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Crítica y Derecho: Revista Jurídica. Vol. 5(8), (enero - junio, 2024). pp. 18-33.
Crítica y Derecho
Revista Jurídica
e-ISSN 2737-6281 / p-ISSN 2737-629X
https://revistadigital.uce.edu.ec/index.php/criticayderecho/issue/view/297
La participación política desde la equidad, el género y la
democracia
La democracia mexicana a más de dos décadas de su
recuperación. Un análisis crítico al período 2000-2023
Mexican democracy over two decades after its recovery. A
critical analysis of the period 2000-2023
Ignacio García Marín
Doctor en Gobierno y Administración Pública. Profesor a tiempo completo en el Instituto Tecnológico de Monterrey.
México
nachogarciamarin08@gmail.com
https://orcid.org/0000-0003-2754-1934
https://doi.org/10.29166/cyd.v5i8.5173
Recibido: 2023-08-20 / Revisado: 2023-09-16 / Aceptado: 2023-11-02 / Publicado: 2024-01-01
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Revista Jurídica Crítica y Derecho
5(8), pp. 18-33.
RESUMEN
La presente investigación analiza la evolución de la calidad democrática de México luego de
la victoria presidencial de Vicente Fox en el 2000, fecha consensuada como el fin de la
transición desde el autoritarismo y el inicio de la etapa democrática. En esta nueva etapa, sin
embargo, se han sucedido tres presidencias completas y el ecuador del gobierno en ejercicio,
donde, a pesar de una clara integridad electoral y auténtica competencia partidaria, se ha
acompañado de una generalización de la violencia en muy diferentes esferas, un uso
clientelar y patrimonialista de la administración púbica y una casi impune corrupción en los
tres niveles de gobierno. Asimismo, la calidad democrática del país, medida por diferentes
estudios internacionales, pasó de un estancamiento a un claro retroceso, en especial tras la
victoria de AMLO en 2018. Por ello, este estudio analiza las razones de porqué la democracia
no alcanzó valores comparables a otros sistemas políticos de la región y, sobre todo, del
empeoramiento de la democracia bajo la actual administración.
Palabras clave: México, democracia, calidad democrática, partidos políticos.
ABSTRACT
This research analyzes the evolution of Mexico's democratic quality after Vicente Fox's
presidential victory in 2000, a date agreed upon as the end of the transition from
authoritarianism and the beginning of the democratic stage. In this new stage, however, there
have been three complete presidencies and the halfway point of the incumbent government,
where, despite a clear electoral integrity and authentic partisan competition, it has been
accompanied by a generalization of violence in many different spheres, a clientelistic and
patrimonialist use of the public administration and an almost unpunished corruption at the
three levels of government. Likewise, the democratic quality of the country, as measured by
different international studies, went from stagnation to a clear setback, especially after AMLO's
victory in 2018. Therefore, this study analyzes the reasons why democracy did not reach
values comparable to other political systems in the region and, above all, the worsening of
democracy under the current administration.
Keywords: Mexico, democracy, quality of democracy, party politics.
INTRODUCCIÓN
México inició la senda de la democracia entre 1997 y 2000, luego de que la oposición se
alzara con la mayoría en la Cámara de Diputados y de que Vicente Fox, del Partido de Acción
Nacional (PAN), lograra romper la hegemonía del Partido Revolucionario Institucionalizado
(PRI) en la presidencia de la república. Atrás quedaron 70 años de dominio absoluto del PRI
en ambos poderes, período que vino acompañado de represión política, procesos electorales
manipulados y limitado respeto a derechos y libertades. Es decir, se finalizaba un régimen
autoritario de partido único y que monopolizó la representación política en las instituciones
del Estado, incluyendo los tres órdenes de gobierno.
Desde entonces, se ha asistido a la consolidación de los procesos electorales en el
país, habiendo una pacífica y rutinaria alternancia partidaria en numerosos comicios
municipales y estatales, así como a nivel federal, donde se han producido ya cuatro
elecciones con tres diferentes partidos como ganadores. La democracia electoral, aun con
evidentes síntomas de clientelismo, patronazgo e intentos de interferencia política, se ha
mantenido en unos mínimos aceptables, logrando que ninguna elección federal pudiera ser
discutida a cuanto a su integridad y fiabilidad.
