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Revista Jurídica Crítica y Derecho
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de las oportunidades de acceso a las universidades, el derecho a la educación de los
ecuatorianos continúa siendo negado, ante la persistencia de factores que impiden el
desarrollo de sus condiciones plenas de realización.
En ese escenario, uno de los mayores desafíos del nuevo Sistema de Educación
Superior, que se rige por los principios de autonomía responsable, cogobierno,
igualdad de oportunidades, calidad, pertinencia, integralidad, autodeterminación para
la producción del pensamiento y conocimiento, en el marco del diálogo de saberes,
pensamiento universal y producción científica tecnológica global, es garantizar el
derecho a la educación superior para reducir la desigualdad y promover la justicia
social. Sin una democratización del acceso a este nivel educativo no se puede
garantizar sistemas democráticos en donde la trayectoria de vida de las personas no
esté determinada por las condiciones sociales de origen (Reimers, 2003).
Siguiendo la línea de la UNESCO (1996):
La educación en general, y la superior en particular, son instrumentos esenciales para
enfrentar exitosamente los desafíos del mundo moderno y para formar ciudadanos
capaces de construir una sociedad más justa y abierta, basada en la solidaridad, el
respeto de los derechos humanos y el uso compartido del conocimiento y la
información. La educación superior constituye, al mismo tiempo, un elemento
insustituible para el desarrollo social, la producción, el crecimiento económico, el
fortalecimiento de la identidad cultural, el mantenimiento de la cohesión social, la lucha
contra la pobreza y la promoción de la cultura de paz.
Entonces, si bien podría pensarse que el derecho a la educación superior en
nuestro país se encuentra garantizado por el ejercicio efectivo de la igualdad de
oportunidades, en función de los méritos respectivos, las dos medidas relacionadas
con el acceso a la educación superior universitaria: la gratuidad de la educación
superior, aprobada en la Constitución de Montecristi del 2008; y, por otro lado, la
aplicación del examen de admisión a las universidades (Examen Nacional para la
Educación Superior, ENES, a partir del 2012, y Ser Bachiller, a partir del 2017) de
manera centralizada por parte de la Senescyt, no son condiciones suficientes para
garantizar el acceso y la permanencia de los sectores de menor ingreso en la
educación superior como estipula la UNESCO.
El ingreso a la universidad en nuestro país puede cubrir sólo el 51% de la
demanda, según información provisional de la Senescyt cortada al segundo semestre
del 2018 (Zambrano, 2019, 16 de junio), esto demuestra que la aplicación centralizada
de exámenes de ingreso a las universidades públicas (que en realidad son exámenes
de aptitud), afectan negativamente el acceso a la educación superior universitaria.
Esto sumado a la crisis en que vivimos y que afecta a todos los ámbitos de nuestras
vidas, incluida la académica, los derechos humanos lograron cierta efectividad a lo
largo del presente siglo, están sufriendo una regresión continua, y un buen ejemplo
de ello es lo que está sucediendo con el derecho a la educación y la enseñanza
pública.
Acceso al Sistema de Educación Superior del Ecuador
Es verdaderamente irrefutable que, dentro de la sociedad actual, y avocados en
la era de la información, la demanda de educación superior se vuelve mucho mayor
si se la compara con otros períodos históricos. Es asimismo relevante mencionar que
la educación superior y su impacto en condiciones de equidad socioeconómica, es
probablemente la capacidad más importante que puede llegar a tener el ser humano,
puesto que existe un consenso general, de que la educación genera y potencia otras
habilidades personales para acceder a otras necesidades básicas como la
alimentación, la salud, el empleo, una vivienda, e inclusive otras condiciones de