Los estereotipos de género en la construcción de la mujer fang: una educación patriarcal para la sumisión

Gender stereotypes in the construction of Fang women: a patriarchal education for submission

            Pedro Bayeme Bituga-Nchama

Universidad Nacional de Guinea Ecuatorial, Bata-Litoral

pedrobayem@gmail.com

https://orcid.org/0000-0003-2310-5879

 

(Recibido: 10/08/2020; Aceptado: 15/08/2020; Versión final recibida: 27/08/2020)

Cita del artículo: Bituga-Nchama, P. (2020). Los   estereotipos de género en la construcción de la mujer fang: una educación patriarcal para la sumisión. Revista Cátedra, 3(3), 143-160.

Resumen

El objetivo fundamental de esta investigación es evidenciar que los estereotipos de género forman parte de la educación patriarcal que recibe la mujer fang. Este modelo de educación sociocultural está basado en la sumisión y en la dependencia, con pautas de comportamiento para someter a la mujer al servicio del hombre. En un contexto así, no se puede hablar de igualdad porque se infravalora las aptitudes de la mujer, por considerarla socioculturalmente inferior al hombre y que, por lo tanto, debe quedar solo en el ámbito privado. Este modelo de educación promovido por la existencia de estereotipos de género, es una manera de construir socialmente el tipo de mujer que necesita la sociedad. Por ello, la solución que se propone es el desmantelamiento de los estereotipos de género que constituyen los óbices sociales creados por el patriarcado, para favorecer exclusivamente a los hombres en detrimento de las mujeres. El método utilizado en esta investigación es explicativo-descriptivo, a partir de la metodología cualitativa, basada en la revisión bibliográfica y la observación directa sobre la situación de la mujer en la cultura fang, en cuanto a los estereotipos de género se refiere. Los resultados alcanzados con este estudio, ponen de manifiesto que es necesario el empoderamiento de la mujer para que salga del status quo sempiterno en que se encuentra debido a la educación sociocultural que se la ha inculcado. Por eso, las voces mismas de las mujeres fang, reclaman desde los colectivos feministas, un desmantelamiento total de este modelo educativo patriarcal. 

Palabras clave   

Educación, estereotipo, género, patriarcado, sumisión.

Abstract

The fundamental objective of this research is to show that gender stereotypes are part of the patriarchal education that Fang women receive. This model of socio-cultural education is based on submission and dependence, with behavioral guidelines to subject women to the service of men. In a context like this, one cannot speak of equality because women's abilities are undervalued, considering them socio-culturally inferior to men and that, therefore, they should remain only in the private sphere. This model of education, promoted by the existence of gender stereotypes, is a way to socially construct the type of woman needed by society. For this reason, the solution proposed is to dismantle the gender stereotypes that constitute the social barriers created by patriarchy, in order to favor only men to the detriment of women. The method used in this research is explanatory-descriptive, based on the qualitative methodology, which is based on a review of the literature and direct observation of the situation of women in the Fang culture, as far as gender stereotypes are concerned. The results achieved with this study show that it is necessary to empower women in order to leave the everlasting status quo in which they find themselves due to the socio-cultural education that has been inculcated in them. For this reason, the very voices of Fang women, from the feminist collectives, demand a total dismantling of this patriarchal educational model.

Keywords

Education, stereotype, gender, patriarchy, submission.

1.      Introducción

El propósito fundamental de este artículo es explicar la manera en la que los estereotipos de género intervienen en la construcción de la mujer fang, creando así un modelo de educación donde la mujer es sumisa al hombre. Este estudio que es producto de una investigación a partir de la revisión bibliográfica existente sobre esta cuestión, además, partiendo de la observación directa de este contexto cultural, se analiza las relaciones de género dentro de la sociedad ecuatoguineana, las cuales están marcadas por el dominio del hombre sobre la mujer. El sistema patriarcal fang ha educado a la mujer desde la subordinación y la opresión, todo ello porque este sistema al que aludimos representa la supremacía de lo masculino sobre lo femenino. Por consiguiente, nuestro problema se plantea desde la perspectiva de que la educación que recibe la mujer fang, debido al sistema patriarcal, hace que sea un ser dependiente del hombre y que, por eso, tenga que pasar por una serie de vejaciones que la denigran como persona, tal es el caso de la violencia de género que sufre a mano del hombre. El sistema patriarcal fang vilipendia a la mujer por considerarla un ser débil que necesita estar siempre supeditada al hombre, por eso, la educación de la mujer está orientada para servir al hombre y para la crianza de los hijos. Es por ello que, dentro de este sistema la mujer está relegada al ámbito de lo privado que corresponde a la casa-cocina, mientras que el hombre ocupa el espacio público.

La lógica que sigue el sistema patriarcal fang permite o coloca al hombre en el centro de todas las cosas, de allí que sea una cultura androcéntrica donde los varones disponen lo que creen conveniente que deben hacer las mujeres. En suma, toman decisiones sobre sus sentimientos y comportamientos, incluso sobre su propia reproducción. En efecto, al partir del hecho de que la mujer es un ser débil, se da por sentado que el hombre debe hacerse cargo de ella, mientras que, por su parte, la mujer debe complacer a su esposo. Esta educación ha sido posible gracias a la creación de una serie de estereotipos que representan a la mujer como una auténtica sumisa al varón. Sin embargo, también hay que destacar que esta educación de la mujer desde la sumisión, fue incluso agravada durante la guinea española, ya que las misioneras que se encargaban de educar a las mujeres nativas, lo hacían también desde la mentalidad occidental. Por eso, en los centros habilitados para la educación de las niñas, se las enseñaba principalmente las labores domésticas, porque tenían que ser buenas esposas. En este sentido, se puede afirmar que, en la educación para la sumisión de la mujer al hombre, también intervinieron los colonos de la guinea española, para adoctrinar a la mujer. Este argumento, es corroborado por Olegario Negrín Fajardo, uno de los principales estudiosos del sistema educativo de la Guinea española, quien sostiene que:

Las religiosas quisieron imponer con rigor la educación de la mujer según los cánones establecidos en Europa: enseñanza de las labores domésticas y para ser una buena esposa católica, que permitiera fundar un hogar modélico junto algún muchacho educado en las escuelas de los misioneros (Negrín Fajardo, 2011, pág. 114).

