Diálogos

David Harvey. (2020). Razones para ser anticapitalista, traducción Paula Vasile, CLACSO, TNI, Buenos Aires

Claudia Abigail Morales Gómez
Universidad Autónoma de Querétaro, México

Textos y Contextos

Universidad Central del Ecuador, Ecuador

ISSN: 1390-695X

ISSN-e: 2600-5735

Periodicidad: Semestral

núm. 23, 2021

textosycontextos@uce.edu.ec

Harvey David. Razones para ser anticapitalista. Buenos Aires. CLACSO, TNI. 1-66pp.


DOI: https://doi.org/10.29166/tyc.v1i23.3374

RESEÑA

El siglo XXI se inauguró con una declaración que apuntaba hacia la construcción de un mundo más justo, más pacífico y más próspero (Declaraciones del Milenio, 2000). No obstante, al día de hoy, las estadísticas muestran lo contrario. En el informe anual Global Wealth Report, publicado por Credit Suisse, se revela que, en los últimos 20 años, las desigualdades han aumentado. El 1,1% de la población mundial ostenta casi la mitad de la riqueza global (45,8%), frente al 55% restante que posee solo el 1,3%. Las disparidades regionales van en aumento y el capital se sigue concentrando en los mercados occidentales tradicionales, lo que significa que el 57% de la riqueza mundial se encuentra en Estados Unidos, Canadá y Europa, donde habita solo el 17% de la población adulta del planeta.

Esta pequeña muestra da cuenta de los señalamientos que ha sostenido David Harvey acerca del capitalismo en su obra Breve historia del neoliberalismo (2005). En esta, analiza la acumulación por desposesión que el neoliberalismo recrudece hacia una mayor desigualdad y el aumento de las degradaciones medioambientales. La precarización de la sociedad lleva a la pregunta constante de si existen posibilidades y alternativas, por lo que Harvey no deja de plantear un horizonte hacia una sociedad más justa.

En ese sentido, en el texto Razones para ser anticapitalista(2020), vuelve a señalar las contradicciones del capitalismo, la permanencia de su hegemonía que continúa expandiendo la reproducción del capital en la materialización del tiempo y el crecimiento desproporcional de la vida urbana. El libro está publicado por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) y es la trascripción y traducción de la conferencia «The future is public», que dictó Harvey en diciembre de 2019 en Ámsterdam, evento organizado por el Transnational Institute (TNI).

Las contradicciones y tensiones que genera el capitalismo se evidencian día a día. Harvey destaca las demandas y el activismo político de los estallidos sociales que dan cuenta de la urgencia de nuevas alternativas ante este sistema económico. Así, los cuestionamientos que propone el autor para su abordaje son: ¿qué está ocurriendo con el capitalismo hoy en día?, ¿cuál es el problema con el capitalismo? y ¿cuáles son sus contradicciones? Las preguntas no solo se plantean en torno a los colapsos del capitalismo, también aluden a la relación con los procesos urbanos y la acumulación ilimitada del capital, que son insostenibles y han puesto la vida en constante vulnerabilidad.

El primer apartado de Harvey se titula Sobre la acumulación infinita de capital. En este trae a discusión lo que Marx llamó «la aniquilación del espacio a través del tiempo». Como se comprueba a lo largo de la historia, la expansión geográfica es acelerada y provoca que la mayoría tengamos contacto con los circuitos de acumulación de capital a través del dinero. Ello explica que la acumulación infinita se sostenga y expanda ilimitadamente, a lo largo del tiempo, por medio del dinero. Para sostener la guerra con Vietnam, los Estados Unidos imprimieron y enviaron al exterior miles de millones de dólares. El déficit comercial provocado ocasionó que, el 15 de agosto de 1971, el capital dejara de tener oficialmente el respaldo del patrón oro. A partir de esa fecha, la Reserva Federal tiene la potestad de imprimir dinero sin ningún tipo de restricción, pues ya no está ligada a su base material en oro. Como afirma Harvey, esto condujo a una expansión cuantitativa. Ahora el dinero es números, es decir, no está controlado por una base material ni por los límites que establecían las reservas, antes atadas a la capacidad de extraer oro.

Así, después de 1971, los bancos se transformaron en actores centrales del sistema monetario, provocando un cambio a nivel internacional. Esto explica la expansión cuantitativa del dinero. El crecimiento del balance de la Reserva Federal fue exponencial en los últimos 50 años. Entre 1960 y 2020, la base monetaria de Estados Unidos pasó de 50 mil millones de dólares a más de 5 billones. Habrá que recordar que, en las crisis económicas de 2007 y 2009, se resolvió agregar ceros a la masa monetaria mundial, lo que significa la acumulación de números, la generación de excedentes y la apertura constante hacia un crecimiento infinito de la base monetaria mundial. Ante este escenario, Harvey pregunta ¿qué estructuras existen para garantizar que el capitalismo se acumule? Y sugiere considerar lo siguiente:

· El capitalismo es un sistema gobernado por abstracciones y no por personas.

· Los mecanismos que guían la evolución de las sociedades, tal como enfatizó Marx, son la fuerza de trabajo y su organización, es decir, la mano oculta es el trabajo, no el mercado, como suponía Adam Smith.

· El capitalismo basa su discurso en la libertad e independencia individual, pero constituye un mundo de esclavitud en términos de sometimiento a los salarios y al endeudamiento.