Sin embargo, este período de tiempo también ha venido acompañado por un
espectacular incremento de la violencia y del poder del crimen organizado, colocando al país
como uno de los más violentos del mundo, en especial para las mujeres, periodistas y
opositores políticos. La capacidad de intervenir por parte de estas organizaciones en las
elecciones locales es cada vez mayor, así como de condicionar al aparato público en su
acción y de someter a la población. La pobreza y la desigualdad, en valores persistentemente
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Ignacio García Marín
La democracia mexicana a más de dos décadas de su recuperación. Un análisis crítico al período 2000-2023
altos, han jugado también un rol decisivo a la hora de que los mexicanos pudieran disfrutar
de manera efectiva sus derechos políticos.
Todo esto, aunado a una baja participación política y a un reciente cuestionamiento del
diseño institucional por parte del partido en el gobierno ha dibujado un contexto de baja
calidad democrática o incluso de régimen híbrido, donde no se produjo una clara ruptura con
el autoritarismo previo y con un empeoramiento en los últimos años de los principales
indicadores sociopolíticos. De ahí que el presente texto trate de responder a la siguiente
pregunta de investigación: ¿Cómo ha evolucionado la calidad democrática de México en la
última década y cuáles han sido los principales factores que determinaron su desempeño?
Para ello, se describen en un primer momento los principales índices de calidad
democrática existentes a nivel global, caso de V-Dem, Freedom House y The Economist
Democracy Index. Posteriormente, se contextualiza la trayectoria de la democracia a nivel
global con base en estos índices, para, posteriormente, centrar la mirada en el caso mexicano
entre el año 2000 y 2023. Finalmente, se lleva a cabo una reflexión sobre el significado de
esta evolución y sus efectos de cara al futuro.
DESARROLLO
Como se acaba de destacar, la presente investigación emplea como referencia los estudios
anuales de Freedom House, The Economist Democracy Index y V-Dem, considerados, en
términos generales, los análisis comparados de calidad democrática de mayor impacto
mundial. Todos ellos destacan por una definición procedimental de la democracia,
entendiéndose ésta como un conjunto de mecanismos y procedimientos, caso del
mantenimiento de elecciones libres y competitivas en el tiempo; medios de comunicación
independientes; existencia de poderes e instituciones del Estado independientes y
mínimamente representativos; administración pública independiente y al servicio de la
sociedad o tribunales capaces de actuar de manera burocratizada y con base en el estado
de derecho, entre otras características básicas. Así, podría decirse que se está ante una
definición de democracia cercana a la poliarquía de Dahl (2020) o institucionalista (Bobbio,
2018).
Asimismo, ha de añadirse la perspectiva sustantiva de la democracia. Bajo esta
premisa, la democracia no sólo incluiría el conjunto de mecanismos básicos que previamente
se señalaban, así como un amplio catálogo de derechos humanos y libertades de todo tipo,
sino que debieran adherirse unos mínimos estándares en cuanto a riqueza material, acceso
a saludad y educación, garantías efectivas de cumplimiento de los derechos humanos,
ausencia relativa de impunidad y violencia o apreciable igualdad de género, racial y ausencia
de discriminación sistematizada por cualquier tipo. Es decir, se trataría de una visión de la
democracia que, dando por sentado los mínimos procedimentales, entiende que han de
añadirse una serie de características que permitan una mayor igualdad política, social y de
derechos al conjunto de la ciudadanía, de tal manera que el sistema político en sí pueda ser
representativo y producto de todos y todas.
A este respecto, tanto el índice Democracy Index de The Economist como V-Dem
ofrecen un análisis de indicadores socioeconómicos, dando importancia a la satisfacción
mínima en cuanto a educación, sanidad, seguridad o acceso a la justicia, entre otros muchos.
Ciertamente, Freedom House analiza igualmente este tipo de indicadores de manera
indirecta, ya que estudia las libertades desde una mirada multidimensional, incluyendo la
discriminación, la libertad de expresión, prensa e información o el acceso a un internet libre y
de calidad.
Por ello, la presente investigación defiende que la democracia no es únicamente el mero
ejercicio del voto, sino que deben cumplirse una serie de mínimos procedimentales y
sustantivos, dando por sentado que el poder público ha de ser limitado, escrutado y ceñido al
estado de derecho.
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5(8), pp. 18-33.
La calidad democrática y su reciente evolución. Un acercamiento al desempeño global
en las últimas décadas.
