15REVISTA ECONOMÍA , mayo 2022 | pISSN | eISSN 2697-3332
William Hughes
ahora la causante de la crisis y todo lo que ello implicaba (desempleo, inación, caída
de la producción, desequilibrios nancieros, etc.). Se presentó el polo opuesto como
la solución, la «libertad total del mercado», aunque para lograrlo hicieron uso de la
intervención del Estado. En el caso de Panamá, el momento de referencia es el primer
programa de estabilización que se rma con el en julio de 1979; el tratado Torrijos-
Carter entró en vigencia el 1.º de octubre del mismo año, pese a que se rmó el 7 de
septiembre de 1977. Curiosamente, para decir lo menos, solo después de la rma, el
consorcio de bancos que debía renegociar la deuda externa de Panamá, mostró volun-
tad real de hacerlo. Las acciones de política económica de 1979, fueron ampliadas y
desarrolladas en similares acuerdos en 1981 y 1985, y con el en los programas de
ajuste estructural () de 1983 y 1986. Aquí se encuentran todas las recomendaciones
del llamado «Consenso de Washington», y que se conoce también como neoliberalismo.
No obstante, conviene observar que las actividades ejes sobre las cuales se articuló
el capitalismo panameño desde el golpe de Estado de 1968 jamás sufrieron interven-
ción del Estado relevante, como lo fueron el Centro Financiero Internacional (),
la Zona Libre de Colón (), así como los seguros y reaseguros, lo que conformó la
«Plataforma Transnacional de Servicios». (Gorostiaga, 1978) Por ello, las propuestas
de los organismos internacionales citados, se centraron en las áreas donde se había
producido niveles de intervención estatal, promoviendo su desmantelamiento: los sec-
tores industrial y agropecuario, el código de trabajo, la seguridad social, el control de
precios, el comercio exterior, empresas estatales y el tamaño del Estado, reriéndose
al gasto social en educación, vivienda y salud, empresas nancieras estatales vincula-
das a los programas agrícolas y de vivienda y la planilla (salarios) del sector público.
La consigna que repetían estos informes era, «el Estado es ineciente», «la empresa
privada es eciente, por naturaleza». Se pretendía que el mercado, el llamado «libre
mercado», que de libre nada tiene, regiría ahora las reglas del juego capitalista.
Lo cierto era que la forma particular de la intervención del Estado que guió la polí-
tica económica, para nales de la década del setenta mostraba su agotamiento. Esta se
fundamentó en el endeudamiento externo, que pese a la negociación canalera conic-
tiva con los Estados Unidos (. .), el gobierno militar golpista pudo conseguir que los
bancos estadounidenses le prestaran. El endeudamiento, consideramos, se constituyó
también en una carta política para los . . La deuda pública externa aumentó durante
1970-1976, de 193 millones de dólares () a 864 ,2 cuyos vencimientos eran difíciles
de atender en razón de la caída de la economía, que alcanzó tasas negativas en 1976. Para
nales de 1977 aumentó a 1259 y en 1978, cuando se da el renanciamiento con los
bancos, alcanzó 1813 . Después del anuncio de acuerdo sobre el Canal el 10 de agosto
de 1977, los acreedores se mostraron más «accesibles» a renegociar la deuda panameña
y otorgar dinero adicional. Aun cuando los nuevos tratados aumentaron los ingresos, un
promedio de 80 anuales, esto era insuciente para continuar sosteniendo la inter-
vención del Estado ya mencionada, por lo que los ajustes era lo que correspondía, dado
que la otra opción, un cambio profundo de la estructura tributaria para gravar las gran-
des empresas, no estaba en la agenda de los militares, y nunca estuvo.
Los conictos políticos de los años ochenta hicieron que poco se avanzara en las
políticas acordadas con el y el , pese a que los militares hicieron cambios a
los sectores agropecuario e industrial y al Código de Trabajo en 1986, tal como lo exi-
gía el -, y que resultó en una huelga general de trabajadores que duró 10 días;
la primera desde el golpe de Estado de 1968.