Tamayo Torres, Andrea | Vidal Molina, Paula

Revista Ciencias Sociales p-ISSN 0252-8681 | e-ISSN 2960-8163 | año 2024 | núm. 46 |

 

Trabajo Social frente a la crisis estructural del Capital. Entrevista a Paula Vidal

 

Social Work and the structural crisis of Capital. Interview with Paula Vidal

 

 

Recibido: 13/09/ 2024                                    Aprobado: 20/12/2024

 

 

Andrea Belén Tamayo Torres

Universidad Central del Ecuador

https://orcid.org/0000-0003-0427-6146

 

Paula Vidal Molina

Universidad de Chile

https://orcid.org/0000-0002-9036-3766

 

DOI: https://doi.org/10.29166/csociales.v1i46.7207

 

Resumen

A finales de junio de 2024 en Ecuador se realizó el VII Congreso Internacional de Trabajo Social junto a la Asociación Nacional de Unidades Académicas de Trabajo Social (ANUATSE). Este espacio de debate ha posibilitado la reflexión sobre las crisis globales y locales y su incidencia en el ejercicio del Trabajo Social. En esa misma vía, se realizó esta entrevista a Paula Vidal, profesora de la Universidad de Chile, que con su experiencia académica y profesional continuó esta discusión caracterizando la crisis estructural del capital y la situación del Trabajo Social Latinoamericano en este escenario.

 

Palabras clave: Paula Vidal, crisis estructural del capital, Trabajo Social.

 

Abstract

At the end of June 2024, the VII International Congress of Social Work toked place in Ecuador with the Asociación Nacional de Unidades Académicas de Trabajo Social (ANUATSE). This space made possible the reflection on global and local crises and their impact on the practice of Social Work. In the same way, this interview was made to Paula Vidal, professor at Universidad de Chile, with her academic and professional experience continues this discussion characterizing the structural crisis of capital and the situation of Latin American Social Work in this scenario.

 

Keywords: Paula Vidal, structural crisis of capital, Social Work.

 


 

La Universidad Central del Ecuador, con sede en la ciudad de Quito, en coordinación con la Asociación Nacional de Unidades Académicas de Trabajo Social del Ecuador (ANUATSE) realizaron el VII Congreso Internacional de Trabajo Social, que se denominó temáticamente “Trabajo Social en tiempos de Crisis Global”. El objetivo de este espacio fue debatir acerca de las crisis globales y locales y cómo estas afectan las condiciones para la reproducción ampliada de la vida y para el ejercicio del Trabajo Social en la región y en nuestro país, Ecuador.

En este marco, nos interesa continuar con este debate sobre las crisis y para ello contamos con Paula Vidal Molina, quien es Posdoctora en Estudios Latinoamericanos por TrAndes de la Freie Universität Berlin, Doctora en Servicio Social por la Universidad Federal de Rio de Janeiro, Magíster en Antropología y Desarrollo por la Universidad de Chile, Diplomada en Género, Planificación y Desarrollo por la Universidad de Chile y Licenciada en Trabajo Social por Pontificia Universidad Católica de Chile. Actualmente cursa un segundo Doctorado en Historia en la Universidad de La Plata en Argentina y se desempeña como profesora asociada e investigadora de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile. Sus líneas de investigación son: Trabajo Social, igualdad y justicia social, mundo del trabajo y precarización, marxismo.

Andrea: Desde tu experiencia académica y profesional queremos preguntar: ¿Cómo percibes el impacto de las crisis globales como la pandemia, el cambio climático y los conflictos internacionales desde el Trabajo Social?

Paula: Respecto de lo que planteas sobre el impacto de las crisis globales para el Trabajo Social, me parece, primero, que es necesario caracterizar la crisis, es decir, preguntarnos ¿de qué crisis estamos hablando?

Desde mi perspectiva, lo que está en lo profundo de las expresiones de estas crisis como la pandemia, lo socioambiental, los conflictos internacionales, junto con las guerras y la muerte, las migraciones, el ascenso del fascismo en varios países, entre tantas otras, tiene que ver con una crisis estructural del capital, creo que eso es lo primero que hay que mencionar. La crisis estructural del capital significa que el capital no da más respuestas que puedan ofrecer una solución o mejorar las condiciones de vida de la población a nivel planetario. Esas respuestas de mejora la entregan solo para algunos mínimos sectores de la sociedad en el planeta y, por lo tanto, lo que hoy día se ofrece es cada vez más barbarie junto con la administración de esta barbarie.

