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Crítica y Derecho: Revista Jurídica. Vol. 4(6), (enero - julio, 2023). pp. 43-59.
Crítica y Derecho
Revista Jurídica
e-ISSN 2737-6281 / p-ISSN 2737-629X
https://revistadigital.uce.edu.ec/index.php/criticayderecho/issue/view/297
Derecho, Justicia y Políticas Sociales en el marco de los
Objetivos de Desarrollo Sostenible para América Latina
y el Caribe
Internet y la formación de la imaginación política de las
Organizaciones Juveniles en Bogotá
Internet and the formation of the political imagination of Youth
Organizations in Bogotá
Ricardo Arrubla Sánchez
Doctor en Ciencias de la Educación.
Docente-Investigador del Departamento de Humanidades de la Fundación Universitaria del Área Andina.
Universidad de Cuauhtémoc. México.
rarrubla@areandina.edu.co
https://orcid.org/0000-0003-1548-8195
Edwin Camilo Saavedra
Doctorante Universidad de Salamanca y Valladolid. España.
Docente-Investigador del Departamento de Humanidades de la Fundación Universitaria del Área Andina.
esaavedra5@areandina.edu.co
https://orcid.org/0000-0003-4749-3677
DOI: https://doi.org/10.29166/cyd.v4i6.4289
Recibido: 2022-08-22 / Revisado: 2022-09-01 / Aceptado: 2022-10-15 / Publicado: 2023-01-01
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Ricardo Arrubla Sánchez / Edwin Camilo Saavedra
Internet y la formación de la imaginación política de las Organizaciones Juveniles en Bogotá
RESUMEN
El artículo analiza el tipo de imaginación que tienen las organizaciones juveniles en la
web, con el objetivo de comprender sus estructuras políticas simbólicas. Para ello, se
realizó una investigación hermenéutica-fenomenológica, por medio de una cartografía
conceptual en las ginas de internet de 417 organizaciones juveniles de las
localidades Usaquén, Chapinero, Santa Fe, San Cristóbal, Usme, Tunjuelito, Bosa y
Kennedy. Los resultados revelaron que la Imaginación Instituida es mayor en todas
las localidades estudiadas frente a la Imaginación Constituyente, lo que permite
concluir que existe una radical forma de administración del sentido, que reterritorializa
los significados culturales en función de las necesidades de planificación económica,
factor que incide de manera determinante en la producción de las acciones políticas
que difunden en internet las organizaciones juveniles.
Palabras clave: imaginación, institución, instituyente, organizaciones juveniles.
ABSTRACT
The article analyzes the type of imagination that youth organizations have on the web,
with the aim of understanding their symbolic political structures. For this, a
hermeneutical-phenomenological investigation was carried out, through conceptual
mapping on the internet pages of 417 youth organizations from the towns of Usaquén,
Chapinero, Santa Fe, San Cristóbal, Usme, Tunjuelito, Bosa and Kennedy. The results
revealed that the Instituted Imagination is greater in all the locations studied compared
to the Constituent Imagination, which allows us to conclude that there is a radical form
of administration of meaning, which reterritorializes cultural meanings based on the
needs of economic planning, a factor that it has a decisive impact on the production
of political actions that youth organizations disseminate on the internet.
Keywords: imagination, institution, instituting, youth organizations.
INTRODUCCIÓN
La existencia de una brecha generacional al interior del sistema social siempre va a
ser causante de conflictos entre las lógicas tradicionales y las lógicas emergentes.
Dicho fenómeno tiene una alta repercusión en la comprensión de las dinámicas
sociales, en sus búsquedas de sentido y en las posibilidades de encausar nuevos
procesos de creación y cambio. Así, realizar una revisión de la imaginación política
en las organizaciones juveniles, es fundamental debido a la estrecha conexión con la
imagen, los imaginarios, las representaciones sociales y la conciencia colectiva, para
entender que tanto la heterogeneidad mantiene arraigada las lógicas tradicionales y
qué tanto, existe una verdadera posibilidad de imaginar las nuevas condiciones del
mañana en la sociedad.
La escasa documentación científica de un fenómeno social tan importante revela
un gran vacío en la comprensión de dichos cambios. Al tener el imaginario social y el
imaginario radical instituyente, una connotación histórica cuya influencia está
asociada al pensamiento filosófico, sociológico y político, resulta sorprendente que
este no sea estudiado con mayor frecuencia para determinar los efectos de los
procesos de descentramiento pluralizante dados en la sociedad a partir del
posmodernismo con la muerte de los metarrelatos y el impacto de la amplia
diversidad de medios de comunicación digital, los cuales quiebran el centro-
fundamento de tipo metasocial, que estructuran la conciencia de los sujetos a nivel
normativo, cognitivo y expresivo.
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Los cambios en la imaginación generan nuevas formas de representación colectiva
que llegan a ser postradicionalistas emergentes, las cuales tienen un campo
semántico ubicado en la desacralización, el humor cínico y las posturas divergentes
frente a la realidad política, pero a su vez, estas compiten con las antiguas
centralizadades que luchan por conservar las narrativas tradicionales. Este fenómeno
se materializa en las estructuras simbólicas que se construyen al interior de la
sociedad, siendo evidente que existe una tensión permanente que frena, regula y
limita la aparición de nuevos centros.
La función social de la Imaginación
Así, el presente trabajo tematiza, las condiciones problemáticas que entrañan los
cambios en la imaginación, entendidas como producciones culturales de sentido que
articulan el mundo instituido de significado de una sociedad (Castoriadis, 1993) y, su
proceso de institucionalización a través de la consolidación y formalización de dichos
cambios en sistemas de producción permanente, estable y duradero.