Por consiguiente, la temática que planteamos en este trabajo es una cuestión antropológica de actualidad que se debate frecuentemente en la sociedad ecuatoguineana. A pesar de que los estereotipos son construcciones culturales que afectan tanto al hombre como a la mujer, sirven de elementos discriminatorios donde la mujer termina siendo infravalorada. Se ha empleado la terminología de construcción, porque en la cultura fang se ha asignado a la mujer unos determinados roles estereotipados en función de su sexo, siendo el estereotipo más frecuente el de mujer sumisa, oprimida o subordinada al hombre. Así se ha construido culturalmente a la mujer ecuatoguineana. Al abordar la cuestión de los estereotipos de género en la construcción de la mujer fang, debemos prepararnos para afrontar problemas graves, porque lo que se ha querido que se sepa de la mujer ha sido siempre a través de estigmatizaciones o roles que presentan a la mujer como débil y dependiente del hombre. En la sociedad ecuatoguineana, la mujer ha sido construida y presentada al mundo como un ser que no podía valerse por sí misma, de ahí que siempre tenga que estar subordinada bajo la tutela y protección del hombre. La representación social de la mujer fue construida o pensada desde tiempos muy longevos del sistema patriarcal fang. La mujer se construyó como una persona que se dedicaría exclusivamente para la casa, que tenía que ser sumisa, respetando siempre a su marido como significado de una buena esposa. El verdadero conflicto que actualmente se observa con los estereotipos de género en la sociedad ecuatoguineana, hace que la mujer de hoy se debata con su cultura.

La educación patriarcal es la causa de la sumisión de la mujer fang. Los estereotipos de género son mecanismos de opresión que dan oxígeno a este modelo de educación y, constituyen una lacra para la sociedad ecuatoguineana porque representan el dominio histórico que el hombre viene ejerciendo sobre la mujer. Partiendo de la cuestión que se ha planteado anteriormente, nos surgen los siguientes interrogantes: ¿Cuáles son los estereotipos más sobresalientes en la construcción de la mujer fang? ¿En qué aspectos favorecen estos estereotipos a la mujer fang? ¿Es posible hablar de igualdad en un contexto donde lo masculino impone sobre lo femenino? ¿Puede la ideología feminista combatir la educación patriarcal para la sumisión de la mujer fang?

Dar respuesta a estos interrogantes, resulta crucial para entender el método de dominación masculina que el sistema patriarcal fang de Guinea Ecuatorial ejerce sobre la mujer para mantenerla en un status constante de dominio. En base a ello, se ha visto oportuno presentar una tesis para poder responder a esos interrogantes y fundamentar mejor nuestra argumentación sobre la influencia de los estereotipos de género en la construcción de la identidad de la mujer fang. En efecto, la tesis que defendemos es la siguiente: los estereotipos de género asignados a la mujer fang, han contribuido para construir una imagen distorsionada de ella, la cual ha sido posible gracias a la educación del sistema patriarcal, enfocada en la sumisión de la mujer. Esta tesis se desarrollará a partir de los argumentos de varias autoridades científicas.

2.      Estado de la cuestión

Hablar sobre las relaciones de género en el sistema patriarcal fang, constituye al día de hoy, una tarea complicada, puesto que no existe mucha literatura académica escrita sobre este particular, esto se debe principalmente a que los estudios de género en Guinea Ecuatorial son muy escasos. La existencia de los estereotipos de género en la sociedad ecuatoguineana, es una cuestión que desafía muchos estudios sociales porque las relaciones de género entre los fang son muy complejos. Sin embargo, se observa una tendencia común que, según la ideología feminista, sufren todas las mujeres del mundo, nos referimos a la subordinación de la mujer al hombre. Esta subordinación de la mujer fang al hombre, ha hecho que se sostenga que “las relaciones de género todavía se perciben desde el punto de vista de dominación masculina” (Pérez-Armiño, 2018, pág. 30). Por ello, la educación sociocultural que ha recibido la mujer, es la manifestación del sistema patriarcal Fang, caracterizado por el dominio del hombre sobre la mujer.

En el ámbito académico, existen varios investigadores e investigadoras que abordan la cuestión de los estereotipos de género. Es decir, existe muchísima literatura acerca de términos como estereotipo, género o patriarcado. Por eso, vamos a valernos de este marco teórico que existe sobre esta cuestión para argumentar mejor sobre los estereotipos de género en la cultura fang. En este sentido, conviene matizar que, al tratar sobre los estereotipos de género en la construcción de la identidad femenina, es decir, la manera de que la cultura fang concibe a la mujer. Cabe decir que, según se ha destacado anteriormente sobre la escasez de estudios de género en el sistema patriarcal fang, nos basaremos principalmente en los textos que se manejan dentro de la teoría feminista para conceptualizar y politizar de esta forma, las desigualdades entre lo masculino y lo femenino.

Antes de comenzar a desarrollar detalladamente esta cuestión, conviene ofrecer o fundamentarnos sobre los términos de patriarcado, género y estereotipo. En el ámbito académico, el patriarcado es una cuestión muy importante para analizar las relaciones de género. Aunque también debemos precisar que no es una estructura muy universal como se sostiene en algunas corrientes feministas. En el caso de Guinea Ecuatorial, la dominación que el hombre ejerce sobre la mujer hace que utilicemos este concepto para explicar situaciones de dominio dentro de esta cultura. En este sentido, Victoria Sau Sánchez una de las activistas más destacadas en la conceptualización de la teoría feminista en España, sostiene que:

El patriarcado es una toma de poder histórica por parte de los hombres sobre las mujeres cuyo agente ocasional fue de orden biológico, si bien elevado éste a la categoría política y económica. Dicha toma de poder pasa forzosamente por el sometimiento de las mujeres a la maternidad, la represión de la sexualidad femenina, y la apropiación a la fuerza de trabajo total del grupo dominado, del cual su primer, pero no único producto son los hijos (Sau Sánchez, 2001, págs. 237-238).