Ahora, respecto de la crisis que se expresó a través del COVID, es que los Estados dejaron al descubierto la reducción de las políticas públicas, la privatización de los servicios sociales; en el caso de varios países, se mostró muy nítidamente cómo los Estados fueron reducidos en su quehacer en términos de políticas públicas de salud, de trabajo, de vivienda, etc., y cómo habían entregado esos derechos a la administración de los servicios privados. Entonces claramente ahí el colapso en salud fue mayor.

Ahora bien, estos tiempos en que crece el fascismo, la ultraderecha, o como quieras llamarle, lo que vemos es que se han agudizado las contradicciones en curso y, al mismo tiempo, la lucha de clases en el caso de algunos países en particular. En ese sentido, podría identificar que existe una suerte de permanente lucha de los sectores subalternos por tener mayor control sobre la vida y, sobre todo, para poder aminorar de algún modo los impactos de lo que se denomina como crisis globales.

En ese marco, los capitales de algún modo se reacomodan rápidamente para poder mantener su poder y los privilegios en la sociedad, donde los gobiernos de nuestra América, claramente, van respondiendo a estas presiones y a estos acomodos. No deja de llamar la atención en el caso chileno, el gobierno de Boric, que se planteó en un proyecto mucho más progresista, hoy día claramente muestra escenarios “abiertos” menos ligado al programa original con el que llegó al gobierno y líneas de acción mucho más hacia el centro o incluso "guiños" hacia la derecha, por lo tanto, lo que vemos ahí es que incluso gobiernos como el chileno, que se posicionaban en una perspectiva mucho más emancipatoria terminan acomodándose a las presiones y a los ajustes que hace el capital para mantener sus privilegios.

Por otro lado, hoy con las transformaciones que estamos viviendo en términos socioambientales, claramente esto responde a una intervención profunda de parte de los capitales para poder extraer los bienes naturales y ponerlos a disposición de los intereses del capital, arrasando con comunidades y con la cosmovisión de los pueblos indígenas, también impactando en la reproducción de la vida; entonces ello da cuenta de que esta es una crisis socioambiental producto de las manos y los intereses del capital, que se expresa a escala planetaria.

Frente a esa crisis, también podemos asociar otras crisis que tienen un nivel distinto, lo que vemos hoy día en América Latina es todo el flujo de migrantes entre países, producto de las dificultades en términos económicos, desempleo, guerras, también cuestiones climáticas, están a la orden del día y seguramente eso va a ser más fuerte en los próximos años.

Andrea: Podrías por favor profundizar en esta caracterización de la “crisis estructural del capital”

Paula: Lo que tenemos en curso es una crisis que se expresa de distintas formas, algunos autores hablan de crisis civilizatoria, por ejemplo, el venezolano Edgardo Lander. Se refiere a ello como una nueva condición planetaria que implica la imposible continuidad del modelo “industrialista depredador”, que identifica el bienestar y la riqueza como la famosa “acumulación de bienes materiales”, en ese sentido, todo es pensado en términos de recursos para la producción y la reproducción económica desde un punto de vista antropocéntrico. Esta postura, para autores como Lander, se sostienen sobre una matriz colonial eurocéntrica que, de algún modo, está vinculada a la modernidad, con un origen liberal y que en definitiva pone un nivel de lo que implica un patrón civilizatorio.

Otros autores, como Enrique Dussel, también hablan de crisis en un sentido un poco distinto, “crisis del proyecto de la modernidad” dirá él, que viene a ser el fundamento de la crisis mundial que se vive hoy, como hemos visto en sus estudios, en sus análisis, con esta racionalidad moderna que se apoya en la idea de una centralidad europea, que tiene una cierta lógica que es económica, social y cultural también. Entonces por ahí iría esta racionalidad, que en realidad más que racionalidad sería una irracionalidad violenta, dominante y también que tiene relación con este mundo colonial.