Para Hurtado (2008), Torres (2015) y Etkin (2017), la función constitutiva de la
imaginación actúa como el contenido del mundo instituido de significado en la
sociedad, el cual sirve para posibilitar diferentes formas de representar/decir social e
incorporan los distintos marcos de categorías del pensamiento: espacio, tiempo,
totalidad, leyes de identidad, justicia, etc., pero a la vez, son portadoras de
significaciones sociales, dentro de la esfera mental sirviendo de centro simbólico para
la formación de la conciencia colectiva Marchesino (2014).
De tal manera que para retematizar el concepto de imaginación, se hará desde
las categorías centrales del pensamiento de Castoriadis, imaginación instituida e
imaginación instituyente, en diálogo de confrontación con Durkheim con el objetivo de
explicar el proceso de producción instituyente del mundo de significados, normativos,
cognitivos y expresivos de las organizaciones juveniles de Bogotá, y con Weber para
determinar las características inherentes al proceso de racionalización cultural de la
imaginación política manifestado a partir de las diversas formas de representaciones
colectivas.
De esta manera, las lógicas de la imaginación funcionan como instituciones
sociales que introducen y legitiman las diferentes maneras de crear, pensar y soñar
la realidad, pero más aún, hacen parte de formas de lucha que encarnan formas
tradicionales de autoridad, tipos de conocimiento, regulación moral, interpretación de
la vida social, que se legitiman con el tiempo y son transmitidas por medio de los
referentes comunicativos de la cultura (Fernández, 2007). Estos pueden cristalizarse
a través de marcos normativos, regulaciones del sistema legal, referentes simbólico-
culturales, pero de manera específica, sostiene Wittgenstein (PI, 1968) queda el modo
en que se manifiesta ese mundo de significatividades es discursivo, pragmático, es
decir, el lenguaje es el portador de interpretaciones, tradiciones, formas de ver el
mundo, definiciones, máximas, costumbres, usos, instituciones, etc.
Para Castoriadis (1975) el lenguaje encierra el digo social, representado en
reglas, procedimientos, formas de vida, tradiciones culturales, y sistemas de
organización, al ser una dinámica intersubjetiva, su mediación en la interacción social
le hace ser meta-institución, producto de la capacidad de pensamiento y proyección
de los valores humanos. De esta forma, la imaginación se vuelven representaciones
colectivas como estructuras psicosociales intersubjetivas que representan el acervo
de conocimiento socialmente disponible, y que se despliegan como formaciones
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discursivas más o menos automatizadas (ciencia/tecnología, moral/derecho,
arte/literatura) en el proceso de autoalteración de significaciones sociales.
Pero la imaginación no puede ser pensada como simples objetivaciones fácticas
institucionales o simples dispositivos de funcionalidad ténico-administrativa, por el
contrario, funciona como paradigmas contrafácticos compartidos que contribuyen a la
reproducción simbólica-cultural, en medio de una dinámica que la sociedad acepta o
rechaza, asimila o confronta, siendo la forma de pensar su resultado el uso que se
hace de la capacidad regulativa de la sociedad, pero también, el resultado de la fuerza
de la disidencia que trae aparejada la imaginación Castoriadis (1997b).
Lo social como institución imaginaria
Castoriadis (1993) sostiene que la democracia tiene un sentido instituyente que no se
agota en lo instituido, opera en modo dialectico a las lógicas institucionales
tradicionales, desde los significados imaginarios para incidir en la construcción,
mantenimiento y cambio del orden de la sociedad. De esta forma, se puede resaltar
que lo que tiene a una sociedad unidad expresada en el complejo de sus instituciones,
encerrando con ello, en un sentido más amplio y radical, el uso de normas, valores,
lenguaje, herramientas, procedimientos y métodos de hacer frente a las cosas y de
hacer cosas y, desde luego, el individuo mismo, tanto en general como en el tipo y la
forma particulares que le da a la sociedad considerada (Castoriadis, 2005).
Es la vida democrática y política la que convierte al ser humano es individuo
social, lo une a un todo orgánico, que puede llegar a ser invariable e inmutable en el
tiempo, debido a que establece un magma de significaciones” imaginarias sociales
(Castoriadis, 2005) que le dan un sentido de unidad y homogeneidad. De esta forma,
es la sociedad instituida la que determina las categorías esenciales de lo que
pensamos y de cómo lo pensamos, siendo los avances y retrocesos los que pueden
llevar al nacimiento de tensiones, luchas y conflictos internos, por la disputa de formas
de imaginar de forma disímil la realidad.
La sociedad tiende, como sistema a mantener una unidad y cohesión por medio
de la amplia y diversa red de significaciones que la conforman, estructuran y dirigen
en sus dinámicas de movimiento. Esta red de significaciones es el imaginario social,
las cuales son llevadas por la sociedad e incorporadas a ella y, por así decirlo, la
animan (Castoriadis, 1986). El origen de la institución se forma a partir de estas
lógicas imaginarias somo la sociedad la se concibe a misma, siendo el resultado
del imaginario instituyente del colectivo humano, en el cual, tanto significados e
instituciones se arraigan en el tiempo, para darle sentido a la existencia e interacción
humana.