Desde la llegada de la tercera ola democratizadora en 1974 (Zovatto, 2018) se multiplicaron
los procesos de transición que dieron fin a múltiples regímenes autoritarios por todo el mundo.
Desde América Latina hasta Asia, pasando por Europa del este y, en menor medida, África.
La normalización de los procesos electorales, el reconocimiento y relativo cumplimiento de
los derechos humanos, así como la pluralidad informativa y política se han ido instalando en
numerosas sociedades. Del mismo modo, la democracia ha ido configurándose como el
“escenario ideal y legítimo” (Freidenberg & Saavedra Herrera, 2020) ante la aparición de
controversias, debates o situaciones divisivas que toda sociedad sufre con el paso del tiempo,
alejando los fantasmas de los golpes de estado, la imposición irregular de decisiones públicas
o la amenaza del uso de la violencia para contener demandas sociales.
En este lapso, la inmensa mayoría de estas nuevas democracias han mantenido este
estatus, no regresando a los previos autoritarismos aun a pesar de plasmarse una
heterogénea calidad democrática. En términos generales, debe destacarse una marcada
democratización del mundo en los últimos 50 años. Sin embargo, ya en la década de los años
90 comenzaron a mostrarse claras regresiones democráticas, caso del Perú bajo la década
de autoritarismo competitivo de Fujimori (S. Levitsky & Loxton, 2018; S. Levitsky & Way,
2002); Venezuela en el siglo XXI con la llegada de Chávez (Romero et al., 2018; Serrafero,
1996) o los crecientes regímenes iliberales de Hungría, Polonia, Rusia y Turquía entre otros
(Steven Levitsky & Ziblatt, 2018; Pérez-Liñán, 2017). A ellos pueden sumarse numerosos
países donde la democracia, aun no estando en peligro, sí vive una lenta degradación, caso
de Estados Unidos, Ecuador o Polonia…dibujándose por tanto un panorama agridulce a
varias décadas vista.
En efecto, como numerosos estudios muestran (Corporación Latinobarómetro, 2023;
Freidenberg & Saavedra Herrera, 2020; Gargarella, 2020; Huber, 2023; Levine & Molina,
2007; Monsivais-Carrillo & Monsivais-Carrillo, 2019; Quiroz Villalobos, 2019; Zovatto, 2018),
la calidad democrática a nivel global vive un estancamiento cuando no leve decrecimiento.
Ejemplo de ello, la calidad democrática mundial se situaba en 2023 a niveles de 1986,
subrayándose el estancamiento de América Latina y la autocratización en el sudeste asiático
(Instituto V-Dem, 2023). A ello mese un empeoramiento de la libertad de expresión,
información o de manifestación que igualmente se está detectando en los últimos años a nivel
global. De ahí que, si bien en las últimas décadas del siglo pasado se produjo una
democratización del mundo, asistamos en la actualidad a una progresiva autocratización,
donde, una vez más, queda claro que la democracia no es una estación final de los sistemas
políticos, sino que es perfectamente factible que un régimen democrático pueda transitar al
autoritarismo, ya sea de manera abrupta, o de manera paulatina (Steven Levitsky & Ziblatt,
2018). Véanse las siguientes gráficas para tener una visión más panorámica de esta
evolución reciente y de la existencia de diferentes tendencias que se entrecruzan:
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Ignacio García Marín
La democracia mexicana a más de dos décadas de su recuperación. Un análisis crítico al período 2000-2023
Gráfica 1. Tipo de régimen político entre 1972 y 2022 y en proporción de población mundial
Fuente: Instituto V-Dem (2023)
Gráfica 2. Libertad en el mundo, 2023
Fuente: Freedom House (2023)
Esta preocupante situación arroja a su vez una clara dicotomía geográfica en cuanto a
democracia vs autoritarismo. En occidente se sitúan la mayorías de los regímenes
democráticos, estando en Asia y África la mayoría de los sistemas autocráticos. Sorprende
asimismo la variabilidad dentro de las regiones, pues en América Latina pueden encontrarse
democracias de muy elevada calidad, caso de Chile, Costa Rica y Uruguay, pero también de
dictaduras consolidadas como Cuba y Venezuela, así como sistemas en clara regresión:
Perú, México y El Salvador entre otros. En Europa la dicotomía es similar: muy avanzados
sistemas democráticos en su parte occidental, pero con regresiones en la oriental, como
atestiguan Polonia, Hungría o las abiertamente autocracias de Rusia, Bielorrusia y Turquía.