 

Partiendo de esta reflexión, la opresión y las injusticias que sufren las mujeres frente a los hombres en estos contextos, son catapultadas por la existencia de obstáculos como los estereotipos de género que dictan la manera en la que se deben comportar los ciudadanos en función de su sexo, pero detrás de todo eso está la discriminación que sufre la parte femenina a manos de los hombres. El patriarcado habría que entenderlo como una ideología que favorece solo y únicamente a los hombres, en detrimento de las mujeres. En otras palabras, el patriarcado “se define como un sistema de dominación sexual que es, además, el sistema básico de dominación sobre el que se levantan el resto de las dominaciones, como la clase y la raza” (Varela, 2019, pág. 109). Además, esto hace entender que los varones son en la medida de lo posible, los más beneficiados de este sistema, puesto que pueden ejercer su poder y dominio sobre la mujer y la sociedad lo vería como algo totalmente legítimo y normal, es lo que ocurre con la violencia de género, la cual suele ser tolerada por la gente, por concebirla como algo normal que el hombre hace a la mujer. Esta postura no es de sorprender puesto que es “un sistema de dominación y explotación que habría sustituido al antiguo matriarcado” (Puleo, 1995, pág. 13). Téngase en cuenta que en el caso de la cultura fang, no existen testimonios de un poder matriarcal. Además, pese a encontrar etnias en Guinea Ecuatorial que aparentemente son matriarcales, hay que señalar que el patriarcado es un patrón cultural a todas las etnias del país. Partiendo de la premisa de que el patriarcado es un sistema de dominación, este utiliza la categoría de género para oprimir, infravalorar y subordinar sistemáticamente a la mujer. Por eso, “el objetivo fundamental del feminismo es acabar con el patriarcado como una forma de organización política” (Varela, 2019, pág. 231).

Por otra parte, en relación al género constatamos que es una diferencia de tipo social que el sistema patriarcal utiliza para establecer la diferencia existente entre ellos y ellas. El género no es biológico sino social, es lo que cada cultura o sociedad entiende lo que es masculino o femenino. Siendo un poco más precisos, “el género es una construcción cultural correspondiente a los roles o estereotipos que en cada sociedad se asignan a los sexos” (Elósegui, 2011, pág. 47). Esto da entender que tanto hombres como mujeres somos productos de una construcción social y no biológica, al menos, eso es lo que se deduce con la explicación que se ofrece dentro de la perspectiva feminista. Conscientes de que en esta investigación abordamos solo y exclusivamente la situación de la mujer fang, todas las mujeres según la ideología feminista, son prácticamente iguales porque todas sufren y se enfrentan en menor o mayor grado al sistema patriarcal. Por eso, existen los estereotipos de género, los cuales “hacen referencia a los rasgos que supuestamente poseen los hombres y las mujeres, lo cual distingue a un género de otros” (Baron & Byrne, 1998, pág. 262).  En efecto, se trata de unas etiquetas que intervienen en la socialización de las personas humanas. En función de estas etiquetas, nos comportamos de una determinada manera.

La sumisión que relacionamos como una manera que se ha utilizado desde el sistema patriarcal fang para educar a la mujer, no es más que una etiqueta o, mejor dicho, un estereotipo. Es sumamente importante insistir en que los estereotipos de género son “sistemas de creencias compartidas acerca de los grupos de hombres y de mujeres en general o sobre las características de masculinidad y feminidad por ellos desarrolladas” (Barberá Heredia, 2004, pág. 79). Por eso, en sociedades como la de los fang, estos estereotipos pasan a ser naturales y se van multiplicando de una generación a otra. Con estos principios sobre los estereotipos de género, vamos a proceder a desarrollar tesis propuesta, apoyándonos siempre en algunos autores que también han abordado una temática similar a la nuestra.

3.      Defensa de la tesis

Según se ha anunciado ut supra, la tesis que se defiende en este trabajo es la siguiente: los estereotipos de género asignados a la mujer fang, han contribuido para construir una imagen distorsionada de ella, la cual ha sido posible gracias a la educación del sistema patriarcal, enfocada en la sumisión de la mujer.

La mujer ecuatoguineana es producto de su cultura, esto significa que la manera de ser, sentir, hablar o actuar, lo ha aprendido mediante un sistema de socialización establecido para su sexo. Esto es, una construcción patriarcal de la identidad femenina.  La mujer fang es fruto de una construcción donde tiene que comportarse en función de cómo lo dice su cultura. De allí que los estereotipos de género marquen significativamente la realidad de todas las mujeres ecuatoguineanas. Al respecto, Colás y Villaciervos sostienen que “los estereotipos constituyen, por tanto, herramientas socioculturales sobre las que se asientan normas de funcionamiento social a la vez que sirven de referente para estructurar la identidad de los sujetos” (Colás Bravo & Villaciervos Moreno, 2007, págs. 35-58).

En este sentido, podemos afirmar que los estereotipos nos informan de cómo han de ser nuestros comportamientos en la sociedad. El resultado que se obtiene es que, la mujer termina siendo domesticada para ser buena esposa y estar al servicio del hombre, sucede en la etnia fang. El sistema patriarcal fang no es un producto de hoy, sino más bien se trata de un sistema muy longevo, con varios siglos de existencia en los que se ha llevado a cabo una construcción de la identidad de la mujer, para someterla a la voluntad del hombre. Hay que reconocer que las mismas mujeres también contribuyen a mantener vivo ese sistema. Señalamos que contribuyen porque al ser adoctrinadas por el sistema patriarcal, las mismas han trasmitido o reproducido las pautas de comportamiento aprendidas de sumisión, por ello, está tan robustecido este sistema patriarcal. 

La opción de poder elegir y decidir no es un valor que podamos decir que existe en la cultura fang. Al contrario, la distribución de los géneros es la que pone las pautas de esta subordinación. No queremos hablar de una cultura machista donde el androcentrismo brilla por sí solo, más bien podemos decir que como en otras culturas del mundo, los fang han seguido el mismo sistema patriarcal, el cual “se caracteriza por la autoridad de los hombres sobre las mujeres y sus hijos impuesta desde las instituciones” (Castells, 1998, pág. 159). Se trata de una arquitectura sistemáticamente establecida por los hombres para beneficiar únicamente a los hombres. De todas las instituciones que tiene el sistema patriarcal fang, el matrimonio representa el principal foco de desigualdades entre hombres y mujeres, eso porque la dote la entrega el hombre para casar a la mujer.