Imaginario radical imaginario social
Desde la perspectiva de Castoriadis (2006) la imaginación tiene un potencial
transformador fundamental, de ahí que su dinámica sea tan importante para la
democracia, ya que implica la forma como la sociedad se concibe amisma y el
mañana. Su capacidad es fuerza de cambio que puede ser radical o estática. La
imaginación radical es una manifestación psíquica hecha por el inconsciente que
emerge de diferentes maneras en la sociedad, puede estar presente en los
imaginarios, relatos, música, humor, murales o grafitis (Carretero, 2003). Inclusive,
puede estar presente en temas como reformas legales, protestas y movimientos de
cambio, por tal razón tiene un carácter sociohistórico (Castoriadis, 1988). Aquí, el
individuo crea la subjetividad como producto de la incorporación de significaciones
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imaginarias de la sociedad a la que pertenece, teniendo una gran influencia dada por
el orden simbólico. Con esto, la sociedad configura y representa su visión de mundo,
en una dinámica en la que se reelaboran y defienden los procesos de autonomía
identitarios.
La imaginación es sinónimo de cambio, tiene su origen en la creación que surge
de la capacidad del sujeto psíquico para soñar-hacer en la interacción con el
consciente colectivo, al ser fuerza propulsora es causante de cambio, pero, ante todo,
posibilidad de significación (Bergua, 2005). Tal realidad, está mediada por la imagen,
la cual ha cobrado un mayor protagonismo en la sociedad actual, en especial, porque
los colectivos y organizaciones juveniles de ciudadanos la emplean como medio de
expresión política, aquí el sentido subjetivo está plenamente vinculado a las
emociones y a los procesos psíquicos simbólicos, cuya raíz se arraiga a las
dimensiones históricas y sociales, siendo un hecho que trasciende los fundamentos
de una categorización individual por una estructuración amplia de la subjetividad
colectiva.
Internet como espacio para la difusión de la imaginación política
Las organizaciones juveniles emplean diferentes estrategias para comunicar sus
lógicas de pensamiento, usando la imagen y las páginas web para ello, lo que
demuestra la importancia del campo mediático y simbólico en el desarrollo de
procesos políticos, sociales, económicos y culturales (Galindo y Alvares, 2015). Su
uso contribuye en la construcción de referentes para la configuración de lo público,
siendo un resultado de prácticas mediáticas que emplean las organizaciones, para
presentar sus posturas a través de los referentes simbólicos y visuales que difunden.
Así, los diferentes agentes sociales, movilizan sus ideas hacia las esferas y
campos de la vida política, con la intención de mostrar la postura de la organización
de manera alterna por medio de las imágenes que elaboran, siendo estas concebidas
desde la historia del país, como campos que hacen resistencia o que pueden asumir
una perspectiva de conformidad o acuerdo frente a la realidad cognitiva que los
modelos instauran (Pintos, 2005). Así, la imaginación, según Randazzo (2012), se
expresa de múltiples formas, para justificar o motivar su participación y sentar una
posición ante los hechos observados.
Desde este contexto, la imaginación establece una relación con las lógicas
instituidas, en medio de las reglas de juego que regulan la interacción social, donde
la postura de las organizaciones juveniles se convierte en un ejercicio democrático a
partir de mecanismos de identificación, reconocimiento y diferenciación de dichas
colectividades que fundamentan las formas políticas de resistencia o cambio frente a
las formas políticas dominantes de representación, participación y organización.
Según Sierra, (2010), A partir de este panorama, se van posicionando
institucionalmente las propuestas de las organizaciones sociales y colectivos, quienes
afrontan las modalidades de inserción en los referentes de la vida pública, al presentar
dinámicas subyacentes de la subjetividad e historia, siendo esta capacidad para
actuar la que define su posibilidad de autonomía en un horizonte en el cual, se define
la imaginación utópica, el pensamiento distópico o la utopía de la evasión.
Así, la acción de representar que emplea la imaginación es un acto importante
de pensamiento que encierra dinámicas culturales, pero en especial, asume el papel
de las organizaciones como agentes activos, constructivos y comprometidos con la
realidad social Torres Carrillo (2007). Sus prácticas ciudadanas y ejercicios de libre
expresión son contextuales, por tal razón, no se limitan a procesos de relación con el
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Estado, sino que transforman y construyen subjetividades desde sus imaginarios,
referentes y simbolismos subjetivos, con el propósito de representar los escenarios
que están presentes en el orden social. Este es un desafío que busca incorporar las
organizaciones juveniles en un discurso político por medio de la imagen, que, a la
vez, articulen formas de razonamiento propias con las del contexto, en un espacio de
convergencia entre la imagen política, lo social, y lo comunicativo, como instrumento
de actuación y re-actuación permanente Ospina, Alvarado, et al., otros 2011).
De esta forma se pueden identificar cuatro formas de acción social y política,
Vargas y Zapata (2010), Valenzuela (2007), Rodríguez (2005), que caracterizan a las
organizaciones juveniles: i) los movimientos politizados que tienen una clara base
ideológica frente a las estructuras sociales, en espacial pueden ser de tendencia
radical o puramente democráticos; ii) organizaciones funcionales-sociales, con
vocación de servicio, (cristianas, scouts, deportivas); iii) organizaciones cívicas
locales, cuyo propósito es articular relaciones interinstitucionales para generar
oportunidades, conseguir recursos e insertarse en la política pública; iv) Colectivos
informales, mantienen un activismo político de resistencia por las características de
sus sistemas ideológicos, fundamentados más desde el socialismo-anarquista
(Delgado, 2007).
