Innovación educativa y su incidencia en
el
profesorado
Educational innovation and its impact on teachers
Ruth Páez-Granja
Universidad Central del Ecuador, Quito, Ecuador
https://orcid.org/0000-0002-7169-6821
Ana Beatriz Martínez-González
Universidad Central de Venezuela, Carcas, Venezuela
ana.b.martinez@ucv.ve
https://orcid.org/0000-0001-7301-251
(Recibido: 8/08/2019 Aceptado: 19/08/2019; Versión final recibida: 15/09/2019)
Cita del artículo: Páez-Granja, R. y Martínez-González, AB. (2019). Innovación
educativa
y su incidencia en
el profesorado.
Revista Cátedra, 2(3), 83-103.
Resumen
El presente artículo tiene
como
objetivo el análisis de los procesos de cambio
e innovación
en la educación y su incidencia en el profesorado. El
tema
adquiere particular relevancia
debido a que la educación
superior en Ecuador está pasando por importantes procesos
de transformación que ameritan revisar
los contenidos curriculares y la metodología de
enseńanza, aspectos
fundamentales que subyacen en todo proceso de
innovación
o cambio
educativo
y la adaptación
del profesorado
a estos.
La metodología del presente trabajo consistió
en el análisis
de los principales postulados
de Fullan (2002 -2012), Havelock y
Huberman (1980), Rutherford y Hall (1990), Rogers (2003), Marcelo (1995 -2010), entre otros, que se han dedicado al estudio
de los procesos
de cambio en el contexto
educativo
y su
impacto
en el profesorado. Como resultado de este estudio
se identifica como
factor fundamental la participación proactiva de los docentes
en la construcción y fortalecimiento de
los procesos de innovación
para la formación integral de
los ciudadanos en un marco
de compromiso social y ético con la educación
en todos sus niveles.
El trabajo
concluye con un
cuerpo de recomendaciones que supone,
entre otras, la necesidad de involucrar
al profesorado desde
el inicio en los procesos
de transformación educativa a través de programas
de sensibilización, formación
y acompańamiento.
84
Palabras clave
Cambio educativo, innovación educativa, profesorado,
educación superior.
Abstract
The purpose of this article is to analyze the processes of change and innovation in education and its impact on professors. The topic is relevant since higher education in Ecuador is going
through an important
transformation
process that requires reviewing the curriculum
content and the
teaching methodology, key aspects that underlie any process of innovation
or
educational change and the adaptation of professors to these processes. The methodology consisted in the analysis of the main postulates of Fullan (2002-2012),
Havelock and Huberman (1980),
Rutherford and Hall (1990),
Rogers (2003), Marcelo
(1995-2010), among others, devoted to the impact of the processes of change in professors.
As
a result of this study,
the proactive participation of teachers in the construction and
strengthening
of
innovation processes is identified for the integral formation of citizens with a social and ethical commitment to the education at all levels. The work concludes with recommendations that implies the need to involve teachers from the begin ning in the processes of educational transformation through awareness-raising, training
and accompaniment programs.
Keywords
Educational change, educational innovation, professors, higher education.
1. Introducción
La educación superior en América Latina y en el mundo está condicionada
tanto por la aceleración
y transformación
sistemática que atraviesa
la sociedad como por las demandas que plantea la denominada
sociedad del conocimiento. En tal sentido, la educación superior, a pesar de haber mostrado
diversos tipos
de desarrollo en las últimas
décadas del siglo XX, al inicio del nuevo siglo se encuentra
en crisis a nivel mundial, obligada
a redefinirse permanentemente para enfrentar los nuevos desafíos. La masificación, la demanda de
nuevas habilidades,
la evolución de la tecnología y la creación acelerada y continua de
conocimiento,
exigen cambios
constantes en el sistema educativo.
Referirse a los cambios
en educación
es reconocer las demandas
que existen actualmente y que deben ser atendidas con prioridad
por la sociedad en
su conjunto, pues de ello
depende
la posibilidad
de que surjan procesos
de innovación que se espera contribuyan
a elevar
la calidad
educativa. En este
sentido, en un contexto
de permanente
transformación caracterizado por
la mundialización,
la masificación, la tecnologización y la
multialfabetización entre otras tendencias;
la apertura y adaptación
al proceso de cambio
permanente
debe formar parte de la dinámica
de las instituciones.
Ello supone
desarrollar
estrategias que den respuesta
a esas tendencias que pasan entre otros cambios, por la
flexibilización del currículo.
No es casual que los desfases entre las demandas
sociales y la respuesta de las instituciones
educativas
han
sido motivo de múltiples reuniones, convenciones, congresos,
a nivel mundial y local, con el fin de profundizar en el análisis de las nuevas
realidades
y establecer acuerdos y reformas, que permitan delinear
propuestas, proyectos, estrategias,
cuyo
objetivo principal consiste en
elevar
la calidad
de la educación.
85
En el Ecuador se han desarrollado procesos
de evaluación cuyos resultados han evidenciado
serios cuestionamientos sobre la pertinencia
y calidad de la educación superior. Al respecto, parte del balance se evidencia en
lo siguiente:
Cabe resaltar como principales
tensiones
o problemas de la educación
superior la cuestionable gestión en lo referente a: la calidad y pertinencia, la no aplicación del principio de igualdad
de oportunidades e integralidad del sistema educativo,
la calidad
de la educación a distancia o virtual, la autonomía
universitaria con responsabilidad
social, la integralidad académica, la formación y la investigación (Larrea y Granados, 2016, pp.
155-235).
Es indudable
que
la sociedad ecuatoriana
demanda
cambios
en la educación superior; pues
ha
sido y es una necesidad
cumplir con lo más sustancial de la Declaración
de Bolonia
para
la educación
superior (1999), con el fin de estar acorde con los retos que plantea la sociedad del conocimiento.
Se
destacan
en la Declaración, los aspectos referidos a la calidad, movilidad,
diversidad
y competitividad
para procurar
la adaptación
de la oferta
educativa a las demandas sociales. Estas
demandas
suponen cambios que requieren
ser debatidos, analizados
en espacios amplios de reflexión con los actores sociales, con los integrantes de
la academia, con la comunidad
universitaria.
Ello,
en efecto,
contribuye a establecer procesos de elaboración de los nuevos modelos
educativos, pedagógicos y construir los nuevos diseńos
curriculares de las carreras que
cumplan el
objetivo
de formar a los
futuros profesionales acorde con los nuevos escenarios sociales, que se relacionen
con los modelos de sociedad
y con los proyectos
de desarrollo del país.
Tal como lo han seńalado Marcelo,
Mayor y Gallego (2010):
Los cambios
que se están produciendo
en nuestra sociedad afectan
a la educación
y al trabajo
docente.
Una sociedad del conocimiento
requiere
de centros
educativos orientados hacia
la innovación
y la calidad.
Pero la innovación
no es un mandato. No se
puede ordenar (p. 112).
En todo proceso
de cambio
se
debe considerar la participación
de aquellos que van a ser afectados por dicho cambio.
Si se adelanta un proceso de transformación,
el éxito del mismo parte de que los actores del proceso formen parte de su concepción e implementación.
