Los estereotipos de género en la
construcción de la mujer fang: una educación patriarcal para la sumisión
Gender stereotypes in the construction of Fang women: a patriarchal education for submission
Pedro Bayeme Bituga-Nchama
Universidad Nacional de Guinea Ecuatorial, Bata-Litoral
pedrobayem@gmail.com
https://orcid.org/0000-0003-2310-5879
(Recibido: 10/08/2020; Aceptado: 15/08/2020; Versión final recibida: 27/08/2020)
Cita del artículo: Bituga-Nchama, P. (2020). Los estereotipos de género en la construcción de la mujer fang: una educación patriarcal para la sumisión. Revista Cátedra, 3(3), 143-160.
Resumen
El objetivo fundamental de esta investigación es evidenciar
que los estereotipos de género forman parte de la educación patriarcal que
recibe la mujer fang. Este modelo de educación sociocultural está
basado en la sumisión y en la dependencia, con pautas de comportamiento
para someter a la mujer al servicio del hombre. En un contexto así, no se puede
hablar de igualdad porque se infravalora las aptitudes de la mujer, por
considerarla socioculturalmente inferior al hombre y que, por lo tanto, debe
quedar solo en el ámbito privado. Este modelo de educación promovido por la
existencia de estereotipos de género, es una manera de construir socialmente el
tipo de mujer que necesita la sociedad. Por ello, la solución que se propone es
el desmantelamiento de los estereotipos de género que constituyen los óbices
sociales creados por el patriarcado, para favorecer exclusivamente a los
hombres en detrimento de las mujeres. El método utilizado en esta investigación
es explicativo-descriptivo, a partir de la metodología cualitativa, basada en
la revisión bibliográfica y la observación directa sobre la situación de la
mujer en la cultura fang, en cuanto a los estereotipos de género se refiere.
Los resultados alcanzados con este estudio, ponen de manifiesto que es necesario
el empoderamiento de la mujer para que salga del status quo sempiterno en que se encuentra debido a la educación
sociocultural que se la ha inculcado. Por eso, las voces mismas de las mujeres
fang, reclaman desde los colectivos feministas, un desmantelamiento total de
este modelo educativo patriarcal.
Palabras clave
Educación, estereotipo, género, patriarcado,
sumisión.
Abstract
The fundamental objective of this research is to show
that gender stereotypes are part of the patriarchal education that Fang women
receive. This model of socio-cultural education is based on submission and
dependence, with behavioral guidelines to subject women to the service of men.
In a context like this, one cannot speak of equality because women's abilities
are undervalued, considering them socio-culturally inferior to men and that,
therefore, they should remain only in the private sphere. This model of
education, promoted by the existence of gender stereotypes, is a way to
socially construct the type of woman needed by society. For this reason, the
solution proposed is to dismantle the gender stereotypes that constitute the
social barriers created by patriarchy, in order to favor only men to the
detriment of women. The method used in this research is explanatory-descriptive,
based on the qualitative methodology, which is based on a review of the
literature and direct observation of the situation of women in the Fang
culture, as far as gender stereotypes are concerned. The results achieved with
this study show that it is necessary to empower women in order to leave the
everlasting status quo in which they find themselves due to the socio-cultural
education that has been inculcated in them. For this reason, the very voices of
Fang women, from the feminist collectives, demand a total dismantling of this
patriarchal educational model.
Keywords
Education,
stereotype, gender, patriarchy, submission.
1.
Introducción
El propósito fundamental de este artículo es explicar la
manera en la que los estereotipos de género intervienen en la construcción de
la mujer fang, creando así un modelo de educación donde la mujer es sumisa al
hombre. Este estudio que es producto de una investigación a partir de la
revisión bibliográfica existente sobre esta cuestión, además, partiendo de la
observación directa de este contexto cultural, se analiza las relaciones de
género dentro de la sociedad ecuatoguineana, las cuales están marcadas por el
dominio del hombre sobre la mujer. El sistema patriarcal fang ha educado a la
mujer desde la subordinación y la opresión, todo ello porque este sistema al
que aludimos representa la supremacía de lo masculino sobre lo femenino. Por
consiguiente, nuestro problema se plantea desde la perspectiva de que la
educación que recibe la mujer fang, debido al sistema patriarcal, hace que sea
un ser dependiente del hombre y que, por eso, tenga que pasar por una serie de
vejaciones que la denigran como persona, tal es el caso de la violencia de
género que sufre a mano del hombre. El sistema patriarcal fang vilipendia a la
mujer por considerarla un ser débil que necesita estar siempre supeditada al
hombre, por eso, la educación de la mujer está orientada para servir al hombre
y para la crianza de los hijos. Es por ello que, dentro de este sistema la
mujer está relegada al ámbito de lo privado que corresponde a la casa-cocina,
mientras que el hombre ocupa el espacio público.