Ahora, desde mi perspectiva, yo prefiero asumir una idea de “crisis estructural del capital”, esto desde una perspectiva o concepción materialista de la historia y ahí lo que se concibe es más bien una comprensión del capitalismo que genera crisis permanente producto de su propia dinámica. Estas crisis, siguiendo a Mészáros, son crisis o colapsos que pueden ser parciales o más profundos, que permiten la transformación de la sociedad. Entonces siguiendo esta línea de pensamiento de István Mészáros, él dirá que existe una diferencia de las crisis: por un lado, crisis coyuntural del sistema capitalista que se desenvuelve y soluciona relativamente con éxito, dentro de la estructura capitalista. Por otro lado, hay una crisis estructural, esa es de un nivel mucho más profundo, él dirá que estalló por allá en los años de la década de 1970 y se define por afectar la propia estructura total de la sociedad, esto significa poner atención en la crisis del sistema del capital en su integralidad, o sea es una crisis estructural porque es integral y se expresa con distintos rasgos.

Un primer rasgo tiene que ver con que esta crisis posee un carácter universal, en vez de restringirse a una esfera particular, como podría ser la esfera financiera, comercial, un rubro, un sector particular de la producción. Un segundo rasgo de esta crisis estructural es su escala de tiempo que es continua. El modo de desenvolvimiento, dirá Mészáros, es reptante, es decir, tiene una dinámica de desplazamiento lento en contraste con las erupciones y colapso espectacular y dramático del pasado que se vio, por ejemplo, en la crisis del año 29.

Por lo tanto, la crisis estructural afecta a la totalidad del complejo societario y en la relación entre sus partes constituyentes, es todo el sistema que entra en juego, aun mostrando una aparente normalidad, se ve que no es capaz ya de sustentar cualquier proyecto emancipatorio, más bien, lo que produce es una permanente destrucción o autodestrucción. Para Mészáros, esta crisis estructural del sistema capitalista posee una contradicción básica: que no puede separar el avance de la destrucción, el progreso y el desperdicio o la muerte sobre la vida, destrucción y creación al mismo tiempo. Pero en definitiva en ningún caso es un proyecto emancipatorio, entonces lo que vemos en nuestra América Latina y en los países a escala global, lo que se expresa de distinto modo es pura barbarie y para nada proyectos que visualicen una salida emancipatoria para la sociedad en su conjunto: la cuestión de la pobreza, el desempleo, lo que hablamos también de la informalidad en el trabajo, la cuestión de los migrantes, etc., son las formas en que se expresa esta crisis estructural del capital.

Andrea: Frente a esta crisis estructural del capital, ¿qué piensas que debería hacer el Trabajo Social?

Paula: Me parece que lo primero que nos toca hacer como profesión es tener buenos análisis respecto de la situación que hoy día está en curso en nuestros países y a escala global. En la medida en que no tenemos buenas reflexiones para poder comprender el fenómeno en curso, difícilmente vamos a poder actuar como profesión, por lo tanto, ahí lo que me parece es que una profesión que tiene marcos teóricos, interpretativos, metodológicos y también políticos para hacer la reflexión y el análisis, es central para comenzar la discusión profesional y de la disciplina.

Por ello, se requiere una profesión que sea robusta en ese plano para poder comprender estos fenómenos, no de modo aislado, sino en una articulación, es decir, desde una mirada de totalidad, estableciendo las relaciones y mediaciones que existen entre estas manifestaciones evidentes de la crisis estructural del capital, que hoy día opera y está en curso en nuestras sociedades, eso es lo central. Ahí tenemos un desafío enorme para el Trabajo Social en el sentido de una buena formación y echando mano a matrices teóricas –o epistemológicas que llaman algunos- que den cuenta de las causas profundas, porque si nos quedamos solo para en el nivel de la superficialidad o epidérmica del fenómeno, difícilmente vamos a poder entender qué es lo que está causando esto. Y luego construir aproximaciones de enfrentamiento de estas o posibilidades para la acción en diversos niveles en los que Trabajo Social se vincula, por lo tanto, creo que una perspectiva que ponga al centro un análisis profundamente crítico de las relaciones sociales que imperan, es decir, de las relaciones sociales capitalistas, va a poder entregar claves para entender primero el fenómeno, cuáles son sus causas y, por otro lado, cuáles son algunas vías de salida.

La profesión, por lo tanto, requiere una interpretación robusta y, al mismo tiempo, a partir de esa interpretación robusta, poder pensar algunas formas de intervenir en lo que nosotros –a partir de contribuciones de Marilda Iamamoto o José Paulo Netto- llamaríamos “expresiones de la cuestión social”. En esta formulación, creo que esa es la primera fase que nosotros deberíamos tener claro.

