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Crítica y Derecho: Revista Jurídica. Vol. 4(6), (enero - julio, 2023). pp. 60-73.
Crítica y Derecho
Revista Jurídica
e-ISSN 2737-6281 / p-ISSN 2737-629X
https://revistadigital.uce.edu.ec/index.php/criticayderecho/issue/view/297
Derecho, Justicia y Políticas Sociales en el marco de los
Objetivos de Desarrollo Sostenible para América Latina
y el Caribe
Desarrollo Sostenible. Crítica y refuerzo a la luz del ODS-16
Sustainable Development. Critique and reinforcement in light of
SDG-16
Eliezer Uzziel Velázquez Castro
Estudiante de la Licenciatura en Ciencias Políticas.
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. México.
eliezer.velazquezc@alumno.buap.mx
https://orcid.org/0000-0002-4153-0986
Yessika Mabel Cepeda Arellano
Doctora en Administración Pública.
Coordinadora de la Licenciatura en Ciencias Políticas y Sociales, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México.
yessika.cepeda@correo.buap.mx
https://orcid.org/0000-0003-0253-2783
DOI: https://doi.org/10.29166/cyd.v4i6.4290
Recibido: 2022-08-10 / Revisado: 2022-09-02 / Aceptado: 2022-10-15 / Publicado: 2023-01-01
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Revista Jurídica Crítica y Derecho
4(6), pp. 60-73.
RESUMEN
El presente trabajo tiene por finalidad complementar la idea en torno al concepto de
desarrollo sostenible y la plena consecución de sus objetivos de cara al 2030. Se
inicia con los antecedes que preceden a la crisis civilizatoria actual, analizando sus
distintos componentes como los son: social, económico, político, ecológico y cultural.
Posteriormente, se hace referencia a los distintos objetivos que se han elaborado bajo
dirección de la ONU, siendo estos los denominados Objetivos de Desarrollo del
Milenio (ODM), con una vigencia de los años 2000 al 2015, y los denominados
Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS), con fecha límite para su valoración en el
año 2030, para contrarrestar los efectos de la crisis. Una vez llegado a ese punto, se
ofrece una crítica constructiva a la manera en cómo debe ser implementada la Agenda
2030, es decir, el esfuerzo debe ser integral, en tanto que, la historia de nuestra
sociedad ha demostrado que los intereses de las cúpulas gobernantes siempre están
por encima de los intereses colectivos y el bienestar de las condiciones de vida.
Finalmente, se reconoce la necesidad de fortalecer al estado de derecho desde un
sentido integral, donde toda persona, sea o no parte de la estructura Estatal, sume al
esfuerzo de materializar las condiciones permisibles para el cumplimiento de los
distintos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), principalmente, el número 16 por
su carácter transversal.
Palabras clave: sistema económico, desarrollo sostenible, estado de derecho,
Agenda 2030.
ABSTRACT
The purpose of this work is to complement the idea around the concept of sustainable
development and the full achievement of its objectives for 2030. It begins with the
background that precedes the current civilizational crisis, analyzing its different
components such as: social economic, political, ecological and cultural. Subsequently,
reference is made to the different objectives that have been developed under the
direction of the UN, these being the so-called Millennium Development Goals (MDG),
with a validity from the years 2000 to 2015, and the so-called Sustainable
Development Goals (SDG), with a deadline for its assessment in 2030, to counteract
the effects of the crisis. Once that point is reached, a constructive criticism is offered
to the way in which the 2030 Agenda should be implemented, that is, the effort must
be comprehensive, while the history of our society has shown that the interests of the
top’s rulers are always above the collective interests and the well-being of living
conditions. Finally, the need to strengthen the rule of law from an integral sense is
recognized, where every person, whether or not they are part of the State structure,
joins the effort to materialize the permissible conditions for the fulfillment of the
different Sustainable Development Goals (SDG), mainly number 16 due to its
transversal nature.
Keywords: economic system, sustainable development, rule of law, agenda
2030.
INTRODUCCIÓN
A lo largo de la historia, la idea de desarrollo ha sido abordada desde distintos
enfoques, iniciando con los clásicos que centran su interés únicamente en los factores
económicos, hasta los más actuales, que tienden a ser más integrales y se enfocan
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Eliezer Uzziel Velázquez Castro / Yessika Mabel Cepeda Arellano
Desarrollo Sostenible. Crítica y refuerzo a la luz del ODS-16
en una mira holística. Las ciencias sociales están convocadas a reconocer las
múltiples demandas que provienen de los distintos sectores de la sociedad, y plantear
respuestas que en los hechos permitan a los seres humanos gozar las condiciones
que nos permitan tener una vida larga, plena y digna, asimismo, actuar en pro del
planeta, remediando las afecciones a la tierra (el ser humano incluido), así como
preservar los recursos para el disfrute de la presente generación y las venideras. En
este escenario, el Desarrollo Sostenible es un principio que pretende mejorar las
condiciones de vida presentes y futuras, con base en el respeto a derechos humanos.
