Yépez
pISSN02528681 | eISSN 29608163 | año 2023 | núm. 45 | pp. 008
La revista Ciencias Sociales es una publicación que se realiza desde 1976. Durante todos estos años de existencia ha abordado una gran diversidad de temáticas que dan cuenta de la producción académica y de la vida social del país. En esta ocasión presentamos un tema polémico, pero de mucha actualidad para el país y la región.
El tema de las drogas, al menos en los últimos meses, ha estado presente en todos los noticieros, publicaciones y redes sociales, especialmente desde el lado punitivo y lo relacionado con el crimen organizado. Este número de la revista intenta mostrar una perspectiva distinta y multidisciplinaria, nos hemos alejado del control policial y de la criminalización del consumo de sustancias.
Desde el año 2013 estaba vigente en el Ecuador una «tabla de drogas». Este instrumento jurídico regulaba la tenencia de sustancias sujetas a fiscalización; en este documento se establecían las cantidades máximas que podrá portar una persona para su uso personal, esto permitía, entre otras cosas, reconocer que el consumo de drogas puede ser de uso recreativo, y por otro, para personas con consumos problemáticos, debe ser tratado como un tema de salud. Desde la entrada en vigencia de la tabla la polémica ha estado presente, para muchos esto abría las puertas a un consumo desmedido y desregulado, para otros, permitía abordar el tema con mayor objetividad y sin tanta estigmatización.
Durante los diez años de vigencia, se ha dicho que la tabla es la causante del incremento del narcotráfico y el crimen organizado que está presente en el Ecuador, es por eso que en el mes de noviembre del 2023, el presidente de la República, Daniel Noboa, emitió un decreto ejecutivo en el cual dispuso la eliminación de la tabla, esto, desde nuestra perspectiva, lejos de solucionar el problema criminalizará a muchos consumidores, aumentando la población carcelaria, ya de por sr compleja, y limitará la atención de salud que se les pueda brindar a los consumidores problemáticos.
Si bien, en la discusión pública, el tema de las drogas está siendo analizado desde la perspectiva de la regulación del consumo, hay que recordar que existen diversos tipos de sustancias y que sus usos también son variados. Muchas culturas los usan como parte de su ritualidad, otros están permitidos y son comercializados casi libremente, otras sustancias son tan frecuentes que no las consideramos como parte del mundo de las drogas.
Lo que ha intentado este número de la revista Ciencias Sociales es mostrar una perspectiva amplia y variada de la temática, poniendo énfasis en la diversidad de perspectivas desde las cuales pueden ser abordadas y alejarnos un poco de lo punitivo. Esperamos con esto contribuir al debate y al análisis de un tema complejo y muy vigente en el país y la región.
Belén Yépez Mosquera Universidad Central del Ecuador (Ecuador)
https://orcid.org/0000000328772443
mbyepez@uce.edu.ec
Rodríguez, Hinojosa, Marín, Torres
pISSN02528681 | eISSN29608163 | año 2023 | núm. 45 | pp. 11-15
Presentación del dossier «Drogas en Iberoamérica: regulación, demandas y consumos»
s. o. s. Eradication of rights, stories, and narratives around drugs. Presentation of the dossier «Drugs in Iberoamerica: regulation,
demands and consumption»
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Ecuador)
https://orcid.org/0000000249198383
Universidad de Málaga (España)
https://orcid.org/0000000332882135
Universidad de Málaga (España)
https://orcid.org/0000000268580983
Universidad Politécnica Salesiana (Ecuador)
https://orcid.org/0000000277273985
DOI: https://doi.org/10.29166/csociales.v1i45.4516
Resumen
La regulación de las sustancias psicoactivas sigue siendo un tema de debate: algunos países despenalizan la posesión y el consumo de drogas, mientras que otros mantienen la pena de muerte por delitos relacionados con las drogas. La venta de sustancias ilegales implica muchas veces conflictos laborales y falta de alternativas de inversión en la economía legal. En América Latina, las políticas de drogas suelen ser ineficaces y problemáticas, e incluso disímiles en cada uno de los países, por ejemplo, en el caso de Bolivia se aboga por un consumo responsable y funcional, mientras que en Ecuador el prohibicionismo es incongruente con la realidad de quienes consumen y venden cannabis. Este dossier ofrece diversas perspectivas sobre la regulación, demanda y consumo de sustancias psicoactivas en Iberoamérica.
Palabras clave: Drogas en Iberoamérica, regulación, demandas, consumos, dossier.
Los contenidos pueden usarse libremente, sin fines comerciales y siempre y cuando se cite la fuente. Si se hacen cabios de cualquier tipo, debe guardarse el espíritu de libre acceso al contenido.
s. o. s. Erradicación de derechos, historias y narrativas alrededor de las drogas. Presentación del dossier «Drogas en Iberoamérica: regulación, demandas y consumos»
pISSN02528681 | año 2023 | núm. 45 | pp. 11-15
Abstract
The regulation of psychoactive substances continues to be a topic of debate: some countries decriminalize drug possession and use, while others maintain the death penalty for drug related offenses. The sale of illegal substances often involves labor conflicts and a lack of investment alternatives in the legal economy. In Latin America, drug policies are often ineffective and problematic, and even dissimilar in each of the countries, for example, in the case of Bolivia, responsible and functional consumption is advocated, while in Ecuador prohibitionist is incongruent with the reality of those who consume and sell cannabis. This dossier offers different perspectives on the regulation, demand, and consumption of psychoactive substances in IberoAmerica.
Keywords: Drugs in Iberoamerica, regulation, demand, consumption, dossier
Amenazada la libertad en nombre de su seguridad,
ellos tienen tanto que cuidar
sus bancos, sus tierras, sus fábricas,
su continuidad en el poder comprando y vendiendo la ley
para mantener la situación
¡criminalización!
Los Suziox, banda colombiana de punk
A inicios del siglo XXI y a escala global, surgen debates sobre prácticas y modos de regulación para sustancias psicoactivas (aún ilegales). Se analiza una posibilidad regulatoria para que las personas decidan de qué manera consumirlas (Emerson, 2019). Esto incluye el debate sobre «la producción regulada y el acceso a los psicodélicos, las drogas de tipo estimulante y los opioides» (Belackova et al., 2023). A la par, se registran hitos como la despenalización de la posesión de otras sustancias psicoactivas en algunos países. Portugal fue el primer país que despenalizó el consumo y la posesión personal de cualquier droga psicoactiva, «con un sólido diseño de evaluación que demuestra resultados positivos de esta política» (Hughes y Stevens, 2012).
No obstante, resulta central manifestar que la pena de muerte es una injusticia que opera como un dispositivo de control que persuade a las personas para que erradiquen sus prácticas de consumo y acepten la violencia estatal. En diciembre de 2022, Harm Reduction International (HRI) contabilizó al menos 285 ejecuciones por delitos de drogas a nivel mundial. Se registra un aumento del 118% con respecto a 2021 y del 850% con respecto a 2020. Estas ejecuciones por delitos de drogas ocurren en seis países: Irán, Arabia Saudí, Singapur, China, Corea del Norte y Vietnam. También incrementan las condenas a muerte por delitos de drogas, con 303 personas condenadas a muerte en 18 países (28% más que en 2021). Pese a estos contextos punitivos, en agosto de 2022, el presidente de Sri Lanka, Ranil Wickremesinghe, informó al fiscal general que no firmará más órdenes de ejecución. Cerca del 50% de su población carcelaria fue sentenciada por delitos de drogas —la posesión, importación y comercialización de más de 5 gramos de metanfetamina se castiga con pena de muerte—. Sin embargo, esta decisión gubernamental puede cambiar en cualquier momento, ya que carece de una reforma del marco normativo.
Una reforma histórica de la política de drogas sucede en Tailandia. País que legalizó la posesión y el cultivo de cannabis a mediados
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de 2022, convirtiéndose en el primer país asiático que despenaliza el consumo de esta planta. «Mediante el caso tailandés se cuestiona los enfoques extremadamente punitivos en materia de drogas, incluido el mantenimiento de la pena de muerte, tanto dentro como fuera de sus fronteras» (Girelli et al. 2023, p. 48). Ante lo descrito, vale resaltar que la venta de crack es similar a otros negocios de alto riesgo. Como lo detalla el libro En busca del respeto. Vendiendo crack en Harlem, la comercialización de grandes cantidades de mercancías a precios bajos es una tarea monótona y tediosa que requiere de disciplina para conseguir réditos económicos. Por ello, la comercialización de sustancias psicoactivas conlleva conflictos de índole laboral, «así como de tensiones y rivalidades entre los empleados en todos los niveles de la jerarquía» (Bourgois, 2010, p. 103). En tal razón, los comerciantes de cualquier sustancia ilegal carecen de alternativas para invertir en la economía legal y tienden a derrockar sus ganancias.
Para enfocarnos en el contexto iberoamericano, es relevante señalar que los Estados regulan comportamientos individuales y colectivos por medio de diferentes tipos de sanciones. Los Estados intentan modificar la conducta de las personas hacia las sustancias ilegales. En nombre de la protección de la salud pública, los Estados disuaden a la ciudadanía del uso de sustancias psicoactivas. Por consiguiente, se restringe las actividades directamente vinculadas con el consumo de sustancias. «A través de reglas escritas, debemos observar dos aspectos relacionados a la demanda: consumo y posesión para uso personal» (Labiano, 2020, p. 100).
En México, la cadena de cultivo de cannabis y amapola, requiere una amplia presencia territorial en largas zonas rurales por parte de la organización criminal. Por su parte, la comercialización de fentanilo reúne en un solo laboratorio todo lo necesario para su producción. La agenda de investigación sobre el impacto del fentanilo en la configuración del narcotráfico en México (y en América Latina) está todavía en una etapa inicial. En un «contexto de mínima investigación periodística a nivel local y de hermetismo gubernamental en la recolección de datos se hace complicado realizar inferencias más detalladas» (Pérez e Ibarrola, 2023, p. 30).
Dicho esto, el impacto de la guerra contra las drogas en América Latina se documenta y analiza desde las décadas de 1970 y 1980. Los cuestionamientos sobre el Régimen Internacional del Control de Drogas subrayan los costos políticos y económicos de la preferencia global por la represión y la militarización frente a las prácticas de consumo y a los mercados económicos de sustancias psicoactivas. La selectividad de la represión se enfoca en las personas más pobres, más jóvenes y más vulnerables.
En varios estudios se invita a desarrollar posibles líneas de investigación que relacionen la regulación de drogas con diversas problemáticas como «la profanación y criminalización de plantas sagradas y sus rituales, el desplazamiento de las comunidades indígenas por organizaciones ilegales de narcotraficantes y el turismo psicodélico incontrolado en tierras indígenas» (Caiuby y Rodrigues, 2023, p. 8).
Con respecto a Brasil, pese a que los jueces disponen de un alto potencial despenalizador, optan por lo contrario. Es decir, ejercen un comportamiento altamente punitivo e inquisitorial en los casos de comercialización de drogas. La última evaluación sobre políticas de drogas, en más de treinta países, califica a Brasil en la peor posición. Su enfoque hacia las sustancias ilegales «es ineficaz y problemático, incluso cuando se compara con otras partes del mundo» (Ghiringhelli y Girardi, 2023, p. 84).
Como un caso que destaca, se nombra a la «Campaña por la descriminalización de las personas usuarias de drogas en Bolivia»
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(2019). Mediante este proyecto se muestra que las motivaciones para consumir sustancias psicoactivas responden a un origen social antes que a uno patológico. Entre ellas resaltan la curiosidad, los deseos de experimentación, el placer, las prácticas espirituales, el gusto por los efectos psicoactivos, la búsqueda de cambio de rutina y el ejercicio de la libertad de decisión sobre el cuerpo.
En Bolivia, se defiende la noción de consumo responsable y funcional. Para ello, se respaldan en el trabajo del proyecto Energy control, dependiente de la Asociación Bienestar y Desarrollo (España). Desde este proyecto se sostiene que un grupo de consumidores de sustancias psicoactivas tienen hábitos saludables y de protección que son invisibilizados ante la opinión pública. Otro grupo de consumidores continúa con sus prácticas pese a que están inmersos «en entornos hostiles que los criminalizan y donde se extienden pánicos morales, en lugar de protegerlos y promover abordajes orientados a la responsabilidad» (Achá, 2021, p. 16).
Antes de concluir con este recorrido regulatorio, se declara que en Ecuador la argumentación del prohibicionismo, como un paradigma eficaz que erradica el consumo y comercialización de cannabis, es incongruente con las múltiples realidades y cotidianidades de quienes se relacionan con la planta. «Se continúa registrando y observando un imparable aumento de cultivadores, productores y distribuidores. La comercialización de sustancias ilegales, entre ellas el cannabis, continúa siendo lucrativa debido a su condición de ilegalidad» (Rodríguez Mera, 2023, p. 19).
El dossier que presentamos compila problemáticas persistentes
y continuas alrededor de las regulaciones, demandas y consumos de sustancias
psicoactivas en Iberoamérica. En primer lugar, se expone cómo la juventud contestataria
mexicana se rebeló a la concepción mercantil y tecnocrática de la cultura, en
la década de 1960, y a través del consumo de sustancias psicoactiva y de literatura.
A continuación, se detalla las formas cómo una mujer trans que ejerce el
trabajo sexual, con VIH y que consume sustancias ilegales, se torna en una triple
vulnerabilidad frente a situaciones de estigma y discriminación en Perú. En tercer
lugar y por medio de un análisis sobre cómo se proyecta el consumo de alcohol
en el cine de ficción ecuatoriano, se interpreta la creación de un imaginario
que refleja su concepción social y cultural.
Los lectores de este dossier también encontrarán aportes investigativos para la actualización del debate científico sobre la problemática del cultivo y consumo de sustancias psicoactivas en el contexto de las comunidades indígenas del Ecuador. A partir del enfoque de las luchas simbólicas, se estudia cómo las sustancias psicoactivas son un capital eficiente para el Estado y para el mercado, concretamente para la industria del turismo psicodélico. A manera de un aporte para la sociología de la música, se analiza cómo las canciones ecuatorianas cuestionan el discurso oficial sobre el cannabis para producir nuevas estéticas, políticas y éticas, en torno a su naturaleza y a su consumo.
Estas contribuciones sociales e históricas se complementan con una investigación que analiza el tratamiento que los diarios españoles dieron al cultivo de cannabis desde 2001 hasta 2007 y con una explicación alrededor de la globalización como referencia para interrogarnos por la guerra contra las drogas, como un cúmulo de relaciones de poder y de emergentes alternativas que se imponen para enfrentarlas.
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Achá, G. (2021). La persecución penal de las personas que consumen drogas en Bolivia. Análisis de la inconstitucionalidad del artículo 49 de la Ley 1008. Acción Andina Bolivia.
Belackova, V., Rychert, M., Wilkins, C. y Decorte, T. (2023). Drug social clubs the next social club generation? En Pardal, M. (Ed.). The cannabis social club (pp. 209236). Routledge. Bourgois, P. (2010). «La administración de una casa de crack: dependencia, disciplina y dignidad». En Busca del respeto. Vendiendo crack en Harlem, 103136. Siglo XXI.
Caiuby Labate, B. y Rodrigues, T. (2023). The impacts of the drug war on indigenous peoples in Latin America: an overview. Journal of Psychedelic Studies, 7(1), 4857. DOI:10.1556/2054.2023.00239
Emerson, B. (2019). Regulation of illegal drugs no longer what? but know? Journal of Illicit Economies and Development, 1(3), 251254. doi:10.31389/jied.19.
Ghiringhelli de Azevedo, R. Girardi Hypolito, L. (2023). Política penal de drogas en Brasil. Un estudio contemporáneo sobre la legislación y sus impactos. Revista de Ciencias Sociales, 36(53), 6388. DOI: http://dx.doi.org/10.25l8G/rvs.vS5i5S.S
Girelli, G., Jofré, M. y Larasati 6. (2023). The death penalty for drug offences: global overview
2022. Harm Reduction International.
Hughes, C., L Stevens, 6. (2012). 6 resounding success of a disastrous failure: Reexamining The interpretation of evidence on The Portuguese decriminalization of illicit drugs. Drug and Alcohol Review, 31(1), 101-113. DOI:10.1111/j.1l55SS52.2011.00383.x
Labiano, Virginia. (2020). Estilos estatales de regulación de las drogas ilegales en Sudamérica. Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales –nueva época–, lxv (240), 89118. DOI: http://dx.doi.org/10.22201/fcpys.2448492xe.2020.240.67073
Pérez, C. e Ibarrola, 6. (2023). La transición hacia el fentanilo. Cambios y continuidades del mercado de drogas en México (2015-2022). Revista de Ciencias Sociales, 36(53), 1536. DOI: http://dx.doi.org/10.26489/rvs.v36i53.1
Rodríguez Mera, A. (2023). Dos visiones mediáticas, un objeto de regulación: legitimación para unos, criminalización para otros. Quórum Académico, 20(1), 1448. https://produccioncientificaluz.org/index.pkp/quorum/article/view/l0l01
Galán pISSN02528681 |
eISSN29608163 | año 2023 | núm. 45 | pp. 17-30
An anthropologic oncoming at counterculture in Mexico trough the
psychedelic experience and beatnik literature
Recibido: 20/07/2023 Aprobado: 21/11/2023
Universidad Veracruzana (México)
https://orcid.org/0000000197152593
https://doi.org/10.29166/csociales.v1i45.5075
Resumen
En este artículo se presenta un análisis desde la antropología sobre la experiencia psicodélica, a la que defino a través de la influencia de la literatura beatnik como elemento cultural central, para poder tener un concepto de contracultura que permita la discusión, para analizar su continuidad y para entenderla mejor. A partir de un recuento de las obras de tres escritores que han trabajado el tema de la contracultura (Theodore Roszak, Enrique Marroquín y José Agustín) y de la revisión de conceptos de cultura. Este trabajo parte de la idea de que la juventud contestataria, se rebeló a la concepción mercantil y tecnocrática de la cultura en la década de 1960, una forma de hacerlo fue a través de uso de drogas y de literatura, por lo que la influencia de la poesía y los textos de Jack Herouac y Allen Ginsberg, dieron un fundamento cultural a la contracultura mexicana que Enrique Marroquín definió como xipiteca.
Palabras clave: Contracultura, antropología, literatura beatnik, psicodelia, xipitecas.
Abstract
This article presents an anthropological analysis on the psychedelic experience which I define through the influence of beatnik literature as a central cultural element, to be able to obtain a concept of counterculture that allows for its discussion, to analyze its continuity and to gain a better understanding of it. Stating from a recount of works made by three waiters that had tackled the subject of counterculture (Theodore Roszak, Enrique Marroquin y José Agustin) and from The revision of cultural concepts, This work arises from The idea that The insurgent youth, rebelled against The mercantile conception and The technocracy of The culture through the 1960s, their way of pursuing it being through literature, hence the influence of texts and poetry by Jack Herouac and Allen Ginsberg, provided a cultural basis to Mexican counterculture, defined by Enrique Marroquin as xipiteca.
Keywords: Counterculture, anthropology, beatnik literature, psychedelia, xipitecas.
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Un acercamiento antropológico a la contracultura en México a través de la experiencia psicodélica y la literatura beatnik
pISSN02528681 | año 2023 | núm. 45 | pp. 17-30
El uso de drogas psicodélicas y la escritura de literatura, por parte de jóvenes que se rebelaron al sistema político mexicano durante las décadas de 1960 y 1970 fue parte de la contracultura, así lo narró en 1996 el escritor José Agustín en su obra La contracultura en México:
México es un país abundante en plantas de poder, también llamadas plantas mágicas, sagradas, alucinógenas, enteógenas, siquedélicas o psicodélicas, sicoactivas, sicotrópicas y sicotomiméticas […] México se hallaba en el circuito beatnik, así es que resultó normal que muchos macizos se desplazaran al sur de la frontera (Agustín, 1996, p. 4373).
