Diálogos

Reseña: Rainer Rubira-García, Flávia Gomes-Franco e Silva y Carmen Caffarel-Serra (2022). Experiencias globales de la investigación e innovación docente sobre comunicación en tiempos de crisis. Thomson Reuters Aranzadi. 480pp.

Gabriel Bayarri Toscano
University of London (London, United Kingdom), Estados Unidos

Textos y Contextos

Universidad Central del Ecuador, Ecuador

ISSN: 1390-695X

ISSN-e: 2600-5735

Periodicidad: Semestral

vol. 1, núm. 25, e4253, 2022

textosycontextos@uce.edu.ec



DOI: https://doi.org/10.29166/tyc.v1i25.4253

Los profesores e investigadores Rainer Rubira-García, Flávia Gomes-Franco e Silva y Carmen Caffarel-Serra editan el libro colectivo Experiencias globales de la investigación y la innovación docente sobre comunicación en tiempos de crisis como parte de una larga carrera académica que ha reivindicado el enfoque de la interdisciplinariedad para entender los procesos sociales, utilizando el contexto de la pandemia de COVID-19. El trabajo se enmarca en los proyectos realizados por la Cátedra UNESCO de Investigación en Comunicación, de la Universidad Rey Juan Carlos de España y, de forma más amplia, en la red global Orbicom de cátedras UNESCO especializadas en la misma área disciplinar.

El libro reúne textos escritos por investigadores e investigadoras de reconocido prestigio internacional, durante los meses finales de la crisis sanitaria por el nuevo coronavirus. Su objetivo es recorrer las distintas formas en las que la pandemia ha sido tratada a nivel comunicativo. En su conjunto, presenta un fresco sobre cómo diversos actores e instituciones han lidiado, desde sus recursos comunicativos disponibles, con la emergencia sanitaria. Ello no sólo abarca el ámbito informativo de los eventos que se producían durante el desarrollo de la pandemia, o las diversas modalidades de gestión de los riesgos económicos y sociales, sino el propio tratamiento mediático y las interpretaciones que la sociedad civil pudo realizar.

La obra está organizada en 4 partes: Aproximaciones teóricas y metodológicas a la comprensión de los procesos de comunicación en situaciones de crisis; Encuadre, desinformación y periodismo en tiempos de crisis; Retos educativos en la era Covid-19; y Experiencias en comunicación institucional en los escenarios de la pandemia. Esta estructura teórico-empírica permite recorrer las principales conceptualizaciones, atravesando los desafíos epistemológicos e informativos para, finalmente, materializar, mediante casos de estudio del ámbito educativo institucional, los nuevos horizontes, retos y experiencias.

El primer bloque, Aproximaciones teóricas y metodológicas a la comprensión de los procesos de comunicación en situaciones de crisis, presenta en seis capítulos los elementos conceptuales que pueden ser activados en contextos de crisis, como la producida por el virus SARS-CoV-2.

El primero, de Fabio B. Josgrilberg, introduce el concepto de geografía humana y la teoría de los sistemas en la detección de riesgos y su gestión comunicacional. El segundo, de Bernard Miège, presenta una reinterpretación del espacio público, utilizando la emergencia sanitaria como momento clave para reconstruir el concepto desde una perspectiva renovada: la articulación del ámbito digital y la gestión de crisis como parte de una misma noción compleja de lo público. El tercer texto, escrito por Annikki Arola y Matteo Stocchetti, propone otra visión dentro del debate teórico sobre la influencia mediática en contextos de pandemia, específicamente sobre cómo los marcos de los relatos construidos durante esos meses pueden afectar los índices de desigualdad sanitaria. Le sigue un análisis de Jacqueline Venet Gutiérrez, Yissel Arce Padrón y Sandro Arrufat Martín sobre lo que denominan “crisis del sujeto” en contextos de crisis diversas y en la relación entre autopercepción y representaciones mediáticas, mostrando cómo estos marcos narrativos afectan a jóvenes y poblaciones en condiciones de vulnerabilidad.