Cabe destacar, que los derechos humanos que cada persona posee por el simple
hecho de existir tienen que ser fortalecidos a través del marco jurídico de los estados
y deben también ser cumplidos a lo largo de la interacción social de cada uno de los
individuos sin tratar de violentar o evitar que estos se vean interrumpidos. Por ello, es
indispensable que los gobiernos establezcan leyes relativas, debido a que “las
personas también tienen responsabilidades; así como hacen valer sus derechos,
deben respetar los derechos de los demás. Ningún gobierno, grupo o persona
individual tiene derechos a llevar a cabo ningún acto que vulnere los derechos de los
demás.” (UNICEF, 2021, s/p).
La crisis civilizatoria actual, requiere una respuesta radical, es decir, de raíz,
reconociendo en un primer momento las causas que condujeron a este escenario
catastrófico y, una vez consciente de ello, plantear acciones para prevenir el cambio
climático y otros desafíos complejos como la pobreza y las desigualdades, los cuales
ponen en riesgo los activos y el potencial de generaciones futuras.
Entonces, la crisis actual es sistemática, por lo que no debe ser abordada desde
un solo sector, sino que requiere del involucramiento de todas las personas. Por ello,
el planteamiento de las agendas de desarrollo mundial, así como los objetivos de
desarrollo y sus metas de crecimiento mundial, han llevado a la necesidad de que
todos los actores estatales y no estatales converjan en un mismo esfuerzo para
alcanzar los resultados de desarrollo sostenible de cara al 2030, cuando, a nivel
planetario, se valorará el cumplimiento de las 169 metas que componen los 17
Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Si bien, la Agenda 2030 otorga una importancia fundamental a los principios de
igualdad y no discriminación, comprometiéndose a no dejar a ninguna persona en su
rezago, se debe adoptar como un compromiso previo el llegar primero a las más
marginadas. En la raíz del problema se encuentra la injusticia, el no respeto pleno de
los derechos humanos y un estado de derecho que ya no puede ser considerado
únicamente como tarea de las autoridades.
El presente trabajo aborda los antecedentes que preceden a la actual crisis
civilizatoria, lo cual permite analizar sus distintos componentes desde diferentes
aristas como los son los ámbitos: social, económico, político, ecológico y cultural.
Posteriormente, se hace alusión a los distintos objetivos que se han elaborado bajo
dirección de la ONU, siendo estos los denominados Objetivos de Desarrollo del
Milenio (ODM), con una vigencia de los años 2000 al 2015, así como también, a los
denominados Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS), que serán valorados sus
alcances en los estados en el año 2030, para coadyuvar en los efectos de la crisis.
Esto se logrará mediante un trabajo narrativo-histórico documental.
En tal sentido se recurre a métodos teóricos (Castillo, 2021) que conllevan a un
tránsito metodológico desde la revisión de fuentes de calidad y excelencia editorial
como esencia para la determinación de la problemática, la recopilación de la
información o trabajo empírico, el análisis y la síntesis que posibilita la construcción
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Revista Jurídica Crítica y Derecho
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contextualizada de conclusiones en el marco de los principios y demás posibilidades
de la investigación científica.
En términos generales, se argumentará que es fundamental que los actores
involucrados en la diseño e implementación de acciones orientadas al ODS16 deben
fortalecerse, debido a que este objetivo posee un carácter de tipo transversal y que
su incidencia se reflejará en los demás Objetivos, a través de la paz, la justicia y unas
instituciones gubernamentales sólidas.
DESARROLLO
El avance de la sociedad ha sido en forma clica, en tanto que los hechos y
acontecimientos de la historia tienden a repetirse en diferentes contextos, pero en
condiciones similares a las que generaron el hecho anterior. A lo largo de su
evolución, toda sociedad experimenta situaciones que ponen en entredicho el
desarrollo de un proceso económico, social, político o cultural. Estas situaciones se
conocen como crisis, que han tenido una función determinante en nuestra historia.
La ciencia política entiende a la crisis como “un momento de ruptura en
funcionamiento de un sistema, un cambio cualitativo en sentido positivo o negativo”
(Bobbio, Matteucci y Pasquino, 2015, p.391). Las crisis son entonces, una constante
que moldea el rumbo de nuestra historia. El sistema feudal nos ofrece un claro
ejemplo de los alcances que una crisis puede generar. Este, frente a un interés cada
vez mayor por la riqueza y una aceleración de la actividad económica, terminó por ser
inadecuado para los requerimientos incipientes.