De acuerdo
con Fullan (2002a), para conseguir
ciertas clases de
propósitos,
en este
caso, los importantes
objetivos
educativos
no se pueden imponer por mandato, porque lo que realmente
importa
para
los complejos objetivos del cambio son las aptitudes, el pensamiento creativo y la acción comprometida (p. 36). Todo proceso
de cambio,
de innovación,
especialmente en educación,
debe
surgir
de un contexto
en el cual se identifiquen los problemas y se establezcan con los actores educativos
las ideas, propuestas, proyectos,
reformas,
mandatos,
modelos.
Propuestas impuestas no surten el efecto deseado.
En este contexto argumentativo,
el objetivo del presente
trabajo
consiste
en analizar los principios teóricos que subyacen a los procesos
de cambio
e innovación en educación y su
incidencia en el profesorado. Es necesario
reflexionar
sobre el hecho de que todo proceso de cambio
e innovación educativa tal como
se ha planteado en el caso
de Ecuador (Breilth,
2017). y específicamente al considerar
la Universidad Central de Ecuador (Páez,
2018). Está
supeditado a un sinnúmero
de factores tales como la capacitación del docente, la comprensión del nuevo modelo
curricular, la capacidad
de asumir
y realizar los cambios que implican las reformas, y sobre todo,
los niveles de afectación que
se considera
tendrían los docentes
sobre su desempeńo,
entre otros.
En definitiva, si no existe conocimiento,
claridad
y capacitación relacionados
con los procesos
que se van a emprender, se podrían generar
dificultades
en su implementación. Se trata de encauzar los lineamientos
86
sociológicos, psicológicos, pedagógicos del cambio
y la innovación educativa
para
priorizar
procesos inclusivos y/o
construir
nuevos,
que
fortalezcan los desarrollados
por cada sociedad
considerando
al docente
como
un actor,
facilitador
de saberes con lineamientos críticos y constructivistas, relacionándolos con el contexto
familiar y el entorno
sociocultural.
Este trabajo está dividido en cuatro
partes. En
el primero
se aborda el tema
del cambio educativo,
luego se expone
una visión panorámica acerca de los procesos de innovación y cambio educativo y finalmente se discuten los aspectos
y los factores
que intervienen en todo proceso
de innovación educativa.
2. Acerca del cambio
educativo
El cambio
educativo no es algo nuevo. Desde hace
muchas décadas
a nivel
mundial se
viene
discutiendo
este
tema. La naturaleza del cambio, debido
a los avances en las diferentes
disciplinas y al
impacto
de las tecnologías en la sociedad, es múltiple
y profunda. Afecta los sistemas
de producción, las relaciones
de poder,
la política, la cultura, y por supuesto la
educación produciendo intensas transformaciones. En el caso educativo,
pasamos
del libro
a la red, al aprendizaje móvil
y abierto
y permanente.
La cultura del siglo XXI demanda
diversos
tipos
de alfabetización: la alfabetización
audiovisual,
digital e informacional.
El paradigma educativo se mueve para incorporar la educación a distancia, el aprendizaje mixto y aprendizaje colaborativo. Los medios
están cambiando la manera como interactuamos, presentamos
las ideas y la información
y nos comunicamos. La demanda
de formación supone atender aprendizajes nuevos y competencias en ambientes
de aprendizajes virtuales y personalizados, acompańando el
desarrollo de
la formación
a lo largo de
la vida.
En México, por ejemplo,
tal como seńala Frida Díaz-Barriga, docente de la UNAM, en su artículo Reformas Curriculares y Cambio Sistémico (2012) que, desde la década de los 90, se han desarrollado
procesos de innovación curricular para la transformación
educativa , con una serie de modelos, cambios,
con gran potencial educativo, que se orientan a alcanzar
la tan mentada calidad
educativa (pp. 23-40).
No obstante, sigue proliferando
en los procesos
de reforma,
un enfoque
centralizado
y de implantación
de arriba hacia
abajo
sin
que se logre articular una dinámica de cambio
sistémico.
Uno
de los problemas
que destaca la autora
es la carencia o insuficiente información con relación a los procesos y condiciones
de aplicación de los cambios, lo que impide su desarrollo exitoso en la diversidad
de contextos
en donde se ha pretendido su implementación. Esto ha generado que los actores educativos
no quieran
involucrarse en los procesos y si les corresponde, lo hacen por
obligación, mas no con el convencimiento de que
estos
cambios
permitirán
transformar
las creencias y prácticas educativas para
atender las demandas de
la sociedad.
Los cambios
generalmente
vienen de arriba hacia abajo
y de afuera
hacia
adentro,
con el agravante
de que el profesorado lo considera como
algo impuesto. Al respecto,
Murrillo y Krichesky (2012) sostienen
que, el cambio
no es lineal puesto que lo que sucede es que cada fase puede tener
efectos retroactivos
o alterar las decisiones
tomadas en una etapa
anterior (p. 4). Estos
procesos de cambio, que
pueden ser parte de reformas
educativas,
se vienen
realizando a nivel mundial y responden a la creciente
y globalizada sociedad del
conocimiento,
a la incorporación de las
TIC,
a modelos
internacionales,
a enfoques
económicos-empresariales; propuestas que
se encuentran
orientadas a la evaluación
de la calidad
ligada al financiamiento
de la educación,
la certificación
y la acreditación.
Ello se acompańa
de la
dificultad
de que estos estándares
de calidad son unificados
y generales
y no se toma en cuenta
la diversidad social, cultural e
institucional de cada comunidad.
87
3. Procesos de innovación
y cambio:
visión panorámica
Tal como
lo han planteado
Larrea y Granados (2016) en el caso
de la educación
superior
ecuatoriana,
surge el
cuestionamiento
en los actores y directivos
del cambio educativo,
con relación a si los modelos
que se vienen
aplicando
desde hace décadas, pueden ser
considerados
como
innovaciones o son modas eurocéntricas o novedades
educativas
del momento, por ejemplo, la orientación del currículo
por competencias. De ahí
la importancia
de conocer el modelo y realizar una
reflexión sobre las implicaciones
de estas
innovaciones en el quehacer educativo.
Ahora bien, el
cambio es inherente a la evolución de la sociedad.
En tal sentido:
La evolución de la humanidad
es inherente
a la noción de cambio
en cada
aspecto
que la caracteriza: la producción de bienes de
subsistencia, los modelos, los métodos para su explotación, la distribución y consumo
de bienes, el proceso salud-enfermedad y su
atención,
la socialización, la comunicación, el arte y el ocio,
entre otros. (García-Quintanilla et al,
2015, pp. 47-48).
Desde los inicios de la existencia de los seres humanos
se han producido
continuos
procesos
de cambio,
que permitieron
el crecimiento y desarrollo en todos
los aspectos de la sociedad, en lo productivo, político, personal, la comunicación, el arte, entre otros elementos
en pro de mejores condiciones
de vida personal, familiar y comunal (García et al., 2015, pp. 47-53),
sostienen
que el cambio social es una construcción teórica con dos tipos de procesos:
Los que
mantienen la estructura y
Los que
tienden
a cambiar.
Los dos procesos
pueden
presentarse en diferentes planos al
mismo tiempo. Como ejemplo
seńalan
a los padres de
familia
que pueden
enseńar
a sus hijos
las costumbres con las
que ellos fueron
formados, pero a su vez pueden
enseńarles pautas de conducta que les
permitan adaptarse de mejor
manera a la nueva estructura social. Se considera
que el cambio
no es una moda sino una estructuración teórica que organizan los pensadores sociales
en cada época (García et al.,
2015 p. 48).