A pesar de esta situación, “la institución matrimonial es la columna vertebral de la arquitectura social africana” (Ondó Ndjeng, 2013, pág. 13). Este planteamiento es así porque el hombre fang, al ser africano, entiende que se desarrolla plenamente dentro del matrimonio porque a través de este puede asegurar la continuidad de su legado. Para asegurar esta continuidad, se ha tenido que subyugar a la mujer para que solo se dedique hacer posible la continuidad del legado de los hombres. Son varios los problemas que la mujer fang tiene que enfrentar a lo largo de su vida, pero el más terrible es tener que aprender a ser mujer de acuerdo a los cánones que la cultura establece para ellas. Como individuo perteneciente a la cultura fang, la mujer está llamada al respeto de estas normas, siempre y cuando no laceren su dignidad. Por tanto, es importante hacer una revisión de estas normas culturales que fueron establecidas por los varones, en un momento del que no se tiene referencias escritas. Por consiguiente, dentro del sistema patriarcal fang no se puede hablar de igualdad entre los hombres y las mujeres, sino más bien de opresión y subordinación que son las caras visibles de la desigualdad entre los sexos en la cultura fang. En consecuencia, los estereotipos de género han servido para educar a la mujer para estar constantemente supeditada al hombre.  Por eso, el espacio por excelencia donde se ha llevado a cabo este tipo de educación sociocultural, es el espacio privado, que en la cultura fang representa la casa-cocina. Los espacios están bien diferenciados, para que la mujer ocupe lo privado y el hombre lo público. Se debe respetar estas normas culturales para que la sociedad avance con equilibrio.

No obstante, ese equilibro es un supuesto, ya que el hombre siempre impone su voluntad para que la mujer le obedezca. Por ejemplo, en la sociedad ecuatoguineana, hay un estereotipo común a todas las mujeres, nos referimos a que siempre están en casa cuidando a los hijos, es decir, siempre están ocupando el espacio privado que suele ser sobre todo la cocina. Mientras tanto, los hombres se ocupan de proveer y suministrar alimento a sus familias.

La existencia de estos estereotipos, frenan considerablemente el avance de las mujeres, además, hacen que sean más propensas a sufrir cualquier tipo de violencia de parte de su marido. Las razones culturales que se aducen para justificar esta sumisión, son que la mujer es un ser débil que hay que cuidar y proteger porque es incapaz de valerse por sí misma. Toda una generación de mujeres que actualmente son nuestras madres, ha crecido bajo la creencia de que son dependientes porque la naturaleza lo ha hecho de esta forma, cuando en realidad es la manera en que las han educado para ser sumisas.  Por eso, perfectamente nos encontramos con que:

Las mujeres, tal y como el estereotipo las retrata, serán consideradas como naturalmente destinadas a la vida privada, a la maternidad y al cuidado de la familia. Y poco interesadas por cualquier otra actividad, especialmente aquellas vinculadas al ámbito público (Bosch Fiol & Ferrer Pérez, 2003, pág. 119).

En esta cita, se recoge uno de los argumentos que se ha presentado anteriormente al sostener que en la cultura Fang, la mujer tiene mayor representatividad en el espacio privado, que es la casa-cocina, donde prepara los alimentos que su marido trae al hogar, y se los lleva al espacio público que es, en primer lugar, el comedor de la casa, y en segundo lugar, el patio o la casa de palabra (abaa) donde su marido suele quedarse para charlar con sus amigos, unos varones que son igual a él. La dependencia es producto del sistema patriarcal fang, sin ella no existiría mujer que quiera que su marido la humille o la infravalore constantemente. Es una cuestión antropológica de actualidad empoderar a la mujer ecuatoguineana en general, deconstruyendo los estereotipos de género que conducen a la sumisión.

Los estereotipos de género son factores que coadyuvan a un trato vilipendiado para la mujer. Una sociedad con parámetros de subordinación tan arraigados, está llamado al cambio porque de lo contrario, estaríamos justificando un trato vil para las personas humanas, ultrajando o violando sus derechos naturales que poseen como personas que son. Dos son principalmente los estereotipos de género que conducen a educación sociocultural para la sumisión de la mujer ecuatoguineana.

  1. La mujer es sumisa. Este estereotipo marca sin lugar a dudas, las relaciones de género en Guinea Ecuatorial. Es un precepto cultural que hace que cualquier hombre se sienta con la autoridad suficiente para imponer su voluntad sobre la mujer. No únicamente a la mujer como esposa, sino también como madre o hermana. El varón tiene el estereotipo de dominante por eso, debe actuar como tal. Hay que señalar que esta sumisión se ve flaqueada por la penetración de la ideología feminista en la sociedad ecuatoguineana.

 Por esta razón, se ha llegado afirmar que si en la sociedad ecuatoguineana existe:

Una conflictividad entre el feminismo y el patriarcado es porque los hombres no están dispuestos a que la mujer también asuma el poder. Entendiéndose por poder aquí, el hecho de que la mujer también pueda realizar tareas que tradicionalmente han sido de los hombres. La lucha contra la opresión exige que la mujer se desvincule del sistema patriarcal porque es totalmente incompatible con la ideología feminista. (Bituga-Nchama, 2020, pág. 20).

Evidentemente, asumir el poder es una manera de salir del estereotipo de género de la sumisión que se ha asignado a la mujer, aunque pensamos que el poder implica empoderar a la mujer para que ella sea capaz de decidir también por su futuro.

  1. Dependencia. Aunque este estereotipo de género esté vinculado con el anterior, constituye una de las principales maneras de oprimir a la mujer en la sociedad ecuatoguineana. Existe muchísima dependencia de la mujer en esta sociedad. Por citar, hay dependencia económica, entre otros tipos de dependencia donde la mujer se ve encarcelada o acorralada e incluso atornillada a un hombre porque no haciéndolo le iría muy mal en la vida. Esta es la educación que el sistema patriarcal ha incrustado en la mentalidad de la mujer.

La dependencia económica implica una dependencia total de la mujer al hombre. Esta estrategia del sistema patriarcal para oprimir a la mujer, ha sido criticada fuertemente desde el llamado feminismo radical. Sobre esta cuestión Millet señala que:

Uno de los instrumentos más eficaces del gobierno patriarcal es el dominio económico que ejerce sobre las mujeres […]. Ya que en las sociedades patriarcales la mujer siempre ha trabajado, realizando con frecuencia las tareas más rutinarias o pesadas, el problema central no gira en torno al trabajo femenino, sino a su retribución económica (Millet, 1995, pág. 94).