Por otro lado, y en este marco me parece que, producto de estas transformaciones, nuestra profesión y disciplina, tiene que pensar mucho más articuladamente la formación y la intervención (o los espacios donde se articula el ejercicio profesional y la generación de conocimiento), creo que esa articulación –en algunos países más que en otros– es más fuerte, en otros más débil, hay una separación entre el mundo de la academia y el mundo del ejercicio profesional, y ahí tenemos un desafío enorme en América Latina para poder articular mucho más entre la generación de conocimiento que se da a nivel de la Academia y el ejercicio profesional, que tiene una serie de determinantes y mediaciones que no es simple de identificar a simple vista.

Si seguimos la línea del impacto de estas crisis globales, ya para ir cerrando esta pregunta, yo diría que es importante que como profesión también tengamos en el horizonte, además de identificar obviamente las causas, mediaciones y determinaciones, como lo he señalado, también identificar cómo impacta profundamente en los sectores subalternos, la clase que vive de la venta de su fuerza de trabajo, teniendo en cuenta que estos sectores subalternos son múltiples, diversos y que la clase trabajadora no es homogénea, porque aquí encontramos desde los y las trabajadoras formales, informales, precarizados, uberizados, incluso -siguiendo a Marx- a los sectores de la superpoblación relativa. Entonces, sabemos que el Trabajo Social tiene dentro de sus principios la defensa de los derechos humanos y el principio de justicia social, por ello, ayudan a orientar la intervención o, dicho de otro modo, el poner énfasis en cómo estas transformaciones, producto de la crisis profundas de la estructura del capital, se expresan como crisis socioambiental, también la de la pandemia, económicas, de migraciones e identificar muy bien cómo está impactando en los sectores subalternos, cómo se reconfigura el capital para poder seguir manteniendo sus niveles de acumulación, y así orientar la generación de conocimiento y la intervención o acción en las distintas capas en las que nos insertemos, teniendo en consideración la realización de estos principios. Si perdemos de vista eso, también perdemos de vista las posibilidades que se nos abren para la intervención profesional.

Andrea: Siguiendo este hilo de reflexiones, desde tu opinión ¿cómo ha impactado la crisis en los sectores subalternos?

Paula: Bueno, como te decía, lo que hoy día está en curso es una crisis estructural del capital, donde los Estados y sus gobiernos de algún modo funcionan para mediar las manifestaciones de la crisis, en el sentido de mantener todas las instancias que sean necesarias para la reproducción y acumulación del capital y, por otro lado, mediar o gestionar todas las secuelas barbáricas de estos procesos; en ese sentido, me parece importante señalar que dentro de esta gran crisis estructural del capital, una de las primeras expresiones que se observa en los países latinoamericanos, especialmente en algunos, es el tema del desempleo, el trabajo informal y todas las variantes que tienen que ver con la “uberización” del trabajo, siguiendo algunas definiciones e investigaciones de Ricardo Antunes.

Hoy en el campo del trabajo vemos cada vez más una superexplotación del trabajo, es decir, una rebaja de salarios y, por otro lado, del nivel adquisitivo que tienen los trabajadores para poder reproducir la vida y la de su familia. Vemos también un fenómeno creciente en algunas de nuestras sociedades que tiene que ver con la incorporación de la inteligencia artificial o lo que algunos analistas vienen hablando de la industria 4.0 que impacta de diversos modos, ya sea expulsando fuerza de trabajo, precarizando o intensificando el trabajo.

En ese contexto también vemos que hay una transformación del capitalismo hacia una mayor “desantropomorfización” del trabajo, en definitiva, dejando en un lugar mucho más pequeño y acotado el trabajo vivo, imponiéndose -siguiendo las orientaciones de Marx- de algún modo el trabajo muerto. Entonces, nos encontramos en un escenario donde esa superpoblación relativa va siendo expulsada del trabajo formal y reproduciéndose al calor de lo que algunos llaman el trabajo informal u otras vías de incorporación y salida permanente del mundo del trabajo.