El capítulo quinto es de autoría de Juan Ignacio Martínez De Morentin De Goñi y Concepción Medrano Samaniego, quienes realizan una relectura de las declaraciones y recomendaciones de la UNESCO en materia de comunicación y tecnología, ratificando que tales lineamientos para situaciones de pandemia han sido aplicados con eficacia. La definición de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) permite entender la propia evolución que el concepto ha tenido en la UNESCO y cómo se ha ido adaptando al desarrollo tecnológico. A continuación, Anidelys Rodríguez-Brito y Dasniel Olivera Pérez reflexionan sobre las condiciones sociales que pueden repercutir en el aumento de una brecha digital, concepto aquí enriquecido por el momento histórico que motiva el análisis sobre las desigualdades en el universo digital durante este período y las diferentes resistencias en zonas rurales y urbanas mexicanas.

El segundo bloque, titulado Encuadre, desinformación y periodismo en tiempos de crisis, reúne ocho capítulos sobre los desafíos y nuevos horizontes develados durante la emergencia sanitaria. El texto de Ion Andoni del Amo Castro muestra los límites de las instituciones a la hora de mantener su legitimación como “productoras de la verdad” y, con ello, el papel de los medios de comunicación en el surgimiento de teorías conspirativas, negacionismos y otras formas de manipulación de los datos ofrecidos por las autoridades sanitarias. La etnografía digital se destacó entre las metodologías de análisis de discursos en el contexto de la pandemia. El capítulo 8, de Philippe Viallon, Cécile Dolbeau-Bandin y Jérémy Picot, complejiza la sobreexposición al universo mediático a través del desarrollo del concepto de desinfodemia. Este resulta útil para hilar la transversalidad de la segunda sección del libro ya que, a través de su lente, se puede comprender la relación entre el exceso de informaciones, los procesos de producción de verdad y el contexto de la crisis sanitaria. En el capítulo 9, Malvina Rodríguez y Aimé Aminahuel abordan también el problema de la desinfodemia, no sólo desde el elemento de la sobreexposición, analizando la proliferación de fake news en la era del COVID-19, en Argentina. Su trabajo entiende las fake news como un desafío al orden social y a la veracidad informativa, por lo que realizan una vasta revisión de investigaciones y dispositivos existentes para verificar las noticias falsas.

El capítulo 10, escrito por Meysis Carmenati González y Karen Andrea Ponce Lucas, profundiza en el efecto de las fake news en la construcción de un sentido común hegemónico. La relevancia de estudiar el fenómeno durante la crisis sanitaria ocasionada por el virus SARS-CoV-2 permite observar con mayor nitidez la fragmentación de la credibilidad institucional por el contexto político, económico y social del Ecuador en años recientes, aunque con una premisa que es aplicable, más allá de las particularidades del país sudamericano, al contexto global. El capítulo 11, de María Mendoza-Michilot, visibiliza otro de los desafíos informativos del contexto de pandemia, tomando el caso de Perú: el establecimiento de una agenda temática sanitaria a través de fuentes y enfoques que identifiquen los problemas y ofrezcan soluciones. Es un abordaje novedoso sobre cómo las estrategias comunicativas pueden fortalecer la propia resiliencia y la salud mental ante situaciones de riesgo e incertidumbre. Le sigue un texto de Nedas Jurgaitis que utiliza la metáfora conceptual para analizar la construcción de un discurso polarizado respecto a la vacunación en Lituania. Si bien estudia las lógicas del encuadre informativo, también resulta de interés su aproximación teórica y metodológica, pues la teoría de la metáfora conceptual se considera una perspectiva relevante en los análisis comunicativos, y a la vez conecta los capítulos anteriores vinculados con la producción de verdades a lo que sería una forma de “pensamiento metafórico”.

El capítulo 13, de Victoria Mora De La Torre y Antonio Díaz Lucena, comprueba las formas de resistencia de la práctica periodística en la plataforma de la red social Twitter, concluyendo que la pandemia ha expuesto fragilidades del modelo informativo. Paradójicamente, cuando la necesidad de información verificada era más necesaria que en otros momentos, las redes sociales mostraron incongruencias en su empleo como herramientas informativas formales. Esta investigación incita a observar cómo se desarrolló el uso de otras plataformas, en las que la práctica del periodismo era central, y otorga relevancia a la labor periodística en redes como modelo de contrainformación frente a las noticias falsas.