La lógica que sigue el sistema patriarcal fang permite o
coloca al hombre en el centro de todas las cosas, de allí que sea una cultura
androcéntrica donde los varones disponen lo que creen conveniente que deben
hacer las mujeres. En suma, toman decisiones sobre sus sentimientos y
comportamientos, incluso sobre su propia reproducción. En efecto, al partir del
hecho de que la mujer es un ser débil, se da por sentado que el hombre debe
hacerse cargo de ella, mientras que, por su parte, la mujer debe complacer a su
esposo. Esta educación ha sido posible gracias a la creación de una serie de
estereotipos que representan a la mujer como una auténtica sumisa al varón. Sin
embargo, también hay que destacar que esta educación de la mujer desde la
sumisión, fue incluso agravada durante la guinea española, ya que las
misioneras que se encargaban de educar a las mujeres nativas, lo hacían también
desde la mentalidad occidental. Por eso, en los centros habilitados para la
educación de las niñas, se las enseñaba principalmente las labores domésticas,
porque tenían que ser buenas esposas. En este sentido, se puede afirmar que, en
la educación para la sumisión de la mujer al hombre, también intervinieron los
colonos de la guinea española, para adoctrinar a la mujer. Este argumento, es
corroborado por Olegario Negrín Fajardo, uno de los principales estudiosos del
sistema educativo de la Guinea española, quien sostiene que:
Las religiosas quisieron imponer
con rigor la educación de la mujer según los cánones establecidos en Europa:
enseñanza de las labores domésticas y para ser una buena esposa católica, que
permitiera fundar un hogar modélico junto algún muchacho educado en las escuelas
de los misioneros
Por consiguiente, la temática que planteamos en este trabajo
es una cuestión antropológica de actualidad que se debate frecuentemente en la
sociedad ecuatoguineana. A pesar de que los estereotipos son construcciones
culturales que afectan tanto al hombre como a la mujer, sirven de elementos
discriminatorios donde la mujer termina siendo infravalorada. Se ha empleado la
terminología de construcción, porque en la cultura fang se ha asignado a la
mujer unos determinados roles estereotipados en función de su sexo, siendo el
estereotipo más frecuente el de mujer sumisa, oprimida o subordinada al hombre.
Así se ha construido culturalmente a la mujer ecuatoguineana. Al abordar la
cuestión de los estereotipos de género en la construcción de la mujer fang,
debemos prepararnos para afrontar problemas graves, porque lo que se ha querido
que se sepa de la mujer ha sido siempre a través de estigmatizaciones o roles que
presentan a la mujer como débil y dependiente del hombre. En la sociedad
ecuatoguineana, la mujer ha sido construida y presentada al mundo como un ser
que no podía valerse por sí misma, de ahí que siempre tenga que estar
subordinada bajo la tutela y protección del hombre. La representación social de
la mujer fue construida o pensada desde tiempos muy longevos del sistema
patriarcal fang. La mujer se construyó como una persona que se dedicaría
exclusivamente para la casa, que tenía que ser sumisa, respetando siempre a su
marido como significado de una buena esposa. El verdadero conflicto que
actualmente se observa con los estereotipos de género en la sociedad
ecuatoguineana, hace que la mujer de hoy se debata con su cultura.
La educación patriarcal es la causa de la sumisión de la
mujer fang. Los estereotipos de género son mecanismos de opresión que dan
oxígeno a este modelo de educación y, constituyen una lacra para la sociedad
ecuatoguineana porque representan el dominio histórico que el hombre viene ejerciendo
sobre la mujer. Partiendo de la cuestión que se ha planteado anteriormente, nos
surgen los siguientes interrogantes: ¿Cuáles son los estereotipos más
sobresalientes en la construcción de la mujer fang? ¿En qué aspectos favorecen
estos estereotipos a la mujer fang? ¿Es posible hablar de igualdad en un
contexto donde lo masculino impone sobre lo femenino? ¿Puede la ideología
feminista combatir la educación patriarcal para la sumisión de la mujer fang?
Dar respuesta a estos interrogantes, resulta crucial para
entender el método de dominación masculina que el sistema patriarcal fang de
Guinea Ecuatorial ejerce sobre la mujer para mantenerla en un status constante de dominio. En base a
ello, se ha visto oportuno presentar una tesis para poder responder a esos
interrogantes y fundamentar mejor nuestra argumentación sobre la influencia de
los estereotipos de género en la construcción de la identidad de la mujer fang.
En efecto, la tesis que defendemos es la siguiente: los estereotipos de género asignados a la mujer fang, han contribuido
para construir una imagen distorsionada de ella, la cual ha sido posible
gracias a la educación del sistema patriarcal, enfocada en la sumisión de la
mujer. Esta tesis se desarrollará a partir de los argumentos de varias
autoridades científicas.
2.
Estado de la cuestión
Hablar
sobre las relaciones de género en el sistema patriarcal fang, constituye al día
de hoy, una tarea complicada, puesto que no existe mucha literatura académica
escrita sobre este particular, esto se debe principalmente a que los estudios
de género en Guinea Ecuatorial son muy escasos. La existencia de los
estereotipos de género en la sociedad ecuatoguineana, es una cuestión que
desafía muchos estudios sociales porque las relaciones de género entre los fang
son muy complejos. Sin embargo, se observa una tendencia común que, según la
ideología feminista, sufren todas las mujeres del mundo, nos referimos a la
subordinación de la mujer al hombre. Esta subordinación de la mujer fang al
hombre, ha hecho que se sostenga que “las relaciones de género todavía se
perciben desde el punto de vista de dominación masculina”
En
el ámbito académico, existen varios investigadores e investigadoras que abordan
la cuestión de los estereotipos de género. Es decir, existe muchísima
literatura acerca de términos como estereotipo, género o patriarcado. Por eso,
vamos a valernos de este marco teórico que existe sobre esta cuestión para
argumentar mejor sobre los estereotipos de género en la cultura fang. En este
sentido, conviene matizar que, al tratar sobre los estereotipos de género en la
construcción de la identidad femenina, es decir, la manera de que la cultura
fang concibe a la mujer. Cabe decir que, según se ha destacado anteriormente
sobre la escasez de estudios de género en el sistema patriarcal fang, nos
basaremos principalmente en los textos que se manejan dentro de la teoría
feminista para conceptualizar y politizar de esta forma, las desigualdades
entre lo masculino y lo femenino.