Siguiendo a Roll (1955, p. 58), la regulación de la producción es solo uno de los
elementos que escaparon de los alcances feudalistas, la revolución en los métodos
del cultivo agrícola destruyó la base de la economía feudal, provocando, entre otros
factores, la sobre población rural, el aumento de las deudas de los señores feudales
y su necesidad de recurrir al comercio y a nuevos métodos agrícolas para surtir el
mercado. La destrucción del feudalismo como sistema económico y su transición
al capitalismo se debió, grosso modo, a las nuevas formas de configuración del
mercado y al exponencial crecimiento del comercio. Además, la crisis surgida dentro
del feudalismo estuvo acompañada con una nueva lógica imperial por parte de
algunos Estados feudales, lo que hizo posible transitar a un nuevo orden basado en
la expansión y configuración de un sistema socioeconómico distinto: el capitalismo,
observando cambios en la producción, distribución y consumo que responden a las
necesidades del sistema capitalista en ascenso.
Sin embargo, el nuevo sistema, al que podemos considerar como un sistema
económico no equivalente, estuvo muy lejos de haber representado un cambio en
sentido positivo, pues en éste las crisis se presentan con bastante frecuencia. Por
naturaleza misma, el capitalismo es semejante a una locomotora que nos conduce al
suicidio colectivo, y Borón (2014) atinadamente lo ha dicho: el mundo no resiste más
otro siglo de capitalismo, y tal vez menos, cincuenta años (p. 282).
Lo anterior, es una realidad que no debería parecernos extraña, la historia de
nuestra América se encuentra ligada al surgimiento del capitalismo, además, con el
neoliberalismo, nuestra región latina ha sido tierra de saqueo por parte de los
gobiernos imperialistas, y, a la par, ha sido sumamente codiciable por la riqueza y
recursos naturales que posee.
Por supuesto, este paradigma neoliberal, y fase actual del capitalismo, surgió en
respuesta de dos crisis. La primera fue la derrota ideológica y política del régimen
socialista de Estado, materializada con la desintegración de la Unión de Repúblicas
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Eliezer Uzziel Velázquez Castro / Yessika Mabel Cepeda Arellano
Desarrollo Sostenible. Crítica y refuerzo a la luz del ODS-16
Socialistas Soviéticas (URSS). La segunda, el proceso de estanflación
(estancamiento más inflación) generó un desastre económico a finales de los setenta
y toda la década de los noventa, situación que cuestionó severamente a la teoría
keynesiana, que hasta entonces era la guía de la política económica mundial. Esto
creó las condiciones necesarias para establecer al neoliberalismo como la única
opción de sistema de desarrollo, con el predominio de la razón económica sobre la
política.
Esta situación condujo a organismos como el Fondo Monetario Internacional
(FMI), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial (BM),
encabezados por el gobierno norteamericano, a la adopción de las teorías
económicas de la Universidad de Chicago (los Chicago Boys). Este evento culmina
con el denominado “Consenso de Washington (término acuñado hasta 1989 por John
Williamson)”, que es la instrumentación de 10 medidas de política económica para
impulsar un proyecto del capitalismo conocido también como “la globalización de la
economía” (Astudillo, 2012, p.52). Dichas políticas contemplaban los siguientes
rubros: 1) Disciplina fiscal, 2) Control de la inflación, 3) Minimizar el déficit
presupuestal del gobierno, 4) Reformas hacendarias, 5) Tasas de interés reales, 6)
Tipo de cambio determinado por el mercado, 7) Apertura comercial, 8) Apertura a la
inversión extranjera, 9) Privatización de empresas del Estado, y 10) Desregulación
para promover la competencia.
Este recetario económico supone el esquema de lo que aquellos consideraron
como el nuevo modo de desarrollo y bienestar de las sociedades. El neoliberalismo
fue aplicado en varias partes del mundo, pero, particularmente, en América Latina
tras el golpe de Estado en contra de Salvador Allende en 1973. En palabras de Édgar
Villamizar, el neoliberalismo es la política económica que nos impusieron con el
Consenso de Washington -nueva colonización de mercados, disfrazada de sistema
de desarrollo-, que, por supuesto, no le fue consultada a ningún país en vías de
desarrollo (2009, s/p).
En el caso mexicano, el neoliberalismo se implementó durante el periodo
presidencial de Miguel de la Madrid (1982-1988) como una respuesta a la crisis del
estado de bienestar, esto se tradujo en la estabilización de la economía, a partir de
un manejo realista del presupuesto, la privatización de empresas paraestatales, la
reforma fiscal, la desregulación económica, la reforma financiera, la liberalización del
comercio, la renegociación de la deuda externa y el fortalecimiento de la tenencia de
la tierra (Aspe, 1993, p.11).
En términos generales, la promesa es una de las causas por las que esta receta
económica fue cilmente aceptada. Del estudio de su contenido se pueden
considerar al menos las siguientes utopías:
a) Crear las condiciones permisibles para un crecimiento ilimitado durante las
siguientes décadas.
b) Reducción de la pobreza (en cuanto más ricos sean los ricos, menos pobres
serán los pobres).
c) Homogenización del mundo. Desaparecer las fronteras y, con ello, las
diferencias entre países (hermandad planetaria y beneficio recíproco).