Este artículo presenta una revisión, una postura crítica y una interpretación histórica, sobre el concepto de contracultura relacionada a la experiencia psicodélica, revisando tres libros clásicos de literatura contracultural: El nacimiento de una contracultura (1970) de Theodore Roszak; La contracultura como protesta (1975) de Enrique Marroquín y La Contracultura en México (1996) de José Agustín, ya que en estas tres obras se destaca el uso de la experiencia psicodélica y su importancia para entender a las generaciones contestatarias en las décadas de 1960 y 1970.
El artículo está dividido en cuatro partes. La primera expone un acercamiento teórico al concepto antropológico de contracultura. El fundamento para este trabajo parte de un análisis sobre la relación cultura-contracultura, se presenta el concepto de Geertz (2005) para tener una interpretación de las prácticas culturales, a Kupper (2001) para contar con un concepto de cultura amplio y contrastante; sobre relaciones de poder el concepto de Rosaldo (2000) y el de cultura política de Tamayo (2015). Para situar a la contracultura en expresiones desiguales se presenta a Todorov (2008). El análisis se complementa en la segunda parte con las nociones elaboradas por Fadanelli (2002), Zebadúa (2002), Arce Cortés (2008), Martínez Rentería (2002) y Gaytán (2004), para entender contra qué fase de la cultura la juventud de 1960 se rebeló, hay un análisis sobre la fase mercantilista que desarrolló Gilberto Giménez (2005).
La tercera parte de este artículo presenta la noción de experiencia psicodélica en relación con la literatura, como elemento cultural de la contracultura, explica cómo se concibió a la contracultura xipiteca. La cuarta parte presenta la influencia que tuvieron dos escritores considerados como los «gurús» de la contracultura: Allen Ginsberg y Jack Herouac, y para ilustrar la importancia de los escritores mexicanos se muestran unos fragmentos poéticos de José Vicente 6naya, quien se encargó en México de traducir a los beatniks y escribió una extensa obra literaria contracultural. Al final, hay reflexiones personales que abren la discusión, para dar continuidad a investigaciones sobre la contracultura.
La contracultura requiere de la mirada de la antropología, pues es la ciencia que se ha encargado de estudiar y definir a la cultura, porque cuenta con una larga discusión que ha derivado en complejas concepciones. En este artículo se propone una concepción interpretativa de la cultura ligada a significaciones en la literatura, para entender a la contracultura, por lo que se realiza un análisis crítico de las tres obras clásicas de la literatura contracultural.
La contracultura estudiada por la antropología, como concepto, tiene que ver con un proceso dialéctico, donde hay una relación jerárquica desigual. Por un lado, existe una cultura hegemónica tecnocrática, representada por un Estado autoritario y por sus instituciones, por el otro, una contracultura juvenil que se rebeló al sistema, a la que los Estados como México intentaron controlar por incómoda, molesta, con el objetivo de tenerla subordinada.
Un acercamiento antropológico a la contracultura en México a través de la experiencia psicodélica y la literatura beatnik
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A pesar del fuerte rechazo que vivieron las juventudes contraculturales, lograron expresar por medio de manifestaciones contestatarias, su rechazo a una cultura mercantilista a través del arte literario y la música. Entre las expresiones contraculturales que se fortalecieron en las décadas de 1960 y 1970, estuvieron géneros musicales como el rock, el punk, el jazz, además las experiencias visionarias a través del uso de plantas sagradas que provocaron literatura, y la búsqueda de modelos alternativos de vida comunal marcadas por la pintura, los murales entre otras expresiones de arte en resistencia, todas estas propuestas artísticas nacieron para protestar contra el sistema establecido, en esto coinciden tanto Roszak, Marroquín, así como José Agustín en sus respectivas obras.
Las expresiones contraculturales estuvieron
en peligro de ser absorbidas por las empresas culturales, manejadas por los Estados totalitarios, por ideologías empresariales de competitividad y por estructuras familiares de control, íntimamente relacionadas con el capitalismo mercantil, sin embargo, muchas lograron sobrevivir y trascender.
Para Theodore Roszak la contracultura nació como respuesta a un modelo de vida impuesto por una sociedad tecnócrata. En el primer capítulo de su libro, explica con detalle el proceso histórico en que los jóvenes universitarios en Estados Unidos provocaron una fuerte reacción contra los modelos totalitarios.
Si convenimos con Ortega y Gasset en que la ajustada transición de generaciones es un importante elemento de cambio histórico, habremos de reconocer también que los jóvenes pueden hacer poco más que remodelar la cultura recibida de manera marginal o menor. Pueden provocar alteraciones que supondrán un cambio superficial, emprendido por simple antojo o capricho. Pero nuevo en la transición generacional en que nos encontramos es la escala a que se produce y la profundidad del antagonismo que revela. Hasta el punto de que no parece una exageración el llamar «contracultura» a lo que está emergiendo del mundo de los jóvenes. Entendemos por tal una cultura tan radicalmente desafiliada o desafecta a los principios y valores fundamentales de nuestra sociedad, que a muchos no les parece siquiera una cultura, sino que va adquiriendo la alarmante apariencia de una invasión bárbara (Roszak, 1970, p. 57).
El antropólogo Enrique Marroquín retomó de Roszak el concepto de contracultura y las reflexiones de Stuar Hall para tratar de entender a los jóvenes contestatarios en México; los describió como Xipitecas (jipis aztecas). «[…] Un islote de significados desviacionistas en el mar de su propia sociedad» (Marroquín, 1975, p. 105). Construyó una tabla de enfrentamiento de valores convencionales occidentales con valores culturales hippies. En el cuadro definió a los xipitecas como personas en búsqueda de la pobreza, desfavorecidos, simples, que consumían hongos, mariguana y buscaron identificarse con las comunidades indias, con la niñez, con el placer, con la relajación, con el amor, con lo espontáneo, con la intuición y que fueron vistos como «protesta y disidencia de los valores culturales de la sociedad de consumo» (Marroquín, 1975, p. 107). En el siguiente fragmento queda clara su idea sobre la importancia de los xipitecas, como una generación en busca de modelos de vida alternativos:
Llegan los primeros xipitecas a comer del hongo y encontrarse consigo mismos y con Dios. Se forjan en lo recio de la sierra, pasando frío y hambre. Los lugareños en un principio, les reciben con curiosidad amable, les permiten hospedarse, en sus jacales, guían sus viajes, toleran sus locuras, les venden información y comida (Marroquín, 1975, p. 36).
La juventud contracultural, a través de quienes establecieron modos de vida alternativos, lo que rechazaron fue una cultura institucional; pero a la vez ese opuesto dialéctico tuvo que ver con un rechazo a la fase de mercantilización
Un acercamiento antropológico a la contracultura en México a través de la experiencia psicodélica y la literatura beatnik
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de la cultura, su mejor expresión inicial fue la comuna hippie, pues el modo de vida comunitaria, inspirado en el trance y la contemplación, fue lo que dio vida a la contracultura visionaria, para ella la experiencia psicodélica fue central y para el caso mexicano, se le conoce como cultura xipiteca. El escritor José Agustín recuerda que, a la generación de jóvenes contraculturales, les gustaba la literatura llamada «de la onda» o «psicodélica”; sin embargo, esa juventud fue duramente castigada y perseguida, principalmente fueron acusados de consumir drogas en exceso: «Los chavos de la onda siguieron siendo perseguidos, golpeados y encarcelados, porque nunca hubo un movimiento articulado que permitiera la cohesión de tanto joven y la defensa de sus derechos” (Agustín, 1996, p. 84). La contracultura la describió este autor de la siguiente manera en su obra: «La contracultura abarca toda una serie de movimientos y expresiones culturales, usualmente juveniles, colectivos, que rebasan, rechazan, se marginan, se enfrentan o trascienden la cultura institucional» (Agustín, 1996, p. 129).
Un teórico que nos permite argumentar que la contracultura requiere de una concepción compleja sobre la cultura es Renato Rosaldo, en su obra Cultura y verdad, reflexiona sobre las relaciones de poder en las que lo cultural está inmerso:
Los conflictos actuales por la democracia […] involucran a la antropología y a los estudios culturales interdisciplinarios. Si la gente toma la iniciativa, puede llegar al centro de la lucha actual por la libertad institucional […] la cultura y el poder se han entrelazado en un mundo y en un ambiente institucional donde diversos grupos interactúan y buscan plena libertad y justicia social en condiciones de desigualdad (Rosaldo, 2000, p. 18).
Adam Kupper, expone en la introducción a su obra Cultura, la versión de los antropólogos, una guerra sobre el uso del concepto de cultura, lo que urge a la antropología a seguir discutiendo el concepto:
Hoy, todo el mundo está en la cultura. Para los antropólogos, hubo un tiempo en que la cultura fue un término técnico, propio del arte de la disciplina. Ahora los nativos les contestan hablando de cultura. La cultura, el vocablo mismo o algún equivalente local, está en los labios de todo el mundo, ha señalado Marshall Sahlins (Kupper, 2001, p. 20).
Partiendo de lo anterior, es comprensible que no exista una sola definición de contracultura, pues ni siquiera existe consenso sobre el concepto de cultura en la antropología. Desde la concepción del siglo XIX de cultura propuesta por Tylor hasta la de final de siglo XX de la escuela de Geertz, hasta la explosión de definiciones de cultura a inicios del nuevo milenio, en los tiempos de la diversidad cultural, el multiculturalismo y la interculturalidad, las definiciones de cultura siguen multiplicándose y adaptándose a tiempos y contextos determinados.
Tamayo propone analizar espacios y repertorios de protesta a partir del uso del concepto de cultura política, desde esta perspectiva el elemento antropológico cobra fuerza y permite entender e interpretar los signos y símbolos que la contracultura produce, en este caso a partir de la experiencia psicodélica y la literatura. afirma lo siguiente:
La cultura del movimiento […] es aquella cultura interna cultivada autoconscientemente, que es distinta a la gran cultura en que está inserta. En efecto, un primer requisito de la cultura de los movimientos es que los participantes deben compartir creencias, normas, formas de trabajo en conjunto, formas de tomar decisiones, estilos emocionales, hasta prácticas sexuales, musicales, literarias, estilos de vestir, etc., que son distintivas de aquellas impuestas y aceptadas de la cultura dominante. (Tamayo, 2016, p. 50)
Esta perspectiva antropológica sobre la cultura política permite saber que la distinción de prácticas y expresiones culturales en una co-
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lectividad (en este caso conformada como juventud xipiteca en la experiencia psicodélica), tuvo que ver con expresiones políticas en las que se vieron envueltos los jóvenes contraculturales, mucho de lo que dejaron como legado estuvo en el arte.
Para Todorov, existe un rechazo a formas culturales que occidente catalogó como malas y que satanizó, que son manifestaciones de barbarie y que tuvieron que ver con expresiones de identidad en la que la base es la cultura que conforma una contracultura. «En nuestros días, en los países occidentales la identidad colectiva ha dejado de tener buena prensa. Es sospechosa de ser una especie de conspiración contra la libertad individual» (Todorov, 2008, p. 83).
Para entender tanto el uso de drogas psicodélicas por jóvenes contestatarios y al concepto de contracultura en el tiempo, es necesario exponer otras nociones. Las acciones de protesta realizadas por jóvenes, para rebelarse contra los modelos de vida impuestos por el capitalismo y la tecnocracia en diferentes momentos, tuvieron que ver en gran parte con experiencias que se definen en este trabajo como psicodélicas y que estuvieron arropadas por la literatura.
Hubo una maquinaria tecnocrática, afirmó José Agustín, que rompió con la concepción de la contracultura y que la ha vuelto frágil. El capitalismo mercantil ha intentado manipular las expresiones de protesta a través del manejo de las políticas culturales, por ejemplo, Pablo Gaytán propone entender a la contracultura en un proceso que la fue diluyendo a partir de la creación de empresas que absorbieron a los jóvenes: «la galaxia de McDonald de la (contra) cultura“ (Gaytán, 2004, p. 93), en ella las expresiones alternativas contra la tecnocracia y contra el capitalismo fueron devoradas, y la contracultura disminuyó con el paso de los años.
Sin embargo, otros teóricos han propuesto que la contracultura se ha transformado en sus propias contradicciones, por ejemplo:
Es un concepto creado para afianzar social y antropológicamente la irrupción de los jóvenes en la historia contemporánea, a través de su crítica social, a veces contundente radical, otras idealistas y ontológica […] La contracultura supone cultura. Es su referencia inmediata, aunque al mismo tiempo su contradicción. La contracultura vive porque es la parte contradictoria de todo el sistema de valores que, a la vez, constituye en esencia lo que se ha edificado socialmente al interior del bagaje de lo convencional, que es lo que mueve a una sociedad. (Zebadúa, 2002, p. 31)
Sobre cómo evolucionó el concepto, hay que tomar en cuenta la adaptación frente a las instituciones, esta idea es pertinente para entender a la contracultura en un vaivén de movimientos: «Se conoce también al conjunto de movimientos contra la institución y las estructuras de pensamiento dominante que se sucedieron durante los años 60 en Estados Unidos […]» (Fadanelli, 2002, p. 19). Este autor considera que prefiere hablar de culturas subterráneas, más que de contracultura, porque sus expresiones culturales han permanecido anónimas y se han ido transformando, siempre en dinámicas donde un pensamiento jerárquico y desigual provoca que la contracultura persista en espacios anónimos y subterráneos, la literatura psicodélica es uno de ellos, propuso Guillermo Fadanelli.
A pesar de que los sistemas políticos y tecnocráticos a través de los gobiernos autoritarios, diseñan estrategias para controlar manifestaciones contraculturales, estas siguen existiendo y adaptándose.
La contracultura puede entenderse como aquello que se opone a toda forma de convención social o de conservadurismo, a todo lo establecido que permanece inmutable o incam-
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biable. La contracultura puede ser cualquier manifestación social, cultural o incluso económica, que cuestione estructuras de poder verticales. (Díaz Millán, 2002, p. 24).
Arce analiza los conceptos de subcultura y de fine a la contracultura de la siguiente manera:
El término counterculture, de acuerdo con Bennett, es un término que ayuda a entender la desilusión de los jóvenes de esa época acerca del control de la cultura parental y de la falta de deseo de no querer formar parte de la máquina de la sociedad. Por su lado, Clark indica que el término no sólo debe entenderse como el ir en contra de la cultura parental, tanto ideológica como culturalmente, sino también como una manera suave de atacar a las instituciones que representan el sistema dominante y reproductor como son la familia, la escuela, los medios y el matrimonio (Arce Cortés, 2008, p. 263).
Tomando en cuenta este acercamiento a través de la antropología, podemos entender que la contracultura ha sobrevivido en sus expresiones de rechazo a los dogmas institucionales y a la mercantilización de la cultura a lo largo del tiempo, pero que hubo un momento de máxima expresión contracultural que se dio en las décadas de 1960 y 1970. Sobre los espacios creados como un ejemplo de rasgo cultural lo fueron las comunas hippies. «Decían ser vegetarianos y tenían pelo largo. Vestían ropa holgada y caminaban descalzos. Era un grupo de jóvenes, practicaban el “amor libre” y consumían marihuana. Estaban convencidos de un mundo sin guerras» (Chávez Zamora, 2020, p. 2).
Por medio del arte y de las experiencias personales fue que la contracultura sobrevivió, a pesar de ser absorbida por las empresas culturales y por las políticas culturales en países como México y Estados Unidos, el rebelarse al sistema permitió su continuidad. Las juventudes inconformes que son las que el sociólogo Theodore Roszak estudió para definir el concepto, permiten destacar a las prácticas psicodélicas como esenciales.
Es importante mencionar los tres procesos por los que ha pasado la definición de cultura-patrimonio y que pone en discusión Gilberto Giménez, esto permite comprender hacia qué fase se rebelaron las juventudes contraculturales en la década de 1960 y 1970, y por qué se les debe seguir llamando contraculturales, pues fue contra la mercantilización tecnocrática que se dio un rechazo a la cultura. Las fases de la cultura se dividieron en tres:
1. Fase de codificación de la cultura
2. Fase de institucionalización de la cultura
3. Fase de mercantilización de la cultura (Giménez, 2005, 17)
La fase de mercantilización que refiere es la que implica la subordinación masiva de los bienes culturales a la lógica del valor de cambio y del capitalismo, en esta, «[…] el mercado y los estados nacionales, absorben las políticas culturales” (Giménez, 2005, p. 18) y esta fase es la que las juventudes de las décadas de 1960 y 1970 rechazaron, y a la que se rebelaron con fuerza y tuvieron efecto contestatario en expresiones artísticas durante la década de 1970.
La búsqueda de formas de vida alternativas al orden establecido por las instituciones por parte de las juventudes contraculturales, de rechazo hacia modelos impuestos por la sociedad tecnocrática , generaron literatura, por lo que resulta necesario un análisis desde la ciencia antropológica, para una interpretación que permita sentar las bases teóricas para entender a la generación joven de la década de 1960, que fue duramente discriminada por el uso de plantas sagradas que fueron catalogadas como drogas.
Para las juventudes contraculturales mexicanas que se manifestaron contra las representaciones de poder y que Enrique Marroquín definió como contracultura xipiteca, la experiencia psicodélica fue central y se hizo acom-
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pañar de varios elementos culturales, como fueron los viajes, la música, la literatura y el uso de plantas psicotrópicas. Pero estas prácticas sufrieron duros castigos y discriminación por parte de la ciencia moderna, por los autoritarismos de Estado, por las instituciones educativas, jurídicas, por la policía y por la conformación de la familia tradicional.
La experiencia psicodélica es primordial para la búsqueda de prácticas culturales de vida distintas a las impuestas por el modo de producción capitalista y su vida de consumo. Pero esta práctica cultural no tuvo cabida en una visión mercantil institucionalizada de la cultura. Quienes la llevaron a cabo fueron duramente discriminados, excluidos y hasta castigados por el sistema capitalista, que impuso modelos de vida basados en una idea de cultura heredada por una visión eurocéntrica, burguesa de la alta cultura y socialmente aceptada.
En el capítulo IV de La revolución psicodélica, Enrique Marroquín explicó cómo se expandió por Estados Unidos a través del movimiento hippie, una inconforme juventud que se refugió en el consumo de drogas, a tal grado que la Organización de las Naciones Unidas (ONU), lo declaró un problema social (Marroquín, 1975). Buena parte de esa juventud llegó a México y se refugió en pueblos y localidades indígenas, porque supieron que ahí había hongos alucinógenos y otras plantas que fueron llamadas «enteógenos», pero que en su momento fueron catalogadas como drogas. Para los hippies y para los xipitecas, la producción de obras artísticas y literarias, fueron significativas, este elemento cultural resulta primordial para comprender sus expresiones.
A los hippies mexicanos, Marroquín los llamó xipitecas y los describió así:
Desde nuestros antepasados aztecas, desaparecieron las largas cabelleras negras, brillosas, lacias y gruesas de la raza de bronce. Hoy las volvemos a ver entre mestizos, con un yaski al cuello traído de la sierra […] Los hippies mexicanos pusieron en crisis los valores de la propia cultura occidental. Deseando descubrir su individualidad estereotipada por tabúes y convencionalismos sociales, tratan de ver la vida con los ojos de los niños y los primitivos. En una búsqueda descolonizadora van a redescubrir el modo de vivir de los negros y de los indios Americanos. De modo semejante nuestros xipitecas exploran el México perdido: bellos lugares olvidados, costumbres indígenas, la esotería de Quetzalcóatl […] Se rompe el etnocentrismo occidental y se busca la integración de la nueva cultura cósmica de la que hablaba Vasconcelos. (Marroquín, 1975, p. 28)
Las juventudes contraculturales inventaron una serie de prácticas culturales que fueron parte de lo que se denomina como experiencia psicodélica, consistió en el uso de plantas de poder, hongos, el consumo de mariguana, hachís, LSD, la búsqueda de la visión, el viaje, la creación de literatura que rompía con los modelos establecidos, practicar y escuchar rock y jazz, buscar la no dependencia hacia un modelo capitalista, contemplar la vida a partir de la producción de arte, la comunalidad, el rechazo a comer carne, buscar prácticas indígenas ancestrales, explorar en la medicina tradicional, en las filosofías orientales, practicar la paz y rechazar la guerra. Estos fueron elementos que generaron espacios de protesta, como afirma Tamayo y fueron comunalmente compartidos.