Véase las siguiente gráficas (3 y 4) para una información más detallada:
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Gráfica 3. Democracy Index, 2022
Fuente: The Economist (2023)
Gráfica 4. Democracia Liberal en el mundo, 2022
Fuente: (Instituto V-Dem, 2023)
La evolución democrática de México en datos: 2000-2023
El panorama internacional y su reciente evolución dibujan por tanto un sombrío paisaje sobre
la democracia y su estimación futura. Una prevalencia democrática circunscrita de manera
dominante a ciertas regiones del planeta y unos regímenes autoritarios que, lejos de estar en
crisis, aumentan tanto en número como en su profundidad iliberal. Un estudio de caso
interesante para intentar determinar el porqué de esta persistencia del autoritarismo cuando
no de su profundización, es México.
En efecto, como se destacó en el inicio, la nación norteamericana transitó tardíamente
a la democracia, siendo de los últimos estados que lo lograron en la tercera ola iniciada en
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Ignacio García Marín
La democracia mexicana a más de dos décadas de su recuperación. Un análisis crítico al período 2000-2023
1974. Su proceso de transición vino, parcialmente, pautado desde el propio poder político, en
concreto desde el ejecutivo y el legislativo, de ahí que deba señalarse que otra característica
de la reciente democracia mexicana es que no viniera precedida por una clara ruptura con el
período previo ni un resquebrajamiento repentino del orden autoritario. El régimen pues, no
colapsó por fuertes presiones internacionales ni derrumbamiento interno. De hecho, podría
incluso discutirse si hubo realmente un cambio de régimen, más allá de la obtenida
credibilidad de los procesos electorales y de la disminución del uso de la represión por parte
de las instituciones políticas, algo remarcable, no obstante. A este respecto, recuérdese que
el partido hegemónico que monopolizó el poder político ha seguido compitiendo -y
gobernando- y que nunca se han producido, hasta la fecha, investigaciones y depuración de
responsabilidades por las numerosas violaciones a derechos humanos que durante el
régimen priísta se cometieron. Es decir, la impunidad y continuidad institucional han sido dos
de las señas negativas de la transición política mexicana. Asimismo, desde entonces y en
estas más de dos décadas transcurridas desde la recuperación de la democracia en México,
el desempeño del país en materia social y económica ha dejado mucho que desear, con
indicadores ciertamente invariables en este lapso y que dificulta una versión más sustantiva
y pluralista de la democracia, relegando a millones de ciudadanos a un papel marginal en la
sociedad por las privaciones en las que viven.
Consecuencia de ello, si bien el año 2000 es la fecha de reinicio de la senda
democrática, también hay que remarcar que este período transcurrido ha estado
caracterizado por una baja calidad democrática, con escasa evolución positiva y donde el
estancamiento ha sido la norma. Así, uno de los estudios internacionales que se toma de
referencia en la presente investigación situó a México de una categoría “parcialmente libre” a
una abiertamente “no democrática” entre 2000 y 2022 (Freedom House, 2022), como muestra
la siguiente tabla:
Tabla 1: Libertad en México por año,
puntuación y categoría
Año
Puntuación*
Estado
2000
2
Parcialmente libre
2001
2
Parcialmente libre
2002
2
Parcialmente libre
2003
2
Parcialmente libre
2004
2
Parcialmente libre
2005
2
Parcialmente libre
2006
2
Parcialmente libre
2007
2
Parcialmente libre
2008
2
Parcialmente libre
2009
2
Parcialmente libre
2010
2
Parcialmente libre
2011
2
Parcialmente libre
2012
2
Parcialmente libre
2013
2
Parcialmente libre
2014
2
Parcialmente libre
2015
2
Parcialmente libre
2016
2
Parcialmente libre
2017
2
Parcialmente libre
2018
2
Parcialmente libre
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Fuente: elaboración propia con base en
Freedom House (2022). A menor
puntuación numérica, mayor calidad
democrática.
