llan una apropiación tecnológica en la que
los usuarios adaptan a sus necesidades
(familiares, sociales, culturales, educati-
vos, laborales, etc.) las formas en que uti-
lizan la red.
Uno de los postulados de una de las
escuelas más destacadas en los estudios
sobre tecnología, el Actor Network
Theory, con Bruno Latour como uno de
sus principales exponentes, señala que
los procesos de desarrollo tecnológico tie-
nen un fuerte componente social y cultu-
ral y, por tanto, son esencialmente
conflictivos y cargados de situaciones im-
predecibles. Además, dice, los sujetos im-
primen en estos usos una dirección y una
intención.
La comunicación humana es dis-
cursiva en sí misma, la palabra representa
y reproduce esas ideas sociales o indivi-
duales que persiguen los sujetos. Desde la
masificación de la internet, las dinámicas
comunicacionales han cambiado. Internet
se transforma de un sistema de comuni-
cación militar a una herramienta empre-
sarial, para luego insertarse en los
espacios de ocio-entretenimiento y, pau-
latinamente, se convierte en uno de los
espacios destacados de las relaciones so-
ciales mediante la interacción entre las
personas. Estas interacciones que, en los
inicios de internet, se enfocaban más en
lo casual, pasan a formar parte de los en-
tornos políticos (Lozada, 2004), de rei-
vindicación y defensa.
Manuel Castells (2000) dice que el
sentimiento de indignación es el principal
factor que ayuda a generar un empodera-
miento de los actores individuales que se
convierten en actores sociales. El proceso
que menciona Castells (2000) sirve para
que estos sujetos, muchos de ellos aleja-
dos del quehacer político, usen los medios
digitales como forma de expresión a favor
o en contra de un determinado accionar
político, social, ideológico, cultural, etc.
La palabra “indignación” ha sido la
protagonista en distintos momentos polí-
ticos, como el 15-M, en España, y Ocupy
Wall Street, en Estados Unidos, en cuyos
escenarios los jóvenes y adultos empeza-
ron a protestar en contra del sistema po-
lítico y económico, al que calificaban de
desigual, injusto y opresor.
Estas protestas, a diferencia de años
anteriores, tienen su punto de partida en
las redes sociales. Gil y Guilleumas (2017)
analizaron más de 17.000 tweets de usua-
rios que se conectaron por Twitter para
organizar y convocar la protesta del 15-M
en las distintas plazas públicas de España.
Es así que la red empieza a ser usada ade-
más como una plataforma que favorece el
activismo político.
Internet se convierte así en ese
mundo no censurable, donde nada (o casi
nada) se puede controlar, pese a que la vi-
gilancia de estos entornos es algo común,
sea por razones de seguridad, comercia-
les, empresariales, etc. (Bauman y Lyon,
2013).
En palabras de Campos Freire
(2008) las redes sociales han trastocado
los medios tradicionales. Los usuarios
dejan de ser consumidores para ser pro-
ductores y participes de los contenidos. A
esto se suma la posibilidad de compartir.
La creación sin difusión no tiene sentido
(García-Galera y Valdivia, 2014, p.10). Es
así, que antes se difundían los mensajes a
través de los medios de comunicación
masivos, con una línea editorial marcada.
Ahora, gracias a internet, los mensajes
tienen otra vía, que puede llegar a la gran
mayoría de ciudadanos sin necesidad de
estar aprobados para ser difundidos.
Gracias a los espacios 2.0 que gene-
ran interacción entre distintos públicos,
Textos y contextos Nº 20
Mayo 2020 - Octubre 2020 • 77
Redes sociales: nuevos espacios de disputa y confrontación. …