La contracultura se rebeló a la concepción principalmente mercantilista de la cultura que describe Giménez, al capitalismo, al nacionalsocialismo, a la guerra y a los extremos del socialismo soviético; esas prácticas culturales fueron elementos prohibidos en su momento. Enrique Marroquín, sobre el uso de plantas, hongos y mariguana, afirmó que las juventudes contraculturales debían conseguirlos de manera ilegal, en muchas ocasiones debían viajar a los pueblos y comunidades indígenas de México para buscarlos y tener su experiencia visionaria y psicodélica de la mano de los sabios chamanes que vivían en las montañas de la sierra mazateca en Oaxaca, en las selvas chiapanecas o
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en los desiertos de Sonora, Durango, Nayarit o San Luis Potosí. Escribió lo siguiente:
La maravillosa década de los sesenta fue el momento en que la juventud se soltó la greña. El movimiento hippie y las revueltas estudiantiles fueron los fenómenos que más la caracterizaron. En ambos casos se expresa la irrupción de la juventud en la vida pública. Que exige ser tomada en cuenta como factor de cambio […] El aumento del consumo de la droga entre la juventud puede ser efecto de las transformaciones socioculturales para las que el joven no estaba preparado. Pero igualmente la droga puede ser considerada como un factor de cambio, en el contexto de determinado marco cultural. Al menos la subcultura hippie, contestataria de los valores occidentales hasta el punto de considerarse como contracultura, puede ser estudiada como una vivencia profética de la nueva cultura en gestación (Marroquín, 1975, p. 12).
José Agustín, afirmo que en 1965 inició una revolución psicodélica juvenil en Estados Unidos, que pronto se extendió a otras partes del mundo, incluyendo México, a esta, el periodista Michael Fallon denominó como hippie, «eran adictos al LSD, la mariguana y al rocanrol, creían en la paz y en el amor y tendían a vivir comunalmente, compartiendo gastos. Cada quien hacía lo que quería» (Agustín, 1996, p. 66).
Al definir a la contracultura, José Agustín insistió en que la insatisfacción hacia los modelos de vida dominantes, el rechazo hacia la cultura institucional por parte de la generación joven de 1960 fue determinante para entender el concepto. «En la contracultura el rechazo a la cultura institucional no se da a través de la militancia política, ni de doctrinas ideológicas, sino que muchas veces de una manera inconsciente, se muestra una profunda insatisfacción. Hay algo que no permite una satisfacción plena […] es lo que expresa la canción “Satisfaction” de los Rolling Stones” (Agustín, 1996, p. 129).
La contracultura construyó espacios alter nativos, sensibles, mentales y artísticos, considera José Agustín, quien tuvo una fuerte experiencia psicodélica, que dejó plasmada en su literatura contracultural, hubo muchos otros escritores mexicanos que vale la pena destacar: Carlos Martínez Rentería, Parménides García Saldaña y Guillermo Fadanelli.
Martínez Rentería (2002), menciona los performances alternativos en teatros experimentales que se crearon en las grandes urbes como la ciudad de México durante las décadas de 1960 y 1970 y donde se consumía mariguana, hachís y hongos. Yehya (2002) destaca los espacios de rock underground que se crearon y donde también había consumo de plantas de poder. Un espacio contracultural que fue creado en México fue el tianguis del Chopo, que fue consecuencia del festival de Avándaro en 1971 y que representó un escándalo para la clase política, para los sectores conservadores del país, para la estructura familiar y para las instituciones políticas en las décadas de 1970 y 1980. Este famoso tianguis tuvo sus inicios en octubre de 1980 en las afueras del museo del Chopo y se constituyó como la «capital de la contracultura en México” (Agustín, 1996, p. 105).
La literatura de la onda, usualmente conocida como literatura beatnik, el jazz y el rock fueron expresiones culturales determinantes para entender a la contracultura de la segunda mitad del siglo XX y que generaron un movimiento alternativo de hipismo y en el caso de México xipiteca. De los muchos escritores de la onda, hay dos quienes influyeron con fuerza por su cercanía con sus experiencias psicodélicas: Allen Ginsbergy, Jack Herouac. Un escritor mexicano que fue esencial para la contracultura mexicana fue José Vicente 6naya, quien tradujo al español a los beatniks, y quien también contribuyó con su poesía.
La poesía beatnik llegó a México también, porque sus principales exponentes, Jack
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Herouac y Allen Ginsberg, recorrieron el país y escribieron poesía psicodélica sobre sus viajes, sobre su gente y en especial sobre sus pueblos indios. Ellos fueron duramente discriminados en su momento, incluso visitaron pueblos indígenas y vivieron en colonias muy peculiares de la ciudad de México, como lo fue la colonia Roma, desde donde escribieron. Pero no fueron los Únicos, también estuvieron Neal Cassady, William Burroughs, Gregory Corso (Bialostozky, 2019), también Lawrence Ferlinghetti (Hiernaux, 2007).
Carlos Martínez Rentería (2021), quien durante más de 30 años editó la revista contracultural Regeneración, afirmó en una entrevista poco antes de morir en 2021, que los beatniks fueron determinantes para la contracultura en México. Un escritor que ampliamente ha reflexionado acerca de la literatura beat y en especial sobre Jack Herouac, fue Jorge García Robles (2000).
La influencia beatnik llegó a México con mucha fuerza, pero fue censurada, principalmente jóvenes poetas se reunían en las universidades de la ciudad de México, donde recitaban en inglés los poemas de Allen Ginsberg. Las expresiones literarias eran duramente castigadas por las autoridades universitarias que las discriminaron frente a la «buena literatura», que representaban los clásicos universales, que se enseñaban en las escuelas mexicanas y que fueron parte de los programas de estudio de las instituciones del sistema educativo nacional. Bialostozky (2019) elabora una lista de los lugares donde vivieron los poetas beats, de las cantinas y cafés que visitaron y en los que escribieron.
Los grupos de poder, la burguesía empresarial y la familia mexicana nunca entendieron a la contracultura xipiteca y la discriminaron por el uso excesivo de drogas, aunque unas décadas después, muchos de quienes rechazaron los modelos establecidos formaron parte de sus instituciones. Sin embargo, hubo una generación subterránea, como afirmó Guillermo Fadanelli, que siguió practicando en la clandestinidad experiencias psicodélicas y que adoptaron la literatura de los beatniks, proveniente de los Estados Unidos.
La literatura de la onda se difundió en cafés, bares, parques y espacios universitarios como, por ejemplo, las llamadas «islas» ubicadas en el centro de la Ciudad Universitaria en la UNAM, donde jóvenes que se sentían marginados por el sistema hegemónico y por los totalitarismos capitalistas y socialistas y sus contradicciones, los fueron adoptando. En el presente, ese lugar sigue siendo usado por jóvenes para fumar mariguana, aunque es duramente vigilado por las autoridades universitarias.
En México se generó el circuito beatnik o «de la onda», principalmente porque «[…] en el país había hongos, peyote, semilla de la virgen y mariguana barata» (Agustín, 1996, p. 73). Además, porque desde la década de 1950 a partir de la publicación de la obra de Gordon Wasson y de los viajes constantes de escritores, poetas, artistas y jipis hacia las montañas de Oaxaca y hacia sus pueblos indios, México fue el centro mundial de la contracultura, según José Agustín.
José Vicente Anaya, en su traducción de 1997 del poema «Aullido» de Allen Ginsberg (1935-1997), escribió que el escritor fue expulsado de varios países por antisocial, «profeta de varias generaciones cuyo lema ha sido la libertad sin apellidos», y escribió que, en 1981, el gobernador de Michoacán, Cuauhtémoc Cárdenas, se salió ofendido de un auditorio, por algo indebido recitado por Ginsberg (García Robles, 2002, p. 149).
Ginsberg considerado como el gurú de la contracultura, por la fuerza de su poesía fue, sin duda, el poeta del hipismo y un referente de la cultura xipiteca. Fue defensor de los derechos de las minorías religiosas, sexuales, luchador social, opositor a la guerra de Vietnam y homosexual (Hiernaux-Nicolas, 2007).
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Buena parte de la obra de Ginsberg fue recitada en espacios clandestinos en la ciudad de México, donde tuvo un gran eco y donde su insatisfacción hacia un sistema represor le permitió ser incómodo, molesto. Con Howl Allen Ginsberg viajó por las entrañas de un alarido de inconformidad hacia un estilo de vida asfixiante y donde mostró sus expresiones visionarias y de éxtasis, rescatando de una manera impresionante un humanismo religioso a través de sus letras que recitaba en estados alterados de conciencia. Buena parte de sus viajes los hizo por México y ahí interactuó con muchos jóvenes contraculturales, que se vieron identificados con su exótica forma de vida y con su literatura contracultural.
Las protestas de grupos juveniles contra la guerra de Vietnam en Estados Unidos, provocó que en México las y los jóvenes inconformes con el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970) y Luis Echeverría Álvarez (1970-1976), vieran en la poesía de Ginsberg una opción para romper con los modelos rígidos que fueron impuestos, en especial durante el movimiento estudiantil del año 1968. También la contracultura xipiteca permaneció en la clandestinidad durante los períodos políticos más represores y durante la guerra sucia en la década de 1970-1980.
A finales de 1960, en el momento en que las comunas hippies se pusieron de moda y llegaron a México, la literatura beatnik tuvo un papel central, afirma Roszak (1970), y en especial Howl de Allen Ginsberg fue recitado y cantado bajo los efectos de la marihuana, el LSD y los ácidos. Los versos de este poeta acompañaron las rutas de la contemplación que los hippies y xipitecas trazaron, entre la colonia Roma de la ciudad de México con Huautla de Jiménez Oaxaca, pasando por Tehuacán-Puebla y Teotitlán en el camino a Oaxaca, para posteriormente viajar hasta la playa nudista de Zipolite en la costa del Pacífico mexicano, donde muchos de ellos se establecieron y se quedaron y donde todavía a algunos de ellos viven.
El otro «gurú “de la contracultura fue Jack Herouac (1922-1969) que escribió sobre el placer de viajar y de sus excesos. En el camino, escrito en 1957, fue la Biblia de la generación beat, afirma José Agustín y fue un referente de los grupos contestatarios en la búsqueda de modos de vida alternativos.
Aunque este poeta murió joven, dejó una importante obra; de los libros que los escritores xipitecas tradujeron al español, fueron México inocente y otros relatos de viaje, Los subterráneos, Los vagabundos del dharma, La vanidad de los Duluoz y un clásico: México city blues.
Herouac escribió sobre México, provocó que una buena parte de los jóvenes contraculturales estadounidenses y europeos, supieran que, en la experiencia de viaje por comunidades indígenas y colonias populares de la Ciudad de México, la posibilidad de encontrar espacios místicos y de liberarse era posible. Viajar en un auto desvalijado con cerveza, marihuana, opio y los excesos por las carreteras mexicanas, representó un escaparate ante los autoritarismos y totalitarismos en Estados Unidos.
Escribió Jack Herouac también sobre los pueblos indígenas, experimentó el éxtasis de la religiosidad oriental que compartía con los demás miembros de la generación beatnik, combinó su pasión por el viaje de costa a costa por la ruta 66 de los Estados Unidos, con los largos caminos de las carreteras mexicanas. Buscó la soledad y la encontró en un departamento de la colonia Roma y en las cantinas del Distrito Federal, donde practicó la meditación y por las montañas de las sierras oaxaqueñas hasta donde viajó en la década de 1950.
En el momento de la explosión de la contracultura, la obra de Herouac, ya muerto para ese entonces, adquirió una importancia mayor. La lectura que las juventudes estudiantiles hicieron de En el camino, provocaron que
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el movimiento hippie fuera transgresor de los valores familiares.
Para ilustrar lo anterior, se presentan algunos de los fragmentos más famosos de Herouac sobre México:
Dean llevó el coche a la estación más próxima y lo puso a punto. Era un Ford del año 37 […] Iremos tosiendo y saltando hacia México, tardaremos días y días. Miré el mapa […] no podía imaginarme un viaje así. Era el más fabuloso de todos, ya no era dirección Este-Oeste, sino hacia el mágico sur. (Herouac, p. 1989, p. 315)
Heme aquí sobre la tierra oscura, antes de que todos vayamos al cielo, visiones de América. Tanto viajar de aventón, tanto viajar en tren, tanto regresar a América, cruzando las fronteras de México y Canadá. (Herouac, 1999, p.15)
La tierra es india, yo me zambullí en ella, hice gruesos cigarros de marihuana, sentado en el suelo de tierra de unas cabañas de madera, cerca de Mazatlán y del centro mundial del opio, que consumimos en los principales lugares donde nos reuníamos […] Hablábamos de la Revolución. (Herouac, 1989, p. 35)
Sobre Allen Ginsberg, en su más famoso poema Howl, dedicó algunos fragmentos a México, por ejemplo:
Yo vi las mejores mentes de mi generación destruidas por locura, sufriendo fríos hambre histéricas desnudas, dragándose en calles negras por la aurora buscando un furioso arreglo […] quienes desaparecieron en los volcanes de México dejando detrás sólo la sombra de pantalones de algodón barato y lava y ceniza […] quienes se retiraron a México para cultivar un nuevo hábito o a las rocallosas a enternecer a Buda. (Ginsberg, 1997a, p. 1735)
Hacia el oeste las montañas madre derivan al Pacífico, cañones verdes, laderas más vastas que la Ciudad de México. Sin carreteras bajo flores de nube que llevaban diminutos capullos de sombra sobre picos vegetales, rojos lechos de río serpentean a través de paraísos sin electricidad, huichol o Tarahumara, soledades hectareadas irregulares, caminos hasta las rocosas mesetas (Ginsberg, 1997b, p. 124).
Aunque hubo muchos poetas en México que leyeron y tradujeron a los beatniks, fue José Vicente Anaya uno de los más cercanos y pionero en la literatura de este género, de su amplia obra, recupero un pequeño fragmento que ilustra su gusto por la literatura psicodélica sobre sus viajes por México, en estado de trance, en su poema Hikuri, publicado en 1988 escribió lo siguiente:
¡Ábreme rocío del mar! ¡Ábreme para ver tu casa, porque en la mía, que no tengo, el hielo está creciendo. Viento, música, y las ramas del pirul se meten: danza. Selva Yaxchilán. Verde espectro verde que oscurece la tierra y va desvaneciendo hasta clarear al cielo. En el trópico. Zumbas, mosquito, y marcas la lentitud del tiempo seco. Llegar muerto después de tanta vida: arder en polvo. (Anaya, 1988, p. 141)
La antropología es la ciencia que más ha discutido el concepto de cultura, por lo que es la disciplina que debe dar una respuesta concreta a la constante pregunta sobre la pertinencia del uso del concepto de contracultura, ya que desde hace muchos años existe una fuerte crítica por parte de varios teóricos y poetas, hacia la pertinencia de su uso y relevancia. Su relación con la literatura es central, como podemos ver en este artículo.
La contracultura, a través de una serie de expresiones generadas en determinados momentos y en contextos muy peculiares, ha producido diversas manifestaciones que tienen que ver con un concepto semiótico, una de esas formas y es la que presenté en este artículo, es la influencia de la experiencia psicodélica y de la literatura beatnik como elementos culturales centrales.
Resulta elemental acercarse a la antropología como ciencia, para buscar a través de prácticas realizadas por los poetas y escritores sobre las expresiones culturales que, a pesar de
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las políticas de castigo y del manejo a través de estructuras de poder sobre la cultura, conformaron una contracultura en movimiento. Una de ellas y que ha logrado sobrevivir es la experiencia psicodélica en la literatura, a diferencia de otras, se han extendido a lo largo de las décadas y siguen siendo duramente discriminadas, por lo que podemos denominarlas como contraculturales en esencia.
Las expresiones, que además fueron practicadas de forma clandestina en cafés, bares, en pasillos universitarios, en comunas, en viajes y que llegaron hasta localidades creadas por los hippies y xipitecas, provocaron que se fueran creando espacios culturales de protesta, como Huautla de Jiménez, Zipolite-Oaxaca o las islas en la UNAM, o cafés y bares de la colonia Roma en la Ciudad de México, pues fueron en esos lugares donde las juventudes estuvieron en la búsqueda de la experiencia visionaria y donde muchos de ellos se quedaron a vivir y pusieron sus restaurantes vegetarianos, sus hostales y donde actualmente algunos de ellos sobreviven.
Durante las décadas de 1960 y 1970, el buscar formas de vida alternativas fue descalificado por la sociedad en general, por las instituciones políticas, que establecieron y dictaron las pautas de comportamiento, por las instituciones educativas que endurecieron sus políticas, sus programas de estudio y que trataron de impedir que los jóvenes se organizaran para buscar en colectivo, formas de vida alternativas y, sobre todo, por las familias de clase media y alta que promovían la disciplina como reacción, para revertir las rebeldías que se salieron de control.
La generación adulta en 1960 y 1970, experimentó que sus hijas e hijos se rebelaron a las instituciones y crearon comunas xipitecas, aunque gran parte de ellos, al final del camino, fueron absorbidos por la fase mercantilista, por las instituciones y las empresas culturales, pero fue una generación que vivió su utopía, y fue contracultural, aunque para algunos analistas como Pablo Gaytán duró muy poco tiempo.
A través de la lectura sobre los beatniks, los xipitecas crearon movimientos contraculturales, de los cuales rechazaron la versión mercantilista, la «alta cultura», los modos de vida impuestos por los estados nacionales, rígidos y huyeron hacia los pueblos indios, buscando la paz y rechazando la guerra y huyeron también de los terribles gobiernos de los presidentes Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez. Se alejaron de las Universidades que los rechazaban y de sus familias que los satanizaron, también de las estructuras coercitivas de las instituciones culturales y políticas de un país que despreció a sus jóvenes a finales de la década de 1960 y durante toda la década de 1970.
Frente a esto, las autoridades políticas y en el caso de algunas Universidades, impulsaron acciones en las que castigaron a quienes intentaban encontrarse en la visión y propusieron el endurecimiento de acciones disciplinares y utilizaron la prensa para exponerlos como desviados, enfermos mentales, locos, mariguanos y drogadictos, esa idea prevalece todavía cincuenta años después, y es por eso que requerimos de una versión científica desde la ciencia antropológica, para valorar los aportes artísticos de la generación mexicana que vivió la contracultura y de la que se sigue sabiendo muy poco, porque fue profundamente discriminada. Durante los años de máxima expresión de prácticas contraculturales, es decir, las décadas de 1960 y 1970, el consumo de hongos y otras drogas, provocó fuertes tensiones entre las generaciones jóvenes con sus padres, con sus maestros y con quienes en su momento manejaban las políticas públicas.
Los modelos de vida dominantes y las estructuras de poder, impusieron a una juventud deportista, ordenada, militarizada, letrada y moralmente buena, principalmente durante el otoño de 1968, cuando fueron los juegos olím-
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picos en la Ciudad de México. Mientras miles de jóvenes salieron a la calle para rechazar a las olimpiadas en el otoño de 1968, y a crear el movimiento estudiantil más fuerte y potente que ha tenido México, la prensa, el gobierno, la familia tradicional, crearon un icono mercantilista de una juventud ordenada y deportista, pero eso paradójicamente provocó que las prácticas contraculturales se multiplicaran y que se crearan muchos espacios de protesta que fueron agredidos por el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz el 2 de octubre de ese año icónico.