En este sentido, el neoliberalismo generó un gran consenso entre los gobiernos
de América Latina, comprometiéndose a reducir, entre otras pautas, los límites del
Estado. El neoliberalismo se mostró como una válvula de escape, como la alternativa
más adecuada para acabar con el problema de la crisis. Al mismo tiempo, se
constituyó en la ideología dominante que permitiría la reinserción de nuestra región a
la economía global. Recordemos que el neoliberalismo es la denominación de la fase
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del capitalismo que empieza en 1973, además, este no se limita a ser un sistema
económico, sino también es una construcción ideológica, política y cultural que se ha
ido desarrollando durante las últimas décadas, y como tal sistema social, señala
Montagut (2011, p. 121), ha ido integrando, a la vez que produciendo, los diversos
cambios sociales.
Por lo que la pregunta obligada ahora es: ¿Qué resultados generó? Sin ánimo
exhaustivo y para objeto del presente artículo, se describen de la siguiente manera:
a) Concentración geográfica de la riqueza. (riqueza en pocos países y pobreza
en los muchos otros).
b) Concentración oligárquica de la riqueza (riqueza en pocas manos).
c) Deterioro de las condiciones de vida.
d) Aumento de la precariedad laboral (García, 2017, s/p).
Lo anterior son, en sentido amplio, resultados que significó la implementación
del neoliberalismo, principalmente en nuestra América Latina.
La aplicación de políticas neoliberales está provocando un aumento de las
desigualdades sociales y de la pobreza en el mundo tanto en los países del
Norte como en los países del Sur. El conflicto básico hoy en el mundo no es
entre el Norte y el Sur sino entre las clases dominantes del Norte y las del Sur
en contra de los intereses de las clases populares del Norte y del Sur. Estas
clases dominantes están más interrelacionadas que nunca gracias al criterio
neoliberal que rige la globalización económica del mundo, que promueve el
libre comercio y la desregulación de capitales financieros que contribuyen a
optimizar sus intereses, aumentando así las desigualdades entre los países y
dentro de cada país. (Navarro, 2004).
Respecto a lo anteriormente citado, Basave (1995) plantea que:
Durante todas sus etapas, el modelo ha dado muestras de grandes
desequilibrios como consecuencia de sus propias premisas que le impiden
convertirse en un "modelo de desarrollo" equilibrado, dinámico en su conjunto,
generador de empleo y justicia social y, por consiguiente, sustentable a largo
plazo. Estos desequilibrios son consecuencias de la apertura total y la entrega
absoluta, sin graduaciones y a gran velocidad a las leyes del mercado, en
condiciones de una economía nacional con profundas insuficiencias y
asimetrías internas que se agregan a las suficientemente conocidas asimetrías
con sus principales socios comerciales externos. (pp.61-62).
A esta idea, se puede sumar que, los procesos de desigualdad y la exclusión no son,
por otra parte, consecuencias provocadas por fuerzas sobrenaturales que el ser
humano no puede controlar ni vencer. Tampoco responden, como argumentan
algunos ideólogos conservadores, a un proceso teleológico natural e irreversible
contra el que nada puede hacerse más que adaptarse. Contrario a esa idea,
esencialista que naturaliza y legitima la desigualdad y la exclusión social, debe
rechazarse cualquier visión metafísica de las mismas, dispuesta a colaborar en la
perpetuación de un determinado statu quo que salvaguarda los intereses de los
grupos sociales dominantes. En su lugar, se debe adoptar una concepción histórica y
política de estos fenómenos, según la cual la desigualdad y la exclusión social son
una construcción social derivada de los distintos factores estructurales económicos,
sociales, políticos y culturales que componen el modelo neoliberal de organización
social. (Aguiló, 2008)
Hasta este punto, reiterando la no pretensión de ofrecer un análisis cuantitativo
de resultados neoliberales, queda claro que nuestra realidad actual (crisis civilizatoria)
se debe al fracaso de treinta años de reformas neoliberales. La crisis del capitalismo
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Eliezer Uzziel Velázquez Castro / Yessika Mabel Cepeda Arellano
Desarrollo Sostenible. Crítica y refuerzo a la luz del ODS-16
neoliberal, como bien lo señala Humberto Márquez (2010), presenta uno y mil rostros,
que en conjunto profundizan las desigualdades sociales y ponen en peligro la
existencia de gran parte de los seres humanos, incluso anuncian el riesgo de guerras
cuyo potencial militar acumulado por las grandes potencias presagian muertes
masivas y el riesgo latente de exterminio de las condiciones de vida. Por lo mismo se
habla de una crisis del modelo civilizatorio. Entonces, no se puede hablar solamente
de una crisis financiera o económica, sino de las varias crisis, o bien, de una
convergencia de crisis o de una crisis multidimensional, cuyo despliegue resulta
extenuante, porque trae a colación severos episodios de crisis entrelazados en
distintos renglones de la vida social: laboral, alimentaria, energética, ecológica,
política, teórica, financiera, económica, migratoria, etcétera.