Antes
de comenzar a desarrollar detalladamente esta cuestión, conviene ofrecer o
fundamentarnos sobre los términos de patriarcado, género y estereotipo. En el
ámbito académico, el patriarcado es una cuestión muy importante para analizar
las relaciones de género. Aunque también debemos precisar que no es una
estructura muy universal como se sostiene en algunas corrientes feministas. En
el caso de Guinea Ecuatorial, la dominación que el hombre ejerce sobre la mujer
hace que utilicemos este concepto para explicar situaciones de dominio dentro
de esta cultura. En este sentido, Victoria Sau
Sánchez una de las activistas más destacadas en la conceptualización de la
teoría feminista en España, sostiene que:
El
patriarcado es una toma
de poder histórica por parte de los hombres sobre las mujeres cuyo agente
ocasional fue de orden biológico, si bien elevado éste a la categoría política
y económica. Dicha toma de poder pasa forzosamente por el sometimiento de las
mujeres a la maternidad, la represión de la sexualidad femenina, y la
apropiación a la fuerza de trabajo total del grupo dominado, del cual su primer,
pero no único producto son los hijos (Sau Sánchez,
2001, págs. 237-238).
Partiendo de esta reflexión, la opresión y las injusticias
que sufren las mujeres frente a los hombres en estos contextos, son
catapultadas por la existencia de obstáculos como los estereotipos de género
que dictan la manera en la que se deben comportar los ciudadanos en función de
su sexo, pero detrás de todo eso está la discriminación que sufre la parte
femenina a manos de los hombres. El patriarcado habría que entenderlo como una
ideología que favorece solo y únicamente a los hombres, en detrimento de las
mujeres. En otras palabras, el patriarcado “se define como un sistema de
dominación sexual que es, además, el sistema básico de dominación sobre el que
se levantan el resto de las dominaciones, como la clase y la raza”
Por otra parte, en relación al género constatamos que es una
diferencia de tipo social que el sistema patriarcal utiliza para establecer la
diferencia existente entre ellos y ellas. El género no es biológico sino
social, es lo que cada cultura o sociedad entiende lo que es masculino o femenino.
Siendo un poco más precisos, “el género es una construcción cultural
correspondiente a los roles o estereotipos que en cada sociedad se asignan a
los sexos”
La sumisión que relacionamos como una manera que se ha
utilizado desde el sistema patriarcal fang para educar a la mujer, no es más
que una etiqueta o, mejor dicho, un estereotipo. Es sumamente importante
insistir en que los estereotipos de género son “sistemas de creencias compartidas acerca de los grupos de hombres y de
mujeres en general o sobre las características de masculinidad y feminidad por
ellos desarrolladas”
3.
Defensa de la tesis
Según se ha anunciado ut
supra, la tesis que se defiende en este trabajo es la siguiente: los estereotipos de género asignados a la
mujer fang, han contribuido para construir una imagen distorsionada de ella, la
cual ha sido posible gracias a la educación del sistema patriarcal, enfocada en
la sumisión de la mujer.
La
mujer ecuatoguineana es producto de su cultura, esto significa que la manera de
ser, sentir, hablar o actuar, lo ha aprendido mediante un sistema de
socialización establecido para su sexo. Esto es, una construcción patriarcal de
la identidad femenina. La mujer fang es
fruto de una construcción donde tiene que comportarse en función de cómo lo
dice su cultura. De allí que los estereotipos de género marquen
significativamente la realidad de todas las mujeres ecuatoguineanas. Al
respecto, Colás y Villaciervos
sostienen que “los estereotipos constituyen, por tanto, herramientas
socioculturales sobre las que se asientan normas de funcionamiento social a la
vez que sirven de referente para estructurar la identidad de los sujetos”
En
este sentido, podemos afirmar que los estereotipos nos informan de cómo han de
ser nuestros comportamientos en la sociedad. El resultado que se obtiene es
que, la mujer termina siendo domesticada para ser buena esposa y estar al
servicio del hombre, sucede en la etnia fang. El sistema patriarcal fang no es
un producto de hoy, sino más bien se trata de un sistema muy longevo, con
varios siglos de existencia en los que se ha llevado a cabo una construcción de
la identidad de la mujer, para someterla a la voluntad del hombre. Hay que
reconocer que las mismas mujeres también contribuyen a mantener vivo ese
sistema. Señalamos que contribuyen porque al ser adoctrinadas por el sistema
patriarcal, las mismas han trasmitido o reproducido las pautas de
comportamiento aprendidas de sumisión, por ello, está tan robustecido este
sistema patriarcal.
La
opción de poder elegir y decidir no es un valor que podamos decir que existe en
la cultura fang. Al contrario, la distribución de los géneros es la que pone
las pautas de esta subordinación. No queremos hablar de una cultura machista donde
el androcentrismo brilla por sí solo, más bien podemos decir que como en otras
culturas del mundo, los fang han seguido el mismo sistema patriarcal, el cual “se caracteriza por la autoridad de los
hombres sobre las mujeres y sus hijos impuesta desde las instituciones” (Castells,
1998, pág. 159). Se trata de una arquitectura sistemáticamente
establecida por los hombres para beneficiar únicamente a los hombres. De todas
las instituciones que tiene el sistema patriarcal fang, el matrimonio
representa el principal foco de desigualdades entre hombres y mujeres, eso
porque la dote la entrega el hombre para casar a la mujer.
A
pesar de esta situación, “la institución matrimonial es la columna vertebral de
la arquitectura social africana” (Ondó Ndjeng, 2013, pág. 13). Este planteamiento es así porque el
hombre fang, al ser africano, entiende que se desarrolla plenamente dentro del
matrimonio porque a través de este puede asegurar la continuidad de su legado.
Para asegurar esta continuidad, se ha tenido que subyugar a la mujer para que
solo se dedique hacer posible la continuidad del legado de los hombres. Son
varios los problemas que la mujer fang tiene que enfrentar a lo largo de su
vida, pero el más terrible es tener que aprender a ser mujer de acuerdo a los
cánones que la cultura establece para ellas. Como individuo perteneciente a la
cultura fang, la mujer está llamada al respeto de estas normas, siempre y
cuando no laceren su dignidad. Por tanto, es importante hacer una revisión de
estas normas culturales que fueron establecidas por los varones, en un momento
del que no se tiene referencias escritas. Por consiguiente, dentro del sistema
patriarcal fang no se puede hablar de igualdad entre los hombres y las mujeres,
sino más bien de opresión y subordinación que son las caras visibles de la
desigualdad entre los sexos en la cultura fang. En consecuencia, los
estereotipos de género han servido para educar a la mujer para estar
constantemente supeditada al hombre. Por
eso, el espacio por excelencia donde se ha llevado a cabo este tipo de
educación sociocultural, es el espacio privado, que en la cultura fang
representa la casa-cocina. Los espacios están bien diferenciados, para que la
mujer ocupe lo privado y el hombre lo público. Se debe respetar estas normas
culturales para que la sociedad avance con equilibrio.