Para construir una sociedad igualitaria, hay que comenzar eliminando aquellos mecanismos que, como los estereotipos de género, sirven de óbices que obstruyen la vida de la mujer. La socialización diferenciada es un mal social que frena tanto hombres como mujeres, aunque estas últimas son siempre las que más dificultades tienen. Tal es así que Beauvoir, una de las principales representantes de la teoría feminista, afirma que “la pasividad que caracteriza esencialmente a la mujer “femenina” es un rasgo que se desarrolla en ella desde sus primeros años” (De Beauvoir, 1949, pág. 118). En suma, el estereotipo de pasividad no es algo natural, sino social o cultual que han construido los grandes patriarcas de las distintas etnias de Guinea Ecuatorial.  Evidentemente, la mujer fang ha sido forjada por el sistema patriarcal como una sumisa y dependiente de los varones. La sumisión y dependencia de la mujer, como se ha señalado anteriormente, son los principales estereotipos de género que se asigna a la mujer en esta sociedad, parten desde sus ancestros, donde tenían a la mujer sola y exclusivamente para las tareas de casa y no podía pensar ni en poder formarse académicamente porque era algo que en ese momento solo podían hacer los varones, los ostentosos del conocimiento y la fuerza. Una visión muy androcéntrica del mundo donde lo masculino, es lo correcto y lo natural, lo más perfecto del mundo. Visto las cosas desde esta perspectiva se sostiene que:

Las mujeres han de ser (según el estereotipo tradicional) débiles, sin iniciativa y dependientes del varón entre otras características. […].  Ser fémina es ser sensible, cariñosa, comprensiva, amable, respetuosa, dependiente, sumisa, débil, coqueta, trabajadora, maternal (López López & Recio González, 2008, pág. 117).

En líneas generales, los estereotipos de género son un obstáculo en la vida de toda la sociedad, pero, sobre todo, en la de la mujer fang, quien ha pasado por difíciles situaciones por la existencia de este tipo de obstáculos sociales. El sistema patriarcal deshonra a la mujer por considerarla un ser frágil que necesita estar siempre supeditada al hombre, por eso, la educación de la mujer está orientada para servir al hombre y para la crianza de los hijos. Los estereotipos de género oprimen y envilecen el correcto desarrollo de las aptitudes de la mujer. Intervienen gradualmente en la construcción femenina, una construcción que debe ser demolida, por eso, Beauvoir sostuvo que:

No se nace mujer, se llega a serlo. Ningún destino biológico, sociológico o económico determina la figura que presenta la hembra humana en la sociedad: es la civilización como un todo la que produce esa criatura, intermedia entre hombre y eunuco, que se describe como femenina (De Beauvoir, 1949, pág. 5).

Con estas, palabras Beauvoir sentaba las bases de las que emanarían muchas teorías sobre las que actualmente se sustenta el movimiento feminista. Dentro del sistema patriarcal fang se han asignado a las mujeres unos roles y pautas de comportamiento que sirven para definirlas. En este sentido, Victoria Sau Sánchez destaca que:

Estos patrones de comportamiento los vamos aprendiendo desde la cuna, de generación en generación, a través de la familia, la escuela y los sistemas de representaciones, y ello ha otorgado a las mujeres mucho menor margen de actuación que a los hombres para acceder a la política, a estudios, a la propiedad, a disponer de dinero propio, etc., medidas que tienden a homogeneizar al grupo (Sau Sánchez, 2001, pág. 50).

A partir de esta perspectiva de Sau Sánchez, claramente feminista, todas estas asignaciones que no tienen una fundamentación natural sino social o cultural, terminan conformando la identidad de las mujeres creando así lo que son los estereotipos, es decir, “[…] conjuntos de ideas empaquetadas, basadas en prejuicios, sobre las que por comodidad la mayoría de las personas no ejercen ningún juicio crítico” (Sau Sánchez, 2001, pág. 48). Esto significa que la existencia de los estereotipos depende de las convicciones que tiene la gente sobre lo que les aventaja. Así, por ejemplo, en la etnia fang encontramos varios estereotipos culturales de la mujer. Además de lo que se ha destacado ut supra, algunos de los estereotipos de género que según el feminismo se atribuyen a las mujeres de la etnia fang, son los siguientes:

1.      La palabra de la mujer no vale absolutamente nada porque no puede razonar objetivamente. De hecho, en la lengua fang existe una expresión peyorativa en donde se señala que la orina de la mujer no puede sobrepasar el tranco de un árbol caído (moñoho memina ma dan Nkog).

2.      La mujer es la causa del mal en la etnia fang, ya que es la que trajo el hechizo (evú). Por lo que, hay que tener cuidado con la mujer.

3.      La mujer no puede comer ciertos animales, con la excusa de que al hacerlo podría quedar estéril. No obstante, aunque esto último no parezca un estereotipo, resulta un agente de discriminación sobre todo por el sexo dentro de la cultura fang.

En síntesis, los roles o estereotipos de género en la etnia fang, son argumentos falaces que sirven para justificar la inferioridad y sumisión de las mujeres. Por ejemplo, que actualmente las mujeres estén masivamente presentes en la educación primaria y secundaria, es porque se ha abandonado la visión cultural que concebía a la mujer como un ser que no servía para ir a recibir clases porque su función principal para la familia es casarse y servir a la familia de su esposo. Por eso, no tiene necesidad de estudiar, porque el raciocinio es exclusivamente de los varones. Hay un peligro real en relación a los logros que ha conseguido la mujer ecuatoguineana en general para salir de lo privado a lo público. Existe una amenaza constante que pretende detener todo lo conseguido hasta ahora. Algunos investigadores sostienen que:

La mujer debe recuperar y hacer una revisión crítica de la fa, el espacio privado, que ocupaba la parte trasera de las casas tradicionales fang. Lo contrario sería simplificar la visión del papel femenino en la sociedad guineana de acuerdo a los parámetros occidentales. La fa es «la propiedad más preciosa de la mujer», un espacio central del poblado donde se decide la vida de la comunidad frente al nseng, un espacio superficial y traicionero. Ahora bien, la mujer independiente debe tomar una decisión sobre el lugar que quiere ocupar en la sociedad: la fa o el nseng, la visión tradicional o la occidental (Mbana Nchama, 2011, págs.127-129).

En respuesta al planteamiento de Mbana Nchama, no se debe volver hacer una revisión crítica de nada. Ningún paso atrás para volver al espacio privado. La visión tradicional relega a la mujer a un ámbito que la oprime, lo cual es intolerable para la visión moderna, no occidental. Preferimos hablar de visión moderna porque en ella la mujer fang, gracias a los aportes teóricos y críticos contra la cultura patriarcal, puede decidir sin ninguna influencia occidental y si lo hiciese, eso tendría que ayudarla a trazar su futuro. No se puede cometer un error de raciocinio al pensar que la fa, el espacio privado, la casa-cocina, es el mejor lugar para la mujer. Por estar en él, las mujeres quedaron excluidas del conocimiento porque no eran consideradas aptas para esta labor. En la actualidad, la conciencia feminista que se registra en Guinea Ecuatorial no tiene precedentes. Su propósito es destruir el espacio privado donde el sistema patriarcal “ha cosificado y mercantilizado a la mujer de una forma extrema” (Pérez Armiño, 2018, pág. 55). De hecho, es totalmente inaudito repensar en un espacio privado para las mujeres. Eso es lo que conlleva a que “determinados sectores de la población femenina se han movilizado en un nuevo activismo que pretende ver en la tradición fang los principios que han justificado ideológicamente la dominación de la mujer” (Pérez Armiño, 2018, pág. 56). En suma, continuar desmontando el espacio privado es la vía a seguir hacia el camino de la igualdad, modificando así las relaciones de género en el sistema patriarcal fang de Guinea Ecuatorial.