En este sentido,
en Ecuador,
tal como seńala Breilh, (2017),
la Educación Superior vive
un proceso de cambio para adecuarse
a una nueva
realidad, tiene un rol estratégico que cumplir,
estableciendo procesos
de desarrollo sustentable, dejando atrás modelos tradicionales, creando
corrientes universitarias más
avanzadas acorde
con los diferentes momentos que caracterizan un cambio de época. Es responsabilidad de las instituciones universitarias potenciar el desarrollo de nuevas corrientes
de pensamiento
que den paso
a un nuevo ethos universitario.
Es indudable que la sociedad a nivel mundial y especialmente la ecuatoriana
demanda
cambios
emergentes en la educación
superior; ha sido
y es una necesidad cumplir
con lo más sustancial
de la Declaración de
Bolonia
para la educación superior (1999) donde se hace énfasis
en las reformas curriculares, la homologación
de títulos, el aprendizaje
permanente, el acceso a oportunidades
de estudio, y la
formación y promoción de la movilidad. Este proceso
permite
los obstáculos para el ejercicio efectivo de
libre intercambio,
nuevas metodologías y financiación,
con el fin de que la academia genere
procesos de cambio
que estén acordes con una sociedad dinámica en constante
transformación.
88
Parte de estos procesos
de cambio pasan
por el análisis
de la rectoría de los organismos que
dirigen la Educación Superior y con firmeza emprender un proceso
de recuperación de la
autonomía universitaria, entendida esta como la particular relación
dialéctica
que se establece entre el estado
y la universidad
(Tünnermann, 2008, pp. 314-315), así
como también
la independencia de las universidades
frente al Estado y al gobierno,
su capacidad
de autogobierno y administración.
Sobre el cambio educativo,
Murrillo
y Krichesky (2012) manifiestan: Los cambios
educativos son procesos que se desarrollan en una organización o institución educativa,
en el que intervienen varios factores de manera simultánea y secuencial, implica fases
o etapas
planificadas a desarrollarse de forma continua y permanente,
(p. 28).
En efecto, los cambios en las instituciones cuando
implican aspectos
que afectan
la cultura
no
ocurren en un solo momento.
Su complejidad
supone diversas etapas
que van desde
el reconocimiento
hasta la aceptación
y adaptación. Todo proceso
de transformación
supone un desafío tanto
en la implementación
como
en la evaluación y no siempre se obtienen
los resultados
esperados,
pues
depende de varios factores,
entre ellos de la dificultad tanto en aprender como en aplicar los constructos y colateralmente
comprender, facilitar
y medir
las dimensiones de los procesos de cambio
(Hall, 2014,
p. 99).
Factores
como
el desconocimiento, la comprensión de la innovación,
la participación en la implementación son determinantes para la adopción de los procesos de cambio en las organizaciones.
Al investigar sobre el cambio
educativo destacan los trabajos de Michael Fullan (2002a) quien desde los ańos 60 desarrolló
investigaciones relacionadas con el estudio
y la práctica
de la innovación
educativa en
su tierra
natal, Canadá.
El denominó
a esa primera época, la era de la adopción
(1972-1982) porque consideró que los cambios
iniciados en el contexto
educativo tenían como propósito importar innovaciones para conseguir mejoras educativas.
La intención era mejorar
los resultados educativos, especialmente
en los E.E.U.U., pues se consideraba que los mismos
eran bajos con relación a los logros de otros países, en particular, la Unión Soviética. El objeto central de atención durante este periodo era la
innovación
y no los profesores. Existía poca conciencia de que las innovaciones
creaban incertidumbre
acerca
de los roles
que
debían asumir
los profesores,
y que ello supondría ciertos desaprendizajes y reaprendizajes. En esta
época según
Fullan (2002a),
se
ha producido muy poco cambio en la educación y los protagonistas
tienen poca
incidencia en este proceso siendo considerados
como adoptantes
pasivos
(p. 6), es decir, en esta etapa
el modelo se
refiere a los docentes como
los usuarios.
La siguiente década
(1982-1992) la denomina
la década
del significado. En esta etapa el cambio
es observado en su conjunto desde todas las aristas,
especialmente
por parte de
quienes lo van a aplicar. Otra característica de esta etapa es la visión de los cambios
como parte de un proceso que comprende
las fases
de iniciación,
implementación, continuación
y resultado.
Fullan (2002a), considera que Aunque
todavía era un proceso lineal, había por
lo menos
una flecha de dos sentidos
entre cada fase. (p. 7). Ya no se trata de la mera adopción de una innovación
sino de un proceso complejo
de transformación
en el campo
educativo. En este
caso el docente interactúa con los demás elementos
del cambio en cada una de
las
fases.
En esta década se pone énfasis en el significado
de la innovación y en la preparación del
profesorado
para obtener
los resultados esperados. Fullan al respecto seńala
(2002a), Si el
cambio pretende tener
éxito,
los individuos
y los grupos
deben
encontrar el significado tanto de
lo que quiere
cambiar como el modo de
hacerlo..., (p. 7).
89
A partir de 1992 Fullan nos habla de la
década
de la capacidad
del cambio. En esta década Fullan escribe la primera
serie
sobre el proceso del cambio,
en la que pone de relieve el
cuestionamiento,
żHay algo por lo que merezca la pena
luchar? Básicamente integra orientaciones y recomendaciones a los docentes que enfrentan
dificultades en la implementación
de los procesos
de cambio.
A partir del ańo 2002, Fullan escribe una trilogía para documentar los procesos
de innovación educativa. El primer libro denominado,
Las fuerzas
del cambio: Explorando las
profundidades
de la reforma educativa
(2002 a), donde enfatiza
que
una persona al
involucrarse
en las profundidades del cambio,
también se convierte
en parte de él. En el mismo seńala
que Aprendemos que no es posible resolver el problema
del cambio,
pero que podemos
aprender
a convivir con él de una forma más
preventiva y productiva (p. 7).
El
segundo libro de la serie se denomina,
Las fuerzas del cambio: La continuación, (2004), está dirigido al estudio
de la dinámica
del proceso
del cambio basado en un importante componente
empírico que le permite
evidenciar la evolución de la reforma
a nivel
interno y externo y proponer
nuevas perspectivas
de mejoramiento. Fullan (2004) al respecto seńala:
Vamos
a analizar en profundidad
el papel
del conocimiento en el seno
de las organizaciones que aprenden,
así
como
el conocimiento
y las conexiones externas (p. 9). El tercer libro
se titula
Las fuerzas
del cambio
con creces (2007) donde se pone de relieve la continuación
de los estudios sobre el proceso
del cambio
y se plantea
una nueva propuesta
que intentar
cambiar el contexto
en lugar de aceptarlo como algo conocido. Adicionalmente,
pone de
relieve la importancia de
la sostenibilidad
de las reformas, estableciendo
la necesidad de
considerar las mejores condiciones para que
las
mismas
perduren.
En general,
el nivel
de cambios en los procesos
educativos y en los mercados laborales
tal como
seńala Rama (2015),
actúa como un terremoto
sobre la forma de funcionar
los sistemas educativos, creando cambios necesarios y por ende oportunidades
de inversión,
de innovación y de desarrollo de nuevos modelos
de gestión
(p.23).