No
obstante, ese equilibro es un supuesto, ya que el hombre siempre impone su
voluntad para que la mujer le obedezca. Por ejemplo, en la sociedad
ecuatoguineana, hay un estereotipo común a todas las mujeres, nos referimos a
que siempre están en casa cuidando a los hijos, es decir, siempre están
ocupando el espacio privado que suele ser sobre todo la cocina. Mientras tanto,
los hombres se ocupan de proveer y suministrar alimento a sus familias.
La
existencia de estos estereotipos, frenan considerablemente el avance de las
mujeres, además, hacen que sean más propensas a sufrir cualquier tipo de
violencia de parte de su marido. Las razones culturales que se aducen para
justificar esta sumisión, son que la mujer es un ser débil que hay que cuidar y
proteger porque es incapaz de valerse por sí misma. Toda una generación de
mujeres que actualmente son nuestras madres, ha crecido bajo la creencia de que
son dependientes porque la naturaleza lo ha hecho de esta forma, cuando en
realidad es la manera en que las han educado para ser sumisas. Por eso, perfectamente nos encontramos con
que:
Las mujeres, tal y como el
estereotipo las retrata, serán consideradas como naturalmente destinadas a la vida
privada, a la maternidad y al cuidado de la familia. Y poco interesadas por
cualquier otra actividad, especialmente aquellas vinculadas al ámbito público
En
esta cita, se recoge uno de los argumentos que se ha presentado anteriormente
al sostener que en la cultura Fang, la mujer tiene mayor representatividad en
el espacio privado, que es la casa-cocina, donde prepara los alimentos que su
marido trae al hogar, y se los lleva al espacio público que es, en primer
lugar, el comedor de la casa, y en segundo lugar, el patio o la casa de palabra
(abaa)
donde su marido suele quedarse para charlar con sus amigos, unos varones que
son igual a él. La dependencia es producto del sistema patriarcal fang, sin
ella no existiría mujer que quiera que su marido la humille o la infravalore
constantemente. Es una cuestión antropológica de actualidad empoderar a la
mujer ecuatoguineana en general, deconstruyendo los estereotipos de género que
conducen a la sumisión.
Los
estereotipos de género son factores que coadyuvan a un trato vilipendiado para
la mujer. Una sociedad con parámetros de subordinación tan arraigados, está
llamado al cambio porque de lo contrario, estaríamos justificando un trato vil
para las personas humanas, ultrajando o violando sus derechos naturales que
poseen como personas que son. Dos son principalmente los estereotipos de género
que conducen a educación sociocultural para la sumisión de la mujer
ecuatoguineana.
Por esta razón, se ha llegado afirmar que si
en la sociedad ecuatoguineana existe:
Una conflictividad entre el
feminismo y el patriarcado es porque los hombres no están dispuestos a que la
mujer también asuma el poder. Entendiéndose por poder aquí, el hecho de que la
mujer también pueda realizar tareas que tradicionalmente han sido de los
hombres. La lucha contra la opresión exige que la mujer se desvincule del
sistema patriarcal porque es totalmente incompatible con la ideología feminista.
(Bituga-Nchama, 2020, pág. 20).
Evidentemente,
asumir el poder es una manera de salir del estereotipo de género de la sumisión
que se ha asignado a la mujer, aunque pensamos que el poder implica empoderar a
la mujer para que ella sea capaz de decidir también por su futuro.
La
dependencia económica implica una dependencia total de la mujer al hombre. Esta
estrategia del sistema patriarcal para oprimir a la mujer, ha sido criticada
fuertemente desde el llamado feminismo radical. Sobre esta cuestión Millet señala
que:
Uno de los instrumentos más
eficaces del gobierno patriarcal es el dominio económico que ejerce sobre las
mujeres […]. Ya que en las sociedades patriarcales la mujer siempre ha
trabajado, realizando con frecuencia las tareas más rutinarias o pesadas, el
problema central no gira en torno al trabajo femenino, sino a su retribución
económica
Para
construir una sociedad igualitaria, hay que comenzar eliminando aquellos
mecanismos que, como los estereotipos de género, sirven de óbices que obstruyen
la vida de la mujer. La socialización diferenciada es un mal social que frena
tanto hombres como mujeres, aunque estas últimas son siempre las que más
dificultades tienen. Tal es así que Beauvoir, una de las principales
representantes de la teoría feminista, afirma que “la pasividad que caracteriza
esencialmente a la mujer “femenina” es un rasgo que se desarrolla en ella desde
sus primeros años”
Las mujeres han de ser (según el
estereotipo tradicional) débiles, sin iniciativa y dependientes del varón entre
otras características. […]. Ser fémina es ser sensible, cariñosa,
comprensiva, amable, respetuosa, dependiente, sumisa, débil, coqueta,
trabajadora, maternal
En
líneas generales, los estereotipos de género son un obstáculo en la vida de
toda la sociedad, pero, sobre todo, en la de la mujer fang, quien ha pasado por
difíciles situaciones por la existencia de este tipo de obstáculos sociales. El
sistema patriarcal deshonra a la mujer por considerarla un ser frágil que
necesita estar siempre supeditada al hombre, por eso, la educación de la mujer
está orientada para servir al hombre y para la crianza de los hijos. Los estereotipos de género oprimen y envilecen el correcto desarrollo de las aptitudes de la
mujer. Intervienen gradualmente en la construcción femenina, una construcción
que debe ser demolida, por eso, Beauvoir sostuvo que:
No se nace mujer, se llega a
serlo. Ningún destino biológico, sociológico o económico determina la figura
que presenta la hembra humana en la sociedad: es la civilización como un todo
la que produce esa criatura, intermedia entre hombre y eunuco, que se describe
como femenina
Con estas, palabras Beauvoir sentaba las bases de las que
emanarían muchas teorías sobre las que actualmente se sustenta el movimiento
feminista. Dentro del sistema
patriarcal fang se han asignado a las mujeres unos roles y pautas de comportamiento
que sirven para definirlas. En este sentido, Victoria Sau
Sánchez destaca que:
Estos patrones de comportamiento
los vamos aprendiendo desde la cuna, de generación en generación, a través de
la familia, la escuela y los sistemas de representaciones, y ello ha otorgado a
las mujeres mucho menor margen de actuación que a los hombres para acceder a la
política, a estudios, a la propiedad, a disponer de dinero propio, etc.,
medidas que tienden a homogeneizar al grupo (Sau
Sánchez, 2001, pág. 50).