Los diferentes espacios entre las mujeres y los hombres también han permitido que los estereotipos género establecidos por el sistema de educación patriarcal, se consoliden de tal forma que cada uno de los sexos desempeñe su rol. Resulta que, al observar los roles, los hombres están en una situación de dominio, mientras que las mujeres se convierten en dominadas. Por tanto, no puede decirse que el patriarcado esté erradicado en la sociedad ecuatoguineana, al contrario, está muy robustecido, aunque actualmente sufre ciertas presiones de parte de las activistas feministas de esta sociedad. Lo cierto es que los estereotipos de género son aspectos de la vida cotidiana de la sociedad ecuatoguineana, creado por los hombres y reproducido por las mujeres, por eso, resulta también difícil salir de esta situación. Al respecto, Trifonia Melibea Obono, una de las principales activistas en la lucha por los derechos de las mujeres en Guinea Ecuatorial, en una entrevista concedida al periódico ABC, destacó que:

El hombre crea un modelo educativo, la mujer lo reproduce. Y cuando la madre se revuelve contra ese sistema de educación recibe la violencia del padre. La mujer es la que transmite, pero el poder real está en manos del hombre. Realmente ella es la que educa, pero la persona que le dice «educa así» es él […]. En la etnia fang quien manda es el hombre. No importa lo que la mujer diga cualquier cosa. Y de hecho cuando aparece papá en casa todo el mundo se calla (Melibea Obono, 2016).

A raíz de lo anterior, la dominación es reproducida porque la mujer ha sido educada para someterse y estar al servicio del hombre. Este es el patrón que hace que la mujer ecuatoguineana sea vulnerable. En consecuencia, la educación patriarcal se ejerce desde las familias hasta la misma sociedad, es decir, está inscrita en las relaciones entre los géneros de la sociedad ecuatoguineana. Por consiguiente, si el hombre crea los estadios de dominación y la mujer los reproduce, resulta crucial que se lleve a cabo una revolución en el sector educativo para que las mujeres tomen conciencia de esta situación que las limita como personas humanas. En consecuencia, la abolición del sistema de dominación masculina con sus múltiples manifestaciones como lo son los estereotipos de género, puede llevar a la sociedad ecuatoguineana en un contexto donde exista menos exclusión social de las mujeres. La existencia de los estereotipos de género, constituye en este sentido, una de las razones por las que la mujer ecuatoguineana está recluida o confinada en ámbitos específicos, donde no puede opinar o desenvolverse con mucha autonomía. Dado la falta de independencia económica de la mujer ecuatoguineana, la casa-cocina es, como se ha dicho ut supra, el ámbito donde la mujer está para servir a su marido. A diario, nos encontramos con situaciones como el control de los recursos económicos, donde el hombre tiene todo el poder sobre la mujer, haciendo que se cumpla su voluntad dominadora, porque la mujer carece de autonomía e independencia para poner fin a esta situación.

La tónica fundamental que se observa en la actualidad es que “la mujer ecuatoguineana se debate entre tradición y modernidad […], en un país donde las relaciones de género todavía se perciben desde el punto de vista de dominación masculina” (Pérez-Armiño, 2018, pág. 30). En este sentido, los cambios culturales son una condición necesaria pero no suficiente para desmantelar el patriarcado que propicia la dominación de la mujer. Una sociedad anclada en los valores rancios del patriarcado, es una sociedad casi obsoleta y avocada al subdesarrollo. Por tanto, la lucha por desmantelar los estereotipos de género que propician una educación patriarcal para la sumisión de la mujer en este contexto cultural, ha sido una de las cuestiones más primordiales en el camino hacia la igualdad, sin embargo, hay que entender que esta educación patriarcal es precisamente el resultado de la socialización diferenciada que se establece entre los sexos, lo cual se debe principalmente porque en esta cultura “el mundo se define en masculino y al hombre se le atribuye la representación de la humanidad entera” (Varela, 2019, pág. 227). No obstante, los estereotipos de género se enfrentan a su propio ocaso porque los cambios socioculturales son inevitables y el sistema de educación patriarcal se enfrenta a su desmantelamiento porque es el retrato de una época pasada.

La sociedad ecuatoguineana se enfrenta a un grave problema que puede acarrear y de hecho acarrea consecuencias nefastas en la vida de las mujeres. Si los estereotipos son una de las manifestaciones del sistema patriarcal Fang debido a la educación diferenciada que se da tanto a la mujer como al hombre, es evidente que los hombres aprenden a ser dominantes, mientras que las mujeres son socializadas para ser dominadas. Este modelo de educación patriarcal está arraigado en la cultura, y muchas mujeres son instruidas en él. Por eso, a veces se observa que cuando una mujer sufre violencia de parte de su pareja, lo ve como algo normal que su marido la pegue. Este hecho es producto de la manera en que se educa a la mujer desde temprano, tiene que ser sumisa y dependiente del hombre. Por lo tanto, la dominación es reproducida porque la mujer ha sido educada para someterse y estar al servicio del hombre. Este es el patrón que hace que la mujer ecuatoguineana sea vulnerable y propensa a sufrir cualquier otra forma de dominio o subordinación. En consecuencia, la dominación masculina se ejerce desde las familias hasta la misma sociedad, es decir, está inscrita en las relaciones entre los géneros de la sociedad ecuatoguineana.