En suma, siguiendo a Puello y Gunturiz (2013), la crisis actual reviste un triple
carácter que son:
a) Estructural: económica, política, cultural y social.
b) Global: afecta al sistema global, aunque diferenciadamente.
c) De largo plazo: en términos retrospectivos como prospectivos.
En este sentido, la profundización paulatina de varias de sus contradicciones
desata, principalmente, una serie de tácticas y estrategias, las cuales han sido
"ensayadas" en la forma de supuestas reorientaciones políticas y nuevas políticas o
publicitadas como "novedosas" reconfiguraciones socioeconómicas. Ejemplo de ello,
y reconociendo el hecho de que vivimos en un planeta finito (de manera que sus
recursos son limitados y debemos abogar por un uso eficiente de ellos), la
Organización de las Naciones Unidas (ONU) implementó la iniciativa de construir una
alternativa mundial que contrarreste la “crisis actual” (entiéndase por “crisis actual” los
desastrosos efectos del neoliberalismo, pese a que Naciones Unidas reproduzca otra
justificación). A esto deben su aparición los denominados “Objetivos de Desarrollo del
Milenio (ODM)” y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), o también
denominada “Agenda 2030”.
Por lo que respecta a los primeros, los ODM, surgidos de la Declaración del
Milenio, fueron aprobados y acordados por todos los gobiernos en el año 2000, y con
un límite temporal al 2015, los cuales representaron los compromisos contraídos por
los Estados Miembros de las Naciones Unidas para reducir la pobreza extrema y sus
diversas manifestaciones: el hambre, las enfermedades, la desigualdad entre los
géneros, la falta de educación y de acceso a infraestructuras básicas, así como la
degradación del medio ambiente. Estos objetivos son los siguientes: 1) Erradicar la
pobreza extrema y el hambre; 2) Lograr la enseñanza primaria universal; 3) Promover
la igualdad entre los sexos y el empoderamiento de la mujer; 4) Reducir la mortalidad
de los niños; 5) Mejorar la salud materna; 6) Combatir el VIH/SIDA, la malaria y otras
enfermedades; 7) Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente; y 9) Fomentar una
alianza mundial para el desarrollo.
Respecto de la Agenda 2030, bajo el lema “Transformar nuestro mundo”, la ONU
concluyó en septiembre de 2015 los trabajos de redacción de los 17 Objetivos de
Desarrollo Sostenible (ODS) y 169 metas que la integran, los cuales deben cumplirse
para el año 2030. Esto, en favor de las personas, el planeta, la prosperidad, la paz y
la formación de alianzas para el desarrollo, además de erradicar la pobreza y
fortalecer la paz universal y el acceso a la justicia (PNUD México, 2019, s/p).
El desarrollo sostenible es un término utilizado por primera vez en el informe
Brundtland en 1987, conocido también como “Nuestro futuro común”, en el que se
define el desarrollo sostenible como aquel que permite: Satisfacer las necesidades de
las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las generaciones
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Revista Jurídica Crítica y Derecho
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del futuro para atender sus propias necesidades (ONU, 2022, s/p). Inicialmente, el
desarrollo sostenible se aceptó y aplicó únicamente a cuestiones ambientales, sin
embargo, el alcance su contenido ha llegado a las esferas que necesariamente deben
ser consideras para la consecución de su objetivo. Por ello, los ODS asumen las
tareas por finalizar relativas a los ODM y resultan más ambiciosos, participativos y,
sobre todo, universales.
Según Naciones Unidas, esto puede ser explicado de la siguiente manera:
a) Más ambiciosos: Porque tratan de dar solución a los mayores problemas de la
población internacional con un fin claro, la erradicación de la pobreza -cuando
los ODM simplemente su mitigación-. Además, incluyen un fuerte componente
medioambiental con hasta seis objetivos relacionados- que plantea el cuidado
del planeta como límite para el desarrollo y la prosperidad económica, y se
pone al servicio de la mejora del bienestar y la calidad de vida y la expansión
de la libertad.
b) Más participativos: Porque para redactarlos, Naciones Unidas realizó la
encuesta “Mi Mundo”, misma que permitió aproximadamente a 1 de cada 1.000
personas del planeta expresar su opinión sobre sus principales interés y
preocupaciones.
En las consultas previas, que comenzaron en 2013, participaron los gobiernos
de cada uno de los Estados parte, expertos en desarrollo, organizaciones nacionales
e internacionales y distintos sectores de la sociedad civil. Esto conlleva que todos los
participantes se apropien de los nuevos objetivos y se comprometan con los mismos
para hacerlos realidad en 2030.
c) Universales: Porque buscan el cambio de paradigma hacia un modelo de
desarrollo sostenible (entendido multisectorialmente) que implica un
compromiso universal.