A continuación, Beatriz Muñoz Hidalgo analiza la actuación de los relatos periodísticos como dispositivos de activación de emociones. Si bien el texto no parte de una premisa concreta respecto al funcionamiento de los procesos emocionales, sí añade otro elemento al bloque de capítulos sobre la función informativa: la explicación de por qué pueden operar en las mentes las informaciones cuya veracidad no ha sido comprobada, pues éstas atenderían a una serie de procesos emocionales, más como reafirmación que información. Lo cual posibilita un abordaje complejo respecto al funcionamiento informativo en el contexto de pandemia. Finalmente, María Yanet Acosta Meneses, en el último texto del bloque, examina el rol de la comunidad a partir del caso de la información gastronómica en tiempos de confinamiento. El valor de este capítulo reside en mostrar cómo, en períodos de crisis y fragilidad, la construcción de espacios comunes vinculados al cuidado y la identificación colectiva se tornan centrales, sobre todo cuando están guiados por prácticas adecuadas de comunicación digital. Con este tema se cierra el segundo bloque del libro que establece un mosaico de aproximaciones a los desafíos periodísticos, dejando entrever los problemas que pueden florecer en situaciones de emergencia, como la deslegitimación informativa; pero también evidenciando la resiliencia, el fortalecimiento de espacios comunes y el desarrollo de subjetividades.

Una vez desarrollados los posicionamientos metodológicos, analíticos y conceptuales, así como los desafíos en términos informativos, el tercer bloque, Retos educativos en la era Covid-19, reúne en 4 capítulos una serie de casos de estudio sobre el panorama educativo internacional en relación con la comunicación y las tecnologías. Lina TamutienÄ— explica cómo la comunicación estratégica ha sido trasmitida en las instituciones de educación superior, analizando la capacidad de gestión y difusión del conocimiento en Lituania, en períodos de excepcionalidad. Por su parte, Brahim Abaragh indaga en la capacidad del Estado Marroquí para desarrollar y difundir nuevas formas de conocimiento, desde las TIC y la educación a distancia, en escenarios de crisis sanitaria. El texto de Isabel María Gómez Trigueros plantea los desafíos de una normalidad educativa en el contexto de pandemia, destacando los elementos centrales para encontrar espacios intermedios entre la cultura educacional previa y las nuevas formas tecnológicas. Por último, Lucie Rabaovololona Raharinirina y Rija Fenosoa Andrianantoanina cierran este bloque con un texto sobre las transformaciones en la formación universitaria y la comunicación territorial en Madagascar. El estudio muestra dos tendencias que se observan también en los capítulos previos: la capacidad de pensar, imaginar y diseñar, a través de casos concretos, los nuevos horizontes en materia de educación y comunicación; y la detección de los principales desafíos, dificultades adaptativas y otra serie de retos que, en sus variables globales, han sido característicos de la pandemia.

Finalmente, el cuarto bloque, Experiencias en comunicación institucional en los escenarios de la pandemia, revisa la relación entre la gestión de la comunicación y la emergencia sanitaria, partiendo de casos de estudio de empresas e instituciones en el contexto global. El capítulo 19, de Benedictus Helpris Estaswara y Umar Halim, analiza el impacto de las políticas de aislamiento y vacunación en Indonesia, evidenciando cómo la comunicación institucional colaboraba en la construcción de un orden social. Le sigue el análisis de Andi Faisal Bakti, Retor Aquinaldo Wirabuanaputera Kaligis y Anna Agustina sobre la información consumida por pequeños empresarios de Indonesia en el impulso de la recuperación económica postpandemia. Ambos capítulos ofrecen un marco definitorio de los distintos actores en el proceso comunicativo, como el sector público y el privado, y de la emisión-recepción de los mensajes. El texto de Anna Agustina, Retor A.W. Kaligis y Muhammad Rosit, M. Si., también desde Indonesia, desentraña cómo las pequeñas empresas se adaptaban a los nuevos soportes digitales promovidos durante la pandemia, principalmente en la redacción y transmisión de sus mensajes. El capítulo es de excepcional importancia para entender las dificultades que el tejido empresarial afronta en rápidas transformaciones y la necesidad de las mudanzas culturales y educativas propias del proceso de digitalización. Por su parte, Edie Toet Hendratno, Riza Darma Putra y Suluh Gembyeng Ciptadi examinan el surgimiento de líderes de opinión en redes sociales en Malasia e Indonesia. A lo largo de la obra se ha señalado el vacío de legitimidad institucional, también mediática, que caracteriza nuestro tiempo. La aparición de estos líderes puede entreverse, justamente, como consecuencia de esa crisis de legitimidad.

