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Revista Jurídica Crítica y Derecho
1(1), pp. 39-48
vicio estatal, hasta la actualidad ha sido la piedra en el camino de la evolución del
reconocimiento de los derechos humanos.
Tratare de plasmar un pequeño orden cronológico de estos aspectos, comenzando por
el reconocimiento de derechos, que surgió por el siglo XIX, y se caracterizaba por ostentar
tendencias liberales-conservadoras o aserciones implícitas con derechos de libertad, junto a
derechos políticos muy básicos o socapados bajo el dominio estatal, posteriormente en los
periodos de 1929 hasta 1967, se puede visualizar una pequeña evolución que nació o se
promovía por el movimiento obrero y por los partidos y movimientos vinculados al socialismo,
con esta pequeña descripción evolutiva ya se puede identificar los dogmas es su forma más
primitiva, dentro de este aspecto señalare esta clasificación generalizada en tanto a los
derechos sociales, laborales, económicos y culturales, que alcanzan un avance un poco más
acentuada en el año 1998 y que ya podemos verlos esbozados en la constitución del mismo
año, que resalta más con la entrada en vigencia de la constitución de 2008, un neo
constitucionalismo moderno, que traía consigo un notable reconocimiento de la diversidad
cultural, con una característica de garantía de derechos pero todavía subsumida a la
estructura estatal, esto como marco de introducción al tema objeto de estudio.
La presente disertación analizara los reflejos actuales de los derechos a la educación
superior, desde la vigencia de la Constitución de la República del Ecuador (CRE) de 2008, se
observará principalmente la estructura educacional propuesta, con su paquete normativo, que
conlleva una serie de beneficios y retos, entre estos el reconocimiento del derecho a la
educación superior sobre toda la vida de las personas que se encuentren dentro del estado,
así como su desarrollo holístico. Dentro de esta arista del desarrollo normativo en la estructura
de la educación superior, se puede identificar ciertos objetivos explícitos, pues se buscaba
aplacar la irrupción de intereses individuales y corporativos que no deberían tener cabida en
la estructura educacional, ya que su punto de deliberación, está establecido más como un
servicio de interés público, que visibiliza la responsabilidad que tiene tanto el alumnado, la
planta de educadores así como los servidores administrativos institucionales. Si bien CRE
sitúa a la educación superior dentro del plan de desarrollo, a la misma vez socapa su
autonomía a índices que son casi inalcanzables, crea una serie de organismos públicos que
obstruyen el libre desarrollo de pensamiento encajonando a una forma de desarrollo
educativo de cartón, que lucha por notas, más que por entendimiento, y por títulos más que
por desarrollo de conocimiento.
El abandono que lleva el Ecuador sobre la protección de los derechos a la educación
superior se pensaba inagotable, con la CRE de 2008, se pasó de un ámbito de desprotección
a uno de sobreprotección, trayendo malestar a la planta docente y administrativa, este
abandono originó una costumbre a nivel burocrático de poco interés, que con la CRE se vio
obligada a trabajar en base a nuevas reglas de responsabilidad, así Pacheco (2009)
menciona e identifica que: “Un cambio curricular nos cuenta de maestros muy comprometidos
con la enseñanza e igualmente de los que se esfuerzan poco o nada, de burócratas que
promueven el cambio y los que se resisten” (p. 168)
Estos parámetros como resultado común del cambio dentro de este desarrollo evolutivo
educacional, pues se necesitaba un instrumento de protección de los derechos a la educación
superior, así lo menciona Alvear (2019) que: “para el ejercicio de estos derechos se requiere
de garantías como la igualdad de oportunidades y otras”. Es así que esta carta magna trajo
consigo estándares y lineamientos para la transversalización de la educación superior,
mediante ejes de igualdad de género; pueblos, nacionalidades e interculturalidad;
discapacidad; y ambiente, pues su propósito o ideal era fortalecer los procesos de
construcción de la igualdad, teniendo como fin último el compromiso por la conformación de
una sociedad garantista, democrática e incluyente y el reconocimiento del rol de liderazgo
que el sistema de educación superior buscaba con la transformación de las prácticas sociales.