Este tipo de organización usa un discurso esencialmente democrático-
participativo, frente a la realidad social, desde una postura sin censura, en su modo
de operar, la representatividad surge de una manera más abierta, franca y visceral,
sin lógicas de subordinación ni restricciones frente a los dogmatismos tradicionales
(Patiño, et al., 2014). Por lo que se pueden identificar las siguientes características de
sus dinámicas de acción participativa: i) la relación con el poder, entendida desde un
distanciamiento ante las lógicas de imposición institucional y visto más como un factor
que potencia el esfuerzo colectivo por generar cambios perceptivos y denunciar la
opresión; ii) la culturización de la política a través del arte, la danza, el teatro, los
talleres y los festivales; y por último, iii) el pluralismo, el cual da cabida a la
multiplicidad de ideas, lógicas y formas de representación social.
Internet como campo de acción psico-social
La web como campo de acción forma una territorialización simbólica en los diferentes
escenarios que los actores sociales y políticos construyen, para la difusión de sus
ideas. Según Benedikt (2008) cada vez es más notable la existencia de una geografía
mental de la cultura en los espacios digitales, construida a partir de la imaginación
colectiva por medio de figuras, símbolos, reglas, verdades y posturas sobre la realidad
humana. De esta forma se puede establecer, de manera determinante, la influencia
de los medios en nuestros modos de percibir y ordenar el mundo, al producir un
impacto permanente en la cultura, la sociedad y el hombre.
De tal suerte, que la comunicación electrónica instantánea no es sólo una forma
de transmitir noticias o información, sino la herramienta más efectiva para remoldear
diversos aspectos de la vida social y cultural. Todos ellos, siendo factores de cambio
social, al estar impulsados por las fuerzas emergentes que imponen las nuevas
generaciones sobre la realidad y sus posibles modos de entenderla. Los efectos de
diseñar, imaginar y trazar estas nuevas percepciones son un impulso que conduce a
la transformación cognitiva y lleva aparejado nuevas dinámicas de organización
social.
Al ser el cambio, un fenómeno inevitable, éste debe ser entendido en su sentido
de movimiento; así, teóricos como Spencer (1820-1903), Comte (1798-1857) y
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Töennies (1855-1936), lo explican desde diferentes perspectivas, pero como un factor
al cual está abocada toda sociedad.
Así, para Spencer (1893) la sociedad actúa como un organismo en proceso de
evolución, siempre en crecimiento, expansión e integración, pero que debe mantener
una diferenciación entre sus estructuras y funciones, con una clara necesidad de
aumentar la integración de sus diferentes partes, lo cual la lleva a pasar por procesos
de homogeneidad a realidades cada vez s heterogéneas, que generan conflictos
y en muchos casos, producen el anquilosamiento y la muerte de las partes.
Por su parte, Comte (1999) considera que los cambios en la organización social
son progresivos, estos siguen el curso natural de las leyes de la historia. Esta
progresión regida por leyes afirma él, es independiente de la acción humana, ya que
el hombre solo participa retardando su marcha o acelerándola, por lo que toda
transición es producto de tres estadios: el teológico-militar, el metafísico-jurídico y el
científico-industrial o positiva.
Mientras que Töennies (1887) plantea que en la historia se contraponen dos
grandes períodos: la comunidad (caracterizado por las tradiciones, costumbres y
religión) y la sociedad (caracterizado por el pacto legal, sistemas normativos y la
opinión pública). Cada una de ellas configura tipos de organización social diferentes,
hacia los cuales transitan las sociedades en general. Por último, la teoría marxista
plantea el cambio social como un factor permanente, dado a partir del conflicto entre
las diversas clases sociales, lo que conduce a la permanente creación de
organizaciones políticas que buscan la conquista del poder, manifestando sus luchas
por medio de estructuras económicas, tanto como de instituciones jurídicas, políticas,
ideológicas y culturales.
METODOLOGÍA
La metodología empleada fue la hermenéutica-fenomenológica, con un análisis inicial
de documentos a partir de la cartografía conceptual (CC) como estrategia de
construcción de categorías centrales del pensamiento de Castoriadis, para que sirva
de apoyo en la construcción del saber-conocer dentro del marco general
interpretativo.
Así mismo, para al abordaje de las páginas web en las que las organizaciones
juveniles difunden sus ideas, se empl el modelo de comunicación de Maletzke
(1963), sobre la psicología de la comunicación de masas para interpretar los procesos
de comunicación colectiva. Con ello, se buscó entender las influencias que generan
sobre el proceso de comunicación las presiones particulares que ejercen las
condiciones psico-sociales sobre el emisor (comunicador), perceptor, mensaje y
medio. Al respecto, se establece que los efectos de los mensajes tienen un nivel de
influencia a nivel social, y estos se manifiestan en el campo del comportamiento, el
saber, las opiniones y las actitudes, la órbita emocional, y las esferas profundas de lo
psíquico.
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Figura 1. Modelo Maletzke
En la siguiente gráfica se describe el proceso que se llevó a cabo para la
reconceptualización de las categorías centrales de Castoriadis, imaginación instituida,
imaginación instituyente, Autonomía e Individuo Histórico-social.
Figura 2. Proceso de análisis fundamentado en los datos cualitativos
En un segundo momento se realizó un rastreo de las organizaciones juveniles a
explorar, para describir y comprender los usos y características de la imaginación,
con la intención de relacionar los elementos en común y establecer tendencias de
medida que permitan su caracterización. De esta manera se recopiló información de
las organizaciones en las siguientes localidades: Usaquén, Chapinero, Santafé, San
Cristóbal, Usme, Tunjuelito, Bosa y Kennedy. Luego se procedió a realizar una
descripción comparada de los tipos de imaginación más frecuentes en las localidades,
comprobar la existencia de una imaginación política, así como los referentes
simbólicos más empleados para difundir sus ideas.