Tal como se refiere en la tesis doctoral Preocupaciones
del profesorado ante la
implementación
de los rediseńos curriculares en las carreras
de educación de la Universidad Central del Ecuador (Paez,
2018), el tercer milenio indudablemente significa
enfrentarse
a un cambio de época; y en estos
nuevos
contextos la educación
debe concebirse
de diferente
manera
y por ello en todos sus niveles se
deben
realizar investigaciones que
permitan diagnosticar los nudos
críticos y promover
cambios. Los cambios se pueden realizar a través
de reformas
que generen
transformaciones
en la organización del
conocimiento,
del proceso
de aprendizaje
y la gestión académica, considerando
siempre los nuevos horizontes epistemológicos,
los nuevos escenarios sociales,
políticos y culturales. Si
se
quiere ser actor de procesos
de evolución,
se debe responder a nuevos retos
de cambio y transformación.
Tal como
seńala
Fullan (2002b), el cambio es obligatorio
en educación,
los docentes
deben tener una formación
diferente al pasado;
las instituciones educativas
y el sistema
mismo
deben
cambiar en cuanto
a la
formación de los futuros docentes; se deben establecer metodologías que relacionen
al entorno y a la comunidad;
se debe promover la reculturización,
es decir, transformar los hábitos, habilidades
y prácticas de los educadores y promover
la creación de nuevas
acciones. El cambio
no debe ser impuesto; estos
procesos no deben
manejarse aisladamente. Se resalta la necesidad de establecer
conexiones, redes,
para enriquecer las propuestas, conocer las fortalezas
y debilidades
de este e ir
solucionando en forma conjunta los problemas
que surjan.
90
Según Beraza y Zabalza,
(2012), Innovar
es introducir cambios justificados
(p. 28), refiriéndose
al hecho
de que los cambios superficiales no
benefician el proceso de inter
aprendizaje.
Por ello, deben considerarse cambios profundos
para que impacten y beneficien a la comunidad educativa y a la sociedad. Estos
cambios deben responder a las necesidades y demandas
específicas del entorno.
Al mismo tiempo,
tal como nos muestran Osorio y Pech (2007) no debemos
considerar
los procesos de cambio
desde una sola dirección. Los cambios
no deben ser abordados desde una sola perspectiva,
ya sea como política gubernamental o como surgida
de la iniciativa
de la escuela,
sino que desde
ambas direcciones y en conjunto
con
las fuerzas sociales,
tecnológicas,
económicas, etc., circundantes
(p. 175). Ello nos ofrece, por una parte, una visión bastante compleja
de lo que
supone
realmente los procesos
de cambio
y los factores que intervienen su
desarrollo.
Por otra
parte, es importante considerar que todo
proceso
de cambio,
innovación
o reforma
educativa
curricular debe ser conocido, construido e implementado
por los actores educativos, es decir, por
el profesorado, considerado como
agente
del cambio. Lamentablemente
los actores
del proceso
reciben la información
cuando tienen
que aplicar los cambios, generándose una serie
de preocupaciones, incertidumbres, malestar y resistencia, lo que incide en su implementación. Tal como
han seńalado Rutherford y
Hall
(1990), los cambios se favorecen en
la medida
en que intentan
dar respuesta a una carencia o necesidad institucional; se presentan ante la institución y actores fundamentales de manera clara
se expresan en su complejidad y viabilidad y se explican en cuanto a su alcance
y diversidad.
Una
reforma o innovación parcial o total va a funcionar
si existe por parte de los docentes
la formación,
convicción, de que la nueva
propuesta curricular guarda correspondencia con los conceptos
más amplios de innovación, es decir,
que
estén
bien fundamentados,
organizados, contextualizados, que sean viables y prácticos
En tal sentido, Havelock
y Huberman (1980, p. 49). seńalan
que:
La fragilidad
del
proceso de innovación considerado como
un sistema hace indispensable
un
profundo conocimiento
de las características de su funcionamiento en r elación con el contexto en que se desarrolla. Un proyecto innovador puede
fracasar por razones muy diversas y solo una planificación cuidadosa
e idónea podrá dar al innovador
cierta
seguridad
de que estará en condiciones
de coordinar el sistema
y mantenerlo
en funcionamiento
(Havelock
and
Huberman, 1980, p. 49).
En consecuencia, si las reformas son impuestas
desde las autoridades superiores externas
o internas de las IES (Instituciones
de Educación
Superior), se creará preocupación
e inclusive resistencia. Es imprescindible entonces que se realicen acciones
concernientes a la socialización,
concientización y aceptación por parte de los docentes, junto a la preparación
conceptual y práctica sobre las innovaciones
educativas.
Los docentes han de
contar con una capacitación
que les permita
alcanzar
niveles de convicción de que las
innovaciones las entienden,
las pueden
aplicar y comprenden
su alcance.
Para la UNESCO innovación
educativa
es un acto
deliberado
y planificado
de solución de problemas
que apunta a lograr mayor calidad en los aprendizajes
de los estudiantes,
superando el paradigma tradicional.
Implica
trascender el conocimiento
academicista
y pasar del aprendizaje pasivo
del estudiante
a una concepción donde
el aprendizaje es interacción y se
construye entre
todos
(UNESCO, 2016, p.3).
91
La innovación
es la forma más idónea como
las instituciones
educativas
responden
a los requerimientos
de una sociedad,
a su
complejidad actual. De acuerdo con Villavicencio
(2017) existe actualmente
el requerimiento de las instituciones de educación superior, especialmente de las carreras
de educación
en las que se forman los futuros docentes de
todos
los niveles educativos del Ecuador, de introducir modalidades alternativas
de diseńos
curriculares en los que se consideren las actuales
demandas
sociales,
la armonización de los nuevos horizontes epistemológicos,
el creciente y acelerado cambio
que se opera en
ciencia
y tecnología, con el fin
de responder a los nuevos desafíos que debe enfrentar el ser ante la rapidez y profundidad
de los cambios
que se operan
en la vida misma, en las familias, en
las instituciones, en la sociedad. Según
Pérez (2012) La confluencia de cambios tan
significativos
y radicales
está
conformando un nuevo meta contexto que cambia
las instituciones, los Estados y la vida
cotidiana
de los ciudadanos dentro de una era de
globalización
e interdependencia (p. 49). El nuevo meta contexto
se refiere
a las nuevas
relaciones políticas y económicas del Estado-nación,
a los procesos de globalización en lo
ambiental, cultural, político y a la interdependencia relacionada
a la convivencia
de nuevos
grupos humanos
diferentes y hasta discrepantes en ambientes que
determinan la complejidad
del contexto.
En estos procesos
de cambio se debe involucrar a la sociedad, a las instituciones de
educación tanto públicas como
privadas
y al profesorado que debe
participar
de manera decisiva
y directa. Las instituciones educativas deben centrar su atención en el a gente principal de los
procesos
de innovación, debe conocer sus pensamientos,
expectativas,
intereses
personales y profesionales, la formación recibida, aptitudes y preferencias.
En las investigaciones
de Beraza y Zabalza (2012), dedicadas a la dimensión institucional
y organizativa
en las innovaciones
educativas,
los autores
destacan
el rol
fundamental de los profesores innovadores
en la implementación
de la innovación.