La contracultura mexicana se refugió en la Universidad, principalmente en la UNAM y trazó sus rutas hacia las montañas oaxaqueñas, las selvas chiapanecas y los desiertos del Norte de México, aunque con el paso de los años, la generación contracultural pasó a formar parte de la burocracia política, sentó las bases de una contracultura que ha permanecido y que sigue siendo mal vista, a pesar de que en el presente se habla del respeto a la diversidad cultural.
Hacia las décadas de 1980 y 1990, gran variedad de expresiones contraculturales siguió practicándose, en su mayoría en la clandestinidad y desarticuladas. Así surgieron muchos espacios de protesta, en las grandes ciudades sobrevivieron en bares, cafés alternativos, barrios y colonias populares, en el arte callejero y en espacios creados para el placer, el ocio y las manifestaciones artísticas, en el rock, el jazz, el punk y en la literatura.
En conclusión, el concepto antropológico de contracultura tiene que ver con ubicar el proceso cultural mercantil, contra el que grupos juveniles se rebelaron y protestaron, pero sobre todo se trata de describir a las expresiones artísticas y a los espacios de protesta en que tuvieron forma. Esto permite que se puedan tener elementos concretos para interpretar las expresiones contraculturales a lo largo de la historia, a los momentos en los que las juventudes contraculturales se rebelaron a modelos tecnocráticos impuestos por sistemas políticos rígidos.
Finalmente, este trabajo pretende que se siga discutiendo el concepto de contracultura, bajo un marco teórico derivado de una antropología crítica, ya que, como ciencia de la cultura, tiene entre muchos retos, discutir sobre el uso, pertinencia, continuidad y seguimiento de prácticas, acciones colectivas, movilizaciones y expresiones propias de la contracultura a más de cinco décadas de su florecimiento y de su melancólico tiempo de rebelión y esperanza…
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pISSN02528681 | eISSN29608163 | año 2023 | núm. 45 | pp. 31-46
Stigma and discrimination against cis and transwomen engaged in
sex work in Peru
Recibido: 03/08/2023 Aprobado: 23/11/2023
Centro de Investigación Drogas y DD. HH. (CIDDH) y Red Latinoamericana y del Caribe de Personas que
usan Drogas (LANPUD)
https://orcid.org/0000000333088398
Proyecto Soma y Red Latinoamericana y del Caribe de Personas que usan Drogas (LANPUD)
https://orcid.org/0009000622878377
Proyecto Soma y Red Latinoamericana y del Caribe de Personas que usan Drogas (LANPUD)
https://orcid.org/000900057944103X https://doi.org/10.29166/csociales.v1i45.5157
Resumen
Son escasos los estudios que analizan el fenómeno del estigma y la discriminación en mujeres cis y trans que ejercen el trabajo sexual en Perú, desde una mirada transversal e interseccional. Por ello, este estudio de tipo exploratorio descriptivo realizado en el contexto peruano es uno de los pocos que se ha centrado en el carácter interseccional del fenómeno del estigma y la discriminación hacia las mujeres cis y trans que ejercen el trabajo sexual no solo en el ámbito de la salud, sobre todo relacionado al VIH, sino también en otros ámbitos de sus vidas. La metodología empleada incluyó la aplicación del grupo focal con entrevista semiestructurada aplicada a un total de nueve participantes con el fin de explorar la situación de estigma y discriminación que sufren estas poblaciones tanto en Lima metropolitana como en provincias. La entrevista giró en torno a 7 subtemas: (1) acceso a la justicia; (2) acceso al trabajo; (3) acceso a la educación; (4) acceso a la salud; (5) situaciones de estigma y discriminación en lo individual, el hogar y la comunidad; (6) intervenciones o estrategias para reducir el estigma y la discriminación; y (7) servicios básicos. Los resultados demuestran que todas las mujeres cis y trans que ejercen el trabajo sexual que participaron del estudio han experimentado situaciones de estigma y discriminación en distintos ámbitos de sus vidas, en mayor o menor grado. Asimismo, el grado de interseccionalidad entre distintas poblaciones (por ejemplo, una mujer trans
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que ejerce el trabajo sexual, con VIH, y/o usuaria de drogas) puede traducirse por una doble o triple vulnerabilidad frente a situaciones de estigma y discriminación en los ámbitos explorados a lo largo de este estudio.
Palabras clave Estigma, discriminación, mujeres trans, trabajo sexual, VIH, uso de drogas.
Abstract
Few studies have analyzed the phenomenon of stigma and discrimination among cis and trans women engaged in sex work in Peru from a cross-sectional perspective. Therefore, this exploratory descriptive study conducted in Peru is one of the few that kas focused on the cross-sectional nature of the phenomenon of stigma and discrimination among cis and trans women who engage in sex work not only in matters of health, especially in relation to HIV, but also in other areas of their lives. The methodology used included a focus group and semi structured interviews with a total of nine participants to explore situations of stigma and discrimination suffered by cis and trans women engaged in sex work both in Metropolitan Lima and in the provinces. The interview focused on 7 sub-themes: (1) access to justice; (2) access to work; (3) access to education; (4) access to health; (5) situations of stigma and discrimination at the individual, household, and community levels; (6) interventions or strategies to reduce stigma and discrimination; and (7) access to basic services. The results show that all cis and trans women sex worhers who participated in the study have experienced stigma and discrimination in different areas of Their lives, to a greater or lesser degree. Lihewise, the level of cross-sectional between different hey populations (trans women who engage in sex work, living with HIV, and/or who use drugs) may translate into a double or triple vulnerability to situations of stigma and discrimination in the areas explored throughout This study.
Keywords Stigma, discrimination, trans women, sex work, HIV, drug use.
Aunque la transmisión del VIH se asocia a conductas que exponen a un mayor riesgo, ciertos grupos de población con características particulares o en situación de mayor vulnerabilidad experimentan altos niveles de criminalización, estigma y discriminación. Estas se conocen como poblaciones clave (ONUSIDA, 2018a). Entre las principales poblaciones clave se encuentran las mujeres trans y las personas que ejercen el trabajo sexual.
En América Latina, y especialmente en el Perú, son escasos los estudios sobre las identidades trans (Salazar, 2019). En Perú, las mujeres trans y los hombres gays son las poblaciones dentro de la comunidad LGTBIQ+ que más violaciones a sus derechos han experimentado (Silva Santisteban et al., 2020). Por otro lado, una de cada dos mujeres que ejerce el trabajo sexual en América Latina sufrió discriminación y amenazas mientras que tres de cada diez sufrieron agresiones físicas por parte de clientes, familiares, personal de salud o la policía (RedTraSex, 2023).
Las mujeres trans experimentan niveles extremos de estigma y discriminación, violaciones de derechos humanos, y altos índices de desigualdad y exclusión social, factores que pueden aumentar su riesgo de adquirir el VIH (Wilson et al., 2011). Asimismo, la prevalencia de VIH en la población general peruana es del 0,3%, mientras que entre las mujeres trans se eleva al 21%, concentrándose en Lima y Callao el 36% de los casos de VIH y el 68% de los casos de sida (Ministerio de Salud, 2019).
Existe un mayor nivel de estigma hacia las mujeres trans que ejercen el trabajo sexual, llegando a permear muchos aspectos de sus vidas a raíz de la exclusión social y la violencia que sufren y que generan condiciones de vida precarias, lo que a su vez conlleva otros problemas que afectan su salud (Núñez Curto, 2019). El trabajo sexual se ejerce a menudo en condiciones precarias como una estrategia de supervivencia, aunado a la pobreza y la discri-
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minación en el acceso a servicios de salud, lo que aumenta su vulnerabilidad a contraer infecciones de transmisión sexual incluyendo el VIH (Núñez Curto, 2019).
Varios estudios realizados en Perú se han centrado en las violencias que enfrentan las mujeres trans, incluyendo aquellas relacionadas con el acceso a la atención médica y al empleo formal (Díaz Díaz, 2021), así como la violencia transfóbica en el entorno familiar y escolar (Cuba & Juárez, 2020). Por otro lado, el índice de estigma y discriminación hacia las personas con VIH en Perú (Consorcio de Organizaciones de Personas con VIH, 2018) analiza de manera cuantitativa las situaciones de estigma y discriminación que han experimentado tanto las personas con VIH como las poblaciones clave en Perú en aspectos relacionados al acceso a la vivienda, el trabajo, servicios de salud, y la educación.
Sin embargo, son escasas, por ejemplo, las menciones al carácter interseccional del estigma y la discriminación, al uso de drogas como elemento desencadenante de criminalización, o a situaciones de estigma y discriminación en ámbitos más allá de la salud, sobre todo hacia ciertas poblaciones clave históricamente criminalizadas y excluidas (ONUSIDA, 2018b). Por lo tanto, este estudio hace posible que se escuchen las voces de las mujeres trans y cis que ejercen el trabajo sexual y que han experimentado estigma y discriminación desde una mirada transversal e interseccional.1
El objetivo principal de este estudio es conocer las situaciones de estigma y discriminación que sufren las mujeres cis y trans que ejercen el trabajo sexual (muchas en situación de consumo de drogas) en Perú y cómo afecta en la garantía y protección de sus derechos humanos. Asimismo, este estudio busca proporcionar información que permitirá orientar el desarrollo de planes, programas y políticas destinados a acabar con el estigma, la discriminación y la violencia hacia esas poblaciones. También permitirá responder a la necesidad de trabajar de la mano con las comunidades y la sociedad civil, buscando siempre la materialización del principio de mayor involucramiento de las poblaciones afectadas (MIPA) y de los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de no dejar a nadie atrás.
Este estudio de tipo exploratorio descriptivo realizado en Perú es uno de los pocos en centrarse en el carácter interseccional del fenómeno del estigma y la discriminación hacia mujeres cis y trans que ejercen el trabajo sexual y/o están en situación de consumo de drogas, lo que se traduce a menudo por una doble o triple vulnerabilidad.
1 La Red Latinoamericana y del Caribe de Personas que usan Drogas (LANPUD) ha podido realizar este estudio gracias al apoyo de la Red global de Personas con VIH (GNP+) y la Red Internacional de Personas que usan drogas (INPUD). LANPUD ha realizado varios estudios sobre estigma y discriminación en personas con VIH y poblaciones clave en tres países de América Latina (Costa Rica, Ecuador y Perú) a través de la Alianza GNP+ para «Eliminar todas las formas de estigma y discriminación relacionados con el VIH».
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2.1Tipo de diseño y de estudio
La presente investigación es un estudio de tipo exploratorio descriptivo con una sola etapa de trabajo de campo en la que se aplicaron dos grupos focales en total a mujeres cis y trans que ejercen el trabajo sexual. Se empleó como técnica para recoger la información el grupo focal con entrevista semiestructurada cuyo instrumento responde a una gura de 1G preguntas abiertas con el fin de explorar la situación de estigma y discriminación que sufren estas poblaciones tanto en Lima Metropolitana como en provincias. Asimismo, el objetivo era explorar el impacto del estigma y la discriminación en la garantía y protección de sus derechos humanos. La encuesta se validó previamente mediante su aplicación por otras redes de poblaciones clave a nivel Internacional en el transcurso del año 2021. Se realizaron también una serie de reuniones entre las personas a cargo de esta investigación en América Latina y el Caribe (Costa Rica, Ecuador y Perú) a fin de probar su viabilidad y realizar las modificaciones que sean necesarias para el logro de los objetivos del presente estudio. Los grupos focales se aplicaron en el mes de enero del año 2022.
2.2Población y contexto
Así como se ha demostrado en el índice de estigma y discriminación hacia las personas con VIH en Perú (Consorcio de Organizaciones de Personas con VIH, 2018), las mujeres cis y trans que ejercen el trabajo sexual han sido históricamente estigmatizadas y discriminadas. El estigma y la discriminación agudizan las situaciones de vulnerabilidad de estas poblaciones (en términos de acceso a la justicia, al trabajo, a la educación y a la salud) y limitan el ejercicio pleno de sus derechos humanos. De la misma manera, la criminalización de facto del trabajo sexual y del uso de drogas en estas poblaciones tiende a incrementar el nivel de vulnerabilidad frente a situaciones de estigma y discriminación (HIV Policy Lab, 2021).
2.3 Participantes
2.3.1 Criterios de selección
Los criterios que se tomaron en cuenta para la selección de las personas participantes fueron los siguientes: (1) identificarse como mujer trans o mujer (cis o trans) que ejerce el trabajo sexual; y (2) Ser mayor de edad.
2.3.2 Muestreo
El diseño de la metodología aplicada es de carácter cualitativo y se trabajó con una muestra de carácter intencional. Se buscó seleccionar a 10 personas para participaren el estudio y que cumplan con los criterios de selección. Se logró finalmente entrevistar a 9 personas, 5 de Lima y 4 de provincia.
2.3.3 Reclutamiento
El reclutamiento se realizó a través de las personas líderes es de las redes nacionales que forman parte del Comité Nacional de Redes en Perú del proyecto Alianza Liderazgo en Positivo y Poblaciones Clave (ALEP+PC), financiado por el Fondo Mundial, el cual busca promover mejores condiciones de vida y derechos humanos de las personas con VIH y otras poblaciones clave, a través de servicios integrales, diferenciados y con mayores recursos para apoyar la sostenibilidad de la respuesta regional al VIH. Las redes contactadas fueron la RedLacTrans y Plaperts.
2.4 Recolección de datos
El estudio tuvo una sola fase de trabajo de campo en la que se aplicaron ambos grupos focales, los cuales se llevaron a cabo con la participación de nueve personas que cumplían con los criterios de selección. Al iniciar cada grupo focal, se explicó a las personas participantes en qué consistía la encuesta, cuál era la dinámica y se le preguntaba si es que daba su consentimiento para participar y grabar las entrevistas. La entrevista constó de 19 preguntas que giran en torno a 7 subtemas: (1) acceso a la justicia; (2) acceso al trabajo; (3) acceso a la educación; (4) acceso a la salud; (5) situaciones de estigma y discriminación en lo individual, el hogar y la comunidad; (6) intervenciones o estrategias para reducir el estigma y la discriminación; y (7) servicios básicos que consideran son necesarios para su población.
Todas las encuestas se aplicaron a través de la plataforma Zoom con una persona moderadora para guiar los grupos focales, mientras otre investigador se encargaba de la toma de nota. Los grupos focales no excedieron las tres horas.
La discusión se condujo en forma de diálogo abierto en el que cada participante pudo comentar y responder a las preguntas e interactuar con las demás personas participantes.
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Cada participante del grupo focal pudo expresar sus opiniones libremente, sin que se realizaran juicios o cuestionamientos a valoraciones individuales.
2.5 Plan de análisis
Posteriormente, se procedió a transcribir las grabaciones en un documento de Word para analizar los datos recogidos mediante una codificación por subtema (7) y población (2) y, por último, interpretarlos y responder a la pregunta de investigación que da origen al estudio.
Por último, el equipo que ha elaborado este informe ha intentado emplear un lenguaje inclusivo a lo largo de la investigación, en un intento de reconocer la diversidad de identidades de género.
2.6 Consideraciones éticas
Se considera que en esta investigación la muestra no conlleva ningún riesgo ético por lo que los datos fueron recogidos de manera anónima.
3.1 El estigma y la discriminación: algunas definiciones
Goffman define el estigma como un «atributo profundamente desacreditador» (Goffman, 1G5S). Asimismo, clasifica el estigma en base a tres dimensiones: (1) rasgos físicos; (2) rasgos asociados a la personalidad de cada una; y (3) rasgos étnicos o religiosos de las personas. Refiriéndose a Goffman, Pedersen (2009) indica que el estigma es producto de las interacciones sociales entre las personas. Por lo tanto, se requiere una interacción entre dos o más actores sociales con roles específicos —sea como estigmatizadores o como estigmatizades—. Desde una perspectiva de dinamismo social, el estigma se entiende como «un proceso interpersonal producto de las relaciones sociales más que un simple atributo individual» (Pedersen, 2009).
El estigma se aborda entonces desde una doble perspectiva: por un lado, como atributos individuales que asocian a una persona con estereotipos negativos y, por otro lado, como una conducta socialmente construida mediante la censura y la adjudicación de estereotipos cuyo resultado son las manifestaciones de rechazo por parte de la sociedad (Pedersen, 2009).
Por otro lado, ONUSIDA (2009) define el estigma y la discriminación relacionados con el VIH/SIDA como un «proceso de desvalorización de las personas que viven con el VIH/ SIDA o están asociadas con él». Desde esta perspectiva, el estigma es producto de procesos históricos de estigmatización asociados a relaciones sexuales no heterosexuales o no normativas y al uso de drogas, sobre todo drogas inyectables, dos de las principales vías de transmisión del VIH (ONUSIDA, 2003). Finalmente, la discriminación es un proceso posterior al estigma y se refiere al «trato injusto y desleal de una persona en razón de su estado serológico respecto al VIH, sea éste percibido o real» (ONUSIDA, 2003). Tanto el estigma como la discriminación son violaciones a los derechos humanos fundamentales; sin embargo, en la actualidad, el estigma y la discriminación en sus diferentes manifestaciones se encuentran presentes y fuertemente arraigados en diferentes niveles de la sociedad (político, económico, social, psicológico e institucional).
Lo anterior se ve reflejado en los testimonios de las personas participantes cuando se les preguntó cómo describirían el estigma y la discriminación en sus propias palabras —en una o dos una palabra o en un par de frases como máximo—.
Las personas que ejercen el trabajo sexual asocian el estigma y la discriminación a situaciones de vulneración de derechos humanos y de violencia asociadas a la falta de información.
Es ignorancia.
Es ir en contra de los derechos humanos […] de nuestra comunidad.
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En lo que se refiere a las mujeres trans, el estigma es producto de estereotipos y da lugar a situaciones de transfobia, la cual se traduce por situaciones de rechazo y de discriminación en distintos ámbitos.
En el caso de las mujeres trans es cuando […] piensan que como somos trans nos dedicamos a determinado rubro.
Es algo que tiene como consecuencia la transfobia misma en la sociedad. El rechazo, la discriminación.
[S]ufrimos bastante discriminación las mujeres trans. Las personas voltean y miran como diciendo tú no tienes ninguna oportunidad […].
Cabe resaltar que existen patrones similares en cómo viven estas poblaciones el estigma y la discriminación. En efecto, los estereotipos —muchas veces a falta de una información— contribuyen a situaciones de rechazo, de violencia, de estigma y discriminación y, por último, de vulneración de derechos humanos.
3.2 Acceso a la justicia
En lo referente al estigma y la discriminación en el acceso a la justicia, las personas que ejercen trabajo sexual hicieron hincapié en el accionar de la policía —desde casos de violencia física, amenazas, extorsión, corrupción, siembra de drogas y detenciones arbitrarias hasta casos de violaciones en comisarías por parte de efectivos policiales—. La interseccionalidad entre el uso de drogas y el trabajo sexual es muy marcada —muchas veces para dar «valor»—; sin embargo, el uso de drogas implica una doble vulnerabilidad frente al accionar de la policía. Finalmente, este sentimiento de impunidad por parte de la policía se siente con mayor fuerza por el simple hecho que las personas no tienen dónde denunciar estos casos y acudir a una comisaría está fuera de discusión. La criminalización del trabajo sexual implica también un fuerte gasto para las personas que ejercen el trabajo sexual en términos de actos de corrupción o contratación de abogades.
[N]os siembran las drogas y nos demandan que tenemos que pagarles 1500 soles o 2 mil para que nos suelten porque supuestamente para ellos nos han encontrado vendiendo drogas en la calle. Pero es una excusa lo del trabajo sexual que nosotras hacemos para vender droga.
