comprender “la dimensión cultural de la
política, a la vez que la dimensión política
de la cultura” (Acanda, 2007, p.19). A su
vez, ambas dimensiones son orgánicas a
la económica, noción clave que permite
comprender que “la subversión es domi-
nación [es un] proceso que atañe no sólo
a lo económico y a lo estatal, sino también
a lo cultural. ‘La valorización del hecho
cultural es necesario junto a lo mera-
mente económico y político’” (Ibid., p.17).
El autor revela la complejidad de las
tareas necesarias para lograr la reforma
moral e intelectual, que es un cambio pro-
fundo en el pensamiento, indispensable
para que se consolide un bloque histórico.
Gramsci planteó el problema clara-
mente: ‘¿Puede haber una reforma cultural,
es decir, una elevación civil de los estratos
deprimidos de la sociedad, sin una prece-
dente reforma económica y un cambio en la
posición social y en el mundo económico?
Una reforma intelectual y moral no puede
dejar de estar ligada a un programa de re-
forma económica, o mejor, el programa de
reforma económica es precisamente la ma-
nera concreta de presentarse de toda reforma
intelectual y moral’ (Acanda, 2007, p.9).
El autor cubano plantea que:
una concepción compleja sobre la
composición de la intelectualidad orgánica
tiene mucho que ver con la interpretación
gramsciana sobre la hegemonía. La intelec-
tualidad es el agente social de afianza-
miento de la hegemonía, pero para Gramsci
la hegemonía no es un fenómeno exclusiva-
mente ideológico (Acanda, 2007, pp. 30-
31).
Más aún, “resaltar el componente
ético-cultural de la hegemonía no signi-
ficó nunca, para Gramsci, desconocer el
necesario componente económico de la
misma” (Acanda, 2007, p.31).
Es cierto que la función hegemónica
de una clase dominante es cumplida por
el Estado, el cual, como institución, de-
tenta el ejercicio monopólico de la violen-
cia; pero también lo es que este “dominio
directo” se cumple a través de la coerción
y el consenso, con apoyo del “gobierno ju-
rídico”. Al mismo tiempo las “enormes
fortalezas y casamatas” que dan apoyo a
esa institución, las construye la sociedad
civil, y sus ejecutores –que son a la vez
productores y reproductores de bienes es-
pirituales– son los intelectuales, en la am-
plia acepción del término que propone
Gramsci
2
.
Como se puede ver, hasta aquí
hemos hablado de los conceptos de Es-
tado y sociedad civil, orgánicamente rela-
cionados y que han convocado a otros
conceptos que se presuponen también en
los planteamientos gramscianos: hege-
monía, bloque histórico, intelectuales, re-
forma moral e intelectual. Finalmente,
llegamos al concepto de modernización
de la economía. Este se refiere a los cam-
bios que se producen en el patrón de acu-
mulación, orientados a patrones más
avanzados, en el sentido de una mejor ar-
ticulación de una economía y un país al
sistema capitalista global.
En este sentido, las revoluciones
pasivas son las revoluciones burguesas
Textos y contextos Nº 22
82 • Mayo 2021 - Octubre 2021
MARTHA RODRÍGUEZ ALBÁN
2 Gramsci amplía el concepto de intelectuales. Para este autor, incluye a:
todos aquellos que desarrollan funciones organizativas en la producción, la política, la administración, la cultura, etc. No sólo los escri-
tores y artistas, sino también los maestros de escuela, los políticos profesionales, los administradores, los técnicos, los arquitectos, etc.,
en tanto participan en la labor de producción, reproducción y difusiónde valores, modos de vida, modos de actividad, principios de or-
ganización del espacio, etc., son intelectuales. En tanto el poder se estructura, existe y se ejerce en todos estos intersticios de lo social,
y la hegemonía de la clase dominante se enraíza en ellos, intelectuales serán los encargados del funcionamiento del aparato hegemónico,
o aquellos que con su actividad contribuyen a la construcción de espacios de contrahegemonía (Acanda, 2007, pp.23-24).