De entre las razones esgrimidas por Freedom House (2022, 2023) destacan los elevadísimos
niveles de violencia, los cuales ubican al país como uno de los más inseguros a nivel mundial;
los ataques a la libertad de prensa y de información; el acoso a opositores y rivales políticos;
la elevada discriminación racial y de género, siendo el color de piel un fuerte condicionante
en la vida laboral y social de los mexicanos; las numerosas injerencias de los poderes
públicos en los procesos electorales; y la connivencia entre el crimen organizado y las
autoridades públicas, incluyendo a las fuerzas armadas y los cuerpos de seguridad. Esta
situación ha derivado en una carencia de verdaderos derechos y libertades para sus
ciudadanos desde el mismo año 2000 y que, como se comentó previamente, vino
acompañado de un discreto crecimiento económico, situando en torno al 50% de la población
en la pobreza de manera permanente.
Otros estudios arrojan resultados similares y con explicaciones análogas. Véase la
Gráfica 6, donde a partir del año 2006 (año en que comenzaron los estudios anuales de The
Economist) la democracia mexicana se situaba en la categoría “democracia imperfecta”, pero
en la parte inferior de esta categoría. Esto es, en posiciones que se han ubicado entre la 67
y la 86 a nivel mundial en los años de análisis. Sorprende, eso sí, una leve mejora de la
calidad democrática del país entre 2006 y 2012, período coincidente con el sexenio
presidencial de Felipe Calderón (PAN) y que vino acompañado del mayor crecimiento
económico en términos per cápita del período de estudio. Asimismo, los niveles de violencia
estuvieron en valores menores a los registrados en el período post-2012 (entre 8 y 12
homicidios por cada 100.000 personas) y la profundización de reformas económicas y
políticas que dieron continuidad a la apertura de la transición. No en vano, en estos años se
crean diferentes órganos constitucionales autónomos (OCAS en adelante), los cuales
tuvieron un claro rol descentralizador y garantista, suponiendo un elemento democratizador y
autóctono del proceso de transición a la democracia de México. Huelga decir, este período
estuvo también marcado por la denominada guerra contra el narco, la cual no sólo no tuvo
éxitos rescatables en su lucha contra el crimen organizado, sino que profundizó los niveles
de violencia en el país, además de que varias de las principales autoridades de seguridad de
su gobierno fueron acusadas posteriormente de colusión con el narcotráfico. Es decir, lejos
de ser una presidencia con claro tono democratizador, su acción de gobierno comenzó el
empeoramiento democrático y social que el país vivió tras su salida.
En esta misma línea hay que situar tanto a V-Dem (Instituto V-Dem, 2023) como The
Economist (2023), pues son coincidentes con Freedom House: la creciente violencia, la
elevada corrupción y la prevalencia de la pobreza son tres de los principales indicadores que
conducirán posteriormente a un declive de la calidad democrática del país. Véase la siguiente
gráfica para una rápida comparación:
2019
2.5
Parcialmente libre
2020
2.5
Parcialmente libre
2021
3
No libre
2022
3
No libre
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La democracia mexicana a más de dos décadas de su recuperación. Un análisis crítico al período 2000-2023
Gráfica 6. Calidad democrática de México (2006-2022)
Fuente: elaboración propia con base en The Economist (2023)
Nuevo sistema de partidos, nuevo presidente. ¿Y vuelta al pasado?
Por ello, puede afirmarse que la debilidad de las instituciones y el escaso bagaje democrático
desde el año 2000 fueron elementos que impidieron al país contener la erosión democrática
que se agravó posteriormente. Ahora bien, ¿por qué a partir de 2018 se agudiza el declive
democrático? La clave, parcialmente, se encuentra en el cambio de gobierno. En efecto, en
las elecciones del primero de julio de 2018 resulta ganador Andrés Manuel López Obrador,
candidato de MORENA, el cual a su vez logra la victoria legislativa y la mayoría absoluta en
alianza con sus socios PES, PT y Partido Verde.
La victoria de López Obrador supuso un nuevo cambio pacífico e institucional en la
presidencia de la república luego de seis años de mandato del priísta Peña Nieto. A su vez,
MORENA, una formación política de reciente creación (2011) se alzó con una mayoría
partidaria que recuperaba la práctica del gobierno unificado. Esto es, la mayoría oficialista en
el Congreso de la Unión, hecho recurrente en el régimen autoritario previo a 1997 pero que
ningún otro presidente electo democráticamente había podido replicar. Esta abrumadora
victoria no trajo sin embargo una transformación ni profundización democrática, sino que
recuperó anteriores comportamientos autoritarios e iliberales que se consideraban
desterrados.