Esa es una primera gran área de crisis que hoy día vemos con fuerza en nuestros países y  las migraciones al interior de América Latina también tienen que ver con eso, es decir, todos nuestros países, en particular Argentina o Chile, se ve una gran cantidad de ciudadanos y ciudadanas extranjeras de nuestra propia región, que se acercan a países para buscar trabajo, para poder sustentar la reproducción de la vida y lo que encontramos es que se ubican en los lugares más desfavorables y precarizados de la sociedad, es decir, con bajos salarios, con salarios intermitentes, en el sentido que entran y salen del mundo laboral, por otro lado, de una incorporación al mundo laboral muchas veces sin papeles, informal o, en lo que tiene que ver, también y paradojalmente, con el desarrollo científico tecnológico y la “plataformización” del trabajo.

Vemos ahí un gran campo de estudio y sobre todo de atención que debería tener la profesión, porque seguramente esos sectores llegan a incorporarse al Estado a través de la vía del aparato judicial-punitivo o de las políticas sociales, especialmente las políticas de extrema pobreza; por ejemplo, en Chile existen las políticas asistenciales para ese sector específico o políticas para migrantes, ahí es donde también nuestros profesionales de Trabajo Social se insertan en el ejercicio, tratando de defender derechos para esos ciudadanos.

Otra crisis que vemos con fuerza, producto de la necesidad del capital para poder acumular y recomponer su tasa de ganancia, es su incorporación en la extracción de los bienes naturales o comunes, cuyo despojo impacta en las comunidades. Todos sabemos que el despliegue en el ámbito de la informática y la inteligencia artificial requiere de bienes naturales, en ese sentido, América Latina es el lugar predilecto para los capitales, con el fin de obtener esa materia prima para producir mayor tecnología y avanzar con la carrera del desarrollo científico tecnológico, que es una carrera casi infinita.

Entonces, nuestros países se ubican en el eje de contar con bienes naturales o comunes que sirven a la reproducción del capital, por lo tanto, en los territorios en que ya se han instalado estos capitales, las comunidades, sobre todo indígenas, vienen siendo impactadas con secuelas en distintos planos, desde la expulsión de esos territorios hasta su incorporación en las actividades extractivas mediadas por algunas necesidades de estas mismas comunidades, y obviamente muy vinculadas a los intereses, por ejemplo en el caso chileno, de mineras o capitalistas que llegan a los territorios, que incorporan las necesidades de las comunidades por un corto plazo, sin defensa de la cosmovisión de esos pueblos. Ahí hay un campo en que se expresa la cuestión social que debería ser atendida por parte de los profesionales del Trabajo Social.

Creo que estos ámbitos que hoy en día están cruzando las tendencias de la reproducción del capital, deben ser analizados en profundidad por parte de la profesión. En estos parámetros es necesario hacer una interpretación y análisis del fenómeno, identificando las causas profundas y luego ver de qué modo las políticas sociales, las políticas públicas, reproducen esas condiciones a partir de estos Estados y gobiernos neoliberales, además de analizar críticamente cómo, al mismo tiempo, resuelven algunas necesidades básicas para la sobrevivencia y la reproducción de estos sujetos. Tener eso en consideración me parece que nos obliga a pensar la formación de Trabajo Social, la vinculación en el Estado, en las políticas públicas, haciendo una crítica profunda a la lógica que está atrás de las políticas públicas, las políticas sociales, bajo el neoliberalismo.

Hoy día, tenemos en América Latina una situación donde vemos en Argentina, con las políticas de Milei, cómo se ha extremado la lógica neoliberal hacia un ultraneoliberalismo, arrasando todas las conquistas que se acumularon durante todo el siglo XX y siglo XXI por parte de los sectores subalternos, vemos cómo el Estado, en manos de un personaje como Milei, va arrasando esas conquistas y, por otro lado, tenemos el caso de Ecuador, Perú, con signos claros de retrocesos. En el caso chileno lo que podemos observar, como te decía hace un momento, es que tenemos un programa, que se propuso un horizonte de mayores conquistas de derechos para los sectores subalternos, sin embargo, ya a mitad de camino del gobierno, vemos que las señales son muy contradictorias, se incentivan las mismas iniciativas que no rompen con la lógica neoliberal y eso es sumamente preocupante, especialmente para aquellos sectores que hoy día están siendo afectados por la lógica extractivista del capital en la contemporaneidad.

Andrea: En el actual régimen neoliberal que vive toda América Latina, ¿qué papel están jugando las políticas sociales y las políticas públicas en la gestión de las crisis? ¿Cómo los gobiernos administran esta barbarie?