En esta fase se realizaron los siguientes procedimientos: a) Etapa de
clarificación de presupuestos a partir de las categorías centrales, b) Etapa estructural
a través de la estadística descriptiva e inferencial, sustentada en los datos
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simplificados y analizados de la muestra seleccionada, c) Análisis de los datos
obtenidos en la etapa estructural.
RESULTADOS
Las características de las 417 organizaciones juveniles estudiadas muestran perfiles
similares en cuanto a tamaño y composición, predominando las estructuras pequeñas
a nivel de recurso y de infraestructura. En cuanto a la naturaleza organizativa, la
caracterización permite identificar que el 59% de las organizaciones sociales juveniles
no cuentan con ningún tipo de documento de conformación; el 22% cuentan con
personería jurídica; el 11% se constituyeron mediante certificado; y el 8% están
constituidas a través de documento privado.
La Figura 1 Organizaciones Juveniles Formales por Localidad, revelan que la
Localidad de San Cristóbal es la que más presencia tiene, mostrando un 21% de
participación, seguido de Kennedy con 18%, Bosa 15%, Chapinero 15%, y entre las
localidades que menos organizaciones presentan, están: Usme 10%, Usaquén 9%,
Tunjuelito 6% y Santa Fe 6%. La acción de estas organizaciones juveniles es
fundamental, ya que son la base de formas de asociacionismo que permiten la
canalización de demandas, proyectos y estrategias de resistencia ciudadana.
Estas experiencias colectivas son promovidas por jóvenes que en condiciones
difíciles buscan una interlocución con el Estado y la sociedad, como mecanismo para
impulsar las experiencias significativas de organización popular, la configuración de
identidades sociales, prácticas democráticas y subjetividades políticas.
Figura 3. Organizaciones Juveniles Formales por Localidad
La Figura 3 Tipo de imaginación, revela que la imaginación Instituida es mayoritaria
en todas las localidades estudiadas. Resaltan un 76% en la localidad de Kennedy,
seguida de 67% en la localidad San Cristóbal, 58% en la localidad de Bosa, 57% en
la localidad de Chapinero, 38% en la localidad de Usme, 36% en la localidad de
Usaquén, 29% en la localidad de Tunjuelito y 22% en la localidad de Santa Fe. Por
su parte, la imaginación instituyente presenta un 36% en la localidad de San Cristóbal,
16% en la localidad de Chapinero, 12% en la localidad de Kennedy, 11% en la
localidad de Bosa, 10% en la localidad de Usme, 5% en la localidad Santa Fe y 4%
en la localidad de Usaquén. Al ser el tipo de imaginación Instituida más predominante,
estamos hablando de que las organizaciones juveniles, reproducen la consciencia
colectiva, sin llegar a mantener grados de individuación, autonomía, posibilidad de
9%
15%
6%
21%
10%
6%
15%
18%
Usaquen Chapinero Santa Fe San Cristobal Usme Tunjuelito Bosa Keneddy
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Internet y la formación de la imaginación política de las Organizaciones Juveniles en Bogotá
identidad, por el contrario, conserva los aspectos formales, tradicionales y comunes
para representar su acción social, sin involucrar cambios radicales o significativos.
Figura 3. Tipo de imaginación
La Figura 4 Imaginación política, revela la relación entre las organizaciones juveniles,
la localidad y la existencia en sus referentes simbólicos y representaciones visuales
de contenidos o ideas que hagan alusión explícita a la política. A partir de ello, se
puede establecer que la mayor tendencia en todas las localidades es negativa frente
a la variable estudiada, resaltando que los porcentajes más altos los tiene San
Cristóbal con 0.84%, seguido de Kennedy con 0.73%, Bosa con 0.57%, Usme 0.35%,
Tunjuelito con 0.19%, Chapinero con 0.16%, Santafé con 0.11% y Usaquén con
0.11%. Mientras que las organizaciones que, usan o emplean referentes con
contenido político, son: Chapinero 0.57%, Usaquén 0.29%, San Cristóbal 0.19%,
Tunjuelito 0.19%, Santa Fe 0.16%, Kennedy 0.15%, Usme 0.13% y Bosa 0.12%.
Figura 4. Imaginación política
La Figura 5 Simbología predominante, reveló la existencia de 13 formas visuales de
expresión, en las que los referentes políticos son muy pocos. Así, la simbología visual
con mayor puntaje es la cultura con 0.192% en la localidad de San Cristóbal, seguido
Bosa Chapinero Kennedy San
Cristobal Santa Fe Tunjuelito Usaquén Usme
Instituida 58 57 76 67 22 29 36 38
Instituyente 11 16 12 36 5 4 10
0.58%0.57%
0.76%
0.67%
0.22%
0.29%
0.36%0.38%
0.11%0.16%0.12%
0.36%
0.5% 0.4%
0.10%
0
10
20
30
40
50
60
70
80
ORGANIZACIONES FORMALES
JUVENILES
Bosa Chapinero Kennedy San
Cristobal Santa Fe Tunjuelito Usaquén Usme
SI 12 57 15 19 16 10 29 13
NO 57 16 73 84 11 19 11 35
0.12%
0.57%
0.15%0.19%0.16%0.10%
0.29%
0.13%
0.57%
0.16%
0.73%
0.84%
0.11%
0.19%
0.11%
0.35%
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
ORGANIZACIONES FORMALES
JUVENILES
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4(6), pp. 43-59.
de 0.117% en la localidad de Bosa, 0.114% en la localidad de Chapinero, 0.111% en
la localidad de Kennedy, 0.51% en la localidad de Usme, 0.39% en la localidad de
Tunjuelito y 0.36% en la localidad de Santa Fe.
