciudadanía, solidaridad  e  igualdad por la competitividad, productividad, crecimiento y no desarrollo. Para humanizar  no  hay que andar por los atajos que hacen perder el camino.

Ya se ha dicho permanentemente que la cultura dominante de una sociedad es la cultura de  la clase dominante de esa sociedad. Acaso esta no es una conclusión antigua bien conocida por unos, pero olvidada por otros porque, los saberes verdaderos  que  no  sirven a la clase en el poder como se ha dicho, son silenciados. La escuela siendo como es un medio que la sociedad necesita para derivar la cultura a las generaciones jóvenes y, deriva solamente aquellos saberes valiosos para el poder.


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Bibliografía

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Autor

JUAN DURÁN-MOLINA obtuvo sus títulos de Licenciado en Ciencias de la Educación, Profesor de Enseñanza Media, especialización Psicología Educativa y Orientación y su Especialidad en Gestión de la Calidad en Educación en la Universidad Central del Ecuador, Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación, Carrera de Psicología Educativa. Obtuvo la Maestría en Innovaciones Educativas en la Universidad Andina Simón Bolívar – Quito.

Actualmente es profesor titular de la Carrera de Psicopedagogía de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación de la Universidad Central del Ecuador. Es  coordinador de  la Comisión de Innovaciones Educativas de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación. Es Capacitador del Instituto de Desarrollo Académico de la Universidad  Central del Ecuador. Colaborador en proyectos de Reforma Curricular de la Universidad Técnica de Cotopaxi y de la Universidad Técnica del Norte.  Sus principales  obras  publicadas:  Filosofía de la Educación, Psicología del Desarrollo Infantil, Psicología del Aprendizaje, Teorías del Aprendizaje y Modelos Pedagógicos, Historia de la Educación en el Ecuador  y  América Latina, Sociología de la Educación, Doña Democracia, Principios del Aprendizaje, Palo y Zanahoria, Aprendamos a Educar 1, Aprendamos a Educar 2, Crítica  al  Bachillerato Unificado, Crítica a las Pruebas de Aptitud tomadas por el Ministerio de Educación, Historia de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación, Propuesta Educativa de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación y Actividad y Desarrollo Infantil.Artículos  publicados: Educación  Intercultural,  Universidad  y   Poder, Neoliberalismo y educación, Correismo y sus efectos en la Educación, El poder es impunidad y el grafiti sublevación, Una EducaciónEmancipadora.

FERNANDORODRÍGUEZ-ARBOLEDA obtuvo su título de profesor normalista en el colegio Normal Cardenal de la Torre de la ciudad de Quito en el año 1969. En 1975 el grado académico de Licenciado en Ciencias  de la Educación, especialización Historia  y Geografía  en la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación de la Universidad Central del Ecuador. En el año 2005 el grado académico de MSc. en Educación, mención Historia del Ecuador.

Actualmente es jubilado y conferencista de los núcleos provinciales de la Unión Nacional de Educadores y facilitador de Posgrado de la Facultad de Filosofía de la UCE y de la Universidad Estatal de Guayaquil. Entre las funciones más destacadas que ha desempeñado está la de director del Instituto Universitario de Pedagogía ISPU. Fue vicerrector del colegio Nacional Mejía de la ciudad de Quito. Fue director de las carreras Universitarias de Comercio y Administración y de Ciencias Sociales de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación de la Universidad Central del Ecuador. Es autor y coautor de libros  para enseñanza universitaria de Filosofía de la Educación y Epistemología. Los principales temas de investigación están relacionados con los componentes de la conciencia social de los estudiantes universitarios y la relación de la formación inicial de los trabajadores sociales y su práctica profesional.