Se destaca el papel
determinante de la cultura
institucional en lo concerniente a la percepción que tienen los docentes que forman parte de la institución,
percepción que se manifiesta
en el significado y
valor que los docentes
le atribuyen a la
innovación. El proceso de cambio
es difícil
de comprender y aceptar, más
aún si la persona, organismo o institución no ha sido invitado
a participar
en su construcción.
Tal como
afirma
Fullan (2002b), las reformas educativas
corren el riesgo
de fracasar
en la implementación si no se consideran
los elementos
básicos como la evaluación de los
anteriores
procesos de cambio, determinando sus fortalezas y debilidades; además, si
no se toma en cuenta a los actores
del cambio
o si intervienen factores
de otra índole
como políticos,
religiosos que quieren
imponer tendencias que van dirigidas al cumplimiento de
otros intereses, distantes de la calidad
de la educación y la formación
integral de los futuros profesionales.
Cuando se habla de cambios se suelen
utilizar indistintamente
los términos cambio, reforma
o innovación.
Se hace entonces necesario precisar el significado
de estos términos.
Casanova
(2015), resume el significado de los tres términos
de la siguiente manera: el cambio
como
el hecho de dejar de hacer una cosa para hacer otra, la reforma
como volver
a hacer,
modificar las situaciones
para corregirlas y mejorarlas
y la innovación
como
la alteración de algo para introducir novedades (p. 17) siendo
la innovación La incorporación de algo nuevo dentro de una realidad existente en
cuya
virtud, esta resulta modificada
(p.20).
Por su parte, Fullan,
(2002b) seńala que el cambio es multidimensional y supone al menos
tres componentes:
utilización de materiales didácticos, nuevos enfoques didácticos y nuevos
enfoques teóricos.
Y manifiesta
que
el problema
de mucha
de la
bibliografía
92
hasta el momento
es que el objeto
central hace énfasis en la innovación
y no en el usuario
(padres, profesores y alumnos) (p. 4). En tal sentido, hace énfasis
en el estudio
del artefacto o la metodología que es el objeto que
debe
provocar el cambio y no en
los efectos
que dicho objeto
provoca en
los usuarios de la misma. Indudablemente, frente
a todos los cambios
que ocurren actualmente en el mundo,
la educación
debe responder con inclusiones permanentes y continuos
procesos de cambio que requieren
voluntad,
compromiso,
entusiasmo
del profesorado,
para que se produzca
una efectiva participación durante
el proceso
que va desde la construcción de las innovaciones, su
ejecución y la evaluación.
Murrillo y Krichesky (2012), sostienen que posiblemente uno de los peores pecados
de
la educación es la
autocomplacencia: quien crea que ya lo hace
bien, que
no
necesita mejorar, está en el camino para hacerlo mal y cada vez peor (p. 27). En todo proceso
de cambio social, podemos seńalar que, si
no se avanza,
se retrocede.
Para realizar cualquier proceso
de cambio especialmente
en educación se debe considerar
su complejidad, conocer las etapas que lo componen y saber anticiparse
a las resistencias propias que se originan en los docentes ante estos
procesos.
Concretamente se deben
identificar las
preocupaciones
del profesorado con el fin de establecer las acciones
necesarias que permitan superar los problemas
personales, profesionales e institucionales e iniciar el proceso de cambio, de innovaciones,
con mejores garantías de sostenibilidad y eficacia.
En este sentido son significativos
los estudios realizados por Hall, G. y Hord, S.
(1987) donde se establecen las etapas
de preocupación
del profesorado ante las
innovaciones.
Es necesario, tal
como
seńala Casanova (2015) establecer procesos de cambio, innovadores y emancipadores para la construcción de una política pública y el desarrollo
de reformas
institucionales para la educación superior, que permitan establecer nuevas escalas y protocolos de evaluación,
de aseguramiento
de la calidad, (no de acreditación).
Es también
necesario
establecer nuevos modelos
educativos,
propuestas curriculares, estrategias pedagógicas, para carreras de grado y programas
de posgrado.
A ello
se suma la ne cesidad de dar respuesta
a la creación de diferentes sistemas
de admisión y nivelación,
eliminando aquellos que profundizan las estructurales e históricas brechas sociales
que dejan fuera de
la educación
superior a miles de bachilleres cada ańo, que pasan a formar parte de un grupo
poblacional
que no tiene oportunidad de forjar un futuro promisorio por la imposibilidad
de lograr
un cupo en
las universidades
públicas y de igual
manera lograr
un trabajo digno.
4. Aspectos que intervienen
en la innovación
educativa
La definición de innovación
educativa
no está
clara, existen muchas definiciones. Por
ejemplo,
Rogers (2003) seńala que la innovación
es una idea,
práctica y objeto que es
percibido
como nuevo
por un individuo
o unidad de adopción
(p.20). En esta acepción, cualquier elemento
que aparezca y altere
la imagen que los individuos
conserven
de un entorno
se
considera como innovación.
En el caso educativo
podemos referir
la incorporación de artefactos en el aula, la incorporación
de una nueva práctica, una metodología, un nuevo instructor.
Al
mismo tiempo
que puede considerarse como innovación la modificación del espacio
físico,
la incorporación
de estímulos como
colores
o sonidos,
etc. Como vemos la acepción es bien amplia y a partir
de ella se pueden considerar muchos aspectos
como
innovación.
En el caso
particular de la innovación educativa García-Quintanilla et al. (2015), manifiestan
que
una innovación educativa constituye un trabajo novedoso
y de envergadura tendiente
a completar o a crear un sistema o procesos
de cambio intencional,
constituido por un proyecto o un conjunto
de actividades que son parte de un proyecto
(p.50). A veces se
considera que es sinónimo
de cambio,
pero
no es así; se puede
observar
que están
93
vinculados estrechamente entre sí, pues la innovación
produce cambios,
los mismos
que se les considera
especiales,
pues
constituyen un esfuerzo
deliberado
que
tiene como fin
principal el mejoramiento
del sistema.
Beraza y Zabalza (2012) definen así la innovación: es un esfuerzo deliberado con vistas a obtener mejoras
importantes
en el sistema (p. 46). Constituye
un trabajo novedoso y de envergadura tendente
a completar
o a crear
un sistema, (p.47). En una sociedad
permanentemente se busca
mejorar
y potencializar resultados en
todas las áreas y para ello se recurre
a nuevos
procesos,
estrategias, actividades, que posibiliten
alcanzar
ese cambio anhelado.
En el caso de las innovaciones
educativas
son procesos
que surgen encaminados
a introducir cambios
fundamentales en una búsqueda
incesante
de soluciones a los problemas que van enfrentando las instituciones relacionados
directamente
con los cambios sociales, los nuevos paradigmas, los nuevos enfoques pedagógicos.
Como innovación educativa se identifica a una acción o acciones de cambio
que de manera
intencional se realiza en educación como parte de un proyecto.
Tejada (1998) menciona
que toda
innovación es siempre
una acción deliberada
y que dicha experiencia deberá tratarse con todo rigor (p. 13). Cita como condicionantes para el cumplimiento de los objetivos en una institución la intencionalidad, sistematización,
dimensión contextual, dimensión
sustantiva, dimensión personal, dimensión procesual
y dimensión evaluadora.
Al referirse a la innovación
educativa
plantea que es necesario que se revise el significado
del
término
innovar, ya
que, si bien es cierto
que en educación existe
un efervescente mundo
de innovaciones, éstas
deben
ser aplicadas con mucha reflexión.
