Yépez Mosquera, Belén
Revista Ciencias Sociales p-ISSN 0252-8681 | e-ISSN 2960-8163 | año 2024 | núm. 46|
Editorial
DOI: https://doi.org/10.29166/csociales.v1i46.7889
La Revista Ciencias Sociales de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad Central del Ecuador, es una de las publicaciones más antiguas del país. Desde su fundación, en 1976 ha tenido que atravesar una serie de dificultades para mantenerse en el tiempo. Este número, que se empezó a gestar casi un año atrás no contempló la posibilidad de que, a los contratiempos habituales que puede tener una producción editorial, se sumara el de la gran crisis energética que ha vivido el país desde hace ya varios años y de forma recurrente, con el agravante de que en estos últimos meses los impactos han sido mayores.
Lo que se ha intentado posicionar en la opinión pública ha sido la idea de que esta crisis se debe a un fenómeno natural inevitable. La larga sequía que afecta a la región ha provocado la baja de los caudales de los principales ríos y a su vez, ha impedido el funcionamiento adecuado de las hidroeléctricas. Sin embargo, esta crisis ha sido profundizada, pero no causada por un fenómeno natural, es el resultado de decisiones políticas erróneas, marcadas por una visión neoliberal que ha priorizado la privatización y el ajuste fiscal por encima de la inversión y la planificación a largo plazo en el sector eléctrico, que como todo, ha tenido algunos períodos excepcionales en los que se generó inversión pública, aunque con algunos cuestionamientos, que en este momento no corresponde analizar.
Esta crisis no solo ha sumido al país en la oscuridad, con apagones diarios que paralizan la actividad económica y afectan la vida cotidiana, sino que también ha exacerbado problemas sociales como la inseguridad y el desempleo, dejando en evidencia las graves consecuencias de ese modelo económico y político, que como se dijo, no es nuevo.
La falta de una visión estratégica a largo plazo ha sido una constante en el manejo del sector eléctrico. El actual presidente, Daniel Noboa, cuando era candidato, demostró un desconocimiento total sobre la problemática energética, resaltando la improvisación que ha caracterizado a su gobierno en este tema. A pesar de que se conocía el riesgo de estiajes y la necesidad de un parque térmico que complemente la generación hidroeléctrica, no se tomaron las medidas necesarias para garantizar el suministro de energía. Se ignoraron advertencias técnicas y no se invirtió en el mantenimiento de plantas, ni en la compra oportuna de combustible para las plantas térmicas y de gas como es el caso de termogas Machala.
El ahorro a ultranza de recursos económicos para el pago de la deuda externa ha afectado la inversión en el sector eléctrico, dejando en evidencia la priorización de los compromisos financieros por encima de las necesidades básicas de la población. La falta de inversión en el sector ha llevado a un deterioro de la infraestructura y a la incapacidad de satisfacer la creciente demanda de energía. Los apagones no solo han afectado la vida diaria de los ciudadanos, sino que también han generado pérdidas económicas millonarias. Se estima que cada hora de apagón le cuesta al país alrededor de 12 millones de dólares. Los sectores productivos, especialmente la industria y el comercio, son los más afectados, lo que se traduce en una disminución de la actividad económica, pérdida de empleos y aumento de los precios.
Además, la crisis energética ha aumentado la inseguridad, ya que la falta de iluminación y el mal funcionamiento de los sistemas de alarma y cercas eléctricas durante los apagones aumentan la vulnerabilidad de la población. El descontento social generado por la crisis se ha manifestado en movilizaciones y protestas, lo que evidencia el malestar de la ciudadanía ante la incapacidad de los gobiernos para resolver los problemas del país.
A pesar de la evidencia de que las políticas neoliberales han fallado en el sector eléctrico, el gobierno de turno continúa con la misma lógica. Se ha priorizado la privatización y la búsqueda de acuerdos con organismos multilaterales como el FMI, en lugar de fortalecer las empresas públicas y planificar a largo plazo. Se han ofrecido subsidios a grandes empresas mineras, sin considerar su aporte al desarrollo nacional, y se ha descuidado la gestión de la demanda de energía, perpetuando un modelo insostenible.
Para superar esta crisis, es necesario un cambio de rumbo que priorice la inversión en infraestructura, el fortalecimiento de las empresas públicas, una planificación a largo plazo, y una gestión responsable de la demanda de energía, dejando de lado las recetas neoliberales que han demostrado ser ineficaces y perjudiciales para el país. Es hora de que el Estado retome su rol como garante del derecho a la energía y promueva un desarrollo económico y social justo y sostenible para todos los ecuatorianos.
Desde la Revista Ciencias Sociales esperamos que para el 2025 las cosas sean mejores para el país, que se logren implementar medidas correctivas que garanticen una seguridad y soberanía energética, que los índices de inseguridad se reduzcan y que el empleo aumente. Es urgente analizar cómo la crisis afecta a diferentes grupos sociales y plantear alternativas que sean más justas, equitativas y sostenibles a largo plazo. Nuestra revista siempre ha tenido y tendrá la apertura para poner en debate, desde diversas perspectivas, para analizar la problemática nacional, regional y mundial.
En este número de la Revista se aborda, como tema central, las discusiones y aportes del Trabajo Social analizados en el marco del VII Congreso Internacional de Trabajo Social, celebrado en la Universidad Central del Ecuador, en el mes de junio del 2024, esperamos que sea un aporte fundamental para este campo disciplinar y que fomente nuevas perspectivas y enfoques.
Belén Yépez Mosquera
Universidad Central del Ecuador (Ecuador)
https://orcid.org/0000-0003-2877-2443
mbyepez@uce.edu.ec