· En contra de este modelo, Marx propuso instituir una transformación colectiva, que emancipase al individuo desde su inclusión en un proyecto común.

Pese a la construcción de estructuras basadas en la libertad y la independencia individual, así como en la propiedad privada, las manifestaciones sociales y la acción política han dado lugar a varios estallidos en las últimas décadas, que dan cuenta de cómo el sistema capitalista y el modelo neoliberal no funcionan. Ante ello, el autor menciona tres grupos que ejemplifican esta disfunción: el movimiento antiglobalización de Seattle (1999), las manifestaciones del Parque Gezi, en Turquía (2011), y las protestas en Brasil (2013) por el aumento de los precios del transporte público. Desde estos hasta los más recientes en Chile (2019), donde alzaron la bandera de «abajo el neoliberalismo», y en Ecuador (2020) y Colombia (2021), se evidencia la demanda de diversas poblaciones por una nueva alternativa y contra el despropósito de mantener un sistema como el capitalista.

Ante tales ejemplos, cabe la pregunta, con Harvey, sobre ¿qué ocurre con el capitalismo en esta época, que vuelve imposible su funcionamiento, al generar el tipo de violencia que ejerce sobre sociedades en todo el mundo? Las respuestas se generan como razones para pensarse anticapitalistas, pero deben considerar el problema de la tasa a la masa, con el que se explica la expansión cuantitativa. Se trata de la inflación del precio de los mercados, donde los beneficiarios son los más ricos. Así, el asunto reside en incrementar la masa ante la tasa de ganancia, lo que se logra con el aumento del consumo en una temporalidad mínima. Es decir, el crecimiento exponencial está en generar masas que consuman artículos que desean, que sean perecederos y momentáneos, pues «la economía capitalista implica una obsolescencia inmediata de absolutamente todo» (Harvey, 2020, p. 54). Esto se traduce en menor tiempo de rotación en la esfera de consumo, mientras, aquello que se consume, debe tener el carácter de lo instantáneo y volátil, de tal modo que pronto se vuelva obsoleto o forme parte de una experiencia efímera.

Al respecto, Harvey introduce la analogía del consumo rápido con la generación del espectáculo. Por ejemplo: la economía Netflix (Amazon), que genera mucho valor mediante un consumo inmediato, por medio de suscripciones, donde el consumidor paga «lo que le gusta»; o la economía colaborativa de fenómenos como el Airbnb, que ha capitalizado la idea del hospedaje e invadido las ciudades, transformando la industria turística hacia estas formas colaborativas y, en algunos casos, de destrucción acelerada de la vida de los propios lugares. Frente a todo esto ¿cuáles son las razones para ser anticapitalista?

El capitalismo se produce en espiral, requiere de un crecimiento constante que, para sostenerse, necesitaría de 150 planetas Tierra. La aceleración de la devastación y destrucción del mundo pone la permanencia de la vida en máximo riesgo. El problema no radica en soluciones que no trastoquen el sistema capitalista, pues los mecanismos de consumo y la acumulación exponencial del capital indican que no es posible «continuar con tasas de crecimiento compuesto por los próximos cien años» (Harvey, 2020, p. 62). Desde cualquier punto de vista, no parece probable que este crecimiento se sostenga ni ambiental, ni ecológica, ni humanamente. Por tanto, cualquier posibilidad planteada desde dentro del propio sistema significará la devastación y la desigualdad. Según datos del Banco Mundial (2020), se estima que, para el 2030, el cambio climático dejará en la pobreza a entre 68 y 135 millones de personas.

Como sostiene Harvey, hoy la temporalidad es más acelerada, desechable, pues el capitalismo absorbe tanto el tiempo como el espacio y los destruye. «Vivimos en un mundo en el que, de hecho, tenemos menos tiempo libre no reutilizable. Y una de las razones por las que la política es tan compleja es que las personas están tan atareadas todo el tiempo que no tienen tiempo de pensar, no tienen tiempo de reflexionar ni de organizarse políticamente. Entonces, el capitalismo absorbe el tiempo y lo destruye» (Harvey, 2020, p. 63).

Ya Marx había afirmado que el capital involucra la aniquilación del espacio a través del tiempo. De ahí que, en los últimos años, muchos estallidos sociales se relacionen con la movilidad, los costos y la afluencia del transporte en la vida urbana. La aceleración de la temporalidad y la transformación del espacio se conjugan con el crecimiento de la vida urbana, y de las problemáticas y la precarización que esa implica: «el capital se ha vuelto demasiado grande para fallar, pero se ha vuelto demasiado monstruoso para sobrevivir» (Harvey, 2020, p. 66).

Harvey concluye que es necesario pensar en horizontes esperanzadores que permitan plantear alternativas fuera del capitalismo, sin dejar de tomar en cuenta de dónde provienen las teorías económicas, y a qué intereses responden, pues su desarrollo determina la vida en el planeta de múltiples maneras. El libro muestra las contradicciones del sistema capitalista, y entiende, como tarea pendiente, la urgencia de pensar alternativas frente al modelo neoliberal y abrir posibilidades para transitar hacia otras formas, no solo diferentes, sino también anticapitalistas.

Referencias

David Harvey. (2020). Razones para ser anticapitalista, traducción Paula Vasile, CLACSO, TNI, Buenos Aires.

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