Las causas de este modelo educativo de la cultura fang para la mujer, son originadas por el sistema patriarcal, germen de la sumisión. La férrea influencia de este sistema propicia que la principal función que sigue ejerciendo la mujer es la reproductora, al servicio del hombre. El carácter patriarcal de la cultura permite que la educación que reciben las mujeres esté marcada por su rol de género. si bien en uno de los acápites de esta investigación se ha dicho que el hombre crea los estadios de dominación y la mujer los reproduce, resulta crucial que se lleve a cabo una revolución sobre el modelo educativo patriarcal para que las mujeres tomen conciencia de esta situación que las limita como personas humanas. Por consiguiente, la abolición del modelo pedagógico que utiliza el sistema patriarcal para mantener sumisas a las mujeres, debe abandonarse porque está demostrado que impide que las mujeres puedan desarrollarse libremente como personas. Según las voces de las mismas mujeres, la ideología feminista es una panacea para solucionar los problemas de dominio que impone el sistema patriarcal Fang. Al menos, los resultados que se maneja en esta investigación ponen de manifiesto que muchas mujeres están en contra de vivir sumisas como se ha estado haciendo.

Los llamados estereotipos de género han contribuido en la construcción de la identidad de la mujer, y haciéndola pensar que este comportamiento sumiso es natural, mientras que en realidad es producto del modelo educativo que tiene el sistema patriarcal para favorecer exclusivamente a los hombres. La exclusión de la mujer en los ámbitos públicos, se debe principalmente a esta manera de educar a la mujer, ya que debía estar fuera de las zonas que solo eran para los hombres. El no visibilizar este problema, se debe a que la mayor parte de las mujeres asumen este modelo educativo como algo normal y natural. Sin embargo, existe una nueva generación de mujeres que ha abierto el debate en torno a los estereotipos de género en la sociedad ecuatoguineana. Si bien los estudios de género son muy incipientes en Guinea Ecuatorial, cabe decir que, con el advenimiento o la influencia de la ideología feminista en este país, se han agravado las reivindicaciones por la igualdad entre mujeres y hombres. Por eso, intentar ocultar este problema, es alargar un debate inevitable. Por tanto, este estudio constituye un importante aporte teórico que visibiliza el problema que provocan los estereotipos de género en la sociedad ecuatoguineana originados por el modelo de educación patriarcal que se impone para la sumisión de la mujer. A pesar de las múltiples limitaciones y dificultades que se ha asumido con esta investigación, pensamos que constituye un pilar teórico y práctico para combatir el modelo educativo del sistema patriarcal fang y de la sociedad ecuatoguineana en general.

4.    Metodología

Según la temática que estamos abordando, este estudio sobre los estereotipos de género en la construcción de la mujer fang, se ha adoptado la metodología cualitativa porque se aborda un tema que pertenece al ámbito de las humanidades y ciencias sociales, y porque “la investigación cualitativa busca comprender la realidad en todas sus cualidades, es una estructura dinámica” (Navarrete, 2002, pág. 53). En esta investigación, nuestra preocupación se ha centrado sobre todo en explicar y describir el modelo de educación sociocultural de la mujer fang, el cual está basado en la sumisión y dependencia. Por ello, se ha procedido con un diseño de investigación con un método explicativo-descriptivo. A fin de guardar una correspondencia entre el problema y los objetivos de investigación, se ha utilizado unas técnicas e instrumentos para la recolección de datos para responder de alguna manera a muchos de los interrogantes que constituyen una parte clave en esta investigación. Teniendo en cuenta que esta investigación se realiza dentro del ámbito de las humanidades y ciencias sociales, nos ha parecido oportuno elegir la encuesta como técnica de recogida de datos, mientras que el instrumento ha sido preferentemente el cuestionario.

El propósito de nuestra encuesta es sobre todo conocer el impacto de los estereotipos de género en la educación sociocultural de la mujer fang. En suma, hay que señalar que se ha procedido con la encuesta escrita que es, sin lugar a dudas, el cuestionario, el cual nos ha permitido obtener de nuestros encuestados, la información que requeríamos de ellos sobre la cuestión que se está afrontando. Este cuestionario consiste en diez preguntas cerradas donde el encuestado ha ido seleccionando las respuestas que le parecían correctas. Los datos que se ha obtenido con este instrumento han sido analizados de manera cualitativa. El cuestionario ha sido dirigido solo para aquellos que conforman parte de la muestra que hemos seleccionado.

La población sobre la que se ha dirigido esta investigación ha sido de la ciudad de Bata. Dentro de esta ciudad, se ha seleccionado un grupo de individuos que constituyen nuestra muestra. Existen motivos que nos han conducido centrarnos exclusivamente en ciudad de Bata. En primer lugar, conviene dejar claro que se ha elegido la ciudad mencionada porque es una de las más grandes de Guinea Ecuatorial. Por otra parte, esta investigación también se ha centrado en la mencionada urbanización porque ahí se encuentran representados todos los grupos fang que existen en el país. No obstante, aun cuando la etnia fang se subdivida en tribus o clanes, eso no debe hacer pensar que la investigación que aquí se presenta no está delimitada. Se ha delimitado porque los fang tienen una sola cultura y es la que se está dilucidando. Dado que es complicado realizar una investigación abarcando todos los fang de Guinea Ecuatorial, hemos optado por una muestra. Es decir, se ha seleccionado una cantidad determinada dentro del universo o población. En este sentido, hemos seleccionado una muestra de 384 ciudadanas a las que se ha dirigido la encuesta. La muestra seleccionada es representativa y muy significativa, porque aun cuando se haya realizado dentro de la población de la etnia fang que se encuentra en la ciudad de Bata, es ahí donde están representadas todas las características de la población en estudio. En cuanto a las características de la muestra, conviene decir que está integrada solo por mujer de la etnia fang, que tienen entre 40 a 50 años. En base a la muestra seleccionada, se ha extraído algunos resultados que son perfectamente generalizables a toda la población fang que habita en Guinea Ecuatorial, con un margen de error conocido.

En relación a lo anterior, conviene acentuar que en este caso el nivel de confianza ha sido de un 95% que equivale a 1,96 mientras que el error muestral es de 5% con un valor de 0,05.

5.   Análisis y discusión de los resultados

Para el análisis estadístico y la interpretación de los datos que se exponen a continuación, en esta investigación se ha utilizado el Paquete Estadístico las Ciencias Sociales (SPSS), el cual ha permitido obtener las frecuencias y porcentajes en cada uno de los diferentes los resultados que aquí se manejan. La siguiente pregunta recoge la respuesta de nuestras encuestadas al preguntarles si la educación que reciben desde su cultura es patriarcal, es decir, de sumisión y dependencia al hombre.