Los 17 ODS se enumeran a continuación: 1) Fin de la pobreza; 2) Hambre cero; 3)
Salud y bienestar; 4) Educación de calidad; 5) Igualdad de género; 6) Agua limpia y
saneamiento; 7) Energía asequible y no contaminante; 8) Trabajo decente y
crecimiento económico; 9) Industria, innovación e infraestructuras; 10) Reducción de
las desigualdades; 11) Ciudades y comunidades sostenibles; 12) Producción y
consumo responsables; 13) Acción por el clima; 14) Vida submarina; 15) Vida de
ecosistemas terrestres; 16) Paz, justicia e instituciones lidas; y 17) Alianzas para
lograr objetivos.
Ahora bien, todos los ODS conservan su particular nivel de importancia, sin
embargo, en palabras de Mendel, director del Centro para el Derecho y la Democracia
(CLD), el ODS 16, que se centra en sociedades pacíficas e inclusivas, acceso a la
justicia e instituciones eficaces y responsables, es un objetivo transversal en el
sentido de que todos los demás objetivos depende de él. No obstante, el progreso en
el Objetivo 16 no está ni cerca de lo que debería ser a mitad de camino, lo que significa
un asunto de gran preocupación (CLD, 2022).
A la anterior situación corresponde una causa, un ¿por qué?, y sin duda alguna
cada lector puede construir, desde lo cuantitativo y/o cualitativo una respuesta
fácilmente aceptada. Por nuestra parte, se abona a ello desde una visión que, si bien
no se acompaña de un sustento riguroso, se espera que motive a la discusión de
ésta, siendo nuestro principal objetivo.
Así, recordemos que las condiciones alarmantes en las que hoy se encuentra el
planeta entero no fueron provocadas por fuerzas sobrenaturales, procesos
teleológicos u acontecimientos metafísicos. El origen es uno y se llama
neoliberalismo, y junto a él, el conjunto de estructuras de poder que lo articulan. Esta
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Eliezer Uzziel Velázquez Castro / Yessika Mabel Cepeda Arellano
Desarrollo Sostenible. Crítica y refuerzo a la luz del ODS-16
manera de subordinar los intereses políticos a la razón económica conlleva en
misma la degradación de todo lo que constituye el ente social.
Resulta, entonces, en su mayoría, que los gobiernos y organismos internacionales
que fueron parte en la elaboración de este nuevo recetario, son en alguna medida
coparticipes de las causas que nos condujeron hasta aquí. Entonces, ¿es secundario
el roll conferido a las organizaciones sociales y personas que participaron en su
elaboración? Mas bien diríamos, un intento para legitimarse.
No se debe ignorar que, las naciones que dicen haber crecido en una tradición
de libertad y humanismo, y se consideran como las defensoras de dicha tradición,
han aparecido en el nivel internacional como las más opresoras e inhumanas de
todas, y mantienen tanto en un nivel global como nacional, un orden injusto y alienante
que engendra la degradación del tejido social. Además, las declaraciones de libertad,
paz, justicia y derechos humanos que no se materializan sirven dócilmente como
contenido del discurso político, a la par que se convierten en mitos e ideologías que
usan para tranquilizar sus conciencias (Pérez, 1993, pp. 15-16).
Los procesos genuinos en favor del bienestar social, y la defensa de todas las
causas que conlleva, nunca han sido creadas ni impulsadas desde las corrompibles
estructuras del poder. Por poner solo un ejemplo, la historia de la humanidad parece
mostrarnos que la vida en sociedad se ha caracterizado por colocar al ser humano en
una situación donde se es opresor u oprimido. Al respecto, Dahl (1991, p.32) nos
menciona que “el mundo sólo nos ofrece tres posibilidades para la existencia social:
dominar, ser dominado o retirarse a un aislamiento absoluto”. Pero, adicional a lo
anterior, también la historia nos muestra que en nuestra evolución como sociedades
han existido personas y grupos de personas que han luchado por transformar y
mejorar su realidad. Es decir, los verdaderos cambios a favor de la humanidad se han
nutrido desde el interior de las exigencias sociales, desde la solidaridad que surge
como consecuencia de la injusticia común. Entrar en debates ideológicos no es el
motivo de este trabajo, pero lo es el hecho de caminar hacia el empoderamiento
jurídico, principalmente de los sectores más vulnerables.