Paula: Si tú piensas en el caso diferenciado de América Latina, las políticas sociales, las políticas públicas, bajo los gobiernos neoliberales, claramente vemos que esas políticas sociales juegan ese rol de poder administrar las secuelas de la cuestión social, es decir, mantener a esa población con ciertos niveles que permitan, en el mejor de los casos, la incorporación muy mínima, muy básica a cuestiones de consumo, pero sin abrir iniciativas para que estos sectores subalternos puedan salir de su situación de subalternidad, de desempleo. Por ejemplo, en el caso chileno, hay toda una línea de trabajo de microemprendimiento, microempresarios en una dimensión más ideológica con planes y programas que son bastante mínimos en términos de la habilitación de estos sectores para salir de la situación de pobreza o desempleo en el que están. El gobierno administra, en el sentido de que entrega pequeños incentivos, pero en ningún caso permite, a partir de esas políticas, dar un salto cualitativo a la población que es sujeto de intervención de esos planes y programas.

Por otro lado, cuando hablamos de administración también pensamos aquellas políticas en educación. En el caso de chileno, no sé si ustedes saben, pero la educación pública es una educación que es privada, finalmente tú tienes que pagar tu formación, si es que no obtienes algunas de las becas restringidas. Ahora, esas becas no son masivas, para todos los sectores populares, por lo tanto, tampoco el acceso a la educación superior está garantizado para todos y todas. Esto es un gran tema, porque lo que vemos es que, en la medida en que se mantienen las políticas neoliberales, el sistema de financiamiento, en el caso de educación o en el caso de salud, las políticas públicas y sociales no son la vía, el trampolín, para salir de la situación en la que se encuentra la mayor cantidad de población de nuestros países.

Si tú te das cuenta, el salario mínimo no permite reproducir la vida de cuatro personas de una familia, por lo tanto, la apuesta por la movilidad social a partir de la educación, con estas políticas de becas, si bien algunas personas han tenido beneficios y han impactado en algunas familias, pero no es un impacto a nivel global, sobre todo porque el mercado laboral hoy día no es un mercado que ofrezca niveles de salarios que permitan salir de la pobreza.

Por otro lado, vemos también que las políticas sociales tienden a tener bajos presupuestos. En el caso de vivienda, con la especulación inmobiliaria, hoy día tenemos que este Estado neoliberal tiene mucho problema para construir viviendas sociales, viviendas para los sectores populares de escasos recursos. Eso ha significado que los últimos 10 años la situación de población sin casa en Chile haya crecido alarmantemente. Tenemos cada vez más familias sin casa, constituidas tanto por chilenos como por migrantes. El Estado hoy día no está respondiendo a esta necesidad y es una población que está permanentemente siendo reprimida para poder salir de los terrenos en los que se han instalado muy precariamente, ya sean estos privados o fiscales en que el Estado no les ha dado un uso para construcciones de viviendas sociales. Hoy día, estas personas sin casa están recibiendo una “no solución” a través de la vía judicial para expulsarlas o represión por parte del sistema policial, es decir, la mano de la coerción es la que está interviniendo finalmente en estas expresiones de la cuestión social.

Andrea: Desde el Trabajo Social, ¿cómo consideras que se puede contribuir para enfrentar la desigualdad, la precarización laboral, la violencia o la migración en América Latina?

Paula: Tenemos un capitalismo digital informacional o científico con un desarrollo tecnológico importante, pero también un capitalismo que precariza absolutamente y mercantiliza todas las esferas de la vida. Entonces creo que necesitamos tener claves, categorías para poder hacer estos análisis y pensar desde ahí el lugar, la función social que tiene el Trabajo Social.  En esto, siguiendo a Marilda Iamamoto, sabemos que el Trabajo Social, por un lado, responde a los intereses del capital, a la reproducción del capital y, por otro lado, responde a las necesidades de los sectores subalternos, entonces requerimos trabajar en distintos niveles o capas de la sociedad, ya sea en el Estado y también con la ciudadanía y las organizaciones a favor de la realización de derechos.