 

Frecuencia

Porcentaje

Porcentaje válido

Porcentaje acumulado

Válido

107

27,9

27,9

27,9

No

277

72,1

72,1

100,0

Total

384

100,0

100,0

 

Cuadro 1. ¿Se puede considerar el modelo educativo de la cultura fang como un sistema patriarcal para la sumisión y dependencia de la mujer?

Además de los resultados que ha aportado esta pregunta también las mismas mujeres admitieron que hay que acabar con este modelo educativo porque ayuda a perpetuar el dominio del hombre sobre la mujer fang. Por ello, el 74,0% considera que los estereotipos de género se deben demoler despatriarcando la cultura

 

Frecuencia

Porcentaje

Porcentaje válido

Porcentaje acumulado.

Válido

A favor

73

19,0

19,0

19,0

En contra

211

54,9

54,9

74,0

Neutral

100

26,0

26,0

100,0

Total

384

100,0

100,0

 

Cuadro 2. ¿Cuál es tu postura sobre la educación que recibe la mujer en la cultura fang?

Sin lugar a dudas, esta pregunta confirma uno de nuestros objetivos porque aquí queda demostrado que la etnia fang es patriarcal. Es decir, se rige por un sistema patriarcal de dominación masculina sobre la femenina. Al menos, eso es lo que nos dejan los resultados que ha arrojado nuestra encuesta, donde para el 72,7%, la etnia fang es un sistema patriarcal donde la mujer es tratada con muchos vejatorios que se ha ido citando a lo largo de este trabajo

 

Frecuencia

Porcentaje

Porcentaje válido

Porcentaje acumulado

Válido

279

72,7

72,7

72,7

No

105

27,3

27,3

100,0

Total

384

100,0

100,0

 

Cuadro 3. ¿Se puede considerar a la etnia fang como un sistema patriarcal donde los hombres son los que más privilegios tienen en comparación con las mujeres?

6.   Conclusión

Como en otras partes del mundo, los estereotipos de género marcan las diferencias en función del sexo de la gente, no son naturales o biológicos, sino que se trata de construcciones que cada sociedad asigna a cada uno de sus miembros. Es por ello que en esta investigación se ha tenido como punto de arranque, la defensa de la tesis de que los estereotipos de género son construcción creados por el sistema patriarcal fang, para educar socioculturalmente a la mujer para ser sumisa al hombre. Este modelo de educación patriarcal desde la sumisión, viene dado porque a la mujer se la ha inculcado pautas de comportamiento en función de su sexo. Por tanto, esta investigación pone de manifiesto que la mujer fang ha sido construida socioculturalmente, por eso, es educada para que esté sujeta a los designios del hombre. Sin embargo, debido a la universalización de la ideología feminista, han emergido activistas que pretenden fomentar otro tipo de educación, no desde la sumisión, sino desde la autonomía y la visibilización de las aptitudes femeninas que han sido opacadas por los hombres. La ideología feminista arraigada actualmente en la sociedad ecuatoguineana, está forjando una nueva conciencia donde las mujeres han comenzado a cuestionar esta educación que reciben desde sus madres o la misma sociedad para convertirse en sumisas, siendo únicamente esposas y madres, ejerciendo solo la función materna y atendiendo a sus esposos. El status quo sempiterno de mujer sumisa se está desafiando para construir una nueva historia para la mujer ecuatoguineana.

Por ello, el primer paso es acabar con la cultura patriarcal que infravalora a la mujer, colocándola en un segundo plano y siempre supeditado a la autoridad de su marido. Todas las barreras sociales como es el caso de los estereotipos de género son un desafío para muchas mujeres, porque la lucha por la igualdad debe partir con el desmantelamiento de estos óbices. Tal es así que, todas las vejaciones culturales que han tenido que soportar las mujeres, están sirviendo para que la lucha contra el sistema patriarcal sea una prioridad a fin de evitar que las generaciones venideras tengan que convivir con una cultura discriminatoria y androcéntrica. Como puede observarse, la construcción de la mujer fang, es decir, su naturaleza como persona humana, ha sido determina por los varones, recluida o confinada a permanecer al ámbito de lo privado.  Por ello, matizamos que la educación para la dependencia y sumisión, no se sostienen solas, representan la cara visible de un sistema de dominación donde la mujer se enfrenta a una de sus peores formas de opresión y subordinación dentro del sistema patriarcal. Los estereotipos de género y otras formas de dominio, están para subyugar a la mujer para que esté siempre al servicio del hombre. Tal como se ha dejado claro a lo largo de esta disertación, la sociedad ecuatoguineana no debe apegarse a unos valores rancios del patriarcado, porque eso no hace más que perjudicar y obstruir el desarrollo del país. Es el momento en que deben emerger unas nuevas masculinidades que apoyen la lucha feminista en Guinea Ecuatorial contra el sistema patriarcal que aboga por una educación estereotipada para la sumisión y dependencia de la mujer.

En líneas generales, la sociedad actual no puede ser indiferente cuando existen barreras creadas por el sistema patriarcal como lo son los estereotipos de género. En efecto, para acabar con estos estereotipos de género impuestos por el sistema patriarcal fang para oprimir a la mujer, hay que empoderar a la mujer y educarla en la igualdad y, despatriarcalizar la cultura. En la sociedad ecuatoguineana, la revolución será feminista o no habrá ningún cambio cultural para acabar el sistema patriarcal. ¡Ni un paso atrás!

                                                                                                         

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Autor

PEDRO BAYEME BITUGA-NCHAMA obtuvo en 2017 su título de Graduado en Humanidades, en el perfil de cooperación internacional y Desarrollo por la Facultad de Humanidades y Ciencias Religiosas de la Universidad Nacional de Guinea Ecuatorial. En 2020 obtuvo el título de Máster en estudios Humanísticos y Sociales de la Universitat Abat Oliba-CEU de Barcelona. Es doctorando en Humanidades para el Mundo Contemporáneo, del programa de doctorado de la Escuela Internacional de Doctorado CEU (Universitat Abat Oliba-CEU de Barcelona).

Actualmente es profesor titular de la Facultad de Humanidades y Ciencias Religiosas de la Universidad Nacional de Guinea Ecuatorial, donde imparte las asignaturas de Sexualidad, Género y Poder, y de Metodología de investigación científica. Sus principales temas de investigación incluyen las cuestiones feministas y culturales de su contexto. Además, es miembro cofundador del grupo pódium humanitas. Es autor de algunos artículos publicados en revistas de gran calibre científico como la Revista Cátedra, Academia.Edu, etc. Ha dirigido varios Trabajos Fin de Grado relacionados con sus líneas de investigación.