Retomando el contenido del ODS16: Paz, justicia e instituciones lidas, y
reafirmando su necesaria consecución para la implementación del resto, cabe señalar
que, en el fondo, de lo que se trata, es de un óptimo estado de derecho. Por ello,
guardan relación el escaso progreso del ODS16 con los bajos índices de respeto y
fortalecimiento de este último. En México el estado de derecho representa una
situación de progresiva desventaja. World Justice Project anualmente presenta los
resultados de su evaluación con base en ocho indicadores, en donde 0.00 es la
condición más débil, y 1.00 la más fuerte. El caso mexicano se representa de la
siguiente manera:
Tabla 1. Medición estado de derecho en México, 2015-2022
o
Rankin
g global
Restriccione
s a los
poderes del
gobierno
Ausencia
de
corrupció
n
Gobiern
o abierto
Derechos
fundamentale
s
Orden y
segurida
d
Justici
a civil
Justici
a
penal
2015
79/102
0.51
0.33
0.56
0.56
0.52
0.44
0.31
2016
88/113
0.47
0.32
0.61
0.51
0.61
0.41
0.29
2017-
2018
92/113
0.46
0.31
0.61
0.52
0.59
0.40
0.30
2019
99/126
0.47
0.29
0.61
0.54
0.57
0.40
0.29
2020
104/12
8
0.46
0.27
0.60
0.52
0.53
0.39
0.30
2021
113/13
9
0.45
0.26
0.60
0.49
0.53
0.37
0.29
2022
115/14
0
0.44
0.26
0.59
0.49
0.52
0.37
0.28
69
Revista Jurídica Crítica y Derecho
4(6), pp. 60-73.
Fuente: Adaptado de World Justice Project. Estado de derecho. Índice.
Además, las principales instituciones del sistema político se encuentran en un
profundo deterioro y lo poco que quedaba de credibilidad en la sociedad sobre la
moralidad y la capacidad de los funcionarios del Estado se ha desvanecido (Basave,
1995, s/p).
A este contexto, se suma que la historia ha demostrado que, al interior de las
estructuras de poder blico, el interés de los pocos siempre está por encima del
interés social, por esto, no tiene cabida creer que quienes han provocado los
problemas, serán los mismo que genuinamente buscarán las soluciones. Esto, abre
la posibilidad de reconocer un aporte valioso que proviene de la producción teórica
de Naciones Unidas, me refiero a la concepción vanguardista que se ha elaborado
con relación al estado de derecho, depurando ideas añejas que ya no concuerdan
con nuestra realidad, ampliando el alcance del concepto y, con ello, permitiendo cierto
grado de flexibilidad para que el empoderamiento jurídico sea un elemento más
cercano de los distintos sectores de la sociedad.
El estado de derecho promueve y protege el marco normativo común dentro de la
sociedad. Además, proporciona una estructura a través de la cual el ejercicio del
poder se somete a normas convenidas, garantizando la protección de todos los
derechos humanos. Asimismo, exige que los procesos jurídicos, las instituciones y las
normas sustantivas sean compatibles con las normas de derechos humanos,
incluidos los principios básicos de igualdad ante la ley, rendición de cuentas y equidad
en la protección y reclamación de los derechos (ONU, 2022, s/p).
Este concepto ha experimentado distintas interpretaciones, una de ellas
encuentra su origen precisamente en la construcción del concepto por parte de la
doctrina alemana como respuesta a la eminente amenaza que para el Estado
Prusiano significó la expansión de la revolución francesa, de ahí que, el estado de
derecho fue aquella protección al orden jurídico establecido en un sistema imperial de
concentración del poder.
Actualmente, el estado de derecho no tiende a preservar las estructuras de
poder basadas en privilegios que fomentan la desigualdad entre sociedades, entre
personas y de éstas con las autoridades, por el contrario, los valores que pretende
defender son completamente opuestos, convirtiéndolo en un elemento esencial para
la materialización de la paz y la seguridad, los derechos humanos y los ODS.
La reunión de alto nivel de la Asamblea General sobre el estado de derecho
celebrada en 2012 dejó de manifiesto la interrelación existente entre el estado de
derecho y el desarrollo, esto es, el fortalecimiento al estado de derecho es una
condición para el crecimiento económico sostenido e inclusivo, el desarrollo
sostenible, la erradicación de la pobreza y el hambre y, en general, la plena
materialización de todos los derechos humanos y libertades fundamentales de las
personas (ONU, 2022, s/p).
Actualmente se define al Estado de Derecho como “un principio de gobernanza
en el que todas las personas, instituciones, entidades públicas y privadas, están
sometidas a leyes que se promulgan públicamente, se hacen cumplir por igual y
aplican con independencia, además de ser compatibles con las normas y principios
internacionales de los derechos humanos” (ONU, 2018, s/p). Al respecto, en el mapa
1, se puede apreciar que, a nivel mundial, el estado de derecho de la mayoría de las
naciones tiene aún temas pendientes al interior en los principios universales que lo
conforman: rendición de cuentas, leyes justas, gobierno abierto y el acceso a la
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Desarrollo Sostenible. Crítica y refuerzo a la luz del ODS-16
justicia, lo cual complica, como se ha planteado en este trabajo, que los ODS alcancen
los objetivos por los que fueron creados.
Mapa 1. Índice de estado de derecho global 2022
Fuente: Adaptado de World Justice Project. Estado de derecho. Índice, 2022.