Creo que un eje fundamental es fortalecer el trabajo y la articulación con los movimientos sociales, los sujetos colectivos, las agrupaciones o las organizaciones para realizar, profundizar y ampliar derechos en el marco contradictorio de actuación que tenemos como profesionales. Las dinámicas contradictorias, barbáricas en la que nos vemos envueltos, también nos permiten pensar en cómo enfrentarlas, ese es un primer desafío que tenemos como disciplina de las ciencias sociales.

Por otro lado, entender los problemas no desde un modo fragmentado, superficial y deshistorizado; lo que necesitamos, es un trabajo social atento, profundamente crítico, que deje de analizar el nivel epidérmico superficial de los problemas para poder entrar en las causas profundas y develar las posibilidades de enfrentamiento.

Si tú haces un análisis de cómo están las tendencias teóricas y epistemológicas en nuestra América Latina respecto del Trabajo Social, vemos que hay tendencias que se quedan en la epidermis, se quedan en la superficie del problema, haciendo pequeñas fotos de los relatos y subjetividades, quedándose a un nivel insustancial, donde poco se profundiza acerca de la estructura, de las dinámicas e historicidad que reproducen los problemas que tenemos como sociedad contemporánea. Creo que ese trabajo social no responde finalmente a poder salir de la situación barbárica en la que nos encontramos, por lo tanto, estamos desafiados a pensar un Trabajo Social profundamente crítico que pueda ir a las causas y pensar desde ahí las mediaciones y estrategias para enfrentar estos problemas, que cada vez más son problemas que se están reproduciendo a escala global con particularidades en cada país, pero que requieren la articulación y la mediación en todos los niveles, haciendo lecturas de las relaciones que existen entre el Estado, la clase dominante, la reproducción del capital en una geopolítica mundial y la lucha de clases.

Creo que un Trabajo Social ya no puede seguir mirando la situación tan particular, sin observar las dinámicas globales que están impactando a nivel micro, creo que por ahí hay una veta que debemos seguir profundizando como profesión, como categoría profesional y sobre todo desde la formación universitaria de posgrado en nuestros países.

Andrea: Nos hablabas de la existencia de una brecha entre la academia y el ejercicio profesional, ¿qué cambios consideras esenciales en la formación profesional para ir cerrando esas brechas y posibilitar un mejor ejercicio?

Paula: Respecto de la distancia o la brecha entre la formación y el ejercicio profesional o los espacios laborales, nosotros en la Universidad de Chile hemos comprendido que esa relación, al menos en la Academia se puede abordar con una mirada pedagógica distinta. ¿Qué significa eso? Hasta hace unos años en Chile, y también lo vemos en América Latina, se hablaba de la intervención de caso-grupo-comunidad, en otro registro también se habla de intervención micro-meso-macro. Ahora ya no lo hacemos. Lo que nosotros hemos reflexionado en la Universidad de Chile, en el Departamento de Trabajo Social, es que requerimos una instancia pedagógica que pueda articular la investigación, la docencia, la extensión y el ejercicio profesional o la vinculación con los sectores, territorios u otros actores sociales e institucionales. Esa vía de articulación para nosotros tiene que ver con las apuestas que hemos llamado de “núcleos de investigación y desarrollo”.

Estos núcleos de investigación y desarrollo son instancias pedagógicas donde abordamos con las/los estudiantes, la investigación y la intervención en territorios o sectores significativos para las políticas públicas o para algunos actores sociales relevantes. Eso significa que el problema se aborda a través del núcleo como instancia pedagógica y es definida en conjunto por los actores involucrados, entiéndase la Academia, las instancias institucionales, estatales, por ejemplo, un municipio, alguna organización sin fines de lucro o incluso ciertos movimientos sociales o sindicatos.

En mi caso, yo trabajo con un sindicato de trabajadores y con movimientos sociales. Ahí se construye colectivamente el problema y se trata de abordar soluciones de distinto tipo, ya sea a través de investigaciones o intervenciones situadas. Lo importante es que las intervenciones son definidas en conjunto con todos los actores, no es que la Academia esté por un lado y el ejercicio profesional por el otro, se trata de articular estos dos campos. Es una instancia muy nueva en términos pedagógicos y en términos también del impacto que tiene la universidad pública en la formación de Trabajo Social a nivel nacional, pero nos parece que es una muy interesante y promisoria vía para poder articular y aminorar estas brechas que vemos permanentemente desatada en el espacio de la formación en general en nuestro país. Ahora, no son la única vía para solucionar estas distancias, pero al menos para nosotros nos da algunos indicios de que podemos avanzar en esta articulación entre distintos actores para enfrentar un problema en común.