Otro de los referentes simbólicos predominantes, es el político, 0.100% en Chapinero,
0.50% en Bosa, 0.50% en Kennedy, 0.35% en Usaquén y 0.25% en Tunjuelito. Los
referentes de la cultura indígena sobresalen en la localidad de San Cristóbal con
0.99%, está en la localidad de Usme 0.45, en la localidad de Bosa 0.40%, y 0.18% en
la localidad Santafé. Por último, se pueden resaltar los referentes ambientales con
0.84% en la localidad de Kennedy, los referentes educativos con 33%, social con
0.16% y arte resistencia con 0.8%. Resalta el hecho de que las organizaciones
juveniles prefieren no abordar de manera tan usual los temas de política, en parte
porque su interés es más centrado en emplear imágenes fotográficas y referentes
informativos, sin mucho énfasis en la creatividad e imaginación.
Figura 5. Simbología predominante
DISCUSIÓN
Uno de los hallazgos más importantes de la investigación, revela que en las
organizaciones juveniles existen factores de tendencia que ratifican como
predominante a la imaginación instituida sobre la imaginación instituyente. Al ser la
imaginación instituida, el conjunto de significaciones que establecen el orden social,
su formalidad y nivel de jerarquización, ésta es determinante en la posibilidad de
pensar un nuevo mañana, al imponer de manera radical lógicas, percepciones y
razones de ser y actuar, su incidencia fomenta o rechaza el cambio. De esta forma,
su acción opera sobre lo permitido, lo lícito, lo normal y lo aceptado, al ordenar y
regular las diferentes relaciones humanas, institucionales y colectivas.
2
2
16
4
6
6
0.117%
0.114%
0.111%
0.192%
0.36%
0.39%
33
0.51%
8
4
8
0.50%
100%
0.50%
20
20
25
0.35
0.15
45
27
0.99%
18
9
0.45%
40
0.20%
0.120%
0.80%
0.40%
0.30%
0.30
050 100 150 200 250
Bosa
Chapinero
Kennedy
San Cristobal
Santa Fe
Tunjuelito
Usaquén
Usme Musical
Ambiental
Educativo
Deporte
Cultura Indígena
Salud
Economía solidaria
Cívica
Político
Arte-resistencia
Cultura
Social
Religioso
Linear (Cultura)
Linear (Deporte)
Linear (Deporte)
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Internet y la formación de la imaginación política de las Organizaciones Juveniles en Bogotá
Este tipo de imaginación la denomina Castoriadis (1975) pensamiento conjuntista
identitario, es usada para generar cohesión, proceso y linealidad en las dinámicas
sociales, por tal razón tiende a ser estatista y puede ser profundamente mecánica en
su forma de operar. Así, una imaginación radical instituida, impide el cambio y la
creatividad, en la incorporación de nuevas formas de realizar procesos o entender la
sociedad. Al estar inserta en las lógicas de pensamiento, influye de forma
determinante en las estructuras psicosociales intersubjetivas que condicionan las
relaciones humanas y las diferentes formas de producir conocimiento, lo que indica
que su presencia en la psique humana, se vuelve un factor complementario a la
racionalidad, siendo la imagen, las formas discursivas y la creatividad, un medio que
despliega su operatividad; por lo tanto, la ciencia/tecnología, moral/derecho,
arte/literatura, están condicionadas por este sistema.
Hay que entender que la imaginación instituida no puede ser pensada como
simples formas de objetivación fáctica institucionalizada, sino que, a su vez, hace
parte de un proceso de institucionalización de conductas, tanto individuales como
colectivas, que están reguladas, por complejas lógicas de funcionalidad técnico-
administrativas, (Durkheim, 1965; Castoriadis 1975), que terminan formando la
conciencia, costumbres, bitos y prácticas de acción de grupos poblacionales e
individuos. Así, tanto las estructuras sociales, como las reglas, procedimientos,
máximas, recetas y significaciones funcionan como un conjunto de paradigmas contra
- fácticos compartidos que contribuyen a la reproducción simbólica-cultural.
En este sentido, es necesario pensar el impacto que causan en la vida social
y frente a la imaginación instituida los fenómenos de cambio social y de las
organizaciones juveniles como agentes de transformación, ya que ellas perciben la
vida colectiva como un organismo vivo al que le pueden hacer innovadoras
experiencias de transformación social. Es decir, las dinámicas de intervención
generan múltiples acciones sobre la trama social, al tener la posibilidad de modificar
sus estructuras, instituciones, formas de pensar, sus costumbres y hábitos, siendo
estos factores los que entran en tensión frente a las lógicas establecidas y la
imaginación instituida.
En este sentido, la existencia de cualquier forma de perdida de legitimidad de
las lógicas instituidas, así como de plausibilidad en su concreción o validez en los
modelos institucionalizados, produce una afectación en la estructuración moral
(Durkheim, 2000a (1906)) o una crisis de representatividad colectiva (Castoriadis,
1993) que conduce a una crisis en las instituciones sociales, y se vuelve un problema
de legitimación de las formas de poder y de las formas de significación social.
De igual manera, el movimiento organicista del ciclo vital de la sociedad,
sustentado por Spengler (1893) nacimiento, desarrollo, debilitamiento y muerte,
conlleva a un agotamiento en sí de muchas formas de representar y de la acción de
las instituciones, en la cual, el ser humano es determinado por esta tendencia
histórica, revelando que el destino de la estructura interna de las sociedades siempre
es el mismo, un cambio inevitable que cuestiona la forma de ser, entender e imaginar
la realidad social y que con el paso del tiempo, tiende a desaparecer nuevamente.