[T]omando en cuenta estas situaciones, en Lima Sur somos organizadas y tuvimos que contratar a una abogada en ese momento para poder apoyar a las compañeras. Ellas no quisieron dar dinero a los policías que les pedían plata, pero les Decían que si no les daban las iban a mandar a la cárcel.
La persecución policial siempre está al acecho de las chicas trans que ejercemos el trabajo sexual. [N]os quitan los documentos a veces, nos quitan lo poco que estamos trabajando en la noche, a veces nos siembran drogas para ir a la fiscalía o meternos presas.
[C]uando la policía irrumpe en un departamento que sabe que tú has consumido drogas desgraciadamente también va que toman el cuerpo de ti, te violan sexualmente y tú no puedes decir nada porque te dicen que si tú denuncias, ellos dirán que tú vendes drogas.
La primera noche, en la celda, el policía me dijo que me quedara en la puerta porque más tarde te voy a sacar. Yo pensé que para liberarme. Pero no. Me iba a sacar para tener sexo. Una compañera me dijo eso. Me fui al fondo de la carceleta y a varias las sacaban por turno para violarlas.
Las mujeres trans mencionaron sufrir tratos degradantes y detenciones arbitrarias por parte de la policía por cuestiones de identidad de género o simplemente porque asumen que las mujeres trans necesariamente se dedican al trabajo sexual. Finalmente, una participante mencionó un caso de transfemicidio y, por ende, la falta de mecanismos de denuncia de estos casos.
A las 10 de la noche. Era sábado. Un carro de la policía nos llevó sin explicación, pensando que éramos trabajadoras sexuales, solo porque estábamos a la espalda de la plaza. […] Hasta ahora no entiendo por qué nos detuvieron […].
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A mí me pasó con la policía, trabajando como promotora de salud en la zona donde se ejerce el trabajo sexual. Estaba brindando preservativos y hubo una intervención y nos intervinieron a todos. […]
Vo me veo femenina, pero a la hora de hacer trámites me intervino un policía porque pensó que estaba usurpando un DNI y terminé en la comisaría.
Nos tratan de forma humillante, nos suben en camionetas hasta la comisaría. Ahí se vive la violencia de parte de la policía. Te separan de las mujeres: las mujeres por allá y los cabros por acá.
[D]etienen todas las que encuentren, lo hacen para acusarlas de que todas son iguales, que todas somos delincuentes […] que todas nos dedicamos al trabajo sexual.
3.3 Acceso al trabajo
En el ámbito laboral, las personas que ejercen el trabajo sexual se refirieron a estereotipos que limitan su acceso al trabajo. Una participante mencionó que se asume que por ser mujer trans o ejercer el trabajo sexual una necesariamente vive con VIH, usa alcohol o drogas y es delincuente. Por otro lado, mencionaron que la falta de acceso a la educación también limita el acceso al trabajo y sin trabajo no hay acceso a otros servicios, como préstamos bancarios. La falta de oportunidades laborales puede limitar el acceso al trabajo a actividades como el estilismo y el trabajo sexual para llegar a fin de mes. Finalmente, dos participantes mencionaron el acoso en el trabajo tanto por parte de empleados como de la Policía que exige un documento emitido por un centro de salud con el resultado de la prueba de VIH para poder ejercer el trabajo sexual. Dicho carné puede convertirse en una herramienta de extorsión para pedir favores sexuales.
En una empresa me dijeron acá no aceptamos maricones. Entonces decidí seguir vendiendo mi cuerpo que es mi única herramienta de vida. No nos permiten. Antes no podías ni tener un préstamo bancario [p]orque tienes que justificar, sustentar que puedes pagar el préstamo. Y si no tienes un trabajo, no te lo dan.
En otros trabajos no solo es por ser trans, sino porque te asocian, ah, no esta tiene VIH, es alcohólica, es ratera.
Muchas no tenemos un certificado de estudios, una carrera.
Al segundo día el jefe me tocó la pierna, me quedó mirando, me pidió cada vez más cosas sobre sexo. Entraba ocho de la mañana y salía ocho de la noche, para que me paguen solo por el trabajo que hacía y nada por el trabajo sexual que yo le tenía que hacer al jefe.
Sobre las pruebas de VIH, cuando la policía nos interviene nos obligan a pasar por una prueba de VIH. […] [N]os Decían que teníamos que tener la prueba, el carné de un centro de salud para trabajar, para cuando hubiera una intervención. Entonces, cuando ellos ya querían otra cosa, nos rompían el carné de nuestros exámenes.
Quería una oportunidad para estudiar secretariado. Pregunté para poder matricularme, pero siempre me dijeron que acá no se aceptan homosexuales, solamente ingresan chicos o chicas y que buscara por otro lado.
Me preparé para el estilismo. Con eso me hice independiente. De eso me solvento aparte del trabajo sexual […].
Las mujeres trans se refirieron a la discriminación en el trabajo por la identidad de género. El hecho de trabajar para la sociedad civil empodera a las mujeres trans y reduce el estigma y la discriminación al mínimo. Así como en el caso de las personas que ejercen el trabajo sexual, la falta de acceso a la educación limita el acceso al trabajo y limita a las mujeres trans a dos actividades: el estilismo y el trabajo sexual. Finalmente, empleadores pueden llevar el tema del estigma y la discriminación al extremo a modo de terapia de conversión.
Cuando empecé a trabajar en otra institución del gobierno regional, la jefa que tenía no me daba responsabilidades porque asumía que por mi condición trans no sabía. Y mis compañeros también me decían que qué hace ese loco vestido de mujer haciéndonos pasar vergüenza.
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En mi DNI dice Carlos y un señor del trabajo siempre me dice que mi nombre es Carlos. Eso es constante.
[S]omos privilegiadas porque somos lideresas. […] En nuestra situación privilegiada en este grupo de mujeres trans, he trabajado siempre con mujeres trans, así que nunca he sufrido discriminación.
Nunca hemos tenido la oportunidad de estudiar. Siempre desertamos de estudiar, abandonamos la casa familiar y estamos expuestas por nuestra misma identidad de género. La mayoría hacemos trabajo sexual. Otras hacen estética.
[L]a hacían cargar sacos de arroz, frejol, sabiendo que había varones. Por más que no tenga que ver el género, lo hacían solo porque era ella así. Otra amiga se tuvo que mandar a cortar el pelo y usar polos largos con pantalones porque si no, no le permiten trabajar con cómo se siente.
3.4 Acceso a la educación
Dos mujeres trans que ejercen el trabajo sexual indicaron haberse matriculado en Centros de Educación Ocupacional (CEO) debido al alto nivel de estigma y discriminación hacia las mujeres trans en los colegios desde la primaria hasta la secundaria por motivos de identidad de género. Lo mismo ocurre en la educación superior, aunque en un nivel menor en universidades privadas, siempre y cuando tengan los recursos para pagar la Universidad, por lo cual el trabajo sexual le resultaba más rentable. Finalmente, una participante también mencionó un caso de estigma en un centro de estudios técnico productivo (CETPRO), simplemente porque se dedicaba al trabajo sexual.
[V]arias chicas recurrimos a CEOs para poder ejercer y aprender algo, porque siempre no vamos a estar del trabajo sexual. […] Ni en un instituto de peinado me aceptaron.
[N]o nos permiten terminar ni primaria ni secundaria. Actualmente hay apertura en algunas Universidades, pero particulares. Chicas trans en Universidades estatales es muy raro. Las que podemos, lo hacemos en particulares teniendo dinero. Y para tener dinero qué tengo que hacer trabajo sexual.
Me matriculé en el CETPRO porque me gustaba la costura. […] Una compañera me pidió agregarme al Facebook y a la semana siguiente, en clase, la compañera ya no se sentó conmigo. [M]e dijo que hay que hablar con la dirección porque: «tú no puedes estudiar con nosotras» […] «en las redes sale que tú eres puta pues».
Las mujeres trans indicaron que las situaciones de estigma, discriminación y hasta de acaso sexual tanto por parte del cuerpo profesoral como de sus pares han impactado visiblemente la vida de las participantes a partir de su transición. Por más acceso que tengan a una formación —sea técnica o universitaria— sienten que son pocas las posibilidades de acceder a un trabajo en el área que estudiaron.
En el colegio había bastante discriminación, pero después de la secundaria, solo tengo estudios no culminados. En la Universidad […] no te imaginas las cosas que he pasado por parte de profesores y compañeros. Yo llevaba mi transición, mi cabello ya me crecía. Mis compañeros me gritaban cosas y los profesores me Decían que era mi culpa por cómo me vestía y caminaba.
Hay muchas compañeras profesionales, pero por la discriminación no ejercemos. […] Por eso ejercemos el trabajo más práctico que es la prostitución. […] Si una es prostituta todas somos unas mariconas trans prostitutas. Yo ahora estudio enfermería porque me gusta, pero pienso que estudio tanto y luego pienso que no voy a poder ejercer y me echo para atrás.
En el colegio no he sufrido estigma por parte de los docentes, pero sr por parte de los compañeros. Sentía el acoso. Hay muchos prejuicios. Asumían que por ser quien era tenía que acostarme con todos mis compañeros. En todo momento querían agarrarme, abusar de mi sexualmente.
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3.5 Acceso a la salud
Una mujer trans que ejerce el trabajo sexual mencionó un caso de discriminación en establecimientos públicos incluso en los casos más complejos como haber sido impactado por una bala. Sin embargo, en establecimientos de salud privados, se han registrado casos de discriminación por cuestiones de género, dejando suponer también que existe el prejuicio que las personas trans necesariamente viven con VIH. Finalmente, otra mujer cis que ejerce el trabajo sexual comenta acerca de compañeras que han experimentado maltratos en sus citas ginecológicas.
Una compañera mía fue baleada […] fuimos al hospital porque estaba sangrando en el brazo y tampoco quisieron atenderla porque estaba drogada. Que vaya a un privado. Tuvimos que hacer una colecta para poder llevarla a una particular y que la atiendan.
Hace poco yo me atendí también en una particular de una hernia [y] me di cuenta de que, a diferencia de los demás cuartos, a mí me traían la comida en envases descartables.
Otra vez también fui atenderme por mi cáncer al colon y el médico me preguntó a qué me dedicaba y me dijo: ¡Ah, pues es por eso, ese trabajo te ha dado cáncer!
También cuando vas a una consulta y el médico ve tu nombre, cambian de actitud totalmente y se va como a tres metros de distancia y te empieza a preguntar qué tienes. […] Ni te ausculta […] porque todo lo vinculan al VIH.
A algunas compañeras les meten el espéculo de frente y ellas se quejan y el doctor nos dice que cómo no quejamos por un fierrito si nosotras estamos acostumbradas a trabajar todo el día en eso.
En lo que se refiere a mujeres trans, dos participantes mencionaron demoras en la atención (incluso en casos de emergencia) por esperar los resultados de la prueba de VIH. Asimismo, como ya se mencionó en el caso más arriba, existe el prejuicio de que las personas trans y sus parejas necesariamente viven con VIH. Finalmente, la negación de sus pedidos de reconocimiento de la identidad trans representa también una barrera para el acceso a la salud, en específico el tratamiento antirretroviral.
Había ido a una consulta. El médico no me quería atender porque eran las 9 de la noche. Dijo vamos a esperar hasta mañana porque hay que esperar tu prueba de VIH. Acá en Iquitos una compañera murió a causa de eso.
[M]i novio se enfermó, tuvo un derrame cerebral y lo llevé al hospital y le preguntaron quién era yo. Dije que era su pareja. El laboratorista le dijo que debía sacarse su prueba de VIH. […] Piensan que, porque eres una persona trans, tienes VIH.
Las enfermeras deben de llamar por el nombre trans. Muchas han desistido de su tratamiento por esas situaciones, porque pasan vergüenza.
Muchas compañeras tienen el temor de pasar lo mismo. Si salen positivo, muchas dejan de ir a un centro de salud por esas situaciones.
[N]o tenemos un DNI que refleje nuestra identidad de género. […] Ahí comienza la discriminación. Mucho más cuando el doctor sabe que eres trans y te sigue llamando con tu nombre de DNI. Eso siempre es constante.
3.6 Estigma y discriminación en lo individual, el hogar y la comunidad
Las personas que ejercen el trabajo sexual mencionaron situaciones de maltrato, violencia y rechazo en el entorno familiar, lo que incrementa el nivel de estigma y autoestigma, lo cual puede tener un impacto también en sus propios hijos, hijas e hijes. De la misma manera, las mujeres trans experimentan altos niveles de estigma en la sociedad, en sus hogares, y en el trabajo a raíz de su identidad de género y orientación sexual. Finalmente, el conservadurismo y machismo representan barreras en la construcción de una identidad propia.
Algunas veces me daba ganas de ya no salir a la calle o solo en la noche. Pero por qué, por qué me tengo que ocultar.
En mi familia, mis hermanos, el mayor siempre me ha dicho maricón, que cualquier cosa que haga, lo haga fuera de la casa, que no me iba a permitir hacer mis cochinadas en la casa.
Yo trabajaba en un night club y […] entró un primo mío y me reconoce. Yo me quise esconder, pero me dijo mira cómo has terminado de puta,
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que le voy a decir a mi tía. Ya vamos a conversar, me dijo. Luego él llegaba a la casa de mis padres, almorzaba, y se metra a mi cuarto y me cogía las piernas, me metra la mano.
Como yo salía en la televisión [como lideresa y activista], las amigas de mis hijas también las empezaron a molestar diciéndoles que yo era una puta y empezaron a tener cuadros depresivos.
[Mis] hermanos mayores [...] Siempre me marcaban el tema de no ser escandalosa, que si me encuentran puteando me agarrarían a golpes o me botaban de la casa. En el camino opté por ser estilista. Igual también eso me marcaban en mi familia, que no me vaya a pintar el pelo, que no me pinte la cara, que no queremos un payaso en la casa. Los mismos clientes me Decían qué bueno que tú no eres escandalosa. Pero yo quería construir mi identidad, quería verme deconstruida. Y cuando empecé mi proceso [de transición] muchos clientes no querían atenderse conmigo porque ya era para ellos escandalosa. ¿Qué hago? No tenía trabajo. Así que segur en el trabajo sexual porque ahí no hay discriminación a nada.
Las mujeres trans que participaron en las entrevistas compartieron sus experiencias de maltrato y violencia física en el entorno familiar. El sentimiento de culpa y el autoestigma también pueden desembocar en tendencias suicidas. El estigma es producto, en muchas ocasiones, del machismo, sobre todo en el seno del entorno familiar. Finalmente, el estigma se extrapola a las parejas de las mujeres trans y se manifiesta por actos de bullying.
Nuestra relación [con mi papá] se volvió intolerante. Mi mamá fue la que pagó los platos rotos porque él le decía a mi madre que por su culpa yo era así.
Si tenemos vacíos emocionales es porque la familia nos ha quitado ciertos afectos. / Muchas veces me autodiscriminé. Muchas veces tenía que decime que era más fácil morirme o engañarme a mí misma y vivir una vida heterosexual para serlo que mis padres querían.
Mi papá me trababa con un carácter más fuerte porque era el tercero y era más delicadita. Me ponía guantes de box y me hacía pelear con los niños de la cuadra y yo perdía porque era una florcita. […] Me hacían jugar fútbol a la fuerza.
[P]or el qué dirán, mis hermanos me maltrataban, porque mi mamá tenía que viajar y tenía que mantener a cinco hijos. Mis hermanos me daban a patadas o con el cable de luz si me encontraban jugando en la calle con mis amigas.
Vo he sufrido discriminación por parte del barrio, las amistades y una por proteger a la familia sale de casa. Mis padres me buscaban, pero me fui a provincia. Al retorno se volvió más drástico el cambio porque regresé siendo trans y la violencia era mayor por parte de mis hermanos y mis tíos.
Muchas veces ha pasado por mi mente el quitarme la vida, pero ya es algo superado, que pasa usualmente cuando estás buscando tu identidad y piensas que nunca vas a encajar en esta sociedad.
[M]is abuelos que son personas muy radicales, que lo blanco es blanco y no puede ser desviado para otro color. […] Mi abuelo quería, como sea, que sea 100% varoncito. Me llevaron a diversas partes del Perú, a un psicólogo, psiquiatra. Quería que sea macho, hombrecito, que sus amigos no tuvieran que discriminarme por maricón.
El bullying que se les hace a las parejas de las personas trans es fuerte porque para la sociedad ese no es un hombre, el que se mete con una trans.
3.7 Intervenciones o estrategias para reducir el estigma y la discriminación
Las mujeres trans que ejercen el trabajo sexual hicieron hincapié en la necesidad de aprobar la ley de identidad de género; sin embargo, concuerdan que no reconoce el trabajo sexual como actividad laboral. Las mujeres cis que ejercen el trabajo sexual insistieron en la necesidad de capacitar a la policía, sobre todo en lo referente a los Centros de Emergencia Mujer (CLM) en comisarías a fin de fortalecer los mecanismos de denuncia que están a su disposición. En el ámbito de la salud, mencionaron la necesidad de implementar campañas continuas de prevención y control ginecológico. Finalmente, una participante mencionó la necesidad de establecer zonas rosas con el fin de reducir el acoso policial.
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Se debe aprobar la ley de identidad de género porque ahí hay varios derechos paraguas que favorecerían a comunidad trans. Claro está que en esta ley no está la propuesta del trabajo sexual. […] La idea es ejercerlo de la manera más profesional posible.
El gobierno tendría que trabajar con las instituciones de la policía para que sean bien informados y sean capacitados y no violenten nuestros derechos como trabajadoras sexuales. También deben mejorar los centros de mujer, que están en la comisaría y cuando una va a denunciar ahí mismo está el agresor y no hay confianza para hacerlo.
Hoy existen campañas de un día y nada más y cada cierto tiempo. Eso debería ser continuo, sobre todo para las jovencitas que se puedan hacer sus chequeos [de salud].
Debería haber sitios rosas para que las chicas puedan ejercer el trabajo sexual sin que la policía esté acosándonos.
Que se acepte mi trabajo como trabajadora sexual, que pueda pedir préstamo teniendo eso como trabajo. Y apoyo mental, sobre todo. Y que hagan valer mis derechos trabajando en mi casa.
Las mujeres trans mencionaron la necesidad de aprobar la ley de identidad de género (a pesar de sus limitaciones) con el fin de garantizar el acceso a derechos humanos fundamentales. Asimismo, mencionaron la necesidad de establecer alianzas en el gobierno con el fin de desarrollar una agenda política diferenciada para luchar contra el estigma y la discriminación.
La ley de identidad de género y derechos trans, no nos solucionará la vida, pero por lo menos nos podrá dar acceso a derechos fundamentales como salud, vivienda, trabajo […].
Por todo el estigma y la discriminación que ha habido durante todo este tiempo es necesario tener una agenda diferenciada. Eso nos va a permitir cupos laborales, acceder a otros programas del Estado dirigidos a mejorar la calidad de vida de las personas trans.
Hay que buscar aliados para que se nos pueda escuchar y capacitar autoridades. Resaltar y recalcar las cosas buenas que podemos hacer.
[Con la ley de identidad de género] podría poner mi empresa y que mi compañera venga a trabajar conmigo y tener un seguro, AFP con su nombre.