Muestra de ello, la presidencia en conjunción con el poder legislativo inició una hoja de
ruta de limitación o laminación de los órganos constitucionales autónomos, caso de la CNDH
(observancia y protección a ctimas de violación de derechos humanos); INE (celebración
de procesos electorales) o INAI (acceso a la información sobre actos públicos) principalmente
(Beck et al., 2020; González Rincón, 2023; Vidal de la Rosa, 2019). Esto vino acompañado
por la reiterada injerencia del presidente de la república en los procesos electorales a los que
es ajeno (Bruhn, 2021); el señalamiento a los movimientos sociales que no son oficialistas,
como los medioambientalistas o las feministas; la descalificación a todo ciudadano -sea
político o no- que critique a su organización partidaria o acción de gobierno; el uso del ejército
para la realización de tareas que, constitucionalmente, le están vetadas a las fuerzas
armadas, como ejemplifican las aduanas, la gestión de infraestructuras o la construcción de
vías de comunicación (Freedom House, 2022; Hernández Rodríguez, 2023; Vargas
González, 2019); la incapacidad de acceder a documentos e información pública sobre la
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2004 2006 2008 2010 2012 2014 2016 2018 2020 2022 2024
EIU Democracy Index México (2006-2022)
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gestión del ejecutivo, especialmente en casos de supuesta comisión de delito (Freedom
House, 2022). Es decir, hay una pléyade actos de gobierno que, si bien no son novedosos en
la historia política del país, sí han vivido un incremento durante la gestión de López Obrador
al frente de la república.
¿Cómo se reflejaron estos actos autoritarios en los estudios internacionales de calidad
democrática? Como muestran los análisis anuales de The Democracy Index, México ya no
es considerado un régimen democrático. Véase la constancia de esta aseveración en la
siguiente gráfica:
Gráfica 7: Puntuación de la calidad democrática de México entre 2016 y 2022
Fuente: The Economist (2023)
En efecto, México es categorizado como régimen híbrido, ubicación intermedia entre
democracia defectuosa o de baja calidad y regímenes que son abiertamente autoritarios. A
este respecto, The Economist los define como aquellos que “tienen algunas características
de las democracias, pero también tienen características de los regímenes autoritarios.
Pueden tener elecciones libres y justas, pero el gobierno puede ser corrupto o no respetar las
libertades civiles. Pueden tener un sistema judicial independiente, pero el gobierno puede
intervenir en el sistema judicial” (2023). Para el caso mexicano, se destacan nuevamente la
represión política, especialmente a nivel local; la elevada violencia; la colusión de la
administración pública con el crimen organizado; y la falta de autonomía de las instituciones
del Estado. Esto, unido a la existencia de procesos electorales confiables, cierta libertad y
espacio para los derechos humanos y competencia partidaria hacen que el país no sea aún
un régimen autoritario, pero tampoco una democracia de baja calidad.
De igual manera, este empeoramiento que se vive en los últimos años ha sido señado
en los estudios de Freedom House, poniéndose énfasis en la falta efectiva de libertades y la
constante amenaza que la violencia, siendo ésta de carácter múltiple, ejerce sobre la
sociedad. Esta institución señala la clara falta de estado de derecho, las numerosas
violaciones a los derechos humanos y la elevadísima impunidad (Freedom House, 2023).
Como puede verse en la siguiente gráfica, el país es considerado “parcialmente libre”, aunque
en claro declive:
Gráfica 8: Estatus de libertad entre 2017 y 2022
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1
2
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5
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EIU Democracy Index México (2016-2022)
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La democracia mexicana a más de dos décadas de su recuperación. Un análisis crítico al período 2000-2023
Fuente: Freedom House (2023)
Todo este panorama refleja por tanto una situación sombría en el período 2000-2023: la
democracia llegó al país de manera progresiva, sin una clara ruptura con el orden político
previo y, desde entonces, ha vivido una calidad baja pero estable hasta la victoria de López
Obrador, con quien se profundizó la degradación democrática hasta perder, para algunas
instituciones, la consideración de régimen democrático.
¿Qué implica este desempeño y hacia dónde camina México?
Como se acaba de comentar, la democracia mexicana ha tenido un pobre desempeño en el
presente siglo. La persistencia de la pobreza, desigualdad y discriminación, aunada a la
creciente violencia de todo tipo, han impedido que la ciudadanía pudiera ejercer sus derechos
y libertades de manera creciente, con un estado limitado y garante de los derechos humanos.