Aquí, es fundamental, resaltar la dinámica entre subjetividad e historia, ya que
establece una mirada determinista o realmente posibilitadora de la acción del ser
humano. Siendo esta la base de la discusión en la realidad de las organizaciones
juveniles en Bogotá, ya que revela, la posible capacidad que tienen para actuar ante
las circunstancias sociales de forma autónoma o controlada Castoriadis, (2008b).
Este hecho, genera una confrontación con una realidad que no se puede eludir, en
especial, frente a un escenario en el que la sociedad muestra un mayor nivel de
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organizaciones que presentan una imaginación instituida, que frena y coarta lo
gestante en la subjetividad profunda del individuo, con relación a lo real-externo, al
estar condicionado por los parámetros que imponen inercias muy fuertes, ancladas a
lógicas de orden y poder.
Negar o frenar el cambio, es negar que la sociedad es creación y auto creación
en misma, impidiendo una posibilidad de génesis ontológica, que sirva como
referente para gestar una sociedad diferente, representada por la imaginación
constituyente, en sus niveles de ser y en sus formas de expresión creativa. Aquí, las
cuasi - totalidades simbólicas instituidas en el lenguaje, la familia, las normas y las
formas de producción, condicionan de manera tan radical la imaginación que resulta
muy difícil encontrar propuestas creativas y diferentes en las organizaciones juveniles.
Priman entonces, aquellas organizaciones que encarnan formas de producción
tradicional, la religión, el deporte, lo cultural local, lo ambiental etc.
Ello permite observar que la imaginación política juvenil está condicionada por
un mundo instituido de significado, sustentado en el lenguaje (código) que opera como
elemento mecánico sobre la condición de posibilidad de imaginar o crear otras
lógicas, que no están presentes en la configuración conjunta de representaciones
colectivas, por el contrario, actúan como totalidades de significado. Evidencia que
prima una sociedad instituida de significado, moldeada a partir de formas discursivas
de significación provenientes de la cultural, la religión y el deporte, con formas de
sustentación basadas en los imaginarios sociales radicales que crean estructuras
cognitivas arquetípicas definidas, muy difíciles de superar que delimitan o configuran
lo real desde la especifica producción simbólica-representacional que las sustenta.
Son formas discursivas que establecen marcos de pensamiento sobre la realidad
simbólicamente construida, que operan sobre categorías totales como espacio,
tiempo, verdad, causalidad, etc., y que sirven para entendernos.
Esta capacidad simbólica es la que le permite el individuo pensar de manera
autónoma, adquirir una individualidad e identidad propia, tan necesaria para
diferenciarse y ser original. Cuando es coartada, el individuo se vuelve un ser
gregario, condicionado por la identidad grupal o por las costumbres. Así, para dar
cuenta de la indeterminación social, siendo el posible y necesario ámbito de
intervención que realizan las personas sobre sus circunstancias para cambiarlas,
dentro de un margen de autonomía para construir diferentes realidades. En este
sentido, la realidad es inacabada, al ser una posibilidad en construcción permanente,
variable y condicionada por el contexto y la necesidad de superar los problemas
humanos. Implica pensar la imaginación constituyente como una exigencia
gnoseológica en la cual, el sujeto se puede afirmar en su universalidad radical, al
analizar la realidad con el propósito de modificarla, esto implica darle cabida al uso
de sus normas, percepciones e ideas con el objetivo de usarlas para subordinar el
contexto a su propia inteligencia.
Aquí, la necesidad de ser sujeto se vuelve una realidad axiológica, que se
fundamenta en la actividad de imaginar para superar el simple formalismo instituido,
dando lugar con ello, al concepto gnoseo-antropológico que va más allá de la función
de la consciencia y el lenguaje (Martínez, 2006). Pero cuando la imaginación radical
es tan dominante, el sujeto queda atrapado en medio de un mundo instituido de
significado, entendiendo con ello, que hay un proceso de racionalización-
universalización de las representaciones colectivas en la que están presentes las
imaginaciones sociales radicales, amurallando las diferentes formaciones discursivas
automatizadas, tales como: ciencia, moralidad, arte, que conforman una cosmovisión
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Internet y la formación de la imaginación política de las Organizaciones Juveniles en Bogotá
centrada, eliminando o reduciendo la significación social, lo que impide la emergencia
de un descentramiento de la comprensión del mundo (Piaget, 2001; Habermas, 1998).
Este proceso específico, revela una importante ambivalencia que eclipsa la
imaginación y que está condicionada por la racionalización tecnocrática de la cultura
que permea la ontogénesis de las cosmovisiones (Durand, 2000). Así, los aspectos
estructurales de la imaginación pero más aún, de la imaginación política en internet,
están fuertemente condicionados por la racionalización cultural, hecho que se
manifiesta en un (descentramiento) del mundo y en las condiciones bajo las cuales
los problemas cognitivos, normativos y expresivos pueden ser sistemáticamente
diferenciados y desarrollados siguiendo sus propias lógicas autónomas, pero al ser,
la racionalización societal una carga tan fuerte y determinante, genera una reducción
estratégico-normalizadora de las posibilidades simbólico-comunicativas liberadas
contrafácticamente por la imaginación, que lleva al desencanto o la resistencia ante
lo instituido, lo que causa una dialéctica negativa de la imaginación (Sánchez, 1999).