Asimismo, al relacionar el estado de derecho con el Índice Global de Paz, se aprecia
en el mapa 2, que poseen una estrecha relación, donde también se observa que, en
general, son contadas las naciones pacíficas en el mundo a diferencia de las menos
pacíficas. Este hecho afecta directamente al ODS16, y una vez más se sostiene que
esto tiene una implicación directa con los demás ODS y la Agenda 2030, pues sin paz
ni estado de derecho en los países ¿cómo poder garantizar los derechos
fundamentales y alcanzar el equilibrio entre las personas y su medio ambiente como
lo plantea el desarrollo sostenible?
Mapa 2. Índice de Paz Global, 2022
Fuente: Adaptado de Institute for Economics y Peace, 2022.
Entonces, la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible depende, hasta
cierto grado, de la plena materialización del ODS16, y este último tiene como eje el
respeto al estado de derecho y los derechos humanos. Con esto, se debe valorar que,
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si realmente existen intenciones genuinas en busca del cumplimiento acordado,
Naciones Unidas, de la mano de todos los gobiernos que la conforman, deben poner
mayor énfasis en acciones que acerquen a las personas en la participación y disfrute
de todos sus derechos. Con la misma manera integral que la crisis se presenta, debe
ser la manera en que podrá contrarrestarse. La solución al problema no está en lo
que pocos decidan, eso sólo lo agudiza y se opone al espíritu mismo de la Agenda
2030.
Es indispensable entender que, el respeto y fortalecimiento al estado de
derecho, no es exclusivo de los del gobiernos o estructuras del poder público, más
bien es una labor de toda la sociedad, en la misma medida en que todas las personas
se ven afectadas en la seguridad personal y en el interés colectivo si hay ausencia de
un estado de derecho. Por lo anterior, resulta imprescindible el fomento de una
participación ciudadana real, en la que los diversos sectores impulsen la
transformación que coyunturalmente atravesamos.
CONCLUSIONES
Queda claro que la historia de la sociedad está en continua transformación, expuesta
al papel moldeador que generan las crisis, sean estas por derrumbe interno o por
alguna situación coyuntural. La debacle del feudalismo y, con ello, el predominio
capitalista, es un ejemplo de los alcances de una crisis. El paradigma neoliberal surge
precisamente como respuesta de dos crisis. La primera fue el derrumbe del régimen
socialista de Estado, la segunda se debió al proceso de estanflación a finales de los
setenta y toda la década de los noventa, lo que resultó en la crítica a la teoría
keynesiana, que hasta entonces era la guía de la política económica mundial.
Sin embargo, en los hechos, este sistema económico no representó una
solución, por el contrario, intensificó el problema, abriendo la brecha de las
desigualdades entre los países, al interior de estos, entre mujeres y hombres, así
como conduciendo a escenarios catastróficos que ponen en riesgo el cuidado del
medio ambiente y todas las condiciones que permiten la vida como hoy la conocemos.
La crisis del capitalismo neoliberal presenta uno y mil rostros, por poner sólo un
ejemplo, la pobreza va más allá de la falta de ingresos y recursos para garantizar
unos medios de vida sostenibles. Entre sus manifestaciones se incluyen el hambre y
la malnutrición, el acceso limitado a la educación y a otros servicios indispensables
como la justicia, la discriminación y la exclusión sociales y la falta de participación en
la adopción de decisiones.
De ahí que la elaboración de cualquier estrategia de desarrollo necesariamente
debe implementar el uso de nuevas fórmulas y enfoques para el análisis de los
problemas, así como para la planificación de estrategias, considerando los límites de
los recursos naturales y la necesidad del conocimiento de la problemática, iniciando
desde lo comunitario hasta llegar a un nivel planetario, puesto que este enorme
esfuerzo requiere conocer con precisión las características, necesidades,
preferencias, potencialidades, los recursos materiales disponibles y la situación de
sus recursos naturales.
En consecuencia, la ONU ha coordinado los trabajos de elaboración de los
“Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM)” y los “Objetivos de Desarrollo Sostenible
(ODS)”, como alternativa mundial que contrarreste la crisis actual. Sin embargo,
dentro de las estructuras de poder público, el interés de los pocos siempre está por
encima del interés social, entonces no tiene cabida creer que quienes nos han
provocado los problemas, serán los mismo que genuinamente buscarán las
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soluciones. Necesariamente se debe apostar por el fortalecimiento del estado de
derecho, además, este es el eje que vertebra el óptimo cumplimiento del ODS16 y, a
su vez, este objetivo resulta indispensable para el cumplimiento de los otros.
El fortalecimiento al estado de derecho no es una tarea que solamente compete
a los gobiernos y autoridades en cada una de sus jurisdicciones, debido a que esto
concierne a todas las personas. Por lo que el empoderamiento jurídico de los sectores
más vulnerables, así como una mayor inclusión y participación ciudadana son
indispensables para corregir el rumbo de la actual crisis civilizatoria, privilegiando en
todo momento el bienestar colectivo, el desarrollo sostenible y la justicia
transgeneracional.
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