A
partir de esta perspectiva de Sau Sánchez, claramente
feminista, todas estas asignaciones que no tienen una fundamentación natural
sino social o cultural, terminan conformando la identidad de las mujeres
creando así lo que son los estereotipos, es decir, “[…] conjuntos de ideas
empaquetadas, basadas en prejuicios, sobre las que por comodidad la mayoría de
las personas no ejercen ningún juicio crítico” (Sau
Sánchez,
2001, pág. 48). Esto significa que la existencia de los estereotipos depende de
las convicciones que tiene la gente sobre lo que les aventaja. Así, por
ejemplo, en la etnia fang encontramos varios estereotipos culturales de la
mujer. Además de lo que se ha destacado ut
supra, algunos de los estereotipos de género que según el feminismo se
atribuyen a las mujeres de la etnia fang, son los siguientes:
1. La palabra de la mujer no vale absolutamente
nada porque no puede razonar objetivamente. De hecho, en la lengua fang existe
una expresión peyorativa en donde se señala que la orina de la mujer no puede sobrepasar el tranco de un árbol caído (moñoho memina ma
dan Nkog).
2. La mujer es la causa del mal en la
etnia fang, ya que es la que trajo el hechizo (evú). Por lo que, hay que tener
cuidado con la mujer.
3. La mujer no puede comer ciertos
animales, con la excusa de que al hacerlo podría quedar estéril. No obstante,
aunque esto último no parezca un estereotipo, resulta un agente de
discriminación sobre todo por el sexo dentro de la cultura fang.
En
síntesis, los roles o estereotipos de género en la etnia fang, son argumentos
falaces que sirven para justificar la inferioridad y sumisión de las mujeres.
Por ejemplo, que actualmente las mujeres estén masivamente presentes en la
educación primaria y secundaria, es porque se ha abandonado la visión cultural
que concebía a la mujer como un ser que no servía para ir a recibir clases
porque su función principal para la familia es casarse y servir a la familia de
su esposo. Por eso, no tiene necesidad de estudiar, porque el raciocinio es
exclusivamente de los varones. Hay un peligro real en relación a los logros que
ha conseguido la mujer ecuatoguineana en general para salir de lo privado a lo
público. Existe una amenaza constante que pretende detener todo lo conseguido hasta
ahora. Algunos investigadores sostienen que:
La mujer debe recuperar y hacer
una revisión crítica de la fa, el espacio privado, que ocupaba la parte trasera
de las casas tradicionales fang. Lo contrario sería simplificar la visión del
papel femenino en la sociedad guineana de acuerdo a los parámetros
occidentales. La fa es «la propiedad más preciosa de la mujer», un espacio
central del poblado donde se decide la vida de la comunidad frente al nseng, un espacio superficial y traicionero. Ahora bien, la
mujer independiente debe tomar una decisión sobre el lugar que quiere ocupar en
la sociedad: la fa o el nseng, la visión tradicional
o la occidental (Mbana Nchama,
2011, págs.127-129).
En
respuesta al planteamiento de Mbana Nchama, no se debe volver hacer una revisión crítica de
nada. Ningún paso atrás para volver al espacio privado. La visión tradicional
relega a la mujer a un ámbito que la oprime, lo cual es intolerable para la
visión moderna, no occidental. Preferimos hablar de visión moderna porque en ella
la mujer fang, gracias a los aportes teóricos y críticos contra la cultura
patriarcal, puede decidir sin ninguna influencia occidental y si lo hiciese,
eso tendría que ayudarla a trazar su futuro. No se puede cometer un error de
raciocinio al pensar que la fa, el espacio privado, la casa-cocina, es
el mejor lugar para la mujer. Por estar en él, las mujeres quedaron excluidas
del conocimiento porque no eran consideradas aptas para esta labor. En la
actualidad, la conciencia feminista que se registra en Guinea Ecuatorial no
tiene precedentes. Su propósito es destruir el espacio privado donde el sistema
patriarcal “ha cosificado y mercantilizado a la mujer de una forma extrema”
(Pérez Armiño, 2018, pág. 55). De hecho, es totalmente inaudito repensar en un
espacio privado para las mujeres. Eso es lo que conlleva a que “determinados
sectores de la población femenina se han movilizado en un nuevo activismo que
pretende ver en la tradición fang los principios que han justificado
ideológicamente la dominación de la mujer” (Pérez Armiño, 2018, pág. 56). En
suma, continuar desmontando el espacio privado es la vía a seguir hacia el
camino de la igualdad, modificando así las relaciones de género en el sistema
patriarcal fang de Guinea Ecuatorial.