3.8 Servicios básicos y diferenciados por población
El siguiente cuadro permite priorizar los servicios por población. De la misma manera, es posible identificar aquellos servicios que son transversales para la población objeto del estudio. En ese sentido, el apoyo a la salud mental, los derechos de género y la educación sexual y reproductiva, y la no criminalización del trabajo sexual son prioridad para las mujeres cis y trans que ejercen el trabajo sexual. Por otro lado, las leyes y los cambios políticos deben ser priorizados por todas las poblaciones clave (posiblemente por la falta de un marco normativo que proteja sus derechos humanos fundamentales o a raíz de la aplicación de leyes que criminalizan a estas poblaciones). El acceso a oportunidades de empleo también es una prioridad entre las cuatro poblaciones clave. El acceso a medicamentos antirretrovirales y contra hepatitis virales es clave para las mujeres cis y trans que ejercen el trabajo sexual. La protección y promoción de derechos humanos y vigilancia de su cumplimiento efectivo (en otras palabras, el acceso a mecanismos de denuncia oportunos) es de suma importancia para esta población clave altamente criminalizada, estigmatizada y discriminada. La descriminalización del trabajo sexual2 y del uso de drogas3 es prioridad para las mujeres cis y trans que ejercen el trabajo sexual, ya que permitiría
flen el Perú ejercer el trabajo sexual no es un delito; sin embargo, en muchas ocasiones, las mujeres cis y trans que ejercen el trabajo sexual son víctimas de varias formas de abusos, incluso por parte de autoridades (Defensoría del Pueblo, 2023).
3A pesar de que la posesión de pequeñas cantidades (para uso personal) no es delito, tal como lo establece el Código Penal en su artículo 299, las personas que usan drogas son altamente criminalizadas por la Policía Nacional del Perú (PNP) (Mangelinckx, 2017).
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prevenir casos de detenciones arbitrarias y tratos inhumanos y degradantes.4
Finalmente, algunos servicios diferenciados han sido priorizados por las mujeres cis y trans que ejercen el trabajo sexual de acuerdo con sus necesidades específicas (ver Tabla 1).
Parker et al. (2002) indicaron que el estigma y la discriminación asociados con el VIH/SIDA refuerzan condiciones preexistentes de estigma y discriminación. Por ello, el entorno familiar y la sociedad en general pueden presentar actitudes que de indiferencia o de rechazo a las personas con VIH no solo por su estado serológico, sino también porque el VIH/sida se asocia con la promiscuidad, la homosexualidad y el uso de drogas. En Perú, si bien existe un marco normativo sobre VIH (Ley n.o 26626 o Ley Contra SIDA), el trabajo sexual y el uso de drogas (a pesar de que ambos no están penados en Perú) están fuertemente criminalizados (ONUSIDA, 2018b). De la misma manera, la criminalización afecta también a mujeres trans, ya que aún no se aprueba la ley de identidad de género que brindaría mayores medidas de protección de sus derechos humanos (ONUSIDA, 2018b).
Históricamente el estigma y la discriminación han sido asociados al VIH/sida, afectando en gran medida los patrones de transmisión y el acceso a la salud y el cuidado (Busza, 1999). Por ello, en el caso de personas con VIH y poblaciones clave, es conveniente hablar de una doble o triple situación de vulnerabilidad frente a situaciones de estigma, discriminación y violencia. Tomemos el caso, por ejemplo, de una mujer trans que ejerce el trabajo sexual y usa drogas para darse valor para afrontar situaciones complejas de la vida cotidiana y sufre constantes situaciones de acoso policial.
Por otro lado, cabe hacer hincapié en el accionar de la policía en la criminalización de poblaciones clave, sea por identidad de género, orientación sexual o uso de drogas. Según se ve reflejado en este estudio, la microcorrupción, la extorsión, los tratos degradantes y las detenciones arbitrarias son pan de cada día para las personas que ejercen el trabajo sexual y las mujeres trans (sobre todo aquellas personas que usan drogas). Es más, el uso de drogas es usado como instrumento o justificación para incurrir en actos de corrupción o siembra dedrogas.asícomoloadvierteMangelinckx (2017), en el marco de la lucha contra el narcotráfico en Perú, todo el peso de la ley recae sobre las personas más vulnerables, en particular las personas que usan drogas, quienes en repetidas ocasiones son víctimas de actos de corrupción, extorsión, abusos físicos y psicológicos, amenazas o detenciones arbitrarias, sin posibilidad de acceder a mecanismos de denuncia. Por último, en el caso de las mujeres trans, la criminalización y la violencia de género pueden desencadenar el transfemicidio sin garantías de que se esclarezca la verdad y se haga justicia.
En lo que se refiere al acceso al trabajo, Benoit et al. (2015) mencionan a Everett C. Hughes (1958), en su obra Men and their work, quien indicó que el trabajo es un componente clave para la construcción de identidad e imagen de las personas, ya que gran parte de sus vidas gira en torno a ello. El hecho de dedicarse a una profesión que pueda proporcionar el dinero suficiente para ganarse la vida también se ve reflejado en la salud de las personas, en parte por la percepción de estigma asociada a ciertas actividades laborales (Benoit et al., 2015).
4 Al respecto, en 2020, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) abordó por primera vez la cuestión de la tortura contra miembros de la comunidad LGBTIQ+. La CIDH dictó una sentencia sobre tortura por motivos de orientación sexual e identidad de género en el caso 6zul Rojas Marín y otra vs. Perú. 6zul es una mujer trans peruana que fue detenida arbitrariamente por efectivos de la Policía Nacional del Perú (PNP) en el 2008. Durante su detención, fue víctima de violencia sexual, física y psicológica a raíz de su orientación sexual (CIDH, 2020).
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En lo que se refiere al carácter interseccional del estigma y la discriminación, el acceso al trabajo es limitado por una percepción sumamente estereotipada: una mujer trans o una persona que ejerce el trabajo sexual necesariamente vive con VIH, usa alcohol o drogas y es delincuente. La falta de acceso a una educación básica está estrechamente vinculado a la falta de acceso al trabajo y, por ende, a servicios básicos. El estigma trans, limita en gran medida el acceso a oportunidades laborales, limitándolas principalmente a dos actividades: el estilismo y el trabajo sexual, lo que puede afectar a la larga la salud física y mental de las personas trans (Hughto et al., 2015).
En el ámbito de la educación, las mujeres
que ejercen el trabajo sexual, en particular las mujeres trans, indicaron haber experimentado situaciones de estigma y discriminación en el colegio, sobre todo a partir del momento en que inician su transición. Por lo tanto, los centros de educación técnica profesional parecen ofrecer una oportunidad para seguir estudiando, aunque todos los centros no están libres de estigma y discriminación. Por otro lado, frente a la falta de acceso a la educación superior en Universidades públicas (educación gratuita en Perú), las mujeres trans mencionaron que el nivel de estigma es menor en dichas instituciones, aunque una necesita tener los recursos para pagar la Universidad, por lo cual el trabajo sexual les resulta más rentable.
En lo referente al acceso a la salud, las personas que han experimentado estigma y discriminación tienden a alejarse de los servicios de salud, tanto en el ámbito de la prevención como del tratamiento (Earnshaw & Chaudoir, 2009). El autoestigma también limita el acceso a la salud, sobre todo a la hora de hacerse una prueba de VIH para conocer su estado serológico. Las mujeres que ejercen el trabajo sexual mencionaron haber experimentado mal-
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tratos en sus citas ginecológicas. Asimismo, la negación de los pedidos de reconocimiento de la identidad trans puede representar una barrera para el acceso a la salud, en específico el tratamiento antirretroviral.
Frente a situaciones de estigma y discriminación en lo individual, el hogar y la comunidad, las personas que ejercen el trabajo sexual mencionaron situaciones de maltrato, violencia y rechazo en el entorno familiar, lo que puede trasladarse también a sus propios hijos, hijas e hijes. Las mujeres trans también han experimentado experiencias de maltrato y violencia física en el entorno familiar, provocando un sentimiento de autoestigma y consecuencias en la salud mental de las personas. Finalmente, las mujeres trans mencionaron que el conservadurismo y el machismo representan barreras en la construcción de una identidad propia. En otras palabras, no son consideradas como sujeto de derecho por lo que no se encuentran dentro de la «norma establecida».
Finalmente, en lo referente a las intervenciones o estrategias para reducir el estigma y la discriminación, las mujeres que ejercen el trabajo sexual insistieron en la necesidad de establecer zonas rosas y capacitar a la policía, sobre todo en lo que se refiere a los centros de emergencia mujer (CEM) en comisarías. Por último, las mujeres trans hicieron hincapié en la necesidad de aprobar la ley de identidad de género con el fin de garantizar el acceso a derechos humanos fundamentales.
Este estudio buscó una mayor comprensión sobre cómo se generan y replican los fenómenos asociados al estigma y discriminación en mujeres cis y trans que ejercen el trabajo sexual en Perú. En ese sentido, este estudio y los elementos de análisis que aporta contribuyen, en cierto grado, a orientar políticas públicas en pro de la inclusión social de estas poblaciones (priorizando los servicios identificados por las poblaciones del estudio en la tabla 1). La lucha contra el estigma y la discriminación debe pasar necesariamente por un proceso de inclusión, de información, de educación, y de debate informado con el fin de generar cambios positivos en la sociedad.
Este estudio de tipo exploratorio descriptivo invita a la reflexión sobre el estigma y la discriminación desde una mirada interseccional en las poblaciones del estudio; sin embargo, hay una necesidad de investigar esta problemática más a profundidad para escuchar, incluir y amplificar las voces de estas poblaciones con el fin de diseñar estrategias sostenibles que reduzcan los daños asociados al estigma y la discriminación en defensa del pleno goce de los derechos humanos para todos, todas y todes.
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The social imaginary about alcohol in Ecuadorian films
Recibido: 17/08/2023 Aprobado: 17/11/2023
Universidad Nacional de Loja (Ecuador)
https://orcid.org/0000000275216303
Universidad de Málaga (España)
https://orcid.org/0000000332882135 https://doi.org/10.29166/csociales.v1i45.5285
Resumen
En este artículo se propone un análisis sobre cómo se proyecta el consumo de drogas legales e ilegales en el cine de ficción ecuatoriano. El objetivo es interpretar cómo desde la cinematografía se crea un imaginario que refleja la concepción social y cultural ecuatoriana en relación con el consumo de drogas, principalmente alcohol. Analizamos una muestra de 12 películas, seleccionadas de entre las de mayor taquilla estrenadas entre 2008 y 2018. Se procedió a elaborar una metodología de análisis que permitió identificar las características comunes en las películas de ficción ecuatorianas. Centramos el estudio en el método de investigación cualitativo. Esto permitió determinar, como resultados, que el uso simbólico del alcohol y las drogas se plantean como un reflejo social de la actualidad ecuatoriana. Se analizaron algunas escenas en las que los personajes consumen alcohol, aunque este consumo no da un aporte significativo a la trama de las películas.
Palabras clave Alcohol, drogas, cine, Ecuador, Pilsener.
Abstract
This article proposes an analysis of know the consumption of legal and illegal drugs is projected in Ecuadorian fiction cinema. The objective is to interpret know cinematography creates an imaginary that reflects the Ecuadorian social and cultural conception in relation to drug consumption, mainly alcohol. We analyzed a sample of 12 films, selected from among those with the highest box office released between 2008 and 2018. An analysis methodology was developed that allowed us to identify the common characteristics in Ecuadorian fiction films. We focus the study on the qualitative research method. This allowed us to determine, as results, that The symbolic use of alcohol and drugs are presented as a social reflection of Ecuadorian current affairs. Some scenes in which the characters consume alcohol were analyzed, although This consumption does not provide a significant contribution to the plot of the films.
Keywords Alcohol, drugs, cinema, Ecuador, Pilsener.
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El imaginario social sobre el alcohol en el cine ecuatoriano
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La interpretación cinematográfica del consumo de alcohol y drogas en el cine se presenta como un reflejo de la sociedad y un elemento que incide sobre la opinión pública (Rodríguez, 2000). En los inicios del cine mudo, Hollywood retrató personajes adictos a la morfina o los fumaderos de opio, asociando el uso de drogas a la criminalidad; «el vicio constituye la muestra suprema de su degradación física y/o moral» (Cambra-Badii & Paragis, 2023, p. 9).
En 1936 el director de cine Dwain Esper realizó una película sobre las nefastas influencias del cannabis; se trataba de Marihuana: the weed with roots in hell y the devil’s weed. El film narraba las aventuras de unos jóvenes que prueban un porro de marihuana. Después de probarlo, los muchachos se volcaban al crimen, se bañaban «pecaminosamente» desnudos, e incluso, uno de ellos se ahogaba. Otra película de ese mismo año fue Reefier madness dirigida por Louis Gasnier, en 1935. El film mostraba lo sucedido a un grupo de muchachos tras probar la marihuana, quienes cometían asesinatos, se volcaban a la prostitución, las violaciones, al terrorismo y el suicidio (Marín Gutiérrez, 2016).
Las características a partir de las que se construyen los imaginarios sociales se reflejan en la ficción, «las películas sobre la adicción manifiestan y comunican las preocupaciones de la cultura popular del momento histórico en que están emplazadas o en el que se estrenaron» (Cambra-Badii & Paragis, 2023, p. 10). Esto las convierte en el reflejo social de la preocupación y el temor que se genera en relación con las drogas (Costa & Pérez, 1989).
Con el paso de los años los contextos y el discurso de películas «tienden a legitimar, normalizar, trivializar o 94orificar el consumo de drogas» (Sánchez-Carbonell & Colomera, 2003, p. 23), naturalizando el consumo de substancias psicotrópicas como algo implícito en el devenir de la sociedad. El consumo de drogas se da a través de personajes atractivos, creativos o interesantes, sin enfatizar en las consecuencias.
De 1934 a 1956 se prohibió en Estados Unidos que salieran consumos de drogas en las películas (Musto, 1991). La presencia de sustancias psicotrópicas en muchas películas no está asociada a un factor determinante de la trama, como hablar de alcoholismo o drogadicción, «en la mayoría de películas independientemente del género cinematográfico, mientras que las sustancias ilícitas tendían a ser expuestas en dramas» (Sánchez-Carbonell & Colomera, 2003, p. 24).
El rol de la mujer en referencia a las adicciones se resume en el de compañera y apoyo. Esto aparece como característica de la narrativa en la década de los cincuenta; cambiando en la década, de los ochenta, donde hay personajes con vidas trágicas que pierden la vida por sus adicciones (Hirschman, 1987). A partir de la década de los noventa los aspectos negativos en relación con el consumo de drogas se invisibilizan (Sánchez-Carbonell & Colomera, 2003). Se subestiman presentándose como acciones cotidianas que forman parte de la vida cotidiana de los personajes.
En 1999 se estrenó Ratas, ratones y rateros, de Sebastián Cordero, que llegó a una taquilla de más de 110.000 espectadores, en donde aparece de forma explícita las drogas (Cordero, 2010). La película relata de forma irónica y con cierto sarcasmo la realidad social de Ecuador, y las particularidades de Quito, sus prejuicios sociales y de clase. Enfoca «la violencia callejera sin moralismo ni moraleja redentora, y hace de la delincuencia el pívot para la tragedia del individuo —mérito compartido con muchos otros filmes del realismo sucio—» (León, 2005, p. 51). En la película Ratas, ratones y rateros se mencionan dos tipos de drogas: la marihuana, en una escena, Ángel (Carlos Valencia), el protagonista, fuma marihuana frente a su madre y pasta base de
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cocaína, que une y les da coherencia estética a varias escenas.
La idea de representar al marginal en el cine puede asociarse a la representación de las drogas y el alcohol de Hollywood de los años 20. «Ratas, ratones y rateros es considerado un relato sobre la pérdida de la inocencia, a través de la historia de un joven sin oportunidades y sin sentido en su vida» (Loaiza Ruiz & Gil, 2015, p. 58). El realismo sucio propuesto por Cordero muestra personajes corruptos, de clases sociales dispares, que viven en ambientes marginales. La violencia de clase se representa en las injusticias. Los que tienen poder pueden aplastar a los que no lo tienen: los desamparados. Ratas, ratones, rateros (1999) narra la historia de dos primos que se involucran en el mundo del crimen y las drogas.
La idea de realismo sucio sobrepasa la concepción económica de la estructura social, «el cine contemporáneo latinoamericano ha retratado una serie de problemas urbanos desde una visión juvenil, que funciona a veces como alegoría de un Estado-nación, donde la co-presencia tumultuosa de temas y estilos culturales emergen en una película» (Narváez, 2019, p. 64).
La imagen se construye en relación con la cultura, las costumbres, elementos sociales y tradicionales que confirman las características que hacen único a un grupo social, un elemento importante son los textos visuales. El uso de los elementos simbólicos y culturales en las producciones cinematográficas ubican al espectador en un contexto geográfico, social e histórico. Las desigualdades sociales y las injusticias de clase son parte de la narrativa ecuatoriana. Esto ha variado en sus temáticas a lo largo de los años, el alcohol y las drogas se presentan de forma recurrente. Según como su consumo se asocia a los diferentes estratos sociales, cambia la interpretación, de los directores y su percepción de la sociedad.
Este estudio plantea preguntas sobre cómo el cine puede influir en la percepción y concepción social del consumo de drogas en Ecuador. ¿Cómo se representan los diferentes estratos sociales en relación con el consumo de drogas en estas películas? ¿Qué impacto puede tener la representación del consumo de drogas en el cine en la opinión pública y en las políticas de drogas en Ecuador? ¿Cómo ha evolucionado la representación del consumo de drogas en el cine ecuatoriano a lo largo de los años?
En esta investigación nos planteamos identificar los códigos comunes en los largometrajes de ficción ecuatorianos bajo los que se construyen los elementos visuales que caracterizan la representación del consumo de sustancias lícitas e ilícitas en el cine ecuatoriano.
Se procedió al análisis estructurado de los films y las escenas en las que se evidencia el consumo de substancias como alcohol y drogas en el cine ecuatoriano, como elemento simbólico e identitario. En el proceso del análisis fílmico siguió el orden cronológico de las películas, con la finalidad de observar gradualmente la evolución del género de la ficción ecuatoriana y su significado, teniendo en cuenta el contexto histórico, social, político y cultural en el que se han desarrollado las producciones. Se inició el análisis de las escenas con la intención de buscar elementos simbólicos, íconos o características que influyeran en la trama de la película. El método cualitativo ofreció profundidad y detalle en los datos, al igual que en la descripción y registro (Patton, 1980). Cuando se adentró en el análisis crítico de los datos cualitativos, estos se organizaron relacionándose entre sr y se llegó a interpretaciones, conceptos y conclusiones (Spradley, 1980).
De entre las técnicas de la metodología cualitativa nos decantamos por la observación, en la que el observador se convierte en un elemento pasivo del campo de análisis a observar,
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utilizando sus experiencias en el campo que es objeto de estudio. Esto favorece la reflexividad al investigador y ayuda a la interpretación (Banks, 2010). 6cotamos el espacio temporal de nuestra investigación, desde el año 2008 hasta el año 2018, iniciamos la búsqueda de películas ecuatorianas de ficción.
Como criterio de búsqueda empleamos la base de datos del Instituto de Cine y Creación Audiovisual (ICCA).1 Se seleccionaron 12 películas cuya taquilla ha sido representativa: Cuando me toque a mí (2008), Impulso (2009), Prometeo deportado (2010), A tus espaldas (2010), Pescador (2011), Mejor no hablar de ciertas cosas (2013), Saudade (2014), Tan distintos los dos (2015), Con alas pa’ volar (2016), Sin muertos no hay carnaval (2016), Sólo es una más (2017) y Agujero negro (2018). La metodología predominante es de tipo cualitativa y la fuente de conocimiento es de tipo representativo (Corbetta, 2003).
El alcohol y las drogas son un elemento recurrente en las relaciones sociales ecuatorianas. Estos elementos se asocian a la diferencia de clases, la religión, la cultura, la gastronomía y las fiestas de pueblo, como elementos culturales que se evidencian de forma constante en las producciones cinematográficas ecuatorianas realizadas hasta el 2014. La narrativa se asocia a eventos como la migración, el feriado bancario como un tema recurrente. Las temáticas se expanden desde el 201l, el enfoque de la narrativa se amplió hacia los conflictos de la clase media. En toda la muestra seleccionada identificamos escenas en las que aparece el consumo de alcohol y drogas que dibujan la sociedad ecuatoriana.