Tiene que establecerse
lo que significa una innovación
y qué
no lo es, innovar no es sólo hacer cosas
distintas, sino algo mejor que lo anterior (Beraza y Zabalza, 2012, p.19).
Para poder
desarrollar procesos de innovación educativa
debe primero
existir
la decisión
de innovar, luego la comprensión del proceso,
el análisis
de la información, el establecimiento de las prioridades,
la visualización de la situación, la definición de las
estrategias,
la instrumentación
del plan, la evaluación
y la gestión del cambio (Ortega
et
al.,
2007).
En la construcción de las innovaciones debe existir
la participación
directa de los actores educativos
y sociales,
maestros y estudiantes, toda la comunidad educativa. Como ocurre actualmente
en el Ecuador, estos
cambios son impuestos, al igual
que las normativas
que asfixian a las instituciones de educación
superior, pues responden a un modelo
tecnocrático,
lineal, concentrador,
basado en esquemas hegemónicos, euro centristas,
funcionalistas, que
han puesto a las IES y a los docentes en el sendero de una educación
elitista, de una meritocracia
individualista,
creando espacios para un fenómeno nacional y mundial. Los Rankings, según Villavicencio, (2017), muchas veces tienen
efectos perversos
ya que pueden afectar
a determinados grupos
sociales, a las instituciones educativas, a
desdibujar la visión de la gestión académica (investigación, docencia y vinculación)
dando paso
a las
preocupaciones
administrativas, (llenado
de matrices y acumulación de evidencias).
Es imperativo
el cambio, la innovación,
las reformas en educación,
pero
estas deben ser construidas
con el profesorado, con toda la comunidad educativa, y para ello se deben establecer estrategias que posibiliten
su aplicación.
Al referirse al proceso de
innovación
Rogers (2003), presenta las siguientes etapas:
94
Cuadro 1. Etapas del proceso
de innovación. Fuente: (Rogers E. 2003. Diffusion of innovations)
Las etapas
del proceso
de innovación presentado
por Rogers (2003) expresa claramente que un proceso de innovación, especialmente
curricular, implica el manejo de información
de manera amplia,
clara,
correcta
y definida, información
que permita al profesorado
reducir
los niveles de incertidumbre que ocasiona la
desinformación o la información
equivocada
con relación
a los cambios
a adoptarse.
El
conocimiento
potencial le permitirá
entender
la innovación
y tener
los argumentos
necesarios para tomar una posición frente al cambio
y decidir la adopción o no del mismo. Si es favorable la decisión se continuará con
la implementación de esta que estará determinada por la
complejidad de
la estructura
y de los recursos
de que disponga
la institución para su aplicación
y con el convencimiento
de su
funcionalidad,
oportunidad, pertinencia, aspectos
necesarios para lograr una acción transformadora
y de impacto
en los múltiples
ámbitos
de la institución educativa
y de la sociedad.
Indudablemente, tal como
seńala Ortega et al. (2007) a la hora de realizar cambios,
es importante contar con docentes innovadores,
preparados para desarrollar estrategias de cambio
y reformas, basados
en la investigación
y la vinculación, dispuestos a realizar
un trabajo colaborativo, inclusivo, que desarrollen su gestión en procesos de internacionalización y virtualización de los aprendizajes. Condiciones que son indispensables, esenciales
si se considera a la innovación no como un cumplimiento
formal burocrático
de lo impuesto
por la administración
de organismos
o autoridades superiores (p.153).
Los procesos
de innovación en su implementación tienen factores adversos que muchas veces dificultan
cumplir con los objetivos
esperados. Havelock y Huberman (1980) se
refieren
a seis factores como
adversos
al proceso de
innovación:
1. Subestimación
del proceso de
innovación:
coordinación
y comunicación insuficientes.
2. Conflictos
y motivaciones
personales:
oposición al cambio,
motivaciones personales, dificultad
para comprender
a los otros.
3. Subdesarrollo: condiciones
negativas
en recursos,
insuficientes
materiales.
4. Problemas
financieros:
insuficientes
aportes financieros.
5. Oposición de grupos
influyentes:
ideas contrarias de
grupos de poder, del grupo dirigente.
6. Malas relaciones
sociales: falta
de armonía entre los miembros, dificultad de
relación, ideas contrarias (pp. 304-323).
En efecto, el éxito de la implementación de las innovaciones curriculares depende de que los factores adversos a la innovación
ya reseńados,
sean
puestos en evidencia con el fin de
superarlos en la institución educativa. Ello es posible
en la medida
en que
los actores se
95
familiarizan con la propuesta
de transformación. Se debe pensar
que debe existir una coordinación
y comunicación
suficiente
con el profesorado antes
de iniciar el proceso
de cambio,
con el fin de que conozcan, discutan su
aplicación
y se familiaricen con ella. También es necesario que se desarrolle un proceso de motivación
para ir
superando actitudes opuestas
al cambio,
conociendo
las razones
y analizando las mismas.
Se debe contar con los recursos suficientes tanto humanos, materiales, como financieros
para atender los requerimientos
exigidos
y realizar reuniones de trabajo
que permitan
encontrar
acuerdos y armonía entre los actores vinculados
al proceso.
Es importante
destacar que no es suficiente
la buena intención por parte de autoridades y profesores para alcanzar el éxito esperado
con las innovaciones
propuestas.
Es
necesario que los docentes asuman
como propio el proyecto innovador
y se comprometan con los procesos
de cambio y de
co-construcción que favorezcan y fortalezcan
una educación de
calidad, actualizada en los planos científicos,
tecnológicos, curriculares, culturales y ciudadanos.
Las instituciones
educativas en Ecuador generalmente desarrollan procesos
de cambio, introducen innovaciones, nuevos
programas,
prácticas, diseńos
curriculares, con la intención de generar mejores resultados para los estudiantes,
para la comunidad, procesos
que
conllevan dificultades
en su implementación y no siempre
se consigue buenos resultados, inclusive en ocasiones los resultados
son desfavorables.
Cuando
eso sucede a menudo prueban
otras reformas
o innovaciones, obviando conocer y comprender
las causas
que no permitieron
cumplir con los objetivos esperados.
El siglo XXI exige que la educación se desarrolle con una nueva visión;
deben transformarse los organismos rectores de la educación, las instituciones
educativas,
los modelos educativos
y pedagógicos, los diseńos curriculares, sus programas;
especialmente
debe cambiar
la formación del docente
con el fin de que su
desempeńo responda a los
nuevos horizontes epistemológicos,
a los nuevos retos
determinados
por la complejidad, la
modernidad. Al respecto Fuguet (2015) dice, Sin duda alguna, un reto educacional es poder afrontar
los cambios continuos en
los avances tecnológicos, especialmente
los relacionados con los de
la comunicación
e información (p. 100).
En lo referente al docente universitario,
seńala Mas-Torrelló y Olmos (2016) , que este debe considerarse
un profesional
en permanente proceso de cambio,
debido a las transformaciones
epistemológicas,
paradigmáticas, refiriéndose
por ejemplo a no centrar la atención en la enseńanza y en el profesor, sino
a centrarse
en el aprendizaje y el alumno,
los cambios
sociales, culturales
y estructurales,
los nuevos diseńos
curriculares, la revisión de las metodologías utilizadas, los nuevos
modelos de evaluación,
de rendición de cuentas, la aplicación de nuevas
normativas refiriéndose
a leyes,
reglamentos,
instructivos
entre otros
aspectos y a los acuerdos,
resoluciones, mandatos de convenciones
nacionales
e internacionales
que plantean
recomendaciones
sobre el requerimiento
de profundos cambios por la calidad y la internacionalización que
deben
ser asumidas
por las universidades (Mas-Torrelló
and Olmos, 2016).