Los
diferentes espacios entre las mujeres y los hombres también han permitido que
los estereotipos género establecidos por el sistema de educación patriarcal, se
consoliden de tal forma que cada uno de los sexos desempeñe su rol. Resulta que,
al observar los roles, los hombres están en una situación de dominio, mientras
que las mujeres se convierten en dominadas. Por tanto, no puede decirse que el
patriarcado esté erradicado en la sociedad ecuatoguineana, al contrario, está
muy robustecido, aunque actualmente sufre ciertas presiones de parte de las
activistas feministas de esta sociedad. Lo cierto es que los estereotipos de
género son aspectos de la vida cotidiana de la sociedad ecuatoguineana, creado
por los hombres y reproducido por las mujeres, por eso, resulta también difícil
salir de esta situación. Al respecto, Trifonia
Melibea Obono, una de las principales activistas en
la lucha por los derechos de las mujeres en Guinea Ecuatorial, en una
entrevista concedida al periódico ABC, destacó que:
El hombre crea un modelo
educativo, la mujer lo reproduce. Y cuando la madre se revuelve contra ese
sistema de educación recibe la violencia del padre. La mujer es la que
transmite, pero el poder real está en manos del hombre. Realmente ella es la
que educa, pero la persona que le dice «educa así» es él […]. En la etnia fang quien manda es
el hombre. No importa lo que la mujer diga cualquier cosa. Y de hecho cuando
aparece papá en casa todo el mundo se calla
A
raíz de lo anterior, la dominación es reproducida porque la mujer ha sido
educada para someterse y estar al servicio del hombre. Este es el patrón que
hace que la mujer ecuatoguineana sea vulnerable. En consecuencia, la educación
patriarcal se ejerce desde las familias hasta la misma sociedad, es decir, está
inscrita en las relaciones entre los géneros de la sociedad ecuatoguineana. Por
consiguiente, si el hombre crea los estadios de dominación y la mujer los
reproduce, resulta crucial que se lleve a cabo una revolución en el sector
educativo para que las mujeres tomen conciencia de esta situación que las
limita como personas humanas. En consecuencia, la abolición del sistema de
dominación masculina con sus múltiples manifestaciones como lo son los
estereotipos de género, puede llevar a la sociedad ecuatoguineana en un
contexto donde exista menos exclusión social de las mujeres. La existencia de
los estereotipos de género, constituye en este sentido, una de las razones por
las que la mujer ecuatoguineana está recluida o confinada en ámbitos
específicos, donde no puede opinar o desenvolverse con mucha autonomía. Dado la
falta de independencia económica de la mujer ecuatoguineana, la casa-cocina es,
como se ha dicho ut supra, el ámbito
donde la mujer está para servir a su marido. A diario, nos encontramos con
situaciones como el control de los recursos económicos, donde el hombre tiene
todo el poder sobre la mujer, haciendo que se cumpla su voluntad dominadora,
porque la mujer carece de autonomía e independencia para poner fin a esta situación.
La
tónica fundamental que se observa en la actualidad es que “la mujer
ecuatoguineana se debate entre tradición y modernidad […], en un país donde las relaciones de género todavía se perciben
desde el punto de vista de dominación masculina”
La
sociedad ecuatoguineana se enfrenta a un grave problema que puede acarrear y de
hecho acarrea consecuencias nefastas en la vida de las mujeres. Si los
estereotipos son una de las manifestaciones del sistema patriarcal Fang debido
a la educación diferenciada que se da tanto a la mujer como al hombre, es
evidente que los hombres aprenden a ser dominantes, mientras que las mujeres
son socializadas para ser dominadas. Este modelo de educación patriarcal está
arraigado en la cultura, y muchas mujeres son instruidas en él. Por eso, a
veces se observa que cuando una mujer sufre violencia de parte de su pareja, lo
ve como algo normal que su marido la pegue. Este hecho es producto de la manera
en que se educa a la mujer desde temprano, tiene que ser sumisa y dependiente
del hombre. Por lo tanto, la
dominación es reproducida porque la mujer ha sido educada para someterse y
estar al servicio del hombre. Este es el patrón que hace que la mujer
ecuatoguineana sea vulnerable y propensa a sufrir cualquier otra forma de
dominio o subordinación. En consecuencia, la dominación masculina se
ejerce desde las familias hasta la misma sociedad, es decir, está inscrita en
las relaciones entre los géneros de la sociedad ecuatoguineana.
Las
causas de este modelo educativo de la cultura fang para la mujer, son
originadas por el sistema patriarcal, germen de la sumisión. La férrea
influencia de este sistema propicia que la principal función que sigue
ejerciendo la mujer es la reproductora, al servicio del hombre. El carácter
patriarcal de la cultura permite que la educación que reciben las mujeres esté
marcada por su rol de género. si bien en uno de los acápites de esta
investigación se ha dicho que el hombre crea los estadios de dominación y la
mujer los reproduce, resulta crucial que se lleve a cabo una revolución sobre
el modelo educativo patriarcal para que las mujeres tomen conciencia de esta
situación que las limita como personas humanas. Por consiguiente, la abolición
del modelo pedagógico que utiliza el sistema patriarcal para mantener sumisas a
las mujeres, debe abandonarse porque está demostrado que impide que las mujeres
puedan desarrollarse libremente como personas. Según las voces de las mismas
mujeres, la ideología feminista es una panacea para solucionar los problemas de
dominio que impone el sistema patriarcal Fang. Al menos, los resultados que se
maneja en esta investigación ponen de manifiesto que muchas mujeres están en
contra de vivir sumisas como se ha estado haciendo.
