En muchas ocasiones, los investigadores deberíamos comunicar nuestros resultados a la sociedad. Para tal propósito,
es importante utilizar un lenguaje cotidiano y accesible para que pueda ser entendido por un público más amplio,
incluidos también los actores gubernamentales. Por ello, las imágenes, gráficos e infografías ilustrativas pueden ser
de gran ayuda, ya que facilitan de manera visual la comprensión de los hallazgos más relevantes de la investigación.
Para la elaboración de la siguiente infografía se han empleado los registros administrativos, más recientes y
disponibles en el país, sobre las lesiones por accidentes relacionados o como consecuencia del trabajo (LAT) en el
sector de la construcción. En concreto, los datos para el cálculo de las Tasas de Incidencia proceden de los Boletines
Estadísticos del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, que incluyen los procesos cerrados de calificación por
lesiones (incapacitantes) y fallecidos entre los trabajadores protegidos por el Seguro General de Riesgos del Trabajo
durante 2015 y 2022 [6]. Como denominador, se calculó el promedio anual de trabajadores del sector de la
construcción (población expuesta) a través del Registro Estadístico de Empleo en la Seguridad Social, por tratarse
de la información más exhaustiva y actualizada sobre el empleo registrado [7].
Durante el periodo comprendido entre 2015 y 2022, se calificaron un total de 5.101 LAT en el sector de la
construcción. De estos, el 2,9% provocaron la muerte al trabajador afiliado. Esto se traduce en una Tasa de Incidencia
promedio de periodo en 5,4 lesiones por cada 1.000 trabajadores y 1,7 fallecidos por cada 10.000 trabajadores.
En relación a la evolución y comportamiento de las Tasas de Incidencia por LAT, según se muestra en la Infografía,
se pueden observar una tendencia a la disminución para las LAT No mortales desde el inicio de periodo hasta 2018.
En 2019, se mantuvo estable en 4,7 lesiones por cada 1.000 trabajadores. En 2020, se produjo una reducción
considerable en un −35,5% respecto al año anterior, para luego volver a incrementarse en los dos últimos años y
alcanzar en 2022 cifras similares al año anterior a la pandemia de la COVID-19 (4,4 lesiones por cada 1.000
trabajadores). Por el contrario, la Incidencia por LAT Mortales muestra estabilidad, con una ligera disminución en
2020 (0,9 fallecidos por cada 10.000 trabajadores).
En términos de la capacidad de producir la muerte por la LAT, se observa un incremento de la letalidad desde el
2015 (2,2%) hasta el 2018 (4,7%), y cifras similares en los últimos años, sin mostrar variaciones significativas (3,3%
en promedio, 2019-2022).
Por otro lado, al analizar la distribución por sexo, era esperado que los hombres representaran la mayoría de las LAT
debido al predominio masculino en este sector económico, de hecho, acumulan un porcentaje del 96,4% del total y
con una probabilidad de 4 veces más de sufrir un accidente de trabajo en comparación con las mujeres. En relación
a la edad del trabajador afectado por LAT, los registros empleados sitúan a los trabajadores de entre los 35 a 44 años
de edad como el grupo de mayor riesgo (6,2 lesiones por cada 1.000 trabajadores). Sin embargo, al comparar los
cambios de las Tasas de Incidencia por LAT entre 2019 y 2022 se observan incrementos en los trabajadores más
jóvenes (de 15 a 24 años) y de edad avanzada (65 y más años).
Estos nuevos resultados, a diferencia del estudio mencionado [1], muestran una situación más precisa sobre la
problemática de la siniestralidad laboral para el sector de la construcción en el país. Por un lado, alertan sobre el
posible incremento de la incidencia por LAT en los próximos años y, por otro lado, identifican a los trabajadores
jóvenes y en edades avanzadas como los más vulnerables. Finalmente, la letalidad se ha mantenido constante durante
el periodo; esto sugiere que los lugares de trabajo (obras de construcción) siguen siendo peligrosos para trabajar y
deja en duda el compromiso y aplicación de la normativa en seguridad y salud en el trabajo [8].
Contribuciones de autoría
La carta ha sido elaborada por el autor basándose en el artículo publicado en la Revista INGENIO [1].
Conflictos de intereses
Ninguno.