Este contexto de debilidad democrática fue acompañado además de una presidencia
crecientemente agresiva y autoritaria a partir de 2018, con escasa oposición efectiva y con
limitados pesos y contrapesos en el conjunto del sistema político.
Una de las causas a este pobre desempeño y la débil oposición ha podido ser lo
controlada y lenta que la transición democrática. Como destacan (Hernández Rodríguez &
Pansters, 2012, pág. 765) a partir de 2000 hay un proceso electoral creíble, competitivo y que
ofrece resultados legítimos; se pluralizan las instituciones políticas en los niveles de gobierno,
pero no hay ruptura ni renovación del conjunto del sistema político. En efecto, no hubo
grandes transformaciones en el terreno constitucional, no hubo ningún procedimiento de
justicia transicional y el pueblo mexicano no fue convocado en ocasión alguna para iniciar un
proceso constituyente. Esta falta de contundencia en el final del régimen autoritario previo
puede ser una de las explicaciones de por qué la democracia llegó a México tan tarde y, a la
vez, de manera tan pautada y limitada.
Si se prefiere una visión optimista de la democracia mexicana, pudiera destacarse la
resiliencia de sus procesos electorales, especialmente a nivel federal, pues tanto el INE como
el conjunto de los ciudadanos que participan en su celebración y vigilancia han logrado
desterrar toda sombra de manipulación y favoritismo en ellos. Asimismo, se han reconocido
nuevos derechos que han ampliado la vertiente liberal del estado, reconociéndose, de manera
creciente, el derecho al aborto, al matrimonio entre personas del mismo sexo o a la
autodeterminación de género. De hecho, la gran crítica al Estado de Derecho en México no
debe partir exactamente de un análisis normativo, sino más bien de una aproximación
sustantiva, ya que el fallo es principalmente de aplicación de la norma y de realidad de las
leyes.
Esta falta de aplicación de la ley, de escasos avances en materia de derechos humanos
y calidad de vida está generando no obstante una nueva amenaza para la democracia
mexicana, más allá de falta de controles efectivos al poder público: es creciente la
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Estatus de libertad en México
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desafección ciudadana hacia la democracia y el consecuente apoyo a formas autoritarias de
gobierno. Véase a este respecto el Latinobarómetro de 2023, ya que situaba a México en un
claro retroceso de apoyo ciudadano a la democracia:
Tabla 2: Apoyo a la democracia y a regímenes autoritarios en América Latina,
2023
En efecto, México se sitúa en valores anormalmente bajos de apoyo a la democracia,
destacándose la indiferencia y la insatisfacción. Como se comentó previamente, el
desempeño económico del país a partir del año 2000 ha sido mediocre, con un claro
estancamiento de la mejora de las condiciones de vida y con retroceso en algunos indicadores
clave como la violencia y corrupción. La falta de eficacia de la democracia estaría pues,
explicando el distanciamiento de parte de la ciudadanía.
Esta falta de resultados tiene una nueva vertiente. Si la democracia no resuelve los
problemas y algunos fenómenos como la violencia suelen ser fácilmente asociados en su
resolución a políticas públicas de mano dura e intervención policial, claro está que
autoritarismo puede ganar apoyos en la sociedad. Nuevamente este estudio arroja
respuestas al respecto:
Tabla 3: apoyo al autoritarismo en México, 2020-2023
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La democracia mexicana a más de dos décadas de su recuperación. Un análisis crítico al período 2000-2023
En efecto, la ola de violencia que atraviesa el país, así como el creciente dominio del crimen
organizado sobre el territorio y numerosos ámbitos de la vida social y pública estarían,
aparentemente, fomentando el apoyo de los mexicanos a un gobierno autoritario en algunas
circunstancias.
No obstante, esta falta de resultados económicos y sociales no es patrimonio de
México. Una mirada a estas últimas gráficas advierte de que, de manera mayoritaria, en
América Latina se estaría produciendo una pérdida de encanto por la democracia, lo cual es
coherente con las advertencias que se realizaban en el inicio del presente texto: la
democracia se encuentra en estancamiento cuando no en retroceso a nivel mundial, con
incremento de los regímenes autoritarios sobre las democracias y con pérdida de derechos y
libertades en gran parte del planeta. Es decir, no es una tendencia nacional, sino regional y
mundial, por lo que la amenaza a la democracia es aún mayor, aunque México sea de los
escenarios destacados por la degradación en la que se encuentra:
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Revista Jurídica Crítica y Derecho
5(8), pp. 18-33.