Los
llamados estereotipos de género han contribuido en la construcción de la
identidad de la mujer, y haciéndola pensar que este comportamiento sumiso es
natural, mientras que en realidad es producto del modelo educativo que tiene el
sistema patriarcal para favorecer exclusivamente a los hombres. La exclusión de
la mujer en los ámbitos públicos, se debe principalmente a esta manera de
educar a la mujer, ya que debía estar fuera de las zonas que solo eran para los
hombres. El no visibilizar este problema, se debe a que la mayor parte de las
mujeres asumen este modelo educativo como algo normal y natural. Sin embargo,
existe una nueva generación de mujeres que ha abierto el debate en torno a los
estereotipos de género en la sociedad ecuatoguineana. Si bien los estudios de
género son muy incipientes en Guinea Ecuatorial, cabe decir que, con el
advenimiento o la influencia de la ideología feminista en este país, se han
agravado las reivindicaciones por la igualdad entre mujeres y hombres. Por eso,
intentar ocultar este problema, es alargar un debate inevitable. Por tanto,
este estudio constituye un importante aporte teórico que visibiliza el problema
que provocan los estereotipos de género en la sociedad ecuatoguineana
originados por el modelo de educación patriarcal que se impone para la sumisión
de la mujer. A pesar de las múltiples limitaciones y dificultades que se ha
asumido con esta investigación, pensamos que constituye un pilar teórico y
práctico para combatir el modelo educativo del sistema patriarcal fang y de la
sociedad ecuatoguineana en general.
4. Metodología
Según
la temática que estamos abordando, este estudio sobre los estereotipos de
género en la construcción de la mujer fang, se ha adoptado la metodología
cualitativa porque se aborda un tema que pertenece al ámbito de las humanidades
y ciencias sociales, y porque “la investigación cualitativa busca comprender la
realidad en todas sus cualidades, es una estructura dinámica”
El
propósito de nuestra encuesta es sobre todo conocer el impacto de los estereotipos
de género en la educación sociocultural de la mujer fang. En suma, hay que
señalar que se ha procedido con la encuesta escrita que es, sin lugar a dudas,
el cuestionario, el cual nos ha permitido obtener de nuestros encuestados, la
información que requeríamos de ellos sobre la cuestión que se está afrontando.
Este cuestionario consiste en diez preguntas cerradas donde el encuestado ha
ido seleccionando las respuestas que le parecían correctas. Los datos que se ha
obtenido con este instrumento han sido analizados de manera cualitativa. El
cuestionario ha sido dirigido solo para aquellos que conforman parte de la
muestra que hemos seleccionado.
La
población sobre la que se ha dirigido esta investigación ha sido de la ciudad
de Bata. Dentro de esta ciudad, se ha seleccionado un grupo de individuos que
constituyen nuestra muestra. Existen motivos que nos han conducido centrarnos
exclusivamente en ciudad de Bata. En primer lugar, conviene dejar claro que se
ha elegido la ciudad mencionada porque es una de las más grandes de Guinea
Ecuatorial. Por otra parte, esta investigación también se ha centrado en la
mencionada urbanización porque ahí se encuentran representados todos los grupos
fang que existen en el país. No obstante, aun cuando la etnia fang se subdivida
en tribus o clanes, eso no debe hacer pensar que la investigación que aquí se
presenta no está delimitada. Se ha delimitado porque los fang tienen una sola
cultura y es la que se está dilucidando. Dado que es complicado realizar una
investigación abarcando todos los fang de Guinea Ecuatorial, hemos optado por
una muestra. Es decir, se ha seleccionado una cantidad determinada dentro del
universo o población. En este sentido, hemos seleccionado una muestra de 384
ciudadanas a las que se ha dirigido la encuesta. La muestra seleccionada es
representativa y muy significativa, porque aun cuando se haya realizado dentro
de la población de la etnia fang que se encuentra en la ciudad de Bata, es ahí
donde están representadas todas las características de la población en estudio.
En cuanto a las características de la muestra, conviene decir que está
integrada solo por mujer de la etnia fang, que tienen entre 40 a 50 años. En
base a la muestra seleccionada, se ha extraído algunos resultados que son
perfectamente generalizables a toda la población fang que habita en Guinea
Ecuatorial, con un margen de error conocido.
En
relación a lo anterior, conviene acentuar que en este caso el nivel de
confianza ha sido de un 95% que equivale a 1,96 mientras que el error muestral
es de 5% con un valor de 0,05.
5. Análisis
y discusión de los resultados
Para
el análisis estadístico y la interpretación de los datos que se exponen a
continuación, en esta investigación se ha utilizado el Paquete Estadístico las
Ciencias Sociales (SPSS), el cual ha permitido obtener las frecuencias y
porcentajes en cada uno de los diferentes los resultados que aquí se manejan.
La siguiente pregunta recoge la respuesta de nuestras encuestadas al
preguntarles si la educación que reciben desde su cultura es patriarcal, es
decir, de sumisión y dependencia al hombre.
|
Frecuencia |
Porcentaje |
Porcentaje
válido |
Porcentaje
acumulado |
|
Válido |
Sí |
107 |
27,9 |
27,9 |
27,9 |
No |
277 |
72,1 |
72,1 |
100,0 |
|
Total |
384 |
100,0 |
100,0 |
|
Cuadro 1. ¿Se
puede considerar el modelo educativo de la cultura fang como un sistema
patriarcal para la sumisión y dependencia de la mujer?
Además
de los resultados que ha aportado esta pregunta también las mismas mujeres
admitieron que hay que acabar con este modelo educativo porque ayuda a
perpetuar el dominio del hombre sobre la mujer fang. Por ello, el 74,0%
considera que los estereotipos de género se deben demoler despatriarcando
la cultura
|
Frecuencia |
Porcentaje |
Porcentaje válido |
Porcentaje acumulado. |
|
Válido |
A favor |
73 |
19,0 |
19,0 |
19,0 |
En contra |
211 |
54,9 |
54,9 |
74,0 |
|
Neutral |
100 |
26,0 |
26,0 |
100,0 |
|
Total |
384 |
100,0 |
100,0 |
|
Cuadro 2. ¿Cuál es tu postura sobre la educación que recibe la mujer en la
cultura fang?
