Rodrigo Fierro y la guerra contra el bocio
Abstract
En un retrato suyo que publiqué en El Comercio poco después de entrevistarlo en enero de 2015, decía que el título de “Puro fi erro” hacía referencia a la fortaleza física y espiritual de este descendiente de los ‘pupos’ rebeldes del Carchi que, con un artículo, le casó pelea al ingeniero Febres Cordero, cuando este aun fungía como dueño del país. Y destacaba que, a sus 85 años recién cumplidos, acababa de lanzar sus memorias con el desenfadado título de Escritos del yo, 1 memorias que, leídas de un tirón, me proporcionaron material para las conversaciones que sostuvimos en su consultorio de la plaza Indoamérica, donde me citó pasadas las siete de la noche. En efecto, allí estaba con su mandil blanco, los gruesos lentes bifocales y esa clásica cicatriz en la frente. Y fue un plato escucharle narrar su vida con gestos teatrales y cambios de voz, salpicados con uno que otro carajazo que podía terminar en un tono de súplica, mientras yo suplicaba en silencio que cesara ese frío de páramo que entraba por la ventolera y que a él no le hacía mella. Para no romper el formato del libro, la entrevista se mantiene en tiempo presente pues arranca el momento en que le planteo la primera pregunta mientras él enciende el primer cigarrillo.