En el capítulo 23, Estela Roeder y Peter Busse diagnostican la experiencia de las políticas sanitarias en Perú. El contexto de fragmentación política, social y económica durante la emergencia sanitaria, en ese país, explican el déficit de comunicación institucional, la sensación de caos, la desacreditación del sistema y la pérdida de confianza generalizada. El quiebre estructural, no obstante, consiguió reencaminarse delegando al Ministerio de Salud la estrategia comunicativa de la pandemia, que se organizó de forma paralela a la estructura gubernamental. Esta experiencia es valiosa para entender cómo las condiciones estructurales pueden determinar la práctica comunicativa, y cómo ésta puede delegarse en espacios que adquieran autonomía en la toma de decisiones referentes al proceso informativo. En la misma línea, Ana Raquel Lopes y Ana Mafalda Matias, indagan sobre la gestión de comunicación de la Secretaría General de Salud en Portugal, poniendo el foco en la importancia de un ecosistema digital que haga uso de las diversas redes y planifique la información de manera segmentada. Estas medidas fueron también diseñadas en el caso de Perú, mostrando que en distintos lugares del mundo la segmentación del discurso y la delegación de la comunicación institucional en departamentos concretos ha sido fundamental para una correcta comunicación durante la pandemia. Por su parte, Alicia Ramírez García y Flávia Gomes-Franco E Silva muestran cómo las empresas españolas se vieron afectadas por la casi desaparición de uno de sus principales espacios de comunicación: los eventos corporativos. Las autoras explican el proceso de adaptación tecnológica y cultural hacia modelos híbridos y señalan la importancia que la crisis por el virus SARS-CoV-2 ha tenido en la digitalización y adaptación tecnológica de todos los sectores. Finalmente, el capítulo 26, escrito por Sara Jáñez Dolz, Rainer Rubira García y Carlos Lozano Ascencio, cierra este mosaico de estudios con el análisis del empleo de redes sociales por parte del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y el Centro de Arte Dos de Mayo. El estudio devela el funcionamiento parcial de las herramientas participativas de estos espacios, indicando las dificultades culturales y de adaptación tecnológica y digital que diversas instituciones han encontrado durante la pandemia. El texto va más allá al mostrar las recomendaciones dadas por el Consejo Internacional de Museos. Esta información es relevante pues los autores colocan un nuevo desafío entre los que se han ido analizando: la adaptación de recomendaciones y normativas de instituciones supranacionales al contexto de lo local, de la gestión de lo cotidiano, donde las teorías usadas a menudo se encuentran con carencias de otros tipos, como los hábitos presentes en la cultura participativa y digital.

En conclusión, a lo largo del libro se evidencia la riqueza de la diversidad y la conjunción de aristas, la apropiación de los conceptos teóricos y la problematización de los casos de estudio. En definitiva, este libro colectivo se presenta en un momento fundamental, cuando los análisis de los procesos informativos durante la emergencia sanitaria empiezan a adquirir mayor claridad, aunque todavía están impregnados de la experiencia reciente. Los trabajos, de diversas procedencias intelectuales, apuntan a la existencia de una crisis institucional que abarca el ámbito de lo comunicativo y que tiene su telón de fondo en el contexto, según definen los autores, de la posverdad.

De lectura fácil y entretenida, con multitud de estudios de casos multilocalizados y un lenguaje en general directo y atractivo, esta compilación acerca al lector al entendimiento de la producción de verdades durante la última década, mostrando que la pandemia ocasionada por el nuevo coronavirus ha servido para comprobar cómo los procesos de comunicación e información atienden a una lógica no basada en la formulación empírica de los hechos, sino en modelos de pensamiento mágico, fórmulas no comprobadas y a menudo distorsionadas. La recopilación, en este volumen, de experiencias diversas permite construir metodologías analíticas para comunicar y entender el contexto pospandemia, mostrando la vocación de la Cátedra UNESCO por abordar el papel de las crisis en el desarrollo de los estudios de comunicación.

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