Gráfica 9: Evolución de la calidad democrática de México y de una
selección de estados latinoamericanos entre 2006 y 2022
Fuente: The Economist (2023)
En la propia Latinoamérica se atisba el preocupante panorama ya señalado, aunque México
se encuentra en una mayor regresión. Si además estos datos los comparamos a nivel global
y con la correspondiente proporcionalidad demográfica, la situación es aún más preocupante,
pues se exhibe que cada vez es menor el porcentaje de personas que viven en democracias
plenas (liberales) a nivel mundial:
Gráfica 10: porcentaje de ciudadanos por regiones que viven
los diferentes tipos de regímenes políticos, 2022.
Fuente: V-Dem (2023)
CONCLUSIONES
El análisis de la evolución democrática de México entre los años 2000 a 2023 es ciertamente
preocupante. Si bien en el año 1997 el gobierno federal perdió la mayoría en el Congreso de
la Unión, el gobernador de la Ciudad de México era electo de manera democrática por primera
vez y en el 2000 el jefe de Estado resultaba electo mediante un proceso limpio y creíble, en
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Ignacio García Marín
La democracia mexicana a más de dos décadas de su recuperación. Un análisis crítico al período 2000-2023
el año 2023 México es considerado por la mayoría de los estudios internacionales como un
régimen que ya no es democrático.
Una parte de la explicación podría encontrarse en la situación socioeconómica de
buena parte de la sociedad, la cual está condenada a vivir en condiciones de pobreza cuando
no de marginalidad; o en la elevada desigualdad de ingreso, la cual destaca a nivel mundial;
o la discriminación multidimensional que afecta a todas las esferas de la vida cotidiana y en
especial a mujeres y personas de auto-identificación indígena; o la grave crisis de violencia
que el país vive. A ello súmese un poder político que continúa señalando a medios de
comunicación y opositores por no compartir la visión gubernamental, así como los homicidios
de carácter político que sufren estos colectivos y el desdén del poder ejecutivo por los
movimientos sociales no alineados con la fuerza oficialista, caso de los colectivos feministas
durante la actual administración de López Obrador.
Sin embargo, no es menor importante destacar los muy escasos avances que se
lograron en el período previo a 2018, con gran estancamiento socioeconómico e instituciones
políticas, de todos los órdenes de gobierno, con débil democratización y resiliencia. Es decir,
si bien no se puede ocultar la importancia de la administración obradorista en el autoritarismo
que vive el país, lo cierto es que se encontró con un Estado de Derecho ciertamente débil y
fácilmente manejable. Quizá, la falta de ruptura clara con el orden autoritario previo, la baja
participación política y la muy elevada impunidad en que vive el país sean indicadores a
considerar de porqué las instituciones mexicanas están resultando ser tan débiles ante los
embates del crimen organizado o de un presidente autoritario.
Todo ello dibuja un gimen brido o de base meramente electoral con libertades
parcialmente satisfechas, donde mientras que algunos derechos civiles son protegidos
efectivamente por el Estado mexicano (como la libertad de expresión, de pensamiento y de
religión) otros lo son de manera muy precaria (como el derecho a establecer contratos válidos,
a la seguridad personal y el derecho a la justicia), lo que representa sin duda un flanco débil
de nuestras instituciones democráticas. Incluso derechos básicos como el derecho a la vida
(las mujeres de Ciudad Juárez, Chihuahua, y de Ecatepec, Estado de México), a la libertad
personal (los niños que sufren explotación laboral o sexual, el tráfico de personas) y el
ejercicio de algunas profesiones (el periodismo), son violados frecuente e impunemente.”
(Cadena-Roa & López Leyva, 2011, pág. 428).
La perspectiva a futuro no puede por tanto ser optimista, al menos hasta que no se
fortalezca el Estado de Derecho, el acceso a servicios básicos de sanidad y educación y la
violencia no regrese a valores tolerables. De lo contrario, ni la sociedad entenderá a la
democracia como un régimen efectivo y que merece la pena defender, ni éstos tendrán las
herramientas para participar en las decisiones políticas como plenos ciudadanos.
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