Ponía este ejemplo del núcleo de investigación y desarrollo, porque consideramos que dentro de las preocupaciones centrales que tenemos como profesión y como formación es poner en el centro la cuestión de la generación de conocimiento.

La generación de conocimiento todos sabemos que tiene distintas vías, pero una de ellas es la investigación. Yo soy una convencida que la investigación te habilita para poder, primero, comprender en profundidad un problema y, al mismo tiempo, visualizar posibilidades de enfrentamiento de ese problema. Sin la investigación que se articule a la intervención es muy difícil que Trabajo Social pueda avanzar en entregar soluciones o posibilidades de enfrentar los problemas de un modo distinto.

Por lo tanto, creo que esa es también una vía, un pilar central, para poder enfrentar esta brecha entre formación y ejercicio profesional o incorporación al mercado laboral de los y las profesionales del Trabajo Social.

Andrea: Frente a un sistema que lo mercantiliza todo, también las mallas curriculares para “vendernos mejor” como fuerza de trabajo, ¿De qué forma combatimos la mercantilización de nuestra profesión?

Paula: Sin duda, América Latina sufre un permanente acecho por mercantilizar todas las esferas de la vida y una de esas es la educación universitaria y la formación de trabajadoras y trabajadores sociales.

En Chile, Trabajo Social después del golpe civil militar entró dentro de la dinámica de transformación societaria que hubo bajo el neoliberalismo que mercantilizó todo. Todos los derechos sociales los puso en un registro de servicios que se venden al consumidor; en ese sentido la formación universitaria de nuestra profesión tiene el mismo carácter. Nosotros, en Chile, no hemos podido romper esa lógica. De hecho, vivimos las derrotas del proceso constituyente en estos últimos años, porque no pudimos cambiar la Constitución heredada de Pinochet. Eso nos deja un marco institucional muy difícil si queremos cambiar la lógica de mercantilización que hoy día impera en la educación, solo por mencionar un ámbito, ya que la mercantilización está en todas las esferas.

Tenemos un sistema universitario que está constituido fuertemente por universidades privadas y en menor cantidad las universidades son parte del sistema estatal o público. Solo que esto “público” en Chile no es tal, porque igualmente los y las estudiantes deben pagar por formarse. El trabajador y la trabajadora social debe pagar para estudiar en una universidad pública; esto puede sonar muy extraño para alguien que viene de experiencias históricas de universidades públicas en un sentido estricto de la palabra.

Pero ¿cómo enfrentar esto de la mercantilización?, desde mi perspectiva primero tiene que ver con comprender el problema, comprender cuáles son las determinantes que están en ese problema, y, por otro lado, fortalecer la discusión crítica en la categoría profesional, en el gremio o en el Colegio. Nosotros tenemos un Colegio de Trabajadoras y Trabajadores Sociales, pero también al interior de las propias universidades públicas, al menos por ahí comenzar a hacer esa discusión intentando no solo observar y reconocer cuáles son las causas profundas, sino también esas determinaciones como impactan en la formación, en el currículum y también obviamente en la inserción en el campo profesional.

Por lo tanto, la discusión rigurosa, formada, tanto desde elementos teóricos como políticos, éticos y metodológicos. Por otro lado, establecer un trabajo de discusión y disputa en las instancias estatales que puedan regular los procesos que imperan hoy en día de mercantilización para poder avanzar hacia la desmercantilización.

Ese proceso, sin duda, no se puede hacer solo como Trabajadoras y Trabajadores Sociales organizados, sin vinculación con los propios movimientos y organizaciones sociales, que puedan empujar una discusión más allá de las fronteras que tiene el propio Trabajo Social y sus instancias organizadas. Creo que solo con eso se puede enfrentar o generar procesos de desmercantilización. En definitiva, se trata de politizar y repolitizar el ejercicio profesional, la formación, las instancias, las mediaciones que hoy día tenemos. Y las instancias y articulaciones a nivel internacional de la categoría profesional, de los Colegios, de las Escuelas (carreras de Trabajo Social), es central para tener una organicidad más de región, que pueda empujar procesos en todos nuestros espacios nacionales y también en los espacios más micro. Hasta aquí por ahora, muchas gracias.