Cuidando la selva: estrategias de manejo sostenible del suelo en la Amazonía para la conservación de su biodiversidad
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Resumen
La vida en la Amazonía depende, en gran medida, de la salud de su suelo para mantener su biodiversidad única y su función fundamental en la regulación del clima global. Una valiosa técnica tradicional en esta región es el “aja shuar”, practicado por la comunidad indígena shuar en la Amazonía del sur. Esta técnica de agricultura ancestral está estrechamente relacionada con la salud del suelo y la sostenibilidad agrícola. Los shuar cultivan parcelas de forma rotativa, plantando una variedad de cultivos, utilizando abonos naturales, conservando la cobertura vegetal, que respeta la biodiversidad y los ciclos naturales, fomentando así una relación armoniosa entre el shuar y su entorno. Esta práctica ha sido trasmitida de generación en generación, centrándose en preservar la salud de suelo en la selva amazónica. Es importante indicar que la degradación de los suelos en la región se debe a la pérdida de cationes básicos, como el calcio, magnesio, potasio y la presencia de catión ácido aluminio, que se encuentra en los suelos que están cubiertos por pasto. Además, los suelos amazónicos tienen una capacidad muy limitada para retener nutrientes, que se originan a partir de la descomposición de la materia orgánica; esto se debe, en parte, a la elevada concentración de aluminio e hidrógeno, que ocupan los espacios en que los nutrientes deberían ser retenidos. A pesar de esta limitación, la sobrevivencia del bosque no se ve amenazada, ya que la vegetación amazónica se ha adaptado a estos suelos altamente meteorizados y lavados. Esto se manifiesta en la concentración de raíces en la superficie del suelo, lo que les permite capturar nutrientes provenientes de la descomposición de la materia orgánica. En la provincia de Morona Santiago se vienen ejecutando proyectos en colaboración con la cooperación alemana (GIZ), gobiernos locales y diversas organizaciones de productores. Se han comparado muestras de suelos tomadas en diciembre de 2021 y marzo de 2023. A nueve parcelas, en 2022, se empezó a aplicar abonos orgánicos tipo biofertilizantes líquidos remineralizados y microorganismos eficientes, a una concentración del 5 %. También se ha implementado prácticas de cobertura del suelo con bagazo de caña, se ha diseñado sistemas agroforestales en los alrededores de las parcelas y se ha llevado a cabo la siembra de abonos verdes. Los resultados hasta ahora muestran mejoras en varios parámetros, como el pH que ha aumentado de 4,63 a 5,22, la materia orgánica de 23,12 a 26,67 %, el nitrógeno de 1,11 a 3,02 ppm, fósforo 7,6 a 8,2 ppm, potasio 0,16 a 0,89 meq (100 ml)-1, calcio 1,66 a 2,02 meq (100 ml)-1, magnesio13,02 a 13,98 meq (100 ml)-1, cobre 18,32 a 20,77 ppm y zinc 2,24 a 3,91 ppm. De esta manera, se está regenerando y manteniendo la salud de los suelos. En estos ecosistemas es fundamental considerar factores como la temperatura, la humedad y especialmente la microbiología y sus sucesiones, ya que la fertilidad de la Amazonía no se basa tanto en el origen de sus suelos, lo importante es la vida que alberga el suelo.
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