Sin lugar a dudas, esta pregunta
confirma uno de nuestros objetivos porque aquí queda demostrado que la etnia fang
es patriarcal. Es decir, se rige por un sistema patriarcal de dominación
masculina sobre la femenina. Al menos, eso es lo que nos dejan los resultados
que ha arrojado nuestra encuesta, donde para el 72,7%, la etnia fang es un
sistema patriarcal donde la mujer es tratada con muchos vejatorios que se ha
ido citando a lo largo de este trabajo
|
Frecuencia |
Porcentaje |
Porcentaje
válido |
Porcentaje
acumulado |
|
Válido |
Sí |
279 |
72,7 |
72,7 |
72,7 |
No |
105 |
27,3 |
27,3 |
100,0 |
|
Total |
384 |
100,0 |
100,0 |
|
Cuadro 3. ¿Se puede considerar a la etnia fang como un sistema patriarcal donde
los hombres son los que más privilegios tienen en comparación con las mujeres?
6. Conclusión
Como en otras partes del mundo, los estereotipos de género
marcan las diferencias en función del sexo de la gente, no son naturales o
biológicos, sino que se trata de construcciones que cada sociedad asigna a cada
uno de sus miembros. Es por ello que en esta investigación se ha tenido como
punto de arranque, la defensa de la tesis de que los estereotipos de género son
construcción creados por el sistema patriarcal fang, para educar
socioculturalmente a la mujer para ser sumisa al hombre. Este modelo de educación
patriarcal desde la sumisión, viene dado porque a la mujer se la ha inculcado
pautas de comportamiento en función de su sexo. Por tanto, esta investigación
pone de manifiesto que la mujer fang ha sido construida socioculturalmente, por
eso, es educada para que esté sujeta a los designios del hombre. Sin embargo,
debido a la universalización de la ideología feminista, han emergido activistas
que pretenden fomentar otro tipo de educación, no desde la sumisión, sino desde
la autonomía y la visibilización de las aptitudes
femeninas que han sido opacadas por los hombres. La ideología feminista
arraigada actualmente en la sociedad ecuatoguineana, está forjando una nueva conciencia
donde las mujeres han comenzado a cuestionar esta educación que reciben desde sus
madres o la misma sociedad para convertirse en sumisas, siendo únicamente
esposas y madres, ejerciendo solo la función materna y atendiendo a sus
esposos. El status quo sempiterno de
mujer sumisa se está desafiando para construir una nueva historia para la mujer
ecuatoguineana.
Por ello, el primer paso es acabar con la cultura patriarcal
que infravalora a la mujer, colocándola en un segundo plano y siempre supeditado
a la autoridad de su marido. Todas las barreras sociales como es el caso de los
estereotipos de género son un desafío para muchas mujeres, porque la lucha por
la igualdad debe partir con el desmantelamiento de estos óbices. Tal es así
que, todas las vejaciones culturales que han tenido que soportar las mujeres,
están sirviendo para que la lucha contra el sistema patriarcal sea una
prioridad a fin de evitar que las generaciones venideras tengan que convivir
con una cultura discriminatoria y androcéntrica. Como puede observarse, la
construcción de la mujer fang, es decir, su naturaleza como persona humana, ha
sido determina por los varones, recluida o confinada a permanecer al ámbito de
lo privado. Por ello, matizamos que la
educación para la dependencia y sumisión, no se sostienen solas, representan la
cara visible de un sistema de dominación donde la mujer se enfrenta a una de
sus peores formas de opresión y subordinación dentro del sistema patriarcal.
Los estereotipos de género y otras formas de dominio, están para subyugar a la
mujer para que esté siempre al servicio del hombre. Tal como se ha dejado claro
a lo largo de esta disertación, la sociedad ecuatoguineana no debe apegarse a
unos valores rancios del patriarcado, porque eso no hace más que perjudicar y
obstruir el desarrollo del país. Es el momento en que deben emerger unas nuevas
masculinidades que apoyen la lucha feminista en Guinea Ecuatorial contra el
sistema patriarcal que aboga por una educación estereotipada para la sumisión y
dependencia de la mujer.
En líneas generales, la sociedad actual no puede ser
indiferente cuando existen barreras creadas por el sistema patriarcal como lo
son los estereotipos de género. En efecto, para acabar con estos estereotipos
de género impuestos por el sistema patriarcal fang para oprimir a la mujer, hay
que empoderar a la mujer y educarla en la igualdad y, despatriarcalizar
la cultura. En la sociedad ecuatoguineana, la revolución será feminista o no
habrá ningún cambio cultural para acabar el sistema patriarcal. ¡Ni un paso
atrás!
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Autor
PEDRO
BAYEME BITUGA-NCHAMA obtuvo
en 2017 su título de Graduado en Humanidades, en el perfil de cooperación
internacional y Desarrollo por la Facultad de Humanidades y Ciencias Religiosas
de la Universidad Nacional de Guinea Ecuatorial. En 2020 obtuvo el título de
Máster en estudios Humanísticos y Sociales de la Universitat
Abat Oliba-CEU de
Barcelona. Es doctorando en Humanidades para el Mundo Contemporáneo, del
programa de doctorado de la Escuela Internacional de Doctorado CEU (Universitat Abat Oliba-CEU de Barcelona).
Actualmente
es profesor titular de la Facultad de Humanidades y Ciencias Religiosas de la
Universidad Nacional de Guinea Ecuatorial, donde imparte las asignaturas de
Sexualidad, Género y Poder, y de Metodología de investigación científica. Sus
principales temas de investigación incluyen las cuestiones feministas y
culturales de su contexto. Además, es miembro cofundador del grupo pódium humanitas.
Es autor de algunos artículos publicados en revistas de gran calibre científico
como la Revista Cátedra, Academia.Edu, etc. Ha dirigido varios Trabajos Fin de
Grado relacionados con sus líneas de investigación.