Esta realidad conduce a modificaciones
en las funciones, roles y tareas
asignadas
al profesor y la exigencia de adoptar nuevas
competencias para desarrollar eficientemente
sus
funciones profesionales, lo que a su vez origina la necesidad de establecer planes de educación
continua
encaminados a definir
y orientar
los nuevos
roles en el cumplimiento
y la articulación de las funciones
sustantivas
del docente
en los diferentes escenarios que demanda la educación
del siglo XXI.
La innovación
se constituye
entonces
como un camino que incide en
algún aspecto estructural
y funcional
de la educación
para mejorar
su calidad.
Con relación
a las preocupaciones de los docentes por las innovaciones
curriculares,
Hall y Hord, (citado en Marcelo, Mayor y Sánchez, 1995), manifiestan
que una preocupación
sería
la representación compuesta de sentimientos, inquietudes, pensamientos
y consideraciones
96
dadas a una cuestión particular o a una tarea (p. 154), en
consideración a que cada
profesor percibe las situaciones
de forma diferente en relación con el
hecho
que enfrenta
de acuerdo
con
su propio esquema de desarrollo.
Preocupación significa estado de inquietud y temor producido por una situación problemática. Si este estado se presenta en procesos de cambio,
innovación, puede convertirse en obstáculo en el momento de aplicar las reformas o innovaciones
y los resultados
seguramente
no serán
los esperados,
corriéndose
el riesgo
de fracasar, ya
que éstas pueden ser adoptadas o rechazadas
individual o colectivamente.
Las personas, al experimentar los cambios, tienen
muchos cuestionamientos
sobre cómo
les afectará,
cómo
lo realizarán
y qué
impacto
tendrá en
los estudiantes,
en la institución; tienen escepticismo e incredulidad con respecto a la utilidad y validez
de los procesos y de quienes
dirigen, inclusive desconfianza,
interrogantes que al no ser contestadas,
pueden generar resistencia, indiferencia, desmotivación y hasta oposición,
todos
ellos considerados
factores
determinantes
al momento de
implementar
cualquier proceso de cambio.
Fullan (2004) sostiene
que, para alcanzar
éxito
en la aplicación de un proceso
de cambio educativo,
se debe, entre otros factores,
comprender
y fusionar
la fuerza
intelectual,
política
y espiritual, las
mismas que deben desarrollarse
y combinarse. La fuerza intelectual, referida
a la creación de conocimientos sobre el proceso del cambio; la fuerza política, que
establece procesos de trabajo colaborativo,
con
alianzas internas y externas; y la fuerza espiritual o propósito
moral que implica provocar el debate y el compromiso con el cambio.
Concluyendo Fullan (2004) dice: Es evidente, además, por qué necesitamos el poder
de fusión,
es decir, que las tres fuerzas interactúen
y se combinen para conseguir
el efecto
máximo (p. 97).
5. Factores
que deben intervenir en
el cambio educativo
El proceso
de cambio educativo comienza
con la identificación de
un problema y en el caso de la educación
superior en el Ecuador, los organismos
que ejercen
la rectoría de la misma realizaron evaluaciones en las
que se
identificaron
varios
problemas y serios
cuestionamientos como consta en el informe
del Consejo de Educación Superior (CES,
2014).
En este contexto, valga destacar que García-Quintanilla et al (2015), presentan
tres principios básicos que deben orientar los procesos
de cambio en educación:
1. Aumento en la participación democrática: la dirección de los procesos
y actividades debe favorecer un ejercicio más
libre de la opinión y el surgimiento de iniciativas a través de un proceso de plena comunicación.
2. Valoración crítica: encaminado a
conocer y analizar qué se hace, para qué se
hace y cómo se hace.
3. Motivación: en
el proceso
de cambio debe existir
la oportunidad
de una mayor implicación
profesional del
personal, con
base en actividades motivacionales
(p. 49).
Los cambios
en educación constituyen un
proceso complejo
cuyas etapas deben ser
conocidas
por quienes los van a aplicar. Además, los líderes
deben anticiparse a las posibles actitudes de resistencia que se generen
y establecer las estrategias para iniciar, ejecutar y evaluar
el proceso
y avalar su
eficacia
y sostenibilidad (Murrillo y Krichesky,
2012, p. 27).
Fullan,
M. y Levin, B.
(2009) en una investigación realizada en Toronto,
Canadá, establecen que el cambio en educación debe ser políticamente impulsado por los líderes quienes
deben
97
comprender, aceptar
y participar mediante
el establecimiento de un conjunto de estrategias fundamentales
de todo
el sistema
de reforma.
Los autores plantean
seis fundamentos:
1. Desarrollo de la profesión docente: la premisa básica es el respeto a los
docentes y al conocimiento
profesional. No se puede
aplicar la reforma en conjunto a menos que todos los docentes
se encuentren
trabajando para alcanzar un mismo
objetivo.
Además,
se necesita
una combinación
de paz laboral, estabilidad
e incentivos
para que la
profesión se
desarrolle.
2. Establecimiento
de objetivos medibles en colaboración
con todos: es necesario
establecer metas específicas en asociación
con todos los involucrados, sean instituciones,
o grupos de docentes.
3. Mantener una calle
de dos vías entre la instrucción y la evaluación: la buena
instrucción debe conducir
a la evaluación
y una
evaluación
debe
conducir a una buena instrucción. Las dos deben
permitir el desarrollo
de las capacidades.
4. Reconocer al liderazgo como un elemento clave en el proceso
de cambio: es preciso
fomentar el liderazgo efectivo de
todos
los participantes
con roles directivos.
5. Establecer
estrategias de intervención
integral: basados en la motivación
a todo
el personal inmerso en el proceso de cambio
para
lograr desarrollar
la colaboración
integral.
6. Asignar
los recursos para todos los proyectos
y utilizar los existentes:
implica poner al servicio
de la ejecución de los proyectos
los recursos
económicos requeridos,
de una manera enfocada
(pp.
30-31).
Sobre el cambio educativo en la universidad ecuatoriana, Ramírez
(2016), dice Este es quizás uno de los principales retos que tiene la universidad ecuatoriana; no solo trasmitir
conocimiento sino tener un pensamiento críticoreflexivo, generador
de
conocimiento
autónomo, responsable frente
a los intereses comunes
que tenemos
como
sociedad, región y mundo, (p.
47). El cambio
en educación superior permite
el desarrollo de la sociedad y por ende el acrecentamiento
de la calidad
de vida de los seres
humanos,
pues
es un medio cultural
que posibilita descubrir
y cultivar la
individualidad y fortalecer la convivencia
en colectividad en pro del cumplimiento
de los grandes objetivos.
Los objetivos se logran con
base
en las transformaciones
de las universidades
para responder a los constantes cambios que plantea el contexto mundial,
regional y local actual.
En los cambios educativos intervienen
muchos factores
de índole personal, conductual
y cultural que
favorecen u obstaculizan los mismos. Según Sepúlveda
y Murrillo (2012) estos factores
son:
Factor personal: por las resistencias
u obstáculos que impiden estar
abiertos a los cambios que se presentan por las creencias que se forman
a lo
largo de la vida.