Iniciamos identificando las características de las películas seleccionadas y el contexto de su historia. En la película Cuando me toque a mí (2008), durante la madrugada un hombre sale de la casa de su amante. El exmarido de la mujer lo sigue y lo apuñala por la espalda. Cuando va a matar a su exesposa su hijo aparece y él sale corriendo a la calle. Este asesinato dará pie a una serie de tragedias relatadas en la película del director Víctor Arregui. El cadáver del amante asesinado llega a la morgue. En ese momento aparece el personaje principal de la película, un médico forense incapaz de relacionarse socialmente, que se esconde entre los cadáveres que llegan a la morgue.
A partir de la muerte y de quiénes llegan a la morgue se crea una serie de historias paralelas. Esta película nuevamente hace un guiño a la migración en el personaje de la hija de un taxista. Una llamada deja ver que ella es una de las tantas que migraron en la crisis de 1999. Esta película muestra la necesidad de mantenerse vivos para unos y de buscar la muerte para otros.
El personaje principal de debate entre el querer y no poder. Quiere salir de su soledad, pero no puede. Finalmente se queda solo tendido en una de las camillas en las que colocan a los muertos con una botella de vodka que lo acompañará durante toda la película. De alguna forma el personaje principal está muerto y su relación cercana con la muerte se puede observar durante toda la película. Se relata la amargura y desaliento de los personajes ante las circunstancias que tienen que vivir. Se concibe la muerte desde un fragmento de la sociedad, desde la impotencia que da el no pertenecer a un grupo influyente y tener que esperar el favor de otros.
Ante la muerte se a94utinan todos los sentimientos. Para el director, Víctor Arregui, la omnipresencia de la muerte se hace presente en su estado de ánimo y afirma que a los ecuatorianos les gusta hablar de la muerte. Podemos entender esta película como una reflexión sobre la muerte desde un personaje que solo
1Los datos obtenidos fueron proporcionados por Ivette Rodríguez, directora de Control Técnico del Instituto de Cine y creación 6udiovisual, el 4 de septiembre del 2020.
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puede vivir entre muertos (Zaldumbide Lasso & Toro Aguilar, 2014).
Impulso (2009), película dirigida por Mateo Herrera, tiene la particularidad de estar filmada en blanco y negro. «En el plano estético, es de algún modo cine de arte/ experimental: parte de una apropiación de géneros: suspense, fantástico, está filmado en blanco y negro, y en momentos recurre a angulaciones de cámara inhabituales» (Narváez 2019, p. 68). La historia relata la vida de una joven, Jéssica de 17 años, que sufre bullying en un colegio de Quito. Vive con su abuela y su tía. Su madre migró a España y deja de enviar dinero. Esto genera problemas con su tía que es quien trabaja y asume los gastos de la manutención de la joven. La protagonista se presenta como una adolescente rebelde que consume alcohol con sus amigos. Se siente reprimida con las normas de su tía y su abuela, así que decide ir en busca de su padre al que no ha visto en diez años (Luzuriaga, 2017).
La búsqueda de su padre la lleva a conocer la hacienda de su tío. Él vive con su esposa y su hijo. Ella se queda en casa de su tío esperando saber algo de su padre. Desde el inicio de la película se deja entrever la sensación de que alguien observa a la protagonista. Durante su estancia en la hacienda de sus tíos se inicia una relación amorosa con su primo, relación que ronda entre los sueños y la realidad. Los espejos de la casa permanecen cubiertos, las puertas se cierran y las velas se apagan. La hacienda, casi deshabitada, genera un aire de misterio en la película. Para la protagonista este se convierte en un lugar seguro. Jéssica empieza a descubrir su sexualidad y su identidad (González Rentería, 2015).
Esta película entra dentro del «cine de hacienda», un género que Camilo Luzuriaga, lo sitúa como propio del cine ecuatoriano. Son las películas cuya trama se desarrolla dentro de una hacienda, teniendo como inicio el trasladarse de la ciudad al campo. Para Luzuriaga, la película del director Mateo Herrera «es probablemente la iniciadora de este esbozo de género en cuanto tal» (Luzuriaga, 2017, p. 11).
Prometeo deportado (2010), de Fernando Mieles, tuvo 162.000 espectadores en las salas de cine (Larrea, 2017). Este film, a través de la migración, hace un retrato de la identidad y la problemática social, política y económica ecuatoriana. Una sala de espera de un aeropuerto se convierte en un pequeño Ecuador, cuando varios grupos de migrantes son detenidos para ser deportados. Sin una explicación, los ecuatorianos permanecen detenidos durante mucho tiempo.
El paso del tiempo se marca con dos elementos, la llegada de más ecuatorianos a la sala que poco a poco se vuelve
asfixiante y una pequeña cría de tortuga que va creciendo poco a poco. Como se puede observar «el drama migratorio se volverá, en la narración de la nación ecuatoriana, el tema central de los primeros años del siglo XXI» (Alemán,2012, p. 83). Desde la alegoría de los ecuatorianos que viven de forma ilegal en el extranjero con la incertidumbre de que en algún momento pueden ser deportados. Esta película nos muestra una construcción y deconstrucción de la nación ecuatoriana (Sitnisky, 2012).
En Prometeo deportado (2010), el objeto de la burla es la ecuatorianidad, que desfila por la película descomponiéndose, hasta escenificar el arranche y el robo generalizado de un país inmerso en un caos hiperbólico, alegoría grotesca de una no nación (Luzuriaga Arias, 2019, p. 252). Durante la película hay varios intentos de formar una organización social equitativa, en un inicio el respeto y la igualdad priman. Pero conforme pasa el tiempo la gente se corrompe. Un grupo toma el control por la fuerza. Al final la Única salida se presenta a través del baúl de un mago. En esta película el alcohol aparece de manera tangencial.
A tus espaldas (2010), del director Tito Jara, realiza una alegoría de la ubicación de
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la Virgen del Panecillo en la ciudad de Quito. Desde este punto se puede ver cómo se extiende la ciudad hacia el Norte y el sur. La Virgen está ubicada mirando hacia el Norte y dando la espalda al sur. Quienes viven en el sur, en la idiosincrasia quiteña, son considerados cholos, obreros descendientes de indígenas o cuyo mestizaje tiende hacia rasgos indígenas y piel morena (Medina, 2020).
El protagonista de la película, Jorge Chicaiza Cisneros, es hijo de una madre migrante y un padre maltratador que murió víctima del alcohol tirado en la calle. Las remesas que envía su madre les han permitido a él y su abuela mejorar su nivel de vida, pero siguen viviendo en el sur de Quito. El protagonista reniega de su nombre y raíces indígenas cholas. Muchos cineastas ecuatorianos se inclinan hacia el realismo social desde una visión dramática, «fusiona con éxito momentos cómicos con dramáticos, lo que provoca como resultado mayor dramatismo en el espectador […] a este género del realismo social se lo ha dado en llamar también cine de la marginalidad» (Zamora Aizaga, 2016, p. 11).
El protagonista trabaja en un banco. Cuando joven se cambió el nombre a Jordi Lamota. Ha logrado su sueño de vivir en el Norte de Quito, aparentando tener una buena posición social. Para Luzuriaga Arias:
[…] la película A tus espaldas (2011) es la que sabía con más claridad a qué público se dirigía: la nueva clase media de origen kickwa, que habita o habitaba en el sur de Quito. […] La gran recepción que obtuvo A tus espaldas se debe también a que actualiza el personaje típico del chulla quiteño, aquel que fue retratado en El chulla Romero y Flores de Jorge Icaza en 1958, el hijo de madre kickwa y de padre “español”. El personaje “mestizo” que reniega de su origen kickwa para presentarse como «español» o «blanco», es altamente popular en la oralidad ecuatoriana. (Luzuriaga Arias, 2019, p. 184)
La historia tiene como localización la avenida de los Shyris, en la ciudad de Quito, donde se reúnen los jóvenes y escuchan música a todo volumen en sus autos modificados, tuneados con las puertas abiertas. Jordi conoce a una colombiana que se dedica a la prostitución y sus clientes son ejecutivos de alto nivel. Es una mujer guapa que esconde su trabajo diciendo que es modelo. El protagonista la lleva a vivir con él y la considera su novia (Prieto Méndez, 2014).
A tus espaldas (2010) hace un guiño a dos
sucesos en la historia reciente de Ecuador: el salvataje bancario de 1999, con la quiebra de un banco en que trabaja el protagonista y se recrea, como parte de la trama, la historia del notario Cabrera. Jordi y su novia deciden robar el dinero de un notario que lo guarda en fundas en su casa. El plan funciona, roban el dinero y el notario está muerto. Jordi traiciona a su novia y escapa con todo el dinero a la playa. La joven es llevada presa y él cumple su sueño de tener todo lo que siempre quiso (Medina, 2020). Esta película:
Cita incesantemente las costumbres de una generación de un emergente sector social, que no había sido visto por el cine ecuatoriano: aquellos muchachos que fueron seducidos cuando eran niños por El Chavo del Ocho, la popularísima serie de televisión mexicana de fines del siglo pasado. Dentro de esta factura y acabado, A tus espaldas no se cuestiona sobre el machismo imperante en todos los ambientes sociales que reproduce, y se limita a retratarlo como se supone que es: hombres alcoholizados y maltratadores, junto a mujeres víctimas y prostituidas. No busca debajo, muestra encima de la apariencia: en esto también es popular. (Luzuriaga Arias, 2019, p. 186)
Esta película hace una crítica al padrinazgo que permite ascender sin esfuerzo. Se ve los favores laborales, la discriminación de clases sociales, los problemas familiares y el abandono de los hijos de migrantes. Aparecen el desamor, las relaciones banales, el problema social de la prostitución, en el estereotipo de la mu-
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jer colombiana hermosa que llega a Ecuador y bajo la máscara de trabajar de modelo se convierte en una prostituta de élite (Varela Molina & Zapata Chasiquiza, 2020). El alcohol y las drogas aparecen de una forma sibilina.
La noticia de un cargamento de cocaína encontrado a la orilla de una playa inspira la película Pescador (2011), del director Sebastián Cordero. Blanquito, un pescador de treinta años, vive en casa de su madre en un pequeño pueblo pesquero de la costa ecuatoriana. La vida de Blanquito cambia cuando encuentra en la playa un cargamento de cocaína. La droga representa la oportunidad de cambiar su vida, mejorar económicamente y conocer a su padre, un hombre rico de Guayaquil.
El traslado de la cocaína a Guayaquil lo lleva a conocer una mujer que le va a ayudar a vender la mercancía. Blanquito se siente atraído por ella e intenta enamorarla. Mientras Blanquito busca salir de su pueblo a la ciudad, ella añora regresar a Colombia (Herrera, 2018). Para Luzuriaga, Sebastián Cordero en sus películas.
[…] mantiene el interés por indagar en el mismo mundo de la marginalidad y la delincuencia, y su violenta relación con el mundo de la burguesía y el poder estatal. Sus obras perseveran en la tarea de dominar un sentido y adaptar una forma, la del cine de ficción en clave de tragedia, alejándose de la exaltación admirativa hacia el otro
—el malandro de Ratas—, cuyo encanto, perversamente seductor para el mundo correcto de la clase media, no ha podido ser igualado ni por el mismo Cordero. (Luzuriaga Arias, 2019, p. 80)
En Pescador (2011) se presentan temáticas conocidas para el espectador: el narcotráfico, la inmigración del campo a la ciudad o la migración entre países latinoamericanos. Esta película no deja un final feliz para Blanquito, finalmente se da cuenta de que la vida de la ciudad no es lo que se imaginó (De la Vega Zurita, 2018).
El punk acompaña la trama de la película Mejor no hablar de ciertas cosas (2013), de Javier Andrade. La película tiene como protagonista y narrador a Paco Chávez, joven adinerado de Manabí. Él y su hermano son adictos a todo tipo de drogas. Esta película se convierte en la primera película ecuatoriana «preseleccionada para competir en los premios Oscar, en la categoría de Mejor Película Extranjera» (Loaiza Ruiz & Gil, 2015, p. 60).
Mejor no hablar de ciertas cosas (2013) narra de forma lineal la vida decadente e irresponsable de Paco y su hermano menor, músico punkero que hará todo para conseguir drogas e impulsar su banda. Las drogas y el romance ilícito con Lucra, su novia de colegio, que está casada con otro hombre, impulsa su vida. «La película manabita es el autorretrato de una familia lumpen-burguesa, con padre madre e hijos, y nueras, yernos y suegros, narrado con la sola voz interior del hijo mayor. Sin ninguna responsabilidad y sin preguntas» (Luzuriaga Arias, 2019, p. 204).
El hermano de Paco, totalmente descontrolado, decide robar una figura de un caballo de casa de sus padres para cambiarlo por drogas. Su padre los descubre robando y sufre un ataque al corazón y muere. Esta pelea cambia la vida de los hermanos. Esta escena es un punto de inflexión en la trama y muestra las profundidades a las que los personajes han llegado debido a su adicción.
Su madre y hermana se mudan a Miami y no soportan quedarse en la ciudad. Entre drogas, malos entendidos, el dealer (camello) que les provee las drogas mata al hermano, la novia y al exesposo de la novia de Paco. Paco y el hijo de su novia se esconden y quedan vivos. Mejor no hablar de ciertas cosas (2013) encarna, de alguna manera, una versión desacelerada del realismo sucio: la violencia implícita sucede fuera de cuadro» (Narváez 2019, p.68). La película concluye con un Paco “reformado”, asumiendo el papel que siempre debió tener
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en su familia: ser el hijo mayor, comprometido con una mujer que no ama, pero le conviene, dedicado a la política como su padre, y como dice el protagonista: podría llegar a presidente. Mejor no hablar de ciertas cosas (2013) habla de las acciones y las consecuencias, pero al final el dinero puede lavar las culpas de cualquiera (Roberts Camps, 2015).
Saudade (2014), la ópera prima de Juan Carlos Donoso centra su historia y se contextualiza en la crisis financiera de 1999 hasta el derrocamiento del presidente Jamil Mahuad. Miguel, un adolescente de 17 años que no tiene recuerdos de su madre, radicada en Argentina. La madre de Miguel enferma y pide al padre que lleve a su hijo para verlos antes de morir. Miguel decide que no quiere ir a ver a su madre. El día que su padre viaja se arrepiente e intenta alcanzarlo en el aeropuerto, pero ya es tarde. Se queda con su madrastra y hermanastra (González Rentería, 2015).
El director crea una estructura narrativa basada en muros y bases frágiles que dan cuenta de la barrera entre los adultos y los adolescentes; por ejemplo, el muro de la escuela que los jóvenes trepan para escaparse de la secundaria […] en pantalla las siluetas de los adultos al fondo de la casa discutiendo sobre cuestiones políticas, el protagonista prefiere no encontrarse con ellos, por lo que entra a su cuarto por la ventana. (Solano Ortiz, 2020, pp. 172173)
Un año en la vida de los jóvenes se mezcla con los elementos que marcaron la crisis económica de 1999. La falta de liquidez de los bancos y la retención de los ahorros, se observa cuando la madre necesita pagar las pensiones del colegio. En unas escenas deben ayudar a mudarse a unos de sus amigos, sus padres han perdido su casa. Se muestra la devaluación del sucre y el cambio a dólares, las manifestaciones y el derrocamiento de Mahuad y el alcohol (Babino, 2015).
Tan distintos los dos (2015) de Pablo Arturo Suárez, largometraje de tono dramático sobre una pareja madura que afronta al pasado. Deciden volver al pasado a su casa de la playa para sanar, olvidar y perdonar (Machado Galarza, 2016). Esta película cuyos protagonistas son una pareja, Ricardo y Paula, su hija y su nieto, reviven un evento traumático que intentaran enterrar. Los recuerdos vuelven cuando la pareja regresa a su casa de la playa para desocuparla. A lo largo de la película la pareja se vuelve a reencontrar. La repentina llegada de su nieto y sus preguntas hacen que la familia tenga que afrontar el pasado que intentaron enterrar. Aparece el alcohol como ambientación.
Alas pa’ volar (2015), del director Alex Jácome, cuenta la historia de los padres de Tito, un piloto y una publicista. Los padres de Tito empiezan a tener problemas y deciden separarse. El niño hace todo lo posible para que sus padres vuelvan a estar juntos. Para Luzuriaga (2017) esta película es «uno de los estrenos más recientes de cine evangélico graduado» (p. 8).
Esta película se desarrolla entre la comedia y el melodrama. El pequeño Tito, apoyado en su fe, logra la reconciliación de sus padres, quienes durante casi toda la película entran en una guerra por demostrar que cada uno tiene la razón y el otro es el que hace las cosas mal. En esta película los protagonistas son afroecuatorianos, da un vuelco al estereotipo del afroecuatoriano de bajos recursos que acostumbramos ver en las películas ecuatorianas (Pérez Quintana, 2021).
Al asignarle el protagonismo, la película reconoce el empoderamiento social de una pequeña y novísima clase media afrodescendiente, que ha sido posible, entre otras razones, por la conversión al evangelismo de muchos de los integrantes de un pueblo tradicionalmente empobrecido como es el afroecuatoriano. El evangelismo, a diferencia del catolicismo, promueve abiertamente la superación económica entre sus feligreses, para lo cual, dicen, es necesaria la educación, la abstinencia del alcohol y la formalidad en las relaciones familiares, laborales y comerciales. (Luzuriaga, 2017, p. 9)
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Alas pa’ volar (2015), del director Alex Jácome, es una película de género cómico-dramático. Está protagonizada por el cantante Felipe Centeno, que interpreta a un joven que se enamora de una chica cristiana evangélica y tiene que cambiar su vida para estar con ella. La película no muestra escenas de alcohol o drogas, pero sr las menciona como parte del pasado del protagonista, que era un adicto y un delincuente. La película tiene un mensaje moralizante y religioso, y busca transmitir valores cristianos a los espectadores.
Alas pa’ volar (2016) es una película de trama ligera y divertida, fue bien recibida por la audiencia. Alcanzó una taquilla de 46.375 espectadores, superando a la película de Sebastián Cordero, Sin muertos no hay carnaval (2016), que alcanzó una taquilla de 39.155 espectadores (González Palma, 2019).
Sin muertos no hay carnaval (2016) es una película ecuatoriana dirigida por Sebastián Cordero. La trama se desarrolla en una ciudad tropical y aborda temas como la ambición, la corrupción, la traición y todo lo que conlleva la búsqueda del poder y el dinero en la sociedad. La historia se centra en un sector de la ciudad portuaria de Guayaquil, conocida como Monte Sinaí, donde se desarrollan conflictos éticos y sociales debido a la invasión de tierras. Un personaje clave es Lisandro Terán, interpretado por Andrés Crespo, quien engaña a las personas para que compren parcelas supuestamente legalizadas de las que luego obtendrá beneficios. Sin muertos no hay carnaval (2016) retrata la violencia y la corrupción en Guayaquil, donde el narcotráfico y el alcoholismo son problemas sociales.
Sólo es una más (2017) el quinto largometraje de la directora Viviana Cordero. Esta película es la historia de Mateo, un joven cuya vida está marcada por inesperados ataques epilépticos ocasionados por un tumor cerebral. Los ataques limitan su vida, vive con su padre, ya que su madre ha muerto. Es suspicaz y le gusta el cine clásico, ir a cafeterías o el futbol. Mateo se enamora de Natalia, una joven alegre, impulsiva, que vive de forma intensa. Mateo sabe que cada convulsión puede serla última. Esto lo impulsa a salir de su casa y acercarse a Natalia (El Universo, 2017).
Esta película está inspirada en la vida de Joaquín. A Viviana Cordero, la historia del joven la cautivó, por su deseo de lucha, por sus sueños, por su no dejarse vencer, por su no aceptar su discapacidad, en el sentido de no permitir que eso le mine cuando la Universidad San Francisco de Quito no le aceptó por su problema de discapacidad, pensaba que había una historia que contar. Esta historia aborda las discapacidades desde un punto de vista humano y desde su cotidianidad. Es una historia triste contada desde un punto de visa esperanzador, de un joven que decide vivir intensamente mientras su cuerpo se lo permita . Se han encontrado referencias al alcoho relacionado con las fiestas. La película trata temas sensibles como la epilepsia, el tumor cerebral o la muerte.