De esta forma, las fuerzas radicales provienen de la ciencia (dispositivo
cognitivo) al servicio de la racionalización de la producción tecnológica (Weber, 1982;
Bell, 2006) y de la reproducción de la fuerza del trabajo (Marx, 1981; Foucault, 2001),
frenando la capacidad de pensar una sociedad diferente, tanto como de soñar,
innovar, crear y recrear lo nuevo, en una sociedad que demanda cambios, solución
de problemas y reinvención permanente. Así mismo, la ética protestante, la
fundamentación religiosa y la práctica de las costumbres, contribuyen en la
sistematización metódica de la conducta, tanto como el derecho formal positivizado
que regula al crecimiento del capitalismo y, que la ser conducidos todos ellos por un
tipo de racionalidad teleológica, estratégica, en última instancia sistémica, impiden de
manera feroz los atisbos de una imaginación constituyente que fomente el cambio
social.
Por tal razón, se arguye que las formaciones discursivas de la imaginación
instituyente postradicional, son ampliamente condicionadas por dispositivos que
insertan la lógica sistémica-económica, político-administrativa, ideológica,
disciplinaria instituida y, rechazan el cambio (Castoriadis,1993); problemática que
subraya la idea de que no existe ningún simbolismo neutro o bien totalmente
adecuado al funcionamiento de los procesos reales, sino que la lógica interna de lo
simbólico-cultural se incorpora en las instituciones de forma tan determinante que
aparece reflejada en los diferentes medios y herramientas que emplea para difundir
sus políticas.
El carácter instrumental de la imaginación niega su verdadera esencia, ser
creativa y propositiva en misma, más en el plano de lo político, en parte por el miedo
a las sanciones, tanto morales, jurídicas como vindicativas a la integridad humana, lo
cual encierra un dispositivo poder-conocimiento, en la lógica del concepto, orientado
hacia la formalidad legal del sistema en la mayoría de los casos, indiferencia en otro
tanto y, descentramiento y desencanto en las posturas de resistencia extrema. En el
corazón del pensamiento discursivo, la imaginación instituida radical se ha vuelto un
elemento de violencia que deviene visible, que territorializa la imagen dentro de un
procedimiento permanente de exclusión y dominación, hasta llegar a un ordenamiento
del fenómeno para los propósitos de control estatal y la racionalización legal.
La razón instrumental (lógico-identitaria para Castoriadis, 2005) está presente
en la permanencia de concepciones que operan como mecanismos o leyes de
interpretación de la realidad social, provenientes de las ciencias naturales modernas,
pero en especial, sostiene Foucault (2001), se ha incorporado en las ciencias
humanas y sociales, funcionalizando-operativizando el saber poder de las nuevas
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tecnologías políticas del control humano, presentes en los modos de abordar la
realidad e incluso de hacer resistencia, al operar como un mecanismo disciplinario
polimorfo en la sociedad de la disciplina-máquina panóptica. Esta lógica es
traspasada a la web, mostrando que las organizaciones juveniles prefieren marchar
con lo instituido formal que manifestar sus posturas por medio de una imaginación
divergente y autónoma.
Por lo que, el debate no se centra en una autosuperación de la propia imagen
de la historia, sustentada en la idea del progreso técnico y económico, sino en el
desvelamiento del hacer de lo social-histórico (la institución sociedad) y de su relación
con el mundo instituyente de significado que le brindan las estructuras de sentido
socialmente relevantes y disponibles, siendo esta la única y verdadera posibilidad de
cambio, originalidad, autonomía y diferenciación (Castoriadis, 2008b).
De esta forma, la lógica de la racionalización sistémica, la alta reproductibilidad
de ideas, medios generalizados de comunicación sistémica y escenarios que hay en
internet, penetran el umbral de la reproducción sociocultural, con su lógica teleológico-
estratégica, y socavan la producción cultural del mundo subjetivo, por medio de la
comercialización de las relaciones sociales en la forma de burocratización- sistema
político-administrativo, logrando con ello, articular una producción administrativa del
sentido, es decir, reterritorializando los significados culturales vía sistémica, en
función de las necesidades de la planificación económica, de la planificación
ideológica, de la idea del progreso, etc. La desterritorialización del mundo de la vida
por medio de la imaginación instituyente no sólo es una necesidad social, sino que es
la única posibilidad de repensar el mañana desde una óptica diferente, posibilitadora
de creatividad, sueño e innovación (Castoriadis, 2005).
CONCLUSIÓN
La imaginación instituyente es el único camino hacia la cultura de la autonomía,
siendo ésta la matriz fundamental de las sociedades contemporáneas, Castells (2012,
p. 219), su uso permite a las organizaciones juveniles ser protagonistas del cambio
social y la solución de problemas. Así, su bajo nivel de desarrollo, presente en las
organizaciones locales, entraña un problema dialectico negativo que afecta el sentido
y la producción de nuevos significados, por tal razón, la construcción de la acción
política debe descolonizarse de su lógica teleológico-estratégica puesto que socavan
la producción cultural del mundo subjetivo.
Por tal razón, al tener una imaginación radical, las organizaciones juveniles
tienen una debilidad propositiva en internet, que se traduce en términos de lograr
demandas y cambios sociales, pero es un factor que puede modificarse, ya que
internet y las tecnologías digitales, fomentan las condiciones para el activismo político
como una forma de práctica compartida que permite la construcción de espacios de
deliberación pública, opinión democrática y la exploración de nuevas formas de
imaginar la realidad social.
AGRADECIMIENTOS
Este artículo es el resultado del proyecto de Investigación: Análisis de los
cambios en la Imaginación política de las organizaciones juveniles, financiado por la
Fundación Universitaria del Área Andina.
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