Estos
son los modelos mentales que condicionan determinadas
formas de pensar y actuar
hasta llegar inclusive a considerar
aquello
como única verdad.
Factor conductual: por creer que no se está preparado
para los cambios,
pues
las nuevas
ideas quitan
la seguridad
o tranquilidad y restan
confianza para poder seguir
con aprendizajes
nuevos.
Factor cultural: ya que cada persona aprende e interioriza a lo largo de la
vida, costumbres, normas
y conductas
que influyen
en su vida
(pp. 8-9).
98
Es importante seńalar que en el desarrollo
de todo
proceso de cambio educativo
se
deben considerar todos los factores,
internos
y externos
a la institución y especialmente los docentes, ya
que no hacerlo puede
determinar que se actúe en dirección contraria, lo cual
seguramente
generará
resistencias, o indiferencia y/o temores que pueden alterar el proceso o limitar
el alcance
de la innovación.
En síntesis, pareciera que la tendencia es a realizar un trabajo colectivo en cuanto
se refiere
a cambios de
trascendencia que revolucionen
la educación
como
repuesta a los innumerables problemas que afectan
a las sociedades del mundo y de manera particular a
Latinoamérica. Se debe abrir un camino para adelantar
los cambios educativos, pedagógicos,
curriculares, metodológicos,
conscientes de que el cambio
en educación es perentorio
y se debe aplicar en pro de alcanzar una educación de calidad,
contextualizada,
moderna, para la diversidad, interculturalidad, equidad e inclusión, que sea sostenible y se pueda
generalizar.
6. Conclusiones
Para desarrollar un proceso
de cambio educativo,
es necesario que la comunidad
construya una
propuesta
en la que
se integren
y
articulen los elementos pertinentes,
desde la
fundamentación filosófica, epistemológica,
sociológica, psicológica, pedagógica; los principios y objetivos del proyecto; hasta las estrategias, en las que conste la sensibilización
y capacitación a los docentes,
entre otros
elementos.
Estos
aspectos posibilitan
que el profesorado se sienta
involucrado y logre
entusiasmarse al formar
parte activa
de un gran
proyecto.
Se debe reconocer que un factor que a menudo se pasa por alto en los procesos
de cambio es el elemento humano,
pues no
se
considera que los docentes son los actores educativos, los profesionales que realmente
hacen el trabajo; además, generalmente no
se toma en cuenta
que cada
persona responde a un nuevo proceso
con
actitudes, creencias, con un historial personal y profesional propio, hecho
que determina
que cada
uno actúe de manera
diferente
frente
a los procesos de cambio. El cambio
de mentalidad es fundamental en todos estos
procesos,
pues
de no existir se corre
el riesgo
de encontrar actitudes defensivas,
superficiales, de
éxito
efímero (Fullan, 2002b, p.15).
Al referirse al cambio educativo
se
debe entender
que el mismo
no afecta solo
al sistema
escolar, sino también
a las personas involucradas
quienes
presentan diferentes
percepciones, actitudes,
sentimientos y preocupaciones,
las mismas que deben ser consideradas
a fin de lograr
una gestión que facilite e impulse el proceso de cambio
que según Hall (2014), se
tarda de
tres a cinco ańos
para que ocurra. Al respecto, Osorio y Pech, (2007), seńalan que frente a las reformas educativas existe un amplio
consenso
de que estas no son sustentables si los actores
involucrados no
participan
en su diseńo
y ejecución
(p. 174)
Indudablemente es necesario abordar
el proceso
de cambio desde la perspectiva de los profesores,
de las preocupaciones
que se generen
a partir
de las reformas o innovaciones
que se quieran
implementar, si se considera
que son los actores
directos de la aplicación
en el aula, en la institución y que es básico acompańar a los
profesionales en este recorrido para apoyar y afianzar el proceso.
Finalmente se confirma
que se deben conocer las preocupaciones,
sentimientos,
inquietudes de los
profesores
en referencia a la reforma
a aplicarse
con
el fin de predecir
y determinar
acciones
para la preparación,
la capacitación, la orientación,
la asistencia y la consecución de los recursos
necesarios para la implementación (Marcelo, Mayor y Sánchez,
1995).
99
Para investigar las preocupaciones
de los docentes frente a los
procesos de cambio
existen
instrumentos validados en otras investigaciones
(Martínez, 1999, Páez,
2018), tal como el Concern Based Adoption Model, (CBAM) de Frances Fuller, que es un modelo básico de adopción centrado en los concernimientos o preocupaciones que tiene
el profesorado
de manera individual en la implementación de un proceso
de cambio,
de reforma, de
innovación
en el
área educativa.
100
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Autores
RUTH PÁEZ -GRANJA obtuvo su título de PhD. en la Universidad Católica Andrés Bello de
Caracas Venezuela en 2018, es Magíster en Gerencia de la Educación Abierta
en la Universidad Regional Autónoma de los Andes, UNIANDES del Ecuador, 2004. Obtuvo.
Especialista en Docencia Universitaria, 2002. Diplomado en Inteligencia Emocional y Desarrollo del Pensamiento,
2001. Diplomado en Docencia Universitaria, 2006.
Doctora
en Psicología Educativa,
1982 y Licenciada en
Psicología Educativa por la Facultad
de Filosofía,
Letras
y Ciencias de
la Educación de la
Universidad Central del Ecuador en 1974.
Ex Decana
de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación de la Universidad Central Ecuador, hasta abril
2018, actualmente profesora principal a tiempo completo de la cátedra
de Proyectos de
Investigación
de la Carrera de Educación Inicial de
la Facultad de
Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación de la Universidad.
ANA BEATRIZ-MARTÍNEZ obtuvo su
doctorado en Educación por la Universidad de
Arkansas. Profesora Titular de
la Universidad Central de
Venezuela. Ha
realizado pasantías de investigación
en la University of South Florida, USA; Universitá
degli st udi di Padova,
Italia; Universidad de Montreal, Canadá y en Cornell University, USA. En la Universidad
Central de Venezuela ha
sido directora
de la Coordinación
Central de Extensión,
Coordinadora
General del Sistema de
Actualización Docente
del Profesorado
y Coordinadora
de la Comisión de Educación
a Distancia.
Es profesora
del Doctorado en Educación
de la Universidad Central de Venezuela. Junto con
otros investigadores
ha sido compiladora
y autora de Nuevos
ambientes de enseńanza. Miradas
iberoamericanas sobre tecnología educativa,
Caracas, Edit. El Nacional. 2010; Teoría
y práctica de las comunidades virtuales de aprendizaje, Caracas, Edit. CDCH -UCV.
2013; Diseńo y Tutoría Virtual, Caracas, Edit. FHE-UCV. 2014; Comunicación y Aprendizaje
en el ciberespacio.
Las
Comunidades Virtuales, Caracas, Edit. CDCH-UCV. 2010; Redes sociales
comunicación y educación. Abediciones
UCAB. 2017. Ha publicado
diversos
trabajos en revistas nacionales e internacionales. Entre sus reconocimientos
destacan
la beca Fulbright,
el reconocimiento
en el Sistema Nacional de Promoción al profesor
investigador y la
Orden José María Vargas de la Universidad Central de Venezuela.