Agujero Negro (2018) es una comedia dramática cuyo director es Diego Araujo Moreno. Víctor, un aclamado escritor de 32 años, pasa por una crisis de creatividad. Hace cinco años trabaja en una novela que no ve la luz. Cuando su pareja, Marcela, se queda embarazada su objetivo es terminar su novela antes del nacimiento de su hija. Víctor y su esposa se mudan al apartamento que les deja su suegra en una urbanización de lujo privada de las afueras de Quito. Al protagonista cada vez le es más difícil escribir.
Conoce a Valentina la hija de su vecino, de 16 años, y con ella se siente joven de nuevo. Con el ímpetu de su nueva juventud y su obsesión por Valentina logra terminar su novela, pero para su editor es una novela vacía. Su despreocupación hacia su esposa hace que
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ella lo deje. Su crisis de edad, de creatividad, lo lleva al lrmite. Desde ese lrmite logra crear una obra profunda en la que deja su vida. Esta novela dedicada a su hija hace que valore lo importante y busque recuperar a su esposa. (El Universo, 2018). El alcohol está presente en la película.
Pilsener es una marca de cerveza líderes en Ecuador y ha lanzado varias campañas publicitarias para promover el orgullo ecuatoriano. Algunas películas ecuatorianas han incluido la marca de cerveza Pilsener en su contenido como parte de la ambientación o patrocinio. Aparece la cerveza Pilsener, en seis de las películas de la muestra. El product placement, también conocido como publicidad por emplazamiento, es una técnica publicitaria que consiste en insertar un producto, mensaje o marca dentro de la narrativa de una película.
Un elemento recurrente en los personajes de las películas analizadas tanto principales como secundarios es el consumo de alcohol, aunque este no aporta necesariamente a la trama. El consumo de drogas se puede observar asociado a la trama de dos de las películas seleccionadas (Mejor no hablar de ciertas cosas y Pescador).
En la película Cuando me toque a mí (2008), del director Víctor Arregui, el consumo de alcohol forma parte de la trama y es el refugio del personaje de 6rturo; el médico forense y su ayudante, beben de una botella de vodka durante sus horas de trabajo en la morgue. Se muestra una relación cercana con el alcohol, el médico es un personaje que no puede socializar y se encierra en las historias de los cadáveres que llegan, el alcohol en este personaje es una forma de afrontar el día a día.
Se marca una diferencia entre el médico y su consumo de alcohol, que puede verse incluso elegante, y el del personaje que asesina a la pareja de la madre de su hijo. Este es un personaje humilde que consume pastillas y alcohol, se ve borracho y en cantinas y bares de baja categoría. Los dos personajes son cercanos al alcohol en circunstancias completamente diferentes al igual que el estrato social en que se los ubica. El médico es alcohólico, pero nunca aparece ebrio, mientras que el personaje marginal, el asesino, sr. La película trata temas como la muerte, el amor, el azar y la violencia en la ciudad de Quito, con un tono de humor negro y amargura.
Impulso (2009) y Mejor no hablar de ciertas cosas (2012) «podrían entenderse como puentes entre los discursos marginal-subjetivista» (Narváez, 2019, p. 68). Las dos películas tienen un factor común: música punk y la rebeldía de los personajes. En Impulso (2009) se muestra el consumo de alcohol entre Jessica y sus amigos, además de la música punk con la que se siente identificada. El alcohol es una forma de evadir los problemas para Jessica la protagonista de la película, ella y sus amigos se desconectan de la realidad en fiestas, alcohol y música. Se marca una diferencia entre los personajes de ambas películas, Jessica es hija de migrantes, vive en el sur de Quito (la zona proletaria de la ciudad), mientras que Paco y Luis son hijos de un político adinerado.
Mejor no hablar de ciertas cosas (2012) es una historia que se desarrolla en torno a la adicción a las drogas de Paco y Luis. Se muestra el consumo de alcohol haciendo un contraste entre el padre e hijos. Al padre se lo muestra con un vaso de whisky, bebida que se asocia a los hombres poderosos, en este caso él es el político más influente de la ciudad. Durante la trama Paco y Luis se hunden y tocan fondo en el mundo de las drogas, destruyendo sus vidas. En esta película el alcohol (whisky) y las drogas forman parte de toda la trama. La inclinación por el consumo de whisky de los personajes representa la clase pode rosa a la que pertenecen.
El imaginario social sobre el alcohol en el cine ecuatoriano
pISSN02528681 | eISSN29608163 | año 2023 | núm. 45 | pp. 47-66
El alcohol aparece como parte de la vida del personaje del escritor en Prometeo deportado (2010). A lo largo de la trama en la decoración del espacio que habita dentro de la sala del aeropuerto se pueden ver botellas de alcohol vacías. Es un personaje observador, sobre el que se vuelca el sufrimiento, los sueños frustrados y las esperanzas de los migrantes a través de las cartas que les escribe. Según avanza la película cada vez se ven más botellas vacías alrededor del su espacio. Se presenta como un personaje sensible e introspectivo. El alcohol está ligado al sufrimiento del arte.
En A tus espaldas (2011) el alcohol apare
ce como parte de la cotidianeidad. No hace un aporte significativo a la trama, pero sirve para definir la dinámica social. En las primeras escenas se ve al padre del personaje principal morir alcoholizado en una vereda del sur de la ciudad de Quito. El alcoholismo, en el imaginario ecuatoriano, se asocia a la pobreza y a la marginalidad. A partir del incidente del padre del personaje principal, el alcohol se utiliza Únicamente para contextualizar las fiestas y la diversión de Jordy y sus amigos, y las escenas de discoteca en las que Greta interactúa con sus clientes. En esta película Jordy y Greta planean robar a una persona intoxicándola con alcohol y drogas.
En Pescador (2011) Blanquito representa la cultura popular. Para Blanquito la cocaína que debe vender simboliza su pasaporte fuera del Matal, en Manabí, y de la vida humilde que lleva. Los hoteles cinco estrellas a los que llega mientras viaja a Quito y la casa de lujo del hombre que va a comprarles la droga genera un contraste entre la vida del pueblo y las ciudades. A lo largo de la película y durante el viaje del pueblo a la capital, los protagonistas consumen substancias legales e ilegales. Las drogas forman parte de la narrativa. Son el factor que determinará el futuro del personaje principal. La venta de la droga es la motivación del personaje, pero el viaje lo llevará a ilusionarse y decepcionarse. El alcohol se asociará a la celebración, a la curiosidad y a las decepciones de Blanquito. En esta película se repite la imagen del político consumiendo whisky, en este caso el padre de Blanquito. La trama hace que la cocaína sea un elemento recurrente. A lo largo de la historia, el personaje cambia de la cerveza que consumen en su pueblo a beber whisky cuando se rodea de las personas poderosas con las que negocia la droga. El consumo de alcohol y drogas son parte de la ambientación de la historia.
En las películas analizadas, que se realizan a partir de 2014, el alcohol se utiliza como parte de la ambientación en determinadas escenas y como un elemento escenográfico en la construcción de la historia. En estas películas los personajes pertenecen a una clase media alta, por lo que no se observa una polarización en el consumo de drogas o alcohol, simplemente se considera su consumo como parte de la cultura y algo natural para detallar las escenas de socialización.
En Saudade (2014) se repite el ambiente y la música punk que identifica al personaje de Miguel y a sus amigos. En esta película el consumo de alcohol ambienta las fiestas a las que asisten los jóvenes. En Tan distintos (2015), la cerveza ambienta la playa y el vino acompaña a las cenas. Esto se repite también en Con alas pa’ volar (2017). En Solo es una más (2016) podemos ver el alcohol como ambientación de las fiestas y de la diversión.
En Agujero negro (2018) el alcohol marca los dos momentos paralelos que vive el personaje. La cerveza en su segunda adolescencia. El whisky y la marihuana en su parte adulta. Estos vicios los comparte con el padre de la adolescente con la que sale a escondidas. Lo que podemos observar en todas las películas es que el whisky aparece como un licor asociado a la adultez y tener poder político y económico. La cerveza nacional está asociada con el pueblo y la fiesta.
El imaginario social sobre el alcohol en el cine ecuatoriano
pISSN02528681 | eISSN29608163 | año 2023 | núm. 45 | pp. 47-66
El consumo de alcohol y drogas es un elemento recurrente en las producciones cinematográficas ecuatorianas, y se asocia a las diferencias sociales, culturales y económicas presentes en la sociedad. En las 12 producciones ecuatorianas analizadas se observa una tendencia a asociar alcohol con las celebraciones, la fiesta, la socialización, el romance o la elegancia. Estas producciones se estrenaron desde el 2014, con excepción de A tus espaldas (2011), en las que el consumo del alcohol aparece ambientando y desarrollando las diferencias sociales.
El alcohol y las drogas son representados
de diferentes formas en el cine ecuatoriano, ya sea como elementos culturales y de celebración, como vicios o como una forma de escape de la realidad. El consumo de alcohol aparece como algo natural en todos los estratos sociales en la muestra analizada. El alcohol forma parte de las interrelaciones de los personajes, como diversión, como vicio o como forma de fraternizar y ahogar las penas o desconectar de la realidad.
En seis películas se observa la ingesta de alcohol y drogas asociadas a la trama, a superar las frustraciones, a la representación y diferenciación de los imaginarios sociales. El consumo de alcohol y drogas en las películas analizadas no siempre está relacionado directamente con la trama principal, pero sirve como un elemento simbólico e identitario que caracteriza a los personajes y a la sociedad ecuatoriana.
La cerveza Pilsener, una marca líderes en Ecuador, aparece en varias películas como parte de la ambientación o el patrocinio, utilizando la técnica de product placement para promover el orgullo ecuatoriano. Se puede intuir que es un auspiciante de los films. Como referente cultural importante aparece la cerveza Pilsener, en seis de las películas de la muestra. Esta cerveza asocia a Ecuador por serla más antigua y consumida en el país.
El cine ecuatoriano refleja las preocupaciones y temores de la sociedad en relación al consumo de drogas, pero también puede contribuir a la normalización y trivialización de este consumo al presentarlo como algo cotidiano y natural.
El cine ecuatoriano utiliza el consumo de alcohol y drogas como elementos narrativos y simbólicos para representar la realidad social y cultural del país. Resaltan la importancia de analizar cómo estas representaciones pueden influir en la percepción y actitudes de la audiencia hacia el consumo de sustancias.
La ficción ecuatoriana nos relata como una sociedad de sufrimiento y desigualdades, con un discurso cercano al documental. En la construcción de la narrativa el consumo de alcohol aparece como un elemento cultural cotidiano tanto en jóvenes como adultos. En ninguna de las películas se cuestiona su consumo, es parte de las relaciones sociales, de serjoven, de seradulto, de ir a cenar, de socializar y de ser ecuatoriano.
Ver tabla 1.
El imaginario social sobre el alcohol en el cine ecuatoriano
pISSN02528681 | eISSN29608163 | año 2023 | núm. 45 | pp. 47-66
Tabla 1. Número de producciones de largometrajes de ficción y su taquilla base de datos Instituto de
Cine y creación Audiovisual (ICCA)
N.º |
Año |
Películas ecuatorianas |
Director |
Fecha de |
Taquilla |
Espectadores |
estreno |
||||||
1 |
2007 |
El lugar donde se juntan los polos |
Juan Martín Cueva |
|
|
|
2 |
2007 |
AVC: Del sueño al caos |
Isabel Dávalos |
|
|
|
3 |
2007 |
Texaco tóxico Texaco |
Pocho Álvarez |
|
|
|
4 |
2007 |
Ellas |
Álvaro Muriel |
|
|
|
5 |
2007 |
Tarjeta roja |
Rodolfo Muñoz |
|
|
|
6 |
2007 |
Esas no son penas |
Anahí Hoeneisen/Daniel Andrade |
100.000.00 |
40.000.00 |
|
7 |
2008 |
Va por ti Ecuador |
Erich Gómez Sárrade |
|
|
|
8 |
2008 |
Retazos de vida |
Viviana Cordero |
|
|
|
9 |
2008 |
Cuando me toque a mí |
Víctor Arregui |
212.500.00 |
85.000.00 |
|
10 |
2009 |
Sara la espantapájaros |
Jorge Vivanco |
|
|
|
11 |
2009 |
Descartes |
Fernando Mieles |
|
|
|
12 |
2009 |
Impulso |
Mateo Herrera |
50.000.00 |
20.000.00 |
|
13 |
2009 |
Desde abajo |
Carlos Piñeiros |
|
|
|
14 |
2009 |
A cielo abierto. Derechos minados |
Pocho Álvarez |
|
|
|
15 |
2009 |
Néctar de lo impropio |
Jhonny Gómez |
|
|
|
16 |
2009 |
Cuba el valor de una utopía |
Yanara Guayasamín Deperon |
|
|
|
17 |
2009 |
Los Chigualeros |
Alex Scklenher |
|
|
|
18 |
2009 |
Black mama |
Miguel Alvear / Patricio Andrade |
|
|
|
19 |
2009 |
Los canallas |
Cristina Franco. Jorge Fegan. Nataly Valencia y Diego Coral |
|
|
|
20 |
2010 |
Secuestro |
Gabriel Jijón |
|
|
|
21 |
2010 |
La revolución de Alfaro: la Película |
Juan Diego Pérez |
|
|
|
22 |
2010 |
Rabia |
Sebastián Cordero |
|
|
|
23 |
2010 |
Jorge Enrique Adoum |
Pocho Álvarez |
|
|
|
24 |
2010 |
Marra como juego de niños |
Galo Hidalgo |
|
|
|
25 |
2010 |
Más allá del mall |
Miguel Alvear |
|
|
|
26 |
2010 |
Prometeo deportado |
Fernando Mieles |
405.000.00 |
162.000.00 |
El imaginario social sobre el alcohol en el cine ecuatoriano
pISSN02528681 | eISSN29608163 | año 2023 | núm. 45 | pp. 47-66
N.º |
Año |
Películas ecuatorianas |
Director |
Fecha de |
Taquilla |
Espectadores |
estreno |
||||||
27 |
2011 |
Bienvenido a tu |
Diego Ortuño |
|
|
|
|
|
familia |
|
|
|
|
28 |
2011 |
Abuelos |
Carla Valencia |
|
|
|
29 |
2011 |
Siguiendo a las estrellas |
Iris Disse |
|
|
|
30 |
2011 |
Labranza oculta |
Carmen Gabriela Cal |
|
|
|
|
|
|
vache Velasco |
|
|
|
31 |
2011 |
Muchedumbre 30S |
Rodolfo Muñoz |
|
|
|
32 |
2011 |
6fro: La voz de los tambores |
Álvaro Muriel |
|
|
|
33 |
2011 |
La Churona |
Cristina Carrillo |
|
|
|
34 |
2011 |
Con mi corazón en Yambo |
Marra Fernanda Res |
525.000.00 |
150.000.00 |
|
|
|
|
trepo Arismendi |
|
|
|
35 |
2011 |
En el nombre de |
Tania Hermida |
298.410.00 |
85.260.00 |
|
|
|
la hija |
|
|
|
|
36 |
2011 |
A tus espaldas |
Tito Tomás Jara Hur- |
351.172.50 |
100.335.00 |
|
|
|
|
Tado |
|
|
|
37 |
2011 |
Pescador |
Sebastián Cordero |
350.584.50 |
100.167.00 |
|
|
|
J. F. Hermosa. Tras la som- |
Vladimir y Marcos |
|
|
|
38 |
2012 |
bra del «Niño del terror» |
Soasti |
|
|
|
39 |
2012 |
El santuario de las penas |
Ernesto Cobos |
|
|
|
40 |
2012 |
La llamada |
David Nieto |
91.000.00 |
26.000.00 |
|
41 |
2012 |
Santa Elena en bus |
Gabriel Páez |
31.500.00 |
9.000.00 |
|
42 |
2012 |
Sin otoño, sin |
Iván Mora |
122.500.00 |
35.000.00 |
|
|
|
primavera |
|
|
|
|
43 |
2012 |
La bisabuela tiene alzheimer |
Iván Mora |
|
|
|
44 |
2013 |
Vakuaya |
Marcelo Xavier Casti- |
|
|
|
|
|
|
llo Sabando |
|
|
|
45 |
2013 |
Grandir |
Ettienne Moine y Ver- |
|
|
|
|
|
|
nard Josse |
|
|
|
46 |
2013 |
Mejor no hablar de ciertas |
Javier Andrade |
185.500.00 |
53.000.00 |
|
|
|
cosas |
|
|
|
|
47 |
2013 |
La muerte de Jaime Roldós |
Lissandra Rivera/ |
192.055.50 |
54.873.00 |
|
|
|
|
Manolo Sarmiento |
|
|
|
48 |
2013 |
Estrella 14 |
Santiago Paladines |
|
|
|
49 |
2013 |
Años viejos |
José Yépez López |
|
|
|
50 |
2013 |
No robarás |
Viviana Cordero |
87.500.00 |
25.000.00 |
|
51 |
2013 |
Mono con gallinas |
Alfredo León |
118.268.50 |
33.791.00 |
|
52 |
2013 |
Distante cercanía |
Alek Schelenher |
35.000.00 |
10.000.00 |
|
|
|
|
/Diego Coral |
|
|
|
53 |
2013 |
Ruta de la Luna |
Juan Sebastián Jácome |
22.750.00 |
6.500.00 |
|
54 |
2013 |
El facilitador |
Víctor Arregui |
46.018.00 |
13.148.00 |
|
55 |
2013 |
Resonancia |
Mateo Herrera |
3.024.00 |
864.00 |
|
56 |
2013 |
Tinta sangre |
Mateo Herrera |
59.500.00 |
17.000.00 |
El imaginario social sobre el alcohol en el cine ecuatoriano
pISSN02528681 | eISSN29608163 | año 2023 | núm. 45 | pp. 47-66
N.º |
Año |
Películas ecuatorianas |
Director |
Fecha de |
Taquilla |
Espectadores |
estreno |
||||||
57 |
2013 |
Cuento sin hadas |
Sergio Briones |
|
|
|
58 |
2013 |
Ya no soy pura |
Edgar Rojas |
|
|
|
59 |
2013 |
Rómpete una pata |
Víctor Arregui |
|
|
|
60 |
2013 |
El barrio de las mujeres solas |
Galo Betancourt |
|
|
|
61 |
2013 |
La importancia de llamarse |
Juliana Khalifé |
|
|
|
|
|
Satya Bicknell Rotkon |
|
|
|
|
62 |
2013 |
13 puertas |
David Rubio |
|
|
|
63 |
2014 |
El conejo Velasco |
Pocho Álvarez |
|
|
|
64 |
2014 |
Defensa 1l5l |
David Rubio |
|
|
|
65 |
2014 |
La casa del ritmo: a film |
Javier Andrade |
3.850.00 |
1.100.00 |
|
|
|
about Los amigos invisibles |
|
|
|
|
66 |
2014 |
La Tola box |
Pável Quevedo |
10.549.00 |
3.014.00 |
|
67 |
2014 |
Asier y yo |
Aitor Merino |
3.990.00 |
1.140.00 |
|
68 |
2014 |
Silencio en la |
Tito Molina |
5.630.00 |
1.608.57 |
|
|
|
tierra de los sueños |
|
|
|
|
69 |
2014 |
Un parde |
Iván Valero |
343.00 |
98.00 |
|
|
|
Estúpidos |
|
|
|
|
70 |
2014 |
El secreto de la |
Rafael Barriga |
|
